Sech
—Fue un completo milagro que pasáramos del "Hola, ¿cómo estás?"
—En verdad lo lamento, he estado algo ocupada
Odiaba que me reclamaran por no contestar los mensajes. ¿Es que no es claro que si no les contesto es porque no les quiero hablar? Quizás la única que podría reclamarme, en todo caso, sería Violet, no un mocoso ingenuo como David.
—Claro, los besos que te da Kurt toman tiempo, lo entiendo —me dijo el chico, con un tono algo dudoso cuando dijo lo de besos, quizá se estaba refiriendo a algo más.
DIA-BLOS. Lo sabía. ¿Y por qué no debería saberlo? Había sido muy obvia con todo el tema de que estaba saliendo con él, al ir por él a su salón cuando terminaban sus clases, estar afuera conviviendo con sus amigos... Sí, había sido una estúpida al ahuyentar con mis acciones a los chicos que querían conmigo.
—Eso de "besos" se escuchó algo sospechoso. Si querías decir otra cosa puedes decirla, yo no me ofendo... mucho.
—Bien, si quieres que te diga que estuviste muy ocupada teniendo... Ya sabes Kinsgley, no me hagas decirlo —Las mejillas de David se tornaron de un tono rojizo.
Entendía eso de tener tabúes, pero cuando haces alguno de esos tabúes, en verdad se te quita la pena de decir lo obvio y natural que es el asunto.
—¿Te refieres a que tuvimos sexo? —Solté en risas. La gente que deambulaba en el centro comercial me volteaba a ver, pero no me daba pena—. Si te incomoda tanto dilo con metáforas, ya sabes, como la de la abeja y la flor. Pero no hay nada de eso entre Kurt y yo. De hecho si me junto con él y sus amigos, porque Jazzlyn me pidió que ampliara mi círculo de amigos y ellos son agradables.
—No te ves del tipo antisocial como para que dijera que abrieras tu panorama a nuevas amistades.
—No lo soy. El termino correcto es asocial, David —Lo miré a los ojos—. No me opongo al orden que tiene una sociedad, sino que no me siento integrada a una —Le guiñé el ojo.
Lo había dejado estupefacto, un poco más de la manera en la que me quedo cuando Kurt me explicaba cosas que no sabía.
Sonrió de una manera socarrona, que me hizo dudar en lo que pensaba.
—Diablos Kinsgley, me excita la forma en la que llegas a hablar, tan inteligente y culta.
—Es bueno saber que aún provoco cosas en ti —Alboroté mi cabello con los dedos.
Se me quedó viendo por unos instantes, sin pestañear ni una vez. Quizá me estaba tomando el pelo con todo lo que había dicho antes, y en verdad se estaba burlando de mi ingenuidad.
—Bueno, es que... —Dio un paso para acercarse más a mí— con esos ojos tan lindos y esos labios ¿a quién no le provocarías algo? —Me sonrojé.
Pasó con delicadeza su pulgar por mi labio inferior, haciéndome notar que estaba tentado en robarme un beso en cualquier instante. Sentía la cara hirviendo todavía por el cumplido que me había hecho, y es que, a pesar de que ya me sabía todo los cumplidos habidos y por haber, todavía me sonrojaba. Y eso era un arma a mi favor... es más, no solo al mío, sino de todas las chicas.
Les explicaré: Cuando nos sonrojamos ante un chico por cualquier palabrería linda que nos haya dicho, no es una desventaja. Todo lo contrario a lo que creían, es que es perfectísimo para nosotras, porque cuando lo hacemos, ellos piensan que JAMÁS nos habían dicho tal cosa como para ponernos con las mejillas rojizas. Así que los chicos se sienten importantísimos y como todos unos ganadores al pensar que endulzándote el oído con frases prefabricadas que todo hombre sabe de memoria, ya nos tienen.
Caminábamos por el centro comercial, tomados de las manos. Habíamos ido por un helado, el cual David pagó sin dejarme si quiera alegar para colaborar con los gastos. Es cierto que me gusta ser independiente y mostrar que sola me puedo comprar mis cosas, pero vamos... Adoro que me consientan aunque sea con estas pequeñas cosas.
Platicamos de las próximas vacaciones y las cosas que posiblemente haríamos ambos. También tocamos los temas de cómo estábamos sintiendo el semestre, que profesores nos habían tocado e incluso temas personales.
Cuando llegó la hora de que se fuera me tomó la mano para propiciarle un tierno beso. Me acercó a él y naturalmente me salieron las siguientes palabras:
—No quiero que te vayas —dije, casi como un berrinche para que me obedeciera. Lo abracé.
—Lo siento pequeña, si por mi fuera no te suelto ni un momento, pero tengo que ir a ayudar a mi mamá con algunas cosas para llevarles a mis abuelos —Sentí sus labios en mi frente—. ¿Quieres que te espere en lo que llega tu Uber?
Fue ahí cuando la burbuja romántica se rompió. Era un milagro que no me estuviera viendo, porque había abierto los ojos como tenían idea, dando a entender que algo ocurría.
Lo que pasaba era que no solo vería a David, sino también a otros dos chicos, y la hora de que el segundo llegara ya se aproximaba.
—¡NO! —exclamé con potencia—. Es decir, no... De hecho esperaré a mi mamá aquí porque quería ver algunas cosas para la casa, así que no te preocupes por mí. Te veo el lunes.
Para despedirse David quiso darme un beso, sin embargo lo evité a toda cosa y puse mi mejilla para que la besara. Claramente se le veía la cara de confusión, pero nada parecida a la mía que era una mezcla de ofuscamiento y terror.
Mis otras dos citas estuvieron amenas y agradables. Era chicos que conocía desde preparatoria pero nada que les aceptaba sus invitaciones a salir, hasta ahora que decidí que no vendrían mal unos cuantos ayudantes en la contienda que estaba armando para el juego que quería jugar Kurt, y también para llamar la atención de Morgan.
Sabía que estaba mal lo que estaba haciendo con ellos, quienes eran los peones en un juego de ajedrez a los que había que mover aunque fueran sacrificados para que la partida realmente iniciara.
Al llegar a casa me comuniqué con Violet, mi mejor amiga, quien me había abandonado en el regreso a clases por estar de vacaciones con su familia. A veces deseaba que los Atkins pensaran en mí como una hija para que fuera parte de ese tipo de diversiones...
Le conté un poco de cómo habían estado las cosas últimamente y las citas que había tenido con David, Mikel y Jonathan.
—Estoy pensando seriamente que si lo trato más podría funcionar algo con él. Es que es muy lindo, y sabe hacerme reír.
—VAYA... Espero que lo que digas es verdad. No sabes que alegre me harías si dejaras tu obsesión por Kurt o Morgan...
—Mira que al segundo no quiero que lo metas en la conversación por nada del mundo. Me encontré a Olive en la semana y me contó que Morgan ha terminado con la flaca esa. —Dejé el celular en la barra de la cocina para servirme un vaso con agua—. Por cierto, de lo que te conté hablaba de David.
—Hmmm pues estaría bien él... si dejara a su novia la tóxica
Casi me atragantaba con el agua que estaba bebiendo.
—¿QUEEEEEEEE? ¿David tiene novia?
—Sí, y es la misma que tiene desde la preparatoria. La chica está loca, ¡en serio! A cada rato le grita a David en frente de todos, le hace escenas de celos enfermizos solo porque alguna chica se le quedó mirando... Aún sigo sin comprender como sigue ahí, aunque ahora que te ha echado el ojo ya sabemos que la quiere dejar por la paz.
Tomé el celular de nuevo y Violet pudo ver la cara de sorpresa que tenía.
—Ah, por cierto, antes de que quites esa cara tan graciosa que tienes: La chica con la que viste a Kurt, creo que es su prima. Checa su Instagram de hace dos semanas, tal vez sea la misma chica con quien lo viste.
Hice lo que Vio me dijo. Llegué a los post de Instagram de hacía ya dos semanas y en efecto había una foto con la chica esa. El caption de la foto era de lo más sencillo y obvio: "La familia es primero, pero los primos van antes de toda la familia".
Regresé a la videollamada, mi mejor amiga ahora se carcajeaba de la cara que había puesto.
—Qué bueno que no le reclamé ese día en que los vi.
—¡Deja tu eso! Me hubiera fascinado que llegaras insultando a la pobre prima Blackbourne por mal interpretar las cosas... Lástima que en esa ocasión si tuviste autocontrol —Chasqueó la lengua—. Ahora lo único que tienes que esperar es que David no le cuente a Richard que salieron, porque si no... —Movió la cabeza de izquierda a derecha— dile adiós a tu Romeo. Aunque pensándolo bien te estaría haciendo un favor.
—¡Atkins!
—¿Qué? ¡Es la verdad! No sé por qué siempre te consigues a chicos muy tontos o que no saben qué hacer con su vida, o...
—Sí, sí... Ya entendí. Gracias por recordármelo.
Después de unos minutos colgué la videollamada con mi amiga. No estaba de tan buen humor para estarla escuchando regañándome y dándome razones por las que Kurt, David u otro chico no eran para mí y debía dejarlos ya.
Era un hecho que me había adelantado demasiado a los hechos e hice suposiciones antes de tiempo... como siempre. No me culpen, así soy desde que tengo memoria: insegura y vengativa en cuanto veía que algo no iba como yo quería.
Ahora tenía a tres chicos pidiéndome salir de nuevo, y también a Kurt, a quien no le estaba contestando los mensajes tan rápido a como acostumbraba hacerlo. Por otro lado mis instintos de chica enamorada me pedían a gritos que ya le contestara los mensajes y le explicara el por qué estaba en ese modo con él.
No. No lo haría. La regla número tres de Violet era demasiado clara como para tratar de encontrarle alguna laguna y no acatarla. No había acatado bien las reglas y por eso estaba en este embrollo de emociones.
Le hice notar mi interés a Kurt estando atenta a todo lo que me dijera, dándole pequeños regalos y estando para él 24/7. En estos momentos lo que seguía era darle a entender que lo estaba olvidando. El típico estira y afloja.
—Espero que te funcione eso, amiga, porque Kurt es un poco especial —me dijo Jazz, mientras nos pintábamos las uñas de color negro.
—¿Especial en qué aspecto?
—Lo que digo es que mi amigo es un poco especial. Si no le muestras interés lo único que causas es que se aleje. A él no le van esos jueguitos del estira y afloja.
Tocaron a la puerta. No contesté cuando mi mamá ya se estaba asomando por la puerta, disculpándose por no esperar a que le dijéramos si podía entrar.
—Te buscan afuera Alex.
—¿Quién? —cuestioné, intrigada, dejándole a medias el pintado de uñas a Jazz.
—Un chico de cabello rubio, ¿le digo que ya te dormiste?
Corrí escaleras abajo. Ni siquiera le respondí a mi mamá. Cuando estuve frente a la puerta principal tomé aire, traté de arreglarme un poco el cabello, oler mi aliento (el cual estaba aceptable) y sin importarme la pijama que traía abrí la puerta.
Kurt estaba de espaldas hasta que escuchó el abrir de la puerta. Traía una chaqueta de mezclilla y una blusa de a cuadros rojos y negros. Sus jeans estaban rotos, porque así era el modelo, y sus botas de batallón.
—Hola, me dijo mi mamá que me estabas buscando.
—Sí. Estaba por el rumbo y recordé que me habías dado tu dirección así que decidí venir.
—¡TÚ NUNCA ESTÁS POR AQUÍ, TONTO! —escuchamos que gritaba una tercera voz.
Kurt dio dos pasos hacia atrás y miró hacia arriba. Lo seguí y pude ver como Jazzlyn se asomaba por la ventana de mi cuarto para escucharnos.
—Se te van a arruinar las uñas —fue lo único que se me ocurrió decirle a nuestra amiga, quien estaba al pendiente de lo que hacíamos.
—Bien —contestó Jazz—. Ya me voy a meter, pero quiero que tengan en claro que de una forma u otra sabré de qué tanto hablaron —Cerró la ventana.
Bajamos la mirada para volvernos a ver. Nos sonreímos con un sigilo de pena por la situación que nos había hecho pasar Jazzlyn.
—¿En qué estábamos? —pregunté, esperando a que me dijera algo romántico.
—No importa. Sólo quería ver si estabas bien, como no me has estado contestando los mensajes... Creí que algo te había pasado.
Quería dar brinquitos de la emoción, abalanzarme a abrazarlo y darle un millón de besos.
—No, todo está bien por aquí. Sólo he estado un poco ocupada con cosas que me piden hacer mis padres.
—Ya veo —Metió las manos a los bolsillos de la chaqueta—. Bueno, entonces creo que —Miraba hacia el suelo. Movía los pies con nerviosismo— Creo que me voy.
Lo detendría, pero quería ver qué pasaba si no lo hacía. Que me rogara un poquito no era maldad. Se estaba yendo, pero algo muy adentro de mí me decía que no corriera detrás de él.
Cuando creí que me estaba equivocando y que debería ir tras él, Kurt se detuvo y dio media vuelta.
—No, espera. No vine solo porque estaba cerca de aquí, es más, estaba lejos... Pero vine porque en verdad me gustas. Así que no me iré de aquí hasta que me digas que vamos a salir mañana por la tarde.
Me tardé unos segundos más en captar lo que estaba sucediendo en esos momentos.
—¿Me dirás que no?
—Sí —Negué con la cabeza para intentar regresar a la realidad—. Es decir no. ¡Ah! Lo que intento decir es que mañana a las 5 en punto te veo aquí.
—Te veo a las cinco entonces —habló Kurt, muy entusiasmado por mi respuesta.
Esta vez sí se fue. Cuando lo perdí de vista entré de nuevo a la casa. Me quedé helada y pasmada ante el evento que había vivido.
¿Y si estaba equivocada? ¿Y si le estaba haciendo daño a un chico que en verdad era el indicado? ¿Y si arruinaba todo con mis juegos macabros de celos e intentos de romper corazones?
Caramelosssss, ¡nuevo capítulo! Espero que les guste mucho.
¿QUE PIENSAN DE KURT? ¿SERÁ ÉL EL FUCKBOY O SERÁ DAVID? ¡HAGAN SUS APUESTAAAAAS! Amaría ver sus comentarios
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