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Acht

No comprendía con exactitud porqué hacía lo que hacía para arruinar algo que iba viento en popa con algún chico. Cuando menos me daba cuenta ya le estaba diciendo siguiente a otro que me gustaba.

Lo bueno de la situación era que Kurt estaba un poco tomado para esa noche en la que dejé que mis impulsos de querer que más de uno estuviera detrás de mí, así que, si no me había reclamado todavía, dudaba que lo hiciera.

Había pasado justo una semana desde mi cita con el chico Blackbourne, en donde me la había pasado de maravilla; y justo en esa semana seguí con mi comportamiento ambiguo al seguir contestándole los mensajes a David y decirle que él era en todo lo que pensaba en el día. ¡Por dios! ¿A quién engañaba? Estaba de maldita y lo horrible de toda esa situación era que no me sentía culpable.

—De acuerdo, ¿ya me dirás por qué andas tan feliz? —me cuestionó Jazz, recelosa de mis actitudes.

—Nada. No tengo nada. ¿Por qué? ¿Acaso ya te acostumbraste a la amargada de tu amiga?

Jazz se bajó un poco los lentes de sol para poder verme mejor. Me miró por unos instantes, mismos en los que sentía que me descubriría con tan solo escudriñarme con esos ojos tan enormes color café que tenía.

—Básicamente sí. Por dos meses no tuve más que escuchar tus lamentos y peticiones de que fuéramos a los karaokes para que cantaras despechada...

—Que va, si solo fue una vez que fuimos.

—Oh sí... Una vez que fuimos y la última por todo el barullo que armamos en el lugar. Da igual. Retomando el tema, si le preguntaras hasta a Violet cómo es que te ves ahora, te diría lo mismo que yo: Que das miedo de lo alegre que estás.

—Lo haré... De hecho, tenía que ir a visitarla después de todas las vacaciones que se ha tomado. ¿Te veo luego?

—Seguro... Déjame aquí, sola... sin nadie a quien platicarle lo que me ha pasado en el día... Cámbiame por otra de tus amigas...—dijo Jazz, con un tono tan dramático que me hizo sentir como la peor amiga del mundo.

—¡Cálmate dramática! Te veo mañana Hayden, ¡y deja de armar drama!

Llegué a la casa de los Atkins.

Violet estaba lo que le seguía de enferma. En serio, si no se hubiera llamado Violet, yo creo que sus papás hubieran considerado el nombre de "Dolores" porque a esta chica a cada rato le dolía algo o ya se enfermaba.

Mientras le pasaba miles de pañuelos para que se limpiara la nariz, le platicaba cómo me estaba yendo con Kurt. Sabía que lo odiaba, pero en verdad no podía evitar contarle lo feliz que estaba de saber que ya casi ni pensaba en Morgan porque ahora Kurt estaba en el mapa... Y también David, pero muy, muy atrás del principal.

—Ay Lex... Ya te dije que no confío en nada en ese tonto.

—¡Que de tonto no tiene ni un pelo! Es muy inteligente y amo que me explique nuevas cosas.

—Ya sé que... —Tosió—. Ya sé que no es un tonto, me refiero a que es un patán...

—Oh no... ¡Ahí vas de nuevo! —la interrumpí. Me paré de la cama, dejándola sola—. Sé que dirás que no es suficiente para mí... que hay mejores que él... —Di media vuelta para mirarla a la cara—. ¿Podrías dejarme tan solo vivir esto? No me importa que me lastime después, pero ahora solo quiero ver a donde va todo esto con Kurt.

Violet, quien se veía fatal con todo el cabello enmarañado en un chongo que hacían resaltar sus ojos saltones y llorosos, frunció los labios mientras se cruzaba de brazos. En otra ocasión le hubiera tomado foto para reírme de ella, pero en ese instante estaba agotada de que mi mejor amiga no hiciera otra cosa que quejarse de algo que por el momento me estaba haciendo feliz.

—Contéstame esto Lex: ¿Ya te dijo si quiere algo serio contigo? Si me dices que sí, dejaré de molestarte con mis paranoias.

Si mentía ella lo sabría, pero si no lo hacía seguiría de perniciosa.

—No. No lo ha hecho... Pero de seguro en cualquier momento lo hará. Supongo que es cuestión de tiempo.

—¿Tiempo? —Violet se acomodó nuevamente para sentarse. Sorbió la nariz antes de que prosiguiera—. ¿Cuánto llevan saliendo Alexandra? No respondas... Yo lo haré por ti. ¡Llevan saliendo casi 2 meses!

—Bien. Si él no será quién me diga qué está pasando entre nosotros, entonces yo lo haré y aclararé todo esto de una vez por todas...

—¿Qué? ¡No! —Violet saltó de la cama y corrió hacia mí—. ¿No has entendido nada? ¡LO ASUSTARÁS! —Me tomó de los hombros con una fuerza exorbitante que no contuve el quejarme—. Aunque si lo vemos desde mi punto de vista... Por mí encantada de que lo alejes.

Me solté de su agarre. Estaba molesta con ella.

—Será mejor que me vaya. No quiero pelear más contigo.

Estaba muy claro que con nada hacía feliz a Violet. Y ahora que lo veo, creo que el hacerle caso y tratar de complacerla me ha puesto en varios apuros y situaciones que quisiera que jamás hubieran sucedido. Un claro ejemplo es con lo de Morgan.

Ella fue la primera en suplicarme que le confesara a Morgan que estaba enamorada de él, estando completamente segura que sería correspondida porque desde lejos se veía que yo a él le seguía gustando. Ahora con lo de Kurt...

Para cuando llegué a casa ya tenía dos mensajes del rubio, diciéndome que iría a verme en la mañana, y miles de David, pidiéndome que lo viera mañana.

No pude dormir del todo bien de los nervios por lo que haría en cuanto viera esos bellos ojos verdes que solo él tenía. Quería impresionarlo visualmente, así que decidí llevar una blusa traslucida y unos jeans ajustados. Haría que con tan solo verme me suplicara que ya fuéramos novios. Aunque fue mala idea, ya que el día pintaba ser uno nublado y frío.

Me mensajeaba con Kurt en clases y en los descansos. Al parecer no era la única emocionada en cuestión de querer vernos. Iba contestándole el último mensaje que me había mandado, cuando de la nada alguien se me puso enfrente, adrede para que chocara con ella.

—¡Oyeeee! —exclamé sin dejar de mirar el celular.

—Y aún así no dejas de ver el celular... Típico de Kingsley

Esa voz la conocía. Me quedé inmóvil, con la mirada en los zapatos de aquella persona que se interpuso en mi camino. Dudé por un momento, hasta que me digné a mirar a Olive.

—¡Bebeeeeeeé! —grité, emocionada.

Olive fue de mis primeras amigas de la preparatoria. Estaba tal como la recordaba, con su rostro circular y sus ojos rasgados. Lo único que había cambiado de ella era su cabello, el cual siempre estaba pintado de colores extravagantes, como verde, azul, rosa y hasta morado. Ahora lo tenía color chocolate.

—¿Cómo has estado? —le pregunté, mientras nos abrazábamos—. ¡Pensé que te habías ido a Australia a vivir! Lo último que supimos Violet y yo fue eso. ¿Qué pasó?

—Papeles que nos faltaban, una deportación y heme aquí contigo —dijo, de una manera cómica—. ¿Quieres un café? Y así platicamos mejor.

Miré el reloj del celular, todavía tenía tiempo. Es más, podría entrar a la clase siguiente.

Asentí con la cabeza y fuimos a la cafetería para poder ponernos al día con un frappe. Empezamos a platicar todo lo que nos habíamos perdido, desde lo de su deportación de Australia, de las miles de veces que hizo el examen para la universidad y no quedó y de cómo había llegado aquí de nuevo. Yo decidí no hablar, porque si empezaba no acabaría nunca.

—¡Ah! Adivina a quién me acabo de encontrar... Nadie me reconoce sin el cabello pintado de colores... En fin. ¿Adivinas?

Miré a Liv con hastío. Quizás ya se le había olvidado, pero en el pasado sabía exactamente que me chocaba que me pusieran a adivinar cosas.

—Tal vez no adivinarás, así que te lo diré —dijo Liv, emocionada por lo que diría—. Hasta en cierto punto se me hizo de lo más raro no verte ahí.

Con solo esas palabras ya sabía que rumbo tomaba todo esto.

—¿A quién viste?

—¡A Morgan! Sigue igual de flaco, solo que ahora con su nuevo corte de cabello se ve algo extraño... Extraño pero chistoso.

Al parecer tenía que haberles enviado a todos mis contactos y personas conocidas un mail, o mensaje en el que les dijera que ya no me hablaran de él porque lo nuestro había terminado.

—Y... ¿cómo está?

—¿Por qué me preguntas eso? Tú mejor que nadie debería de saber... —Me le quedé viendo, dándole a entender lo obvio—. Oh, necesitas contarme todo.

Ahí iba de nuevo, contando la misma historia que a todos les sorprendía de lo inverosímil que parecía ser, y de la que todavía no me podía deshacer porque era parte de mí y no me podría desprender tan fácil de toda esa historia.

—¿Aún quieres saber cómo está?

—En realidad no... —Traté de sonar convincente—. Ya me viene valiendo una reverenda...

—Preguntó por ti —Me interrumpió, sabiendo que lo que decía era como una blasfemia para mí—. Le he dicho que bien. No sabía que decirle porque no sabía la situación que tenían, pero ya lo intuía por lo que me cuestionó y ahora tú con lo mismo... Por cierto, quizás no estaba en la escuela, pero si veía tus redes sociales y he evitado decirle sobre Kurt, pero...

—¿Pero? Larson, ¿por qué dijiste pero?

—Lo sabe Lex. Sabe que tienes a alguien más, así que quiere poner todavía más distancia entre ustedes. —Se hundió de hombros.

Las ganas de llorar me invadieron. ¿Por qué Morgan tenía actitudes tan diferentes a lo que había dicho? Parecía herido de verme con alguien, de ver como ya estaba sanando después de todo lo cometido.

—Bien, si eso es lo que quiere —Sorbí la nariz, evitando llorar, aunque sentía ya las lágrimas queriendo brotar.

—Ay bebé. No pensé que te haría tanto daño lo que te acabo de decir, sino todo lo contrario. De haberlo sabido.

—No te preocupes —fingí una sonrisa—. ¿Me acompañas a mi salón? Ya es hora de que entre.

Antes de mi última clase, me llegó el mensaje de Kurt diciendo que ya estaba afuera esperándome. En cuanto el profesor nos dejó salir, corrí como un bólido.

Lo vi fumando, aún no me veía.

—Hola —dije a sus espaldas.

Él giró a verme, y en cuanto lo hizo casi se ahoga con el humo del cigarrillo.

—Lo siento, es solo que me has dejado sorprendido —Tosió un poco más—. Diablos Alex, te ves... —Me miró de pies a cabeza— Diré que te ves guapísima, ya que lo demás que pienso no es apropiado en voz alta.

Me tomó por la cintura y me acercó a más a él. Me robó el primer beso, los siguientes fueron por iniciativa propia, sin embargo, no fueron lo que deseaba, ya que de lejos nos veían sus amigos.

—¿Qué pasa? ¿Todo está bien? —preguntó, enarcando una ceja.

—Sí —Negué con la cabeza en símbolo de querer esfumar todo en lo que pensaba—. Es solo que me pone tan nerviosa que tus amigos nos estén viendo... ¿Podemos ir a otro lado?

Kurt miró de reojo a sus amigos, en donde ahora también se encontraba Jazzlyn, quien nos hacía señas para que supiéramos que todo iba de maravilla. Al parecer ya estaba aceptando este efímero romance que había aparecido de la noche a la mañana.

—Seguro. De igual modo no me dejan besarte a como en verdad quisiera —Me dio un beso en la frente. Me tomó de la mano y nos guió a una parte más alejada de todos.

Seguimos besándonos, con más intensidad que antes. Parábamos de vez en cuando y platicábamos un rato, pero en cuestión de segundos uno ya estaba besando al otro. Pronto, como un flashback vívido me llegó el beso que tuve con Morgan ya hacía meses. Me alejé por un momento.

No. Morgan no arruinaría esto.

—¿Qué pasa Lex? ¿Estoy yendo muy rápido?

Empezaba a sudar helado. No podría continuar besándolo si Morgan se me aparecía cada vez que estaba con Kurt en un modo íntimo.

—¿Qué? No... —Me agarré el cabello en una coleta alta—. Bueno sí. Si pasa algo.

Kurt se me quedó viendo, atento a lo que iría a decir después. Me subí a una de las jardineras para tomar asiento en una pequeña parte de la que parecía ser una gigantesca maceta.

—Es solo que... —MALDITA SEA ALEXANDRA, ¡YA DILO!— Verás... me ha estado dando vueltas todo esto que está sucediendo entre nosotros... Es decir, ¿llevamos saliendo como unos dos meses? —Él asintió con la cabeza— Bien, ah... —Tomé un mechón de cabello y lo puse atrás de mi oreja, haciendo tiempo para lo inminente—. Solo quiero saber por qué no me has pedido que sea tu novia.

En cuanto dejé de balbucear, noté como Kurt estaba inmóvil. Sin duda alguna le había caído todo esto como un balde de agua helada en medio del Polo Norte. Después de unos segundos pude ver que movía sus hombros para relajarse.

Tomó aire y lo soltó. Todo esto sin verme ni una sola vez. Se alejó y empezó a caminar de un lado a otro, lentamente, pensando bien todo aquello.

—De acuerdo —dijo por primera vez después de todo ese silencio incómodo que había provocado mi impertinencia—. Me dejaste estupefacto, porque pensé que no me dirías algo así nunca. —Respiró con fuerza—. En realidad, tienes que saberlo porque por supuesto que estás en tu derecho de estar informada sobre todo esto que pienso de...

—Kurt, solo dilo, ¿okay? —Lo tomé de la barbilla e hice que me mirara directamente a los ojos.

Por fuera estaba calmada, parecía que no me importaba en nada la que fuera a ser su respuesta, pero por dentro era un volcán en erupción. Estaba explotando de enojo, maldiciendo a todos y gritando de lo frustrada que me encontraba.

Violet tenía razón desde el primer segundo que le conté todo esto y nunca le creí; incluso llegué a pensar que estaba celosa de que yo le gustara a Kurt y no ella, y por eso no dejaba de oponerse a que tuviera algo con él.

—No quiero nada serio por el momento, Alexandra. ¿Estás bien con eso?

—Claro que sí —Sonreí de forma falaz. Me bajé de la jardinera con su ayuda—. Solo no quiero que te arrepientas en un futuro —Kurt abrió sus lindos ojos con asombro—. ¡Es broma Blackbourne! Relájate un poco.

Él dejó salir una carcajada aliviada. Se lo estaba comprando.

Le robé un beso para que no sospechara de lo encabritada que estaba por haberme hecho caer en su trampa.

Se arrepentiría de lo que me había hecho pensar que llegaría a pasar con él.

CAAAAARAMELOSSSS, ¿Quien ha caído en la trampa del "no quiero nada por el momento"? .

¡Espero que les guste!

¿Creen que Alex tenga esos genes malvados de la venganza? ¿Creen que Kurt se arrepienta de no querer nada serio con ella?

  AMARÍA SUS COMENTARIOS, EN VERDAD. Y TAMBIÉN SUS VOTOS SI LES ESTÁ GUSTANDO LA HISTORIA.

¿Quién es su personaje favorito?

EDIT DE LA HISTORIA

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