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Dreißig

—Gracias por traerme a casa, no sabes todo lo que me has ahorrado. —dije, quitándome el cinturón de seguridad.

—Seguro, no hay problema. Ya sabes que puedes llamarme cuando sea...

—Sí, por eso mismo te pediré que ya no nos veamos —Hice una mueca de tristeza. Él me miró muy confundido.

—No lo entiendo, creí que ya habías terminado con ese idiota —Frunció el ceño. Podía ver lo incómodo que estaba ante la situación, y cómo no le gustaba para nada lo que le había dicho.

Se quitó los lentes de sol, y tomó el volante, sujetándolo con fuerza, como si esa fuera su forma de desquitar su frustración. A veces creía que Edwin era todo un inmaduro para los 26 años que tenía.

—Sólo no quiero nada con nadie por el momento. Quiero empezar desde cero... No lo entenderías, nosotros sólo nos buscamos para sexo.

El silencio me incomodaba a cada momento, así que sólo me despedí de él, dándole un beso en la mejilla y salí de ahí.

Por alguna rara razón no tenía apetito, tampoco tenía sueño, pero no quería hacer nada. Sólo me encontraba en la habitación mirando al techo, pensando en nada en realidad. El celular parecía estallar de tantas notificaciones que recibía, más por parte de mis amigas que estaban ansiosas para que les dijera cómo me había ido, con quien le daría la bofetada a David.

Quería estar sola, y, quizá ellas se sorprenderían, sin embargo, creía que era lo mejor. En un periodo de tiempo tan corto había tenido tantas ilusiones, tantas decepciones, y sentimientos encontrados que en este mismísimo instante me encontraba abrumada de todo lo que sentía e hice.

Hablé con Violet, quien estaba muy insistente con el tema de que le contara todo, porque las mejores amigas hacían.

—¿Y finalmente con quien te quedaste? Por favor no me digas que con Kurt.

Mientras terminaba de hablar, busqué mi mascarilla favorita de aloe vera. Tomé la diadema que utilizaba para que el cabello no se metiera a la hora de ponerme el tónico, y contesté:

—Con nadie. Sólo le dije a David que me superara, vi a los otros dos y me fui de ahí antes de que alguien dijera algo. Creo que también lo tomaron para ellos... No lo sé. —Me quedé callada mientras me ponía la mascarilla, la cual me había puesto la piel de gallina por lo helada que se encontraba.

—¿Me estás diciendo que por primera vez en tu vida estarás sola? ¡Ja! Sí claro, ahora dime la verdad.

Me miré en el espejo. ¿Cómo podía ser posible que lo único que exteriorizaba era ser eso? Bueno, que sé perfectamente porque me veían de esa manera. Continué poniéndome la mascarilla, sin importarme si alguna de las dos no hablaba.

—¿Sigues ahí Alex? —preguntó Violet, seguramente mirando la pantalla del celular para verificar si había colgado.

—¿Sabes qué? La verdad no tengo intenciones de hablar con nadie. Hablamos cuando esté de humor, y te veo en la universidad para la toma de la foto de generación y la entrega del título.

Tardé quince minutos en decidirme en qué hacer. El tiempo justo en el que me quité la mascarilla, fui a envolverme en mis cobijas de tela polar, y poner el celular en modo avión para ya no tener que estar esperando a que las llamadas de Morgan se fueran a buzón de voz en automático. Quería llorar, ¿por qué? No sabía con exactitud.

Caí en cuenta que estaba celosa de todas las personas que tenían una relación seria, como Olive. Me había propuesto disfrutar de esta nueva fase que tenía de gustarle a los chicos, que con esa categoría me quedé, sin imaginar que sería la perdición cuando todo se toma con exceso.

Era toda una farsa. La única manipuladora de fuckboys al mil por ciento era Violet, pues de ella sabía las cosas que apliqué, que dejé pasar y que en ciertos casos no funcionaron. Creo que mi mayor equivocación se dio en cuanto me enamoré de Morgan. Ese pequeño instante me jodió toda la vida, porque de no hacerlo, sería Violet 2.0 para estos momentos.

Me quedé dormida después de estar viendo toda la noche caricaturas y metiendo currículos vitae a vacantes de empleos de mi carrera, anhelando que me tocará irme de la ciudad para por lo menos no tener que estar viendo a David con otra chica; ver que Morgan regresaba con Geraldine, incluso tener que ver a Kurt en cada fiesta a la que iría de Jazzlyn.

Sonó el chirrido de la puerta del cuarto abriéndose.

—¡Por Dios Alexandra! Abre las cortinas y ventanas, que aquí huele peor que un gimnasio sin ventilación —dijeron, quitando las cortinas y haciendo que la corriente de aire atravesara el cuarto—. ¡Ni mi cuarto huele de esta forma!

—Largo, no quiero hablar con nadie —espeté, todavía medio adormilada. Estaba casi segura de que Morgan había entendido bien lo que había dicho.

—No me importa que no quieras, tenemos asuntos pendientes.

—¡No quiero hablar de nada ahorita! Entiende. —Me destapé y lo vi, sentado en la orilla de la cama, aguantándose la risa de verme con el cabello enmarañado, y probablemente con la baba seca, en la mejilla.

—Que modos decirlo. Supongo que estás muy deprimida por un idiota que no te valoro, así que —Me paré de la cama más rápido que Flash.

Enfrenté a Morgan a unos pasos de que saliera de la habitación, lo tomé por el brazo, dándole un leve pellizco.

—Largo. ¡Largo de mi casa Morgan! No estoy para que me estén recriminando mis decisiones ni las consecuencias de ellas. ¿Entendiste? —Sentí la cara hirviéndome de lo enojada que me encontraba. Ni siquiera lucía linda con mi pijama afelpada de corazones rojos y fondo blanco—. Yo no tengo nada que hablar contigo, ¡se acabó!

Con cada palabra que le decía, había dado un paso para que el retrocediera dos. Cuando ya estaba a punto de pegarse con el barandal de las escaleras, le cerré la puerta de la habitación en la cara.

Puedo decir con certeza que en 3 días no salí de mi cama para casi nada, a excepción de darme un baño de vez en cuando, comer e ir al baño. Lloré todo lo que tenía que llorar. Y se preguntarán que, si actué de tal forma aquel día, porque me encontraba derrumbada en este momento. Porque en realidad si me gustaba muchísimo David, y que me dieran una cucharada de mi propio chocolate no era bueno.

Creí que no me dolería en absoluto, pero si lo hacía, porque abrí esa parte de mí que estaba cerrada por muchos años; la parte frágil, la que tenía miedo a que la destrozarán, a esa dejé salir y terminó peor de lo que pensaba.

—Alex, en dos días es nuestra foto de graduación y tú parece el tipo de persona que se saltó el proceso de conseguir un empleo, comprar una casa, hipotecarla, perderla y vivir en la calle.

Violet había ido a verme, dado que no les contestaba ni los mensajes ni las llamadas, y cuando mandaban a mi madre a darme el celular, le pedía que dijera que no estaba, que había ido con la abuela o algo similar.

—Me da igual. Sólo llegaré a la foto y me iré tan rápido que nadie notará que estuve ahí. —Tomé la cobija de tela polar color blanca y me enrollé en ella—. Ni siquiera quería verte hoy.

—Bueno, pues gracias por hacerme sentir que no soy bienvenida.

—Sólo es por ahora, pero sí, siéntete así.

Me hizo bolita en mi cama, mirando a Vio, quien negaba con la cabeza. Frunció esos labios finísimos que tenía y seguido me soltó un golpe en el brazo.

—¡AAAAAAY! Si me dolió, pedazo de tonta.

—Es-pa-ra que —Se levantó de la cama, tomó una de mis almohadas y me empezó a pegar con ellas, haciendo que su voz sonara entrecortada por el esfuerzo de propiciarme unos buenos golpes— rea-cciones. Piensa Kings-ley, maldi-tasea, peda-zo de ton-ta.

De esas veces que levantaba la almohada para golpearme, pude ver que no traía brassier.

—¡AAAAAAH QUE ASCO! Acabo de ver tus limoncitos —Dejé escapar una carcajada, por lo bobo de mi comentario.

—¡Cállate babosa! —dijo ella, poniéndose colorada de la cara por la pena. En ese momento se detuvo y se dejó caer en la cama, haciendo que su huesudo cuerpo chocara con el mío.

Quedamos mirando al techo, riéndonos de las veces que hemos sufrido accidentes como los de hacía unos minutos atrás.

—Ya, hablando en serio Alexandra... No puedes dejar que un niño estúpido te derrumbe tan fácil.

—Es que, si me empezaba a encariñar, y ver que no le importaba a como decía... —Ya no podía hablar por el nudo en a garganta que se formaba.

—Kingsley, ese es tu problema, que te encariñas muy rápido con el primer estúpido que te demuestra cariño; y no digo que esté mal, pero amiga... ¡No es tan rápido! Tienes que aprender de todo lo que te dejan los idiotas esos, que dicen quererte. —Se sentó nuevamente, haciendo una de sus múltiples posiciones de yoga—. Por ejemplo, de Edwyn aprendiste que...

—Dios tu primo es el mejor en...

—Cambiemos de sujeto, no quiero escuchar cómo terminarías. ¿De Morgan que aprendiste?

—Que fuimos muy pacientes, uno con el otro. Que una persona carismática puede cambiarte por completo el día.

—¿De Kurt? —cuestionó, casi dudando si debería nombrarlo.

—A que soy buena actriz, según él, fingiendo que me da igual que me dejen.

—¡ESOOOO! Ahí está. ¿Por qué cambiar en ese concepto que te tenemos muchos, sólo por alguien que no vale la pena? ¿Acaso lo vas a dejar ganar? Porque eso es lo que estás haciendo.

—No. —contesté, tajante.

—¿Vas a dejar que tenga la oportunidad de decir que te dejó llorando?

—¡No! —Fruncí el ceño por inercia— ¡No! ¡No! ¡NO! Y ¡NO! —exclamé, enojándome, por darme cuenta de lo que decía Violet.

—Si me creyó una maldita, entonces seré una maldita... Sólo ese día porque no es bonito lo que me hacen pasar —Hice un puchero y me cubrí toda con la manta.

—¡AAAAAASH! —fue lo último que dijo Violet, ese día, relacionado a ese tema.

No quisiera aburrirlos contándoles lo mismo que hice en dos días, así que procederemos al gran final de cómo culminaron las cosas que fueron consecuencia de querer olvidar a Morgan con alguien a quien creía era un fuckboy, pero terminé de novia con un verdadero patán...

https://youtu.be/DKNcTmG4LQ4


Esa misma mañana de viernes por la mañana, me decidí a contestar los mensajes que tenía pendientes, incluso les contesté a Morgan y a Kurt, quienes seguían insistentes en que teníamos que hablar. Para su sorpresa leyeron sólo un "ok" de mi parte y nada más.

Nos habían pedido ir de ropa negra, que no fuera de otro color, para mi beneficio tenia un vestido muy bonito negro que sólo había usado unas 3 veces a lo largo de la licenciatura. Incluso me lo lleve con medias negras y unos botines con tacón.

—¡UUUUUUUY! Chequen quién ha aparecido después de mucho tiempo evadiéndonos —dijo Jazz, sentida, como siempre cuando me alejaba de ella.

Ya se encontraba con Violet y Olive, quien nos acompañaba en ese día, donde nos diría adiós de la universidad y la dejaríamos solita hasta que terminara la licenciatura

—Ja, ja, que graciosa. ¿Qué? ¿Creían que me perdería la foto de graduación por algo tan sin sentido?

—Pues siiiii. Eres tú, y te conocemos —dijo Violet—. Te juro que si no hubieras venido íbamos a ir las tres a sacarte de los cabellos para que estuvieras este día con nosotras al menos.

—Cállate, nadie te dice nada a ti cuando haces dramas innecesarios en la universidad por tus rupturas.

—En realidad hiciste lo mismo Lex...

—No me apoyes Jazzlyn... En este momento la única que es buena amiga es Olive, ya que a la pobre no le han dejado decir ni pío.

—Todos nos atragantamos con el pecado que queremos comer —dijo Liv, hundiéndose de hombros ante la incertidumbre de ser criticada por las otras dos.

El celular empezó a vibrar como loco, pero no le hice caso, y me dediqué a estar con mis amigas; nos tomamos fotos, fuimos por nuestras togas y birretes y tuvimos una sesión de fotos extensiva para conmemorar ese día. Lo único malo era que Jazz no se graduaba de la misma carrera que nosotras.

Cuando fue hora, nos llamaron a todos los de la generación y nos tomaron la foto. Ojalá hubiera sido la menos odiada del momento, o la de menor peor reputación, incluso hubiera hecho más amigos, pero como le dije a Violet alguna vez: todos son unos idiotas con aires de sabelotodo sobre la licenciatura, y no saben nada. Por un instante estaba emocionada y orgullosa de mi misma por este gran logro que estaba pasando. Había acabado la universidad y nada del mundo arruinaría mi momento.

Era un caos tener que acomodar a todas las generaciones que hoy se graduaban, porque había sido muy rápida la foto de generación de cada carrera.

—Por favor jóvenes, mantengan la compostura y apóyenos a terminar con esta foto rápido

Cada uno estaba hablando con sus amigos, se escuchaba un barullo tremendo, que, si te detenías un momento y sólo escuchabas todo el ruido, te dolería la cabeza.

—Jóvenes, por favor, un momento. Van a dar un aviso, o algo así —dijo la directora académica de Derecho.

Todos se callaron de un golpe, haciendo que ya no me estallaran los oídos. Vimos a David caminar al centro con un oso de peluche y un ramo de tulipanes rosas, para tomar el micrófono que le cedió su directora de licenciatura. Juro que en ese momento estaba deseando que no fuera para mí, que fuera para la otra chica, aunque me dejara humillada.

—Por favor, por favor, por favor, que no sea para mí —susurraba.

—¿Es que acaso no tiene sentido común este idiota? ¡Todavía se hace la víctima! —dijo Violet, en un tono muy bajito.

Nosotras estábamos en la cuarta tarima de abajo para arriba, y de por si odiaba las alturas y estaba batallando para no desmayarme de la impresión de la altura, como para que viniera este idiota y me pusiera más presión.

—Hola compañeros, algunos me conocen, me llamo David Mayer y estudiaba derecho. En fin, son cosas que no importan, aquí lo que necesitan saber es que vengo a disculparme con la mujer más asombrosa del mundo, a quien defraudé. ¿Kingsley, dónde estás?

Todos los que me conocían se giraron para mirarme, y los que no lo hacían sólo con seguir la mirada de los demás, me conocieron. Quería que me tragara la tierra misma y que me escupiera lejos de ahí, o que no lo hiciera nunca. Empezaron a hacer buya, alentándome a bajar. Jazz y Olive sólo negaban con al cabeza, con un rostro muy serio, por cierto.

Me ayudaron a bajar, y en el proceso iba apretando manos tan fuertemente que escuchaba quejidos, hasta que llegué a manos de Morgan, quien fue el último que me ayudó a bajar.

—Por favor no lo hagas. Regresa a tu lugar, por favor —dijo él, con unos ojos tan suplicantes que me daban lástima.

—No me digas que hacer —le respondí, tan dura y cortante.

Cuando me vio caminar, David empezó a hablar otra vez.

—Lex, mi amor, perdóname de favor. Eres la única con la que quiero estar —Me tendió el oso de peluche, para poder sujetarme la mano mientras esparcía todas sus mentiras por el micrófono—. Quiero que sepan ¡que te amo Alexandra! ¡TE AMOOOO! —gritó, haciendo que todos le siguieran en su locura y gritaran con él de emoción. —¿Quieres ser mi novia de nuevo? Bebé, ¿lo intentamos otra vez?

En ese momento, por instinto, miré hacia atrás y pude localizar a Morgan suplicante, a Kurt expectante, a mis amigas furiosas antelándose a mi respuesta, y a alguien más.

—¿Por qué lo haría? —le pregunté a David, antes de darle la respuesta que moría por darle.

—Vamos Lex... Que sabemos ambos que queremos estar juntos —me dijo, sin siquiera meter el micrófono para que todo el mundo se enterara—. No me vas a dejar mal parado, ¿verdad? ¿Bebé?

Lo miré fijamente, tomé aire tan profundamente hasta que ya no pudiera más. Lo miré tiernamente, como si no hubiera pasado nada entre los dos, incluso le acaricié la mejilla y por un momento él pudo leer en mis ojos la paz que traía conmigo misma. Tomé el micrófono y todos se alocaron al ver que ya tendrían una respuesta ante tal propuesta que se estaba llevando a cabo.

—NO —Le tendí de nuevo el micrófono, y, al ver que estaba en shock, dejé caer el oso de peluche para irme de nuevo a mi lugar.

Podía oír a medio público susurrar mientras me veían caminar de nuevo a mi lugar. Morgan me alcanzó a decir algo, a lo que no le presté atención y no me importó siquiera preguntar para que lo repitiera dos veces más.

—Por un momento creí que le dirías que sí —habló Jazz, relajada, desempolvándose la toga, la cual le quedaba más larga, pues se tuvo que quitar los tacones para poder subir a las tarimas.

—¿Me creen estúpida? Por favor, no contesten. Claro que no. Sólo quería hacerlo quedar mal enfrente de todos —les dije, entre dientes, para que los que estaban en nuestro alrededor no se enteraran muy bien de lo que decía. Tenía la vista en frente, observando como David tiraba todos los obsequios a un cesto de basura y regresaba a su lugar de la foto.

—Una completa maldita... ¡Me agradas! Por algo somos amigas —exclamó Violet.


Después de tal motín, procedieron a tomar la foto, la cual salió bien, desde el punto de vista de los directores. También nos dejaron tomarnos una foto en donde todos saliéramos alocados, haciendo gestos y muecas, alzando los pulgares o con otras señas.

—Vaya, pues que susto nos has dado Kingsley —dijeron a mis espaldas.

Giré para poder responderle a Kurt. Crucé los brazos, hice una mueca, la cual dejaba mi mandíbula a un lado, para que se hiciera notoria mi molestia.

—Pues que mal por mí, porque no se los he dado, ¿no lo crees?

—¿Podemos hablar? O tienen que estar todas escuchando lo que hablamos —Se acomodó la chaqueta de piel negra que traía. De seguro había sido de los primeros en dejar la toga y el birrete para lucir más atractivo.

—¿Qué es lo que quieres hablar?

—Pues de lo que teníamos planeado. Vamos que hablar de esas cosas delante de todos... No tienen porque enterarse —Dejó escapar unas risitas de nervios y se pasó la mano por el cabello. Vi como mis risas lo desconcertaban.

—Creo que no les ha quedado en claro que lo que tiro ya no lo reciclo— Me acerqué a él, le acaricié la mejilla—. Además, ya no soy así. A Morgan tampoco le he...

—¿A mí que? —preguntó, llegando el susodicho.

—Le estoy diciendo a Kurt que conmigo ya no tiene oportunidad, ¿a que sí? —Sentía cómo un ligero coqueteo se apoderaba de mí, pues me estaba balanceando levemente de un lado a otro, mientras abría mis ojos (los cuales amaban) para causar ternura.

Morgan estaba más sonriente de lo normal. Fue y se posó a mi lado para, después, pasar uno de sus brazos por mis hombros. Su camisa negra estaba hirviendo, pues le había estado dando todo el sol a conciencia.

—Más suerte para la próxima Blackbourne —le dijo al rubio. Quité su brazo de mis hombros y me puse enfrente de él.

—Eso es para ambos. No quiero las sobras de lo que pudo ser, así que adiós a los dos.

Aunque lo que había dicho también le perjudicaba a Kurt, se encontraba sonriente al ver que Morgan tampoco fue el victorioso.

—¡Pero si somos mejores amigos! —Sus mejillas, las cuales se encontraban morenas, se tornaron rojas. Estaba impactado, de eso no había ni duda. ¿Cómo comprender a una Alex que al principio lo quiere, después no, después sí, y ahora no?

—Éramos. Ya no quiero discutir más el tema. Ambos para mí ya son historia, ¿entienden? Ahora lo que quiero es estar sola —Bostecé, en símbolo de aburrición.

—Hey Kinsgley, ¿ya lista para irnos? —llegó Mikel, con quien había estado platicando un poco, y donde me había dicho que moría por salir conmigo y ver qué se daba.

—Bueno, quizá no tan sola —Guiñé un ojo, y dejé que Mikel me atrajera hacia sí con una de sus manos en mi cadera. 


CAAARAMELOOOOOS, soooo late, pero ¿vieron el largo del capítulo? Estaba escribiendolo y detallandolo para que fuera peeeeerfecto y quedara genial el final y no defraudarlos. Lo re-escribí cómo 3 veces, ¡no les miento! 

Quiero hacer este chiqui apartado para todos los caramelos fieles que esperaron hasta ahora para el gran final de la historia. Fueron muchísimas semanas en las que demasiados lectores nuevos se nos unieron y formamos esta nueva familia de caramelos enamoradizos. En el proceso pudieron conocerme un poco tras la tragedia que cayó en mi familia, y muchísimas gracias por su apoyo y sus palabras de aliento. 

Les quiero agradecer por siempre estar leyendo los capítulos, dejar sus bellos comentarios que me ayudaban a seguir publicando la historia, porque sabía que les gustaba demasiado. En verdad se los agradezco, y me pone mega feliz ver que si les ha gustado toda la odisea de amores fallidos y consejos que leyeron junto con Alexandra, Jazz y Violet.

¡Espero que les guste muchísimo este último capítulo que escribí con mucho amor para ustedes! 

No olviden dejarme sus comentarios sobre qué pensaron del final, que creen que le pasará a Alex, o que debió hacer. Amaría ver sus comentarios y ver sus votitos en este el último capítulo de ROMPECORAZONES. Hay una posibilidad de que salga en físico con caps extras de cómo pasó todo lo de Alex y Morgan, el preludio, ¿qué piensan? 

Peeero, no nos despedimos del todo, recuerden que la nueva historia por la que votaron para leer (suspenso/ paranormal) ya está en wattpad, para que la agreguen en sus bibliotecas. A finales de diciembre se empezará a subir, esto para tener más tiempo y hacer headers y poner soundtracks, todo muy lindo como aquí <3

PRÓXIMA HISTORIA: DETRÁS DEL VELO

SINOPSIS:

Un acto paranormal no es un juego, ver espíritus o sentir presencias no es augurio de buena suerte o fortuna. Alguna vez en su vida quisieron presenciar un acto paranormal, tener una premonición... Dejen les digo que presenciar uno los lleva a tener una vida sin descanso, con el miedo fluyendo en tu vida, esperando el momento en el que el Diablo te reclame y Dios te salve.

Dios nos salve a todos, porque bien dice la Biblia <<Si Dios conmigo quien contra mí>>, pero jugar con fuego no está permitido en el Cielo.

Estar siempre detrás de un fino velo no te protege por siempre. El velo se cae, se rompe o disuelve, y cuando lo hace te destruye sin escrúpulos. Nunca camines ni veas detrás de la cortina que divide nuestros mundos. No lo hagas.

¿Te atreves a estar detrás del velo?

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