Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Fünf

El curso intensivo de Violet se vio interrumpido por una llamada de su novio, quien le pedía que fuera a verlo en ese instante. A veces me preguntaba cómo era que me dejaba instruir por alguien que estaba peor que yo. Quería mejorar, no empeorar al grado de tener que hacer todo lo que me ordenaba un idiota que apenas y sabía formar oraciones gramaticalmente bien.

En lo mientras seguía platicando con Kurt por mensajes en Whatsapp y él etiquetándome en cosas de Facebook. Tampoco me etiquetaba en cosas de parejas o algo similar, sino en imágenes y vídeos graciosos; cosa que para mí era que él estaba dando por hecho que estábamos juntos, sino ¿quién en su sano juicio etiquetaría a una chica en cosas en Facebook, en donde las otras con las que está saliendo lo podían ver?

Definitivamente Cupido se estaba vengando de mí dándome una cucharada de mi propio chocolate al involucrarme con el demonio más vil de carne y hueso.

Un viernes por la noche hicimos video-llamada.

—¿Ya te dije que te ves bellísima?

Fruncí los labios, y con la mano desocupada me tapé la cara, la cual sentía que estaba hirviendo como el mismo infierno.

—No es cierto, no estoy maquillada ni arreglada.

—¿Y eso qué? Sin maquillaje te ves tan perfecta. Es decir, ¿cuándo no te ves preciosa?

Me estaba muriendo de sueño. No era de las personas que se desvelaban más allá de las 12 de la madrugada. Cerré los ojos por un momento.

—Creo que terminaré la llamada antes de que me escuches roncar —dije, evitando los comentarios elogiadores de Kurt.

—¿Qué podría ser peor que escucharte roncar?

—Que me veas babear también —Me hundí de hombros, proliferando un gran bostezo—. Y ahí es donde se te acabaría el encanto conmigo, amigo mío.

—¿Amigo? ¿Acaso me estas friendzoneando?

—¿Hay algo de malo en que te diga amigo? Digo, es mejor friendzonearte antes de que tú lo hagas conmigo.

Vi a Kurt con una cara de sorpresa. Por un momento se me había quitado el sueño al ver que estaba empezando a discutir con él por una simple frase que salió naturalmente.

—Pues si me quieres solo como amigo...

—Oh por dios... No era tan literal, ¿sabes? Fue una frase y ya. Da igual, tengo demasiado sueño, así que adiós Blackbourne.

Presioné la pantalla para que terminara la video-llamada.

No había pensando ni por un segundo que Kurt fuera de esos chicos que todo lo ven mal, que a todo le encontraban un pero... De igual manera, creo que también había adoptado una actitud muy dura y cruel con él para el final de la video-llamada... Que va, si piensa que va a friendzonearme primero estaba loco.

¡Ah! Y si pensaba que lo iba a buscar para disculparme con él, estaba equivocado.

Desperté el lunes por la mañana, esperanzada de que Violet me hubiera contestado los mensajes que ayer le mandé en una crisis de amor extrema; de esas en donde te preguntas si hay algo malo en ti para que nadie te quiera en la manera en la que deseas ser amada. En su lugar me encontré con varios mensajes de Kurt.

Él sabía con exactitud que los fines de semana no me levantaba antes de las doce del mediodía. No por nada me había dado el sobrenombre de "KOALA" así que de seguro estaba esperando que le respondiera los mensajes donde se disculpaba por haber malentendido las cosas.

NO CONTESTÉ. Me haría la ocupada por un rato. Sin embargo no me duró tanto mi encantó de mujer independiente cuando recibí una llamada de él. Dejé que sonara hasta que fuera una llamada perdida, y a los minutos re-llamó, siendo esta vez la que le contestara.

—Habla Alex.

—Sí, sé que te marqué a ti, preciosa —Soltó una risa fanfarrona—. Creí que estabas evitándome, como no contestaste el mensaje que te envié sobre lo sucedido ayer...

—Lo siento, he estado ocupada —mentí, sonando lo más convincente posible.

—¿Haciendo qué? Si en las mañanas solo duermes como un pequeño perezoso.

Noté de inmediato que quería hacerme reír con algo. Sabía que estaba en aprietos esta vez, aunque en realidad no me podía resistir ante él y me era muy difícil contenerme.

—Decidí probar nuevas cosas, así que... ¿Querías algo?

—¡Que rudeza! Será mejor que te llame luego.

—Entonces no querías nada... Porque de ser así no podré contestarte hasta muy tarde.

—¡TÚ GANAS! —Se escuchó un profundo suspiro del otro lado de la bocina. Le estaba costando su ego lo que vendría después—. ¡Lo lamento! ¿De acuerdo? Cuando te hice todo un drama por aquella palabra.

Me tiré en la cama, miré al techo. Por un instante pude imaginármelo, tamborileando los dedos, nervioso, por el silencio incómodo que había provocado al no contestar. Ojalá estuviera paseando sus hermosos ojos color pardo por toda la habitación en la que estuviera, o rodándolos con exasperación, o acariciándose su cabello rubio cenizo.

—¿Alex...? —Abrí demasiado los ojos, tanto, que sentía que lo marrón de ellos saldría volando

—¿Sí? —contesté, tratando de evitar algún suspiro que me delatara.

—Entonces... Esperaba que me contestaras algo sobre la disculpa que te a...

—¡AH! ¿Eso fue una disculpa? Por un momento pensé que solo estabas hablando porque en realidad no sonó para nada como una.

—Alexandra Kingsley, ¿podrías disculparme por alterarme tanto al malinterpretar lo que dijiste? Sé que no fue tu culpa, sino mía. No pienso recibir un no por respuesta, porque no te quiero perder de una manera tan absurda.

—Tengo que pensarlo bien... No quisiera tener un novio loco.

—Eso es imposible, ya lo tienes. Así que ya no le digas a nadie más que estás soltera.

—¿Por?

—Porque ya eres mía —Sonreí por inercia, por emoción.

Los lunes eran sagrados para mí, al menos en este semestre que estaba cursando, porque era cuando me quedaba con Jazz a platicar hasta que llegara Kurt. Él había decidido que me quería ir a ver todos los lunes y jueves hasta que me tocara en el turno vespertino.

Jazz me contaba sobre lo fácil que se le estaba haciendo una coreografía que estaban montando para el show navideño de la universidad. Aún faltaban 4 meses para diciembre pero a ellos se les hacía de lo más normal ir avanzando en el baile navideño; y de la nada estábamos hablando de los chicos que le tiraban la onda por mensaje, incluso me enseñaba las fotos que le enviaban para motivarla a querer verlos.

—Sólo me gusta seguirles la corriente, porque las dos sabemos que jamás me vería con ellos. O me quieren bien, o no hay Jazzlyn para que les baje su calentura.

—Completamente de acuerdo. Pero es divertido ver como estos tontos piensan que te vas a dejar de ellos.

—¡Es algo que deberías de aprender! Para que no te traigan de su tonta.

—Si lo dices por Kurt...

—Sí, lo digo por él. Lex, ya te dije que no te ilusiones con él —me dijo, de una forma muy seria, dejando a un lado su lado cómico—. Te apuesto lo que quieras a que no te ha dicho que quiere algo serio contigo.

—¿Y si ya me lo ha dicho? —cuestioné, cruzándome de brazos.

—Ajá, ¿qué te dijo?

—Que soy "suya" —Hice una mueca, esperanzada a que eso fuera suficiente para mi amiga. Jazz, me miró con esos grandes ojos cafés, dominantes. Infló las mejillas y ahí supe que no estaba enojada. Soltó en carcajadas. Su piel caucásica se puso roja por tanta risa que soltaba.

Me crucé de brazos, esperando que me dijera que era lo que le resultaba tan gracioso.

—¡Eso qué Alex! Decirte que eres suya no quiere decir que quiere algo formal contigo, es como decirte que solo eres su juguete de cuatro meses, si no es que menos...

—¡Diablos Jazz! ¿Por qué tienes que destruirme las ilusiones tan de tajo? No entiendo que te hice para que no me apoyes en esto que estoy viviendo después de toda la tragedia.

—Créeme que no es porque quiera hacerlo, sólo sé cómo es mi amigo, y no quiero que... —Enarqué una ceja.

Estaba enojada, ¿no se supone que es mi amiga y por mucho que me diga las cosas, si no las quiero ver por necedad debería apoyarme aunque sea en mis equivocaciones?

—Sinceramente te diré que pareces celosa, ¿acaso te gusta Kurt?

Los enormes ojos de Jazz se abrieron mucho más, haciendo que casi se le desorbitaran. Se golpeó la frente.

—¡NOOOO! Demonios Alexandra... ¡NO! ¿Cómo puedes afirmar eso? Es mi amigo, y por si no te has dado cuenta no es mi tipo...

Me llevé las manos a la cara. Quizá lo había arruinado un poco con mis inseguridades y desconfianzas.

—Lo que no quiero es que cuando esto no funcione, a mí me tengan entre la espada y la pared, decidiendo a quien apoyar después de que se dejaron. Cuando esto termine, y créeme que lo hará, porque los conozco a ambo y sé que sus egos chocaran en cualquier momento, yo seré la que esté en discordia. En resumidas cuentas: no quiero dejarle de hablar a ninguno por estas boberías de que se terminen.

—¡Por eso mismo no voy a dejar que se acabe! Estoy dispuesta a...

Sentí como alguien me abrazaba. Miré hacia arriba y me topé con los ojos verdes más bonitos que jamás había visto, o quizá sí pero como estaba en mi etapa de enamoramiento decía eso.

—Hola guapa —Me dio un beso en la frente—. Hola Jazz

—¿Sabes qué? No hay peor ciego que el que no quiere ver. Sólo no vengas llorándome.

Vimos como nuestra amiga se iba, enojada; cosa que hacía últimamente desde que se enteró que nosotros queríamos ser algo.

—¿Todo bien entre ustedes?

Si tan solo supiera que nuestros problemas son a causa de él... No quería más problemas con mi amiga, así que omitiría decirle lo que en verdad estaba pasando con Jazz, para que no discutieran y que Kurt le pidiera que no se metiera en nuestros asuntos.

—Claro que sí Koala —Le robé un beso, que hizo que sonriera con ganas.

Ya no tenía tanto miedo de que alguien me viera con él, que supieran que deliraba por su persona... Estaba arriesgándolo todo una vez más por alguien que no sabía si me correspondería de la manera en la que quería. Y es que, a pesar de estar destrozada quería intentarlo, ¡vaya que lo deseaba con locura!

Besar a Kurt era uno de los placeres más celestiales que tenía en esos momentos, tanto, que no me importaba tener que ponerme en puntitas para alcanzar sus suaves labios. Lo único que no me cuadraba de todo era su ritmo al besar. ¡NO SINCRONIZABAMOS! Y siempre tenía que adaptarme a como me quería besar

Algo que empezaba como un deleite terminaba sacándome de quicio porque no había una secuencia en nosotros. Gracias a los amigos de Kurt, detuvimos lo que para mí no funcionaba pero para él parecía ser lo mejor del mundo.

—No me vayan a decir que todavía no son novios, porque no se los creo —comentó una de sus amigas, la cual era de complexión robusta, cabellera lacia y cara redonda.

—¡Vamos Lex! ¡Ya te quiero decir Señora Blackbourne! —dijo Richard, prendiendo un cigarrillo mentolado.

Todos nos miraban, pero en especial a mí, esperando que dijera algo incorrecto o algo de lo que se pudiera burlar.

—Eso ya no es cuestión mía, sino de Kurt —respondí ante todos esos comentarios, con la cara hirviéndome. De seguro ya estaba del color de las cerezas, eso me disgustaba tanto, porque no quería que nadie se enterara de lo incómoda que me hacían sentir.

—¡Ya, ya, ya! Suficiente de aturdir a mi koala —habló Kurt, después de mucho tiempo en el que se había fumado ya dos cigarrillos seguidos.

—¡Hasta se dieron sobrenombres! ¡Qué tiernoooo! —dijo orea de sus amigas, de cabello rizado y una nariz tan puntiaguda que te podía sacar un ojo.

Todo volvió a centrarse en temas de la escuela y de sus carreras que cuando menos nos dimos cuenta ya todos se andaban despidiendo y maldiciendo por tener clases a esas horas de la tarde. Así que quedamos de nueva cuenta a solas Kurt y yo, y estaba rezando porque no quisiera tener un beso de película porque me estresaría mucho no estar a la sintonía con él en ese aspecto.

Fuimos por un café y en lo que esperábamos a que mis padres pasaran por mí, nos quedamos platicando de cómo le estaba yendo, sobre los problemas con su familia y quiso sacarme también la plática sobre lo que estaba pasando en mi mundo, pero no quería decirlo.

—¿Crees en fantasmas? —solté de repente, tratando de evitar el tema de mi vida.

Al parecer no le confundió ni un poquito mi cambio de tema. Sonrió, dejando ver toda su dentadura blanca. Se cruzó de brazos y se me quedó viendo, como si intentara descifrar algo.

—Tú, Alexandra Kinsgley, eres la persona más espontánea que he conocido.

—¿Y eso está mal?

—En absoluto, me encanta —Curveó sus labios. Le dio un sorbo a su café, enarcó una de sus pobladas cejas para después mirarme fijamente (cosa que me encantaba)—. Sobre tu pregunta, la cual me pareció genial, la respuesta es que técnicamente sí creo en fantasmas.

—Explícate, porque no te entiendo, ¿eso es un sí definitivo o tienes tus dudas? —Él soltó una risilla por lo bajo.

—Verás, a un ingeniero se le inculca tanto que la materia no se destruye sino que se transforma. Dicho esto, de ahí mi teoría de que cuando uno muere no deja de existir, sino que nuestra energía se transforma en algo que no vemos, solo sentimos. Así que la respuesta correcta sería: sí, creo en los fantasmas.

SHOKEADA. Jamás había encontrado a una persona tan inteligente (quizás porque me fijaba en otras cosas en una persona), y eso me encantaba de él. No solo era una cara bonita, también una mente brillante.

—Eres tan inteligentemente atractivo —pensé en voz alta, casi como un suspiro. Kurt se limitó a mostrar una enorme sonrisa—. ¡Pero que tonta! Lo siento, pensé en voz alta.

No pudo replicarme por sacar el celular, el cual sonaba una canción de The neighbourhood como timbre de llamada. Me pidió una disculpa y se alejó de ahí. Cuando regresó lo único que dijo fue:

—Lo siento tanto, me tengo que ir. Nos vemos luego Alex, me gustó estar contigo —Me robó un beso que apenas sentí y a los segundos ya no estaba ahí.

Sólo había una cosa que debía acatar. UNA SIMPLE COSA. Desobedecí mis propias reglas por un par de ojos coquetos que me miraban la mayoría del tiempo pero no del todo. Era una completa idiota. La regla de oro la había roto así sin más, sin darle importancia al pódium de cosas que no se debían hacer si querías atrapar a un chico.

Si me hubiera detenido tan solo un segundo para que el vómito verbal no se escapara de mis labios (insertar una face palm), pero era imposible no hacerlo cuando me tenía tan embobada con su forma de hablar, por sus gestos a la hora de contar algo que le causaba algún estrago emocional y cuando explicaba cosas que no entendía... DIOS MÍO. Me tenía tendida a sus pies rogando que siguiera con esta nueva religión que estaba profesando.

Recordé algo que me dijo Violet las primeras veces que hablábamos de chicos:

—Jamás... En serio Alexandra, jamás le digas a un chico que te gusta. No importa que te estés muriendo por él. Cuando lo haces, a los chicos se les empieza a subir el ego hasta la estratósfera al saber que ya te consiguieron. Ahí es donde empiezan los problemas porque piensan que pueden hacer y deshacer porque saben que aunque hagan algo mal ahí vas a estar porque te gusta. Así que por el amor a Afrodita, NO LES DIGAS QUE TE GUSTAN.

—¿Alex? —preguntaron.

Sacudí la cabeza para evitar pensar en todos los regaños que recibiría de Violet si se enteraba de lo que acababa de pasarme. Alcé la mirada y lo primero que noté fueron unos ojos tan rasgados que parecía que los tuviera cerrados.

—¿Olive? —arqueé las cejas. Por un momento dudé si era mi amiga de la preparatoria la que tenía en frente. Se veía tan diferente sin el cabello castaño y no de colores pastel.

—¡SIIIIII! Soy Olive —Empezó a dar brinquitos de la emoción.

Me paré de la mesa y la abracé con tantas fuerzas y emoción de volverla a ver. La invité a tomar asiento para ponernos al día.

—¿Cómo has estado? Hace un buen que no te veía. ¿No te ibas a ir a España?

—No, al final ocurrió algo con nuestros papeles de residentes y nos dijeron de la manera más amable que nos fuéramos del país. El único que se quedó fue mi papá, pero ya este año regresa con nosotros. ¿Y tú qué tal? ¿Dónde está Yazzmin?

—Es cierto... que te has perdido ya de muchas cosas.

Le platiqué un poco de como mi vida se había ido al diablo en tan solo meses. Le hablé de cómo había dejado a un lado a la que había sido (antes que Violet) mi mejor amiga de la preparatoria, que Kurt era un encanto, también que las cosas en la casa estaban un poco tensas. Por supuesto omití la parte en donde Morgan había destruido mi concepto de amor e ilusiones de alguna vez ser correspondida por él.

—¿Te parece si hablamos luego? Ya llegó mi mamá por mí —finalicé.

—Seguro bebé. Te envío mi horario por mensaje, para ver si coincidimos entre clases —Movió su celular, insinuando que aún tenía mi número guardado.

Caminé hacia la entrada secundaria, estaba ansiosa de llegar a mi casa y tener una siesta pequeña antes de ir al gimnasio después de mucho tiempo. Si de algo Morgan se arrepentiría sería de dejarme en la friendzone.

Intentaba sacar los audífonos de la mochila, sin embargo tenía todo un desorden adentro de esta, así que me detuve en las jardineras que estaban afuera para encontrarlos fuera lo que fuera. No dejaría a mi madre que me atiborrará de preguntas sobre si ya he conocido a alguien que quiera estar conmigo. No toleraría ese tipo de preguntas otra vez.

Justo cuando me iba a ir escuché una risa que se me hacía particularmente conocida. Observé por todos lados hasta que me topé con algo que claramente no debí haber visto.

No moví ni un músculo al ver a Kurt platicar con otra chica. Quería ver a donde iba todo esto.

Me sentía impotente, con ganas de salir a gritarle que no sé a qué estaba jugando conmigo; la ira me invadía, pero sobre todo el resentimiento me carcomía en grandes mordiscos. ¿Así que quería jugar para ver quien de las dos caíamos primero por él? ESTABA PERDIDO.

La venda se me había caído de los ojos.

Si guerra quería, guerra tendría.

Era tiempo de dejar a un lado los sentimientos y en verdad acatar las reglas que me habían llevado al éxito en la preparatoria.

Blackbourne sufriría, y eso ya no me importaría.

¡CARAMELOS ENAMORADIZOS! Sigo viva después de los exámenes y proyectos finales. Y como prueba les traigo el capítulo #5 de esta historia llena de desamor y friendzoneos.

¡ESPERO QUE LES GUSTE! No olviden de votar y animarse a comentar que les parece la historia. Los amooooooo

NUEVO PERSONAJE:    


EDICIÓN DEL CAPÍTULO:

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro