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10 | el bosque de las luciérnagas.

¿Sabías que las estrellas puede bajar hasta el pasto?

(....)

El sol ardiente se cernía sobre el campo de fútbol, pintando las líneas blancas con una intensidad que rivalizaba con las emociones que bullían en el corazón de Hyunjin. Su cabello rubio brillaba bajo la luz, y sus ojos seguían cada movimiento del balón mientras corría tras él. Era un día como cualquier otro en la práctica del equipo, pero algo estaba a punto de cambiar.

Minho, su compañero de equipo, se acercó al rubio con una mirada inquisitiva. —Oye, Hwang. ¿Qué intenciones tienes con Ini? —preguntó, su voz cargada de curiosidad y una pizca de advertencia.

Hyunjin se detuvo, el balón olvidado a sus pies. Miró a Minho, evaluando sus palabras, sabía de que se trataba. —Me gusta —respondió con firmeza. —Y no pienso rendirme tan fácilmente.

Minho frunció el ceño. —No te hagas ilusiones, Hwang. Vivirás en una fantasía. Está enamorado de alguien más.

El corazón de Jin se apretó. El lo sabía, sabía que Jeongin gustaba de alguien más, pero si solo se abría una pequeña brecha el la aprovecharía, había compartido risas y secretos con él.

—Piensa lo que quieras —dijo el rubio, su voz tensa. —Pero déjame en paz.

Minho sonrió condescendientemente. —Cuando Jeongin vuelva a mis brazos, solo te quedará aceptar que siempre fuiste la segunda opción... Y que siempre serás el segundo. Solo te queda aceptar mis sobras.

La ira se apoderó de Hyunjin. Golpeó a Minho con fuerza, y los dos se enzarzaron en una pelea. Los puños volaron, y el sudor se mezcló con la tierra del campo. Pero en ese momento, Hyunjin supo que no iba a rendirse. No importaba si era la segunda opción; lucharía por Jeongin hasta el final.

(...)

El pelirosa caminaba por los pasillos de la escuela, su mochila colgada de un hombro. El rumor se había esparcido como pólvora: Hyunjin y Minho habían tenido una pelea. No era algo inusual en un lugar lleno de adolescentes con hormonas revueltas, sin embargo el hecho de que fueran ellos dos habia preocupado a jeongin.

La enfermería estaba al final del pasillo, y jeongin decidió ir a verificar la noticia. Empujó la puerta y entró, encontrándose con un panorama que la dejó sin aliento. Hyunjin estaba allí, sentado en una camilla, con un ojo morado y algunos rasguños en la mejilla. Parecía dolorido y enojado.

Jeongin se acercó con cautela. —¿Qué pasó? — preguntó en voz baja.

Jin lo miró con una mezcla de sorpresa y molestia. —¿Por qué te importa? —gruñó. —No es asunto tuyo.

—No deberías andar peleando con todo el mundo—, dijo el pelirosa, ignorando su respuesta. —¿Qué pasó entre tú y Minho?

Hyunjin suspiró. —Fue mi culpa —admitió. —Minho y yo discutimos. Sobre ti.

Jeongin frunció el ceño. —¿Sobre mí? ¿Pero- dios enserio son unos inmaduros...? —Dijo intentando contener las lágrimas.

—¿Inmaduros? Minho piensa que solo estas conmigo para olvidarte de él —dijo el rubio. —Quizás tenga razón. Tal vez solo estas tratando de llenar el vacío que dejó.

Jeongin negó con la cabeza. —No es cierto — dijo con firmeza. —No estoy contigo por eso. Ya te dije que...

Hyunjin lo miró durante un largo momento. —¿Cómo puedes estar tan seguro?

—Porque yo... — respondió Inie. —Sé que no eres así. No dejes que las palabras de Minho te afecten.

Hyunjin se levantó de la camilla, tambaleándose un poco. —Solo déjame en paz— murmuró. —Por ahora ni siquiera quiero verte...

Jeongin lo miró con tristeza. No entendía por qué Hyunjin lo había tratado de esa manera, y por alguna razón le había dolido, incluso más de lo que le dolió ver a Minho coqueteando con aquella chica.

Hyuny lo miró por un segundo más antes de apartar la mirada. —Vete —dijo finalmente. —Por favor.

El menor salió de la enfermería, sintiendo un nudo en el estómago. No sabía cómo arreglar las cosas, pero estaba decidido a intentarlo. ¿Cuando fue que comenzó a preocuparse por Hyunjin? Se cuestionaba una y otra vez.

(....)

Jeongin esperó junto a la puerta de la escuela, su corazón latiendo con fuerza. Había tomado una decisión algo presipitada sin embargo, ¿Cuales serían las consecuencias? Quizás muchas, pero estaba dispuesto a arriesgarlo. Hyunjin saldría pronto, y el estaba decidido a demostrarle que comenzaba a caerle bien.

Cuando Hyunjin finalmente apareció, su expresión fue un poema de sorpresa y desconcierto. Jeongin se acercó, decidido. —Tenemos que hablar —dijo en voz baja.

Hyunjin lo miró, sus ojos oscuros llenos de interrogantes. —¿Qué estás haciendo aquí? — preguntó.

El pelirosa se mordió el labio inferior. —Voy a demostrarte que estoy dispuesto a intentarlo", dijo. —Estoy confundida, pero sé que solo tú puedes ayudarme a entender... Además te dije que te daría una...

El rubio frunció el ceño. —¿Por qué yo?

—Porque yo... No sé que siento por tí — respondió Inie. —Quiero comprender porque mi manera de verte cambio después de ese beso aunque no sé exactamente qué es. Pero quiero averiguarlo

Hyunjin pareció luchar consigo mismo. —Ya déjalo, ya lo entendí...

—No. Te dije que te daría una oportunidad, ¿Cambiaste de opinión por lo que dijo Minho es eso?

—No, te comportas como el lo hace contigo —Se quejó —Yo no te gusto, sin embargo quieres tenerme aquí contigo sabiendo que me gustas mucho...

—No me estás escuchando, no se que siento contigo y me estoy volviendo loco, cada vez me preocupas más, siento que quiero hablarte y el que me trataras mal hace un rato me molestó muchísimo...

—Pues velo desde este punto, tu siempre me tratas como una bacteria que hay que extinguir.

—Dijiste que no te rendirias... ¿Por qué ahora es diferente?

—No lo sé...

—Ven conmigo —Pidio —Quiero mostrarte algo.

—Tus padres...

—Ellos no tienen por qué enterarse... Por favor.

—esta bien, ¿A dónde quieres ir?

—mmmm, déjate sorprender ¿Ok? —A lo que Hyunjin asintió.

Esto era algo inexplicable, el podría estar seguro de que si Jeongin le proponía ir al mismísimo infierno el iría con el, ¿Por qué? ¿Que tenía Jeongin que los demás no tenían?.

Habían caminado más o menos como por una hora, y aún no llegaban a lo que hyunjin empezó a tener miedo.

—Dime jeonginnie, ¿me trajiste aquí para asesinarme o algo así? —Pregunto haciendo que Jeongin carcajee —Ese era tu plan ¿No? Seducirme y luego asesinarme.

—Yo no te seduje, tu lo hiciste solo, no me culpes —Se defendió mientras se detenía enfrente de hyunjin —A todo esto... ¿Cuando descubríste... Ya sabes?

Hyunjin alzo una ceja —¿Que me gustas? —el pelirosa asintió —Pues fue cuando casi te atropello, aunque ya desde antes no podía dejar de mirarte, era algo raro. Ya que siempre te veía salir de tu casa y todo eso...

Jeongin sintió sus mejillas ruborizarse y luego se giró.

—Es aquí...Es un antiguo estacionamiento de containers, mi papá me traía acá de niño, decía que de noche era más bonito —Señalo y Hyunjin asintio, jeongin tomó de la mano al rubio acercandolo a el —Aveces lo extraño...

—¿A tu papá?

—Si, las personas siempre terminan disculpándose por sus errores pero, aveces no sabemos si lo hacen de corazón o no... —confesó.

—¿Por qué se fué? La última vez que lo ví fue hace bastante tiempo...

Acaso Hyunjin no lo sabía...

—¿Sabias hyunjin...que las cosas más bonitas son las que se ocultan en la obscuridad? —Investigó y este asintió —Asi como tú pintura...

—Por su puesto que...—No termino de articular su oración cuando Jeongin comenzó a correr por una zona cercana a los containers dónde básicamente eran muchas hectáreas de pasto hasta llegar al bosque, aún que Jeongin no se alejo tanto, y mentiras corría había despertado las luciérnagas que yacían en el pasto ocultas, haciendo que se conviertan en un montón de estrellas cercanas a ello.

Corrió hasta donde estaba hyunjin y lo tomo de la mano haciendo que este corriera con el, así que hyunjin se limitó a seguirlo.

—nunca he traído a nadie aquí —Explicó y luego señaló el lago —Es más bonito de noche.

—Seguro que lo es...

En ese momento cuando ambos se quedaron tranquilos mientras el montón de luciérnagas estaban al rededor de ellos, sus corazones latian con fuerza y sus cuerpos estaban muy cerca, Hyunjin dudando un poco acercó su mano a la mejilla del pelirosa, quien se acercó mucho mas al mas alto.

Sus respiraciones pesadas de tanto correr se estaban mezclando, hyunjin alzó un poco el rostro de Jeongin y dejó caer sus labios sobre los del menor, encajando a la perfección, mientras se movían en sincronía. Jeongin desvió sus manos para en rollarlas al rededor de hyunjin para profundizar un poco más el beso, tan cálido, tan perfecto, era inexplicable aquel sentimiento que hacía que sus corazón latieran con fuerza.

Sus miradas se encontraron y sus respiraciones volvieron a mezclarse, jeongin comenzaba a admirar mucho más los ojos del rubio, y aquel pequeño lunar que yacía bajo uno de ellos.

—No te rindas —Pidio —No quiero dejar de ver tus ojos...

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