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Dreizehn

Sentía como me hervía la sangre. Tenía un cólera horrible que se apoderaba de todo mi cuerpo y solo quería tomar control para la venganza que se avecinaba.

¿Así que Kurt salía con dos a la vez? Ahora lo único que pensaba era que él me había impulsado a tener que auto-sabotearme en el momento en el que la otra chica le dio el sí para que de esta forma se deshiciera de una Alexandra que por primera vez en seis meses se estaba aventurando a tener la oportunidad de una relación estable.

—¿Estás segura de lo que harás? —me cuestionó Violet, enarcando una de sus delgadas cejas marrón a la vez que ocultaba la pantalla de su celular.

—Absolutamente. A mí nadie me trata como plato de segunda mesa, al contrario... Yo soy la que los deja como segunda o tercera opción —espeté, con más rabia de la esperada.

Estábamos todavía afuera de la universidad. El Sol parecía querer matarnos de calor, al igual que lo intensa de la situación que sufrí hacía unos cuantos minutos a lo mucho.

Le había dado la espalda a cualquier acto romántico que tuviera Kurt con aquella chica, que lo único que hacía era darme una envidia de la mala, pero no tanto por su nueva relación con él, sino por lo cardiaco que era su cuerpo.

—Solo dame el maldito número de Edwyn —exigí, desesperada. Le arrebaté el celular a mi amiga y me mandé el contacto.

Estaba locamente sedienta de venganza, y a pesar de eso no pude mandar ningún mensaje ese mismo día.

Tenía que planear todo muy bien, para que no se viera que era algo que me saqué de la manga en vista de la peor humillación que había sufrido nunca. No podía porque me seguía gustando y lo que Kurt había hecho me estaba lastimando demasiado.

¿Qué tienen todos con lastimarme? ¿Acaso se les hacía divertido ver como lloraba por ellos?

Llegando a casa me tiré a la cama evitando todo y a todos, pero seguía metiéndome al perfil de Kurt para ver qué había sucedido hasta el momento con su espontáneo amorío. Su publicación estaba llena de reacciones de "me asombra", sus amigos le felicitaban porque por fin se le había hecho estar con Paulette.

Al parecer todo era muy real.

Por un lado agradecía que el día hubiera acabado, y por otro no tanto, porque al día siguiente tendría que volver a ver aquella escena repetirse miles de veces hasta que ya no me doliera.

—¿Hablaste con mi primo?

Vio ni siquiera había dejado las cosas en su lugar, el cual era a un costado mío, cuando soltó la pregunta. Iba con un chongo alto, sin maquillaje y con unas ojeras que me hacían saber que la tendría que hacer de consejera del mismo tema nuevamente

—Quizá mañana... ¿Qué tienes? Te ves fatal.

—Terminé con Jules.

—¡SÍ! ALABADO SEA EL SEÑOR —fue lo primero que pude decir. Ni siquiera me importó que no fuera oportuno para aquella situación, solo dejé que saliera mi felicidad—. Sé que no es algo reconfortante pero en verdad me encuentro muy feliz por ambas. Por ti porque dejaste a ese gañán que solo te consumía y se excusaba en que eso era amor, y por mí, porque ya no tendré que gastar saliva con consejos que no tomabas en cuenta.

—Lex, cuando en verdad ames a alguien, entonces entenderás porque perdonas con la esperanza de que todo cambie. Hasta ese momento limítate a no hablar.

Todo el día Violet estuvo callada, y hasta me atrevo a decir que se encontraba disgustada conmigo por lo que había dicho. Así que decidí darle su espacio entre clases y en la salida.

Cuando me despedí de mi mejor amiga, observé que Jazz me llamaba con señas para que le hiciera caso.

Creo que el peor error que cometí en la vida fue querer armar un grupo de 3 amigas con ellas dos, porque se cayeron mal. Ya saben lo que dicen... Polos opuestos se atraen y los iguales se repelan. Lo único que las diferenciaban en personalidad era que Jazz era un huracán de extroversión y Violet a veces era un avestruz, metiendo la cabeza en el suelo para no sufrir de ansiedad social.

—¿Ya estás mejor? —preguntó Jazz, después de escuchar mis problemas con Violet.

—¿Te refieres a lo de Kurt? —Enarqué una ceja. Me crucé de brazos y traté de no enojarme solo de recordar todo lo de ayer.

—Quería decirte que no salieras para evitar ver todo eso, pero cuando menos lo esperé ya estabas viendo.

No tenía por qué enojarme con ella. Jazzlyn no tenía nada que ver con esto, e incluso me advirtió que algo así pasaría y que no tomaría partido por ninguno de los dos.

Jazz se limitó a esperar mi respuesta mientras se pintaba los finos labios que tenía con un labial color coral.

—Mejor ponte del mío —Busqué en mi mochila y le di uno color rojo, que le sentaba mucho mejor—. Y no. No estoy para nada mejor. No estoy triste. Bueno, lo estaría si Kurt no me hubiera hecho saber que estaba jugando conmigo mientras que Paulette le daba le decía "sí, mi amor".

Mi celular vibró. Me había llegado un mensaje de un número desconocido. No le presté atención como casi todos los mensajes que por temporadas me llegaban desde el anonimato.

—Y... ¿Ellos ya tenían "algo"? —Encomillé con los dedos lo último para darle más énfasis a mi pregunta.

—Sí, pero hace varios años. Justo por eso fue que terminó con Allison, que yo recuerde —Me devolvió el labial para sacar el celular y tomarse fotos.

Jazz era una de esas chica bendecidas que tenían unos senos prominentes, que, me atrevo a decir, fuera como si a la hora de repartición de ellos le dieran una quíntuple ración y nos dejara sin ración a muchas de nosotras. A veces quería tener el cuerpo de Jazz solo por su torso muy bien dotado...

—Créeme que no fuiste la única sorprendida ayer. En realidad no lo vi venir. Creí que estaría llorando por ti.

Iba a replicar a su comentario para que me explicara como porqué Kurt estaría llorando por mí si él fue quien culminó lo que teníamos, cuando me entró una llamada de un número desconocido al celular.

Le hice una seña a Jazz para que aguardara un segundo y terminara de contarme bien lo de Kurt.

—Kingsley al teléfono, ¿quién es? —Amaba como contestaba las llamadas. Me sentía importante, como si fuera un policía de esas series televisivas donde contestaban dando su apellido primero que nada.

—¡Pero vean quien ha decidido contestar después de un año! —dijeron al otro lado de la línea.

Esa voz la conocía, pero de dónde me costaba recordarlo.

—Si no dices quién eres colgaré

Jazz hizo un gesto de confusión mezclado con diversión.

—Edwyn, y por esa pregunta deduzco que mi prima no te ha dicho que te iba a buscar.

—¿Buscarme tú a mí?

—Violet me ha pedido permiso para pasarte de nuevo mi número. Decidí tomar el primer paso, porque sé lo difícil que te haces para mandar el primer mensaje, y al ver que no contestaste el mensaje que te he enviado, te he llamado.

—Pues no te hagas tantas ilusiones sobre...

—Me las haré en cuanto me digas que sí a la invitación al cine que te quiero hacer para ya mismo.

Me quedé callada. ¿Era buena idea? Es decir, era lo que quería pero... ¿Era lo correcto? ¿Bajaría al nivel de Kurt y hacerle ver que para mí él también fue un juego?

—Te espero afuera de mi universidad. Ya he salido de clases, así que tienes menos de media hora antes de que me vaya de aquí —Colgué.

Jazz no sabía lo que estaba pasando, así que la puse al tanto de la situación de Edwyn. Le conté que Violet me lo había presentado y ocultado que su primo quería conocer a otras chicas porque su novia era un dolor de cabeza; que con él había perdido la virginidad y que él pareció hechizarse con que fue mi primera vez, y no me superaba. Luego yo descubrí lo de su novia y decidí terminar todo eso.

A veces me arrepentía porque el sexo con Edwyn era y es uno de los mejores que había tenido hasta el momento. Pero yo no estoy para que me oculten ni para no ser la "oficial".

—¿Así que vendrá por ti? —preguntó, más emocionada que yo.

Solté carcajadas por su actitud.

—Al parecer, aunque lo dudo. ¿Por qué? —Ella revisó la hora en su celular.

—Porque ya va siendo tiempo de que los de horario vespertino lleguen, ¿Y sabes quién está en ese horario? —Asentí con la cabeza. Mi amiga se limitó a soltar carcajadas que evocaban la maldad—. Esto será épico. Si logras que Kurt vea que alguien vino por ti le darás la vuelta a todo.

Continuamos hablando de otras cosas que no eran las mías, y dejamos de lado a los que iban llegando y saludaban más a Jazz que a mí. Comprendí que en ese momento todos se habían enterado que yo no era más que un juego para el rubio con cara de ángel y alma de diablo con el que me había liado, pues siempre que se acercaban emitían comentarios sobre cómo me sentía con la situación que vivía... Hipócritas.

Cuando creí que Edwyn ya no llegaría, me despedí de mi amiga y comencé a caminar a la esquina por la que entraban todos los carros para llegar al estacionamiento de la escuela y la que también colindaba con la entrada secundaria.

Ahí estaba él, impaciente de ver mi reacción de verlo solo con sus amigos y no con su nueva novia. I D I O T A. Decidí bajarme de la banqueta por la que iba y por la que en unos metros estaría pasando al lado de ellos.

—Lex, ¿A dónde crees que vas? —escuché que me preguntaban. Por inercia miré a Kurt y a Richard, quienes estaban muy al pendiente de por dónde me encontraba.

Cuando noté que no fueron ellos los que me hablaron, giré a la derecha y descubrí que alguien me hablaba desde un carro. Confundida, me acerqué a la ventana que traía abajo y pude ver a Edwyn deslumbrar con esa gran sonrisa que me gustaba mucho.

—¿Qué creías, que te dejaría plantada?

—Dada a nuestra historia... Sí —admití, haciendo un gesto de soberbia.

En un par de segundos ya estaba orillándose un poco más, casi al mismo nivel en el que se encontraba el rubio con su conjunto de amigos. Cuando salió del auto para abrirme la puerta de copiloto noté que se había estado ejercitando más, pues sus brazos se marcaban a pesar de traer una camisa de manga larga.

—¿Tienes otro par de lentes de sol? —inquirí, buscándolos por todo el carro como si fuera mío.

—Ten los míos —Los tomé.

Cuando encendió de nuevo el auto y se estaba yendo de reversa pude notar como Kurt estaba tratando de evitar que se le viera furioso. Alcé los lentes de Sol, y mientras nos alejamos lo único que hice fue sonreír cínicamente y lanzarle un beso de despedida.

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EDIT DEL CAPITULO:

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