Neunundzwanzig
—Es una amiga, ¿de acuerdo? Sólo cálmate.
—¡Una amiga! Hace rato dijiste que era tu madre, mucho antes que un chiste que leíste, ¿a quién más usarás de tapadera? —Estaba hecha todo un manojo de nervios para ese momento.
Quizá pareciese toda una loca, y mi cabello alborotado no ayudaba en nada.
—No es lo que parece Lex... Así que ¿podrías bajar el tono de voz? No quiero que nadie este...
—¡TE VI ESCRIBIENDOLE! TE VI DICIENDOLE QUE PASARÍAS POR ELLA, QUE ESTARÍAS CON ELLA, ¡Y TIENES EL CINISMO DE VENIR A DECIRME QUE NO ES LO QUE PARECE!
Él estaba con una especie de sonrisa cínica en su rostro (uno que quería golpear). Me tomó del brazo y me llevó un par de lejos. Esto le estaba incomodando todo, y sabía que no le gustaban los "shows", pero estaba ya al borde del colapso.
—¿Y bien? En verdad David, no me quieras ver la cara de estúpida más de lo que ya todos saben que la tengo por confiar en ti —Sentía un nudo en la garganta.
¿Cómo pude ser tan estúpida? Bueno, que les he de decir que fue tan convincente con su labia y sus acciones que no le hallaba alguna falla en su mentira.
—Es una amiga, no sé porqué no confías en mí.
—¿Y por una amiga ibas a pasar y después de consentirla en el cine, la ibas a llevar a tu casa? Vaya, ¡pues que buen amigo eres! Te deberían de dar una medalla...
—Tu sarcasmo no me gusta, y no te va, así que deja de hablar, ¿de acuerdo?
—A mi no me vas a venir a callar, ¿pues con quién crees que tratas? Así que en este momento me vas a decir como se llama.
—No, no te voy a decir nada. Hazte tus ideas, que yo no tengo porque decirte estas cosas.
—¿Sabes qué? A la chingada —le dije, en español, porque no encontraba mejor frase en inglés para decirle esto.
No sabía como sentirme en ese instante, y mi última mirada para él no supe si se reflejó mi decepción, mi tristeza y mi enojo. Lo dejé ahí. Caminé tan rápido a la entrada de la universidad nuevamente, tratando de que las lágrimas no me salieran. Muy adentro de mí, esperaba que David fuera detrás de mí, como en las películas románticas en donde el chico se arrepiente de su estupidez, y no quiere dejarla ir.
Me detuve un momento por la cafetería. El corazón me bombeaba con fuerza, sentía como todo se alentaba a mi alrededor. No pude contener mucho tiempo las lágrimas, pero tampoco dejaba que todas salieran al mismo tiempo. Llamé a Morgan, como un mecanismo involuntario de querer que alguien que conocía, me consolara.
—¿Alexandra? ¿Alex? —Colgué.
No era una buena idea lo que había hecho, porque estaba emocionalmente herida. ¿Entienden en lo que me había metido? Cuando por fin me había decidido en sentar cabeza, en dejar a un lado todo... el karma me llega, de nueva cuenta.
Al principio me divertía taaaanto, porque Violet me decía todas las cosas y cómo actuar con los chicos, pero siempre jugaba con los chicos buenos, y con los mujeriegos casi ni me metía, porque no era el tipo de chicos que me llamaban la atención y no sabía cómo tratar. Sabía de ante mano, que si me metía con ellos todo iba a salir mal, porque sería de ver quién utilizaba a quien, y la vida me había hecho creer que la que utilizaba solamente era yo.
Los chicos buenos siempre son los peores.
—Alexandra, espera.
David me cortó el paso. Guardé el celular en el bolsillo trasero del jean. Me limpié las lágrimas. Ya no tenía que darle más armas para herirme. Aunque el color amarillo del suéter que llevaba ese día, me hacía lucir enferma a más no poder.
—¿Qué quieres David? ¿Qué? —dije, con cansancio. Se hacía tarde, y a pesar de que mis amigas me esperarían, preferiría que se fueran de una vez, para que no les pasara nada en el camino.
—¿Por qué me dejas solo? ¿Qué te pasa?
—¿Qué me pasa? Que ya estoy harta de que pienses que me tragaré esas mentiras. ¡Eres un asco! Pensé que...
Vi a lo lejos a Violet. Ya lo intuía de seguro.
—Sé cómo eres Kingsley, en cualquier momento me harías lo mismo. ¡Es más! Creí que no te importaría. —Sonrió de medio lado.
—Que idiota eres. Un completo idiota.
—¡Oye! No me insultes. Brianna, a pesar de ser una loca de primera, jamás me insultó.
—Noticia de último momento... No soy ella. Así que para terminar con todo esto de una sola vez. ¿Es ella o yo? Y te estoy dando una sola oportunidad... —Él se quedó callado, no esperaba que le dijera eso, era obvio—. ¿Sabes qué? Olvídalo ¡a la chingada! No quiero saber jamás de ti. JAMÁS.
—Si te vas de aquí en este momento, todo habrá terminado Alexandra —gritó él, un poco nervioso al ver que no me detenía.
—¡A la mierda todo contigo! —grité, todavía más fuerte, enseñándole el dedo medio de ambas manos.
Me había encariñado tanto con él, que por una parte me dolía, pero era mayor la otra parte que me pedía respirar y ser nuevamente yo. En ese momento sólo podía imaginar qué dirían todos de mí. Cosas como: "se sentía mucho, y la terminaron engañando", "¿no que erala mejor controlando a los hombres". Bien, pues estas eran otras ligas.
La estira y afloja no funcionaba, el coqueteo indiscreto de mirarle por unos segundos y después hacer cómo que no existía; hacer que con pequeñas cosas se quedara pensando en ti, y el siquiera utilizar un perfume en especial... No funcionaba con esos demonios disfrazados de humanos. Debí hacerle caso a Violet en cuanto me dijo que huyera de ellos.
—Es... oficial. Terminé con David —dije, instantáneamente, en cuanto llegué con mis amigas.
—En verdad lo siento. Sabía que si querías algo bien con él —habló Jazz primero.
Empezamos a caminar en dirección a un pequeño puesto ambulante en el que vendían cigarros por pieza. Yo compré unos tres. Violet me ayudó a encender el cigarrillo después de encender el suyo.
—Da igual, a final de cuentas, ¿quién le puso el cuerno a quién primero? —Hice un gesto de victoria.
—Bueno, pues ya somos tres solteras entonces —dijo Violet—. Dejé a Owen al ver que hasta a ustedes les coqueteaba... Era obvio que en cualquier momento uno de los dos lastimaría al otro.
—Así que... ¿ya no estás con él? —pregunté, formulando algo.
—¿Lo usarás?
—No lo sé, puede que sí... Ve tu a saber qué haré. La verdad es que prefiero que me vea sola mañana cuando venga por las calificaciones.
—Algo de lo que puedo estar completamente segura, es que se arrepentirá.
—Amén—concluyó Jazzlyn, fumando lo último de su cigarrillo mentolado.
Violet me animó a ir al salón de belleza en ese mismo instante. Y le hice caso. Si quería impresionar, un nuevo look debía que dar para admirar. Un buen corte de cabello, y un tinte, me habían hecho sentir como otra persona.
Uno quiere creer que cuando una se hace un nuevo cambio de look, es sólo broma, "para cerrar ciclos", lo cierto es que es para poder sentirnos las putas amas del mundo de nuevo.
"Lo primero que él quiere, es verte llorándole y caminando por donde el está para conseguir su atención... Pero en cuanto vea que no lo haces, se quedará pensando que no fue tan importante como para derrumbarte, ahí es donde se enfurecerá tanto que querrá regresar", fue lo último que me dijo Violet esa misma tarde.
Estaba bien lo que me había dicho mi mejor amiga, pero la diferencia residía en que yo no quería que regresara conmigo. Sólo quería jugar ese juego de poder.
Un último juego.
Había amanecido con tres mensajes, dos de ellos sabría que los tendría, pero el tercero me sorprendió.
"Se me está antojando tanto besarte, que estoy a nada de ir a tu casa ahora que sé que nadie anda por ahí cuidándote
—Kurt"
"¿Podemos hablar? Me he enterado de lo sucedido, y quisiera hablar contigo antes que alguien más.
—Morgan"
"¿Ya me contestarás los mensajes para poder vernos de nuevo?
—Edwin"
Quisiera decir que no contesté ninguno de esos mensajes, pero sería mentira. Sólo respondí uno, y no les diré más. Había decidido irme más arreglada que otros días. Era una táctica simple y básica de cuando terminas con alguien: arreglarte tanto, para que el imbécil viera lo que había perdido. A veces funcionaba, otras no tanto.
Casi podía ver la mirada de Kurt recorriéndome de arriba abajo mientras caminaba en dirección a la entrada de la universidad, cuestionándose si era yo, o alguien más. La minifalda roja, y el top blanco habían sido una buena elección para acaparar la atención, y ni hablemos del corte de cabello por arriba de los hombros y de color cobre, dejando atrás el color marrón de mi largo y ondulado cabello.
Mi dolor porque había terminado con David había durado cuatro horas. En verdad. Quizá andaba algo mal en mí, o simplemente era una señal de que en realidad no lo quería en lo absoluto, porque ni me dolió tanto. A decir verdad, mi paranoia era que me engañara, que me dejara y todos se enteraran que él me había puesto los cuernos, y no había sido al revés.
Al mismo tiempo lo agradezco, porque me hizo lucir tan débil, tan frágil e indefensa ante los ojos de los chicos a los que se les había advertido que andar conmigo era tener el final donde yo tendría una aventura con otro, en donde sufrirían una infidelidad abismal, y que jamás dejaría de contestarle al nuevo galán por el que los cambiaría.
Entré casi a la par que el profesor, por lo tanto, hasta los que nunca me veían, lo hicieron ahora. Cuando entré él ya estaba ahí, analizando cada movimiento que hacía. Ni siquiera le miré cuando pasé a su lado. Si él pensaba que encontraría a una Alexandra con unas ojeras enormes porque lloraría toda la noche, estaba equivocado.
—¡Pero que te has hecho! —exclamó Jazz. Juro que, si hubiera estado tomando agua, la hubiera escupido.
—¿No te gusta? Porque yo amo lo que me hice —Tomé asiento.
—David se te quedó viendo como un completo bobo, y ni se diga de Mikel.
—Creo que vas a conseguir a más ganado del que ya tenías —dijo Violet, quitándose sus enormes lentes de sol que ocultaban que de nueva cuenta no había dormido nada.
—Sinceramente creí que te vería con el rímel corrido.
Sabía que él estaba atento a cualquier cosa que dijera. Era un hombre, claro que estaba pendiente de lo que su insipiente exnovia diría.
—Hubiera llorado si hubiera hecho un buen trabajo —le contesté a Jazz, guiñando el ojo.
El profesor empezó a dar las calificaciones, y conforme las daban nos podíamos ir. Lamentablemente yo era de las últimas, por no entregar el trabajo antes. Jazz y Violet me esperaron. Una vez que me llamaron y firmé mi calificación final, fui de nuevo con mis amigas.
—¡Con un demonio! Parece que te pones un maldito perfume de solteritis aguda —susurró Jazz, mirando hacia la puerta.
Miré, y allí se encontraban Morgan y Kurt, esperando que decidiera con quien me metería en problemas ahora.
—Observen esto —les dije a ellas, y pronto, saqué una paleta de caramelo, de esas que son completamente redondas. Empecé a comerla, a chuparla y a su vez mirarle a cada uno de los que me esperaban, incluso a Mikel, un chico tan rubio que estaba a nada de parecer fantasma, a quien conocía desde preparatoria y jamás pudimos llegar a nada.
De inmediato se pudo notar en las caras de los tres chicos, con los que estaba jugando con un juego subliminal, que querían que cumpliera todas sus fantasías.
—Muy bien muchachos, pueden irse. Mucho éxito en sus vidas laborales.
A nadie pareció importarles las últimas palabras del profesor, cuando salieron corriendo del salón. Al final sólo quedábamos mis amigas, Mikel y yo dentro del salón. Me acerqué a él, con un papel en la mano que era para iniciar el juego. No le dije nada, sólo puse uno de mis dedos presionando mis labios para soltar un ligero "shhhh" y le dejé el papel, con mi número en él.
Había resultado. Me dirigía hacia la puerta, cuando noté que David también estaba esperando. Cuando los tuve de frente, me detuve. Miré a cada uno, aun chupando la paleta, sugestionándolos hasta más no poder, y antes de que alguien hablara, miré a David.
—Supérame.
No dije nada más, ni a él, ni a los otros dos, quienes esperaban que tomara de brazo a uno de ellos, para hacerle saber a los otros a quien había elegido.
Me dirigí sola, hacia la entrada, en donde ya me esperaba Edwin.
Quizás me odien, peeeero, este es el penúltimo capítulo de la historia. El próximo lunes tendremos el final de ROMPECORAZONES. En verdad creí que serían más capítulos, pero me di cuenta que serían solo de relleno.
¿Qué les pareció este capítulo?
No olviden dejarme sus comentarios, los cuales amo con toda mi vida porque veo cuánto les gusta la historia. También un voto es válido y me ayuda muchísimo, aunque no lo crean.
No me pondré todavía sentimental, sólo avisaré que la nueva historia de suspenso/ terror, ¡la acabo de publicar! Si quieren darle oportunidad a una nueva de mis historias estaría encantadísima de tener lectoras de corazones rotos ahora en este nuevo género.
¿Quién pasará de ser un caramelo enamoradizo, a ser un caramelo asustador?
DETRÁS DEL VELO YA ESTÁ DISPONIBLE EN MI PERFIL
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