Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Seis: Sé Magnífico


El sonido del reloj me puso los pelos de punta.

Había estudiado en las suficientes escuelas para destacar lo mucho que parecía esforzarse el director de turno por hacer de su despacho un sitio acogedor: Aquel tenía asientos muy cómodos, la calefacción encendida y las paredes de color marrón y ocre cubiertas de cuadros. 

Pero incluso así, estaba seguro de que nunca existió un estudiante que se sintiera a gusto de sentarse frente al escritorio.

Y mucho menos si se encontraba bajo la atenta mirada de su padre.

—¿Tú no tienes idea sobre lo que sucedió con el ojo de Jordan? —volvió a preguntar papá con recelo.

Me recargué en el respaldo de mi asiento y pasé una mano por mi rostro antes de volver a negar. Llevaba toda la tarde con el culo pegado a la silla y sólo quería irme.

Pasamos la primer hora intentando aclarar la situación con la directora, la siguiente siendo regañados, y la última esperando a que los padres de Jordan y Lola pasaran a buscarlos para que hablaran con ellos.

—Ya dije que no —repetí, consciente de lo que estaban insinuando—. Llegó ayer a la audición así. En la mañana no lo tenía lastimado.

—Entonces no se lo hizo en su casa. —Papá, sentado en el borde del escritorio, se volvió un poco para mirar a la directora en su asiento—. Él dice que fue en el entrenamiento. Lo golpearon por accidente.

La vi apartar unos papeles que estaban frente a ella y apoyar los codos sobre el escritorio. Se veía preocupada y un poco ensimismada, como si se estuviera esforzando para decidir cómo actuar a continuación.

—El coach dice que tuvo el casco en todo momento. Charlará con el equipo mañana. —Alzó la cabeza para mirar a papá y habló unos tonos más bajo—. ¿Tú crees que Lola...?

—Lola estaba conmigo —me apresuré a decir.

Los dos me miraron con atención, posiblemente sorprendidos por la interrupción. Por un momento me sentí como esa loca a la que nadie invita a la fiesta pero igual se presenta y habla con todos. Porque, básicamente, eso era yo.

—¿Marco? —dijo papá con intención de instarme a seguir hablando.

—Que estuvo conmigo —repetí—. Estábamos en teatro. Llevábamos un rato antes de que comenzaran las audiciones y todos lo saben porque vivimos gritando como animales. —Hice un gesto vago con la mano para restarle importancia al asunto—. Así que agradecería que no metieran a Lola en esta mierda —suspiré—. Carajo, dije una grosería. Lo siento.

Los miré con incomodidad.

Era muy difícil que me sintiera fuera de lugar en casi cualquier contexto, a menos de que me encontrara delante de la directora y estuviera tratando de defender a la rubia. Principalmente porque era ella la que por lo general debía dar la cara por mí, pero también porque me disgustaba en exceso que la pusieran en la línea de fuego. 

Sería capaz de defenderla aunque la acusaran de comerse los mocos.

—¿Puedo irme? —pregunté, antes de que volviera a abrir la boca para soltar otra palabrota.

La directora asintió y papá me indicó que lo esperara afuera. Una vez que cerré la puerta detrás de mí, tomé la chaqueta que Lola me había lanzado por la ventana esa mañana. Se había mojado por la lluvia y me vi obligado a colgarla más temprano en el asiento para que se secara.

Me pregunté por qué ella no se la habría llevado, pero volví a colocármela. Ahora me pertenecía.

También estaba allí mi ukelele.

Intenté afinarlo un poco con el oído. Me seguía costando horrores, pero una vez encargado de la primer cuerda, las otras tres eran relativamente fácil. Creí que papá iría a tardar demasiado, así que me dispuse a tocar un poco mientras el resto de los estudiantes se marchaban.

Ninguno transitaba por el pasillo de la dirección, como si estuviera maldito, pero noté que algunos se giraban a ver quién era el tarado que estaba tocando. Me sentí como un preso con su armónica.

—¡Esta es para ti, Verónica! , —exclamé antes de comenzar a tocar una canción de Ritchie Valens.

Estaba casi seguro de que fui capaz de oír a la directora suspirar de la frustración. Todos sabíamos que la única razón por la que no me suspendía era porque Marco comenzaba con M de Magníficamente guapo.

—¿Ya terminaste?

La puerta se abrió y papá me empujó para que comenzara a caminar, cosa que hice mientras continuaba cantando "Framed", que hablaba básicamente sobre ser enjuiciado y culpado injustamente.

—Eres un melodramático —murmuró apenas captó mi indirecta, a mi lado.

Comencé a cantar más alto.

—Fue sólo un mal entendido —volvió a hablar y tuve que esquivar a una chica que llevaba una maqueta del sistema solar, pero ni siquiera eso impidió que continuara con mi música—. De todas formas, no puedes robar el vodka de casa y fugarte sin avisar. Tu madre quiso llamar a la policía.

Bajé el ukelele.

—Bueno, ahora sé de dónde saqué lo dramático. —Emití un quejido al sentir la atenta mirada de mi padre sobre mí y cedí—. Lo siento. Sólo estoy tratando de asimilar las cosas —me excusé—. Imagínate si te enteras que tus padres adoptivos se van a divorciar —le pedí. Era más fácil hablar sobre esto usándolo de ejemplo a él, aunque ni siquiera fuera adoptado—. ¿Cómo quedas tú?, ¿eso te manda de vuelta al hogar de menores? —lo miré con pánico.

Sabía que eso era legalmente imposible, pero en el fondo no podía evitar ponerme paranoico cada vez que ellos discutían o se enojaban demasiado conmigo. Temía que un día se plantaran en la puerta de mi cuarto, me lanzaran un bolso y me dijeran que ya estaban cansados de mi mierda.

Era ridículo, pero cuando alguien que se supone que debe cuidarte te deja a tu suerte, ya no te sientes intocable. Mi padre biológico me recordó que simplemente soy un chico vulnerable y cualquiera puede hacer lo que quiera conmigo.

Sentí el brazo de papá por sobre mis hombros y dejé que me acercara a él mientras continuábamos andando. Cerré los ojos cuando dejó un beso en mi sien.

«Ellos te aman», me repetí.

—¿Qué has hecho con el sobre? —preguntó sin soltarme.

No hizo falta que aclarara de cuál estaba hablando.

—Lo tiré por ahí —confesé, atontado. Me sentía un poco enfermo.

Creí que se enfadaría conmigo. Que se volvería loco y comenzaría a preguntarme en dónde lo tiré, o que me obligaría a ir a buscarlo.

—Hoy cocino yo —dijo, en cambio—. Limpia tu cuarto. Está asqueroso.

***

JORDAN

—Están muy preocupados por tu ojo.

Jordan alzó un poco la cabeza mientras el agua seguía cayendo sobre sus manos.

Comenzó a considerar la sugerencia de su madre sobre lavar sus trastes antes de irse al instituto, porque hacerlo en la tarde era una putada. Especialmente cuando llegaba tan cansado como aquel día y buscaba la comodidad de su cama.

—Ya te he dicho lo que sucedió —le recordó.

Cerró el grifo del lavabo de la cocina y se secó, incómodo. Odiaba el olor que le quedaba en las manos luego de encargarse de los platos, pero temía ir al baño para lavárselas y que su madre creyera que estaba escapando.

—Fue un accidente con un stick, de camino a las duchas. Giré y me golpeé.

Apoyó la cadera en el borde de la encimera y continuó con la vista fija en ella. Los dos sabían que esa no había sido la primer versión y el hecho de que la estuviera cambiando no hacía más que dejarlo en evidencia.

Su madre ladeó la cabeza.

—Sabes que lo único que quiero es ayudarte, ¿verdad?

Jordan apartó la mirada y asintió. No quería volver a tener esa charla con ella, donde lo trataba como si fuera una víctima. Todo simplemente había sucedido porque él era un idiota, pero no sabía cómo explicarlo.

No era capaz de contarle que la razón por la que se escapaba por las noches para ver a Lola era porque había días en los que ya no podía dormir. Se sentía como si su cuerpo por momentos olvidara cómo debía funcionar. Como si algo de él fallara.

Tampoco sabía cómo explicarle el nivel de angustia que llegaba a sentir cuando eso sucedía. Ver a Marco la noche anterior lo tomó por sorpresa y abrumó. Se le pasó por la cabeza la idea de que tal vez Jordan nunca había sido bienvenido. Sintió que él estaba echándolo.

—No es... —Pasó los nudillos sobre el mármol de la encimera, bajo la mirada atenta de su madre—. No estaba enojado con Lola —le aclaró—. Ni con Marco. Simplemente no quería hablar con nadie. Estaba cansado.

Su madre abrió la boca, posiblemente para preguntarle más, pero la inconfundible voz de Thom Yorke inundó la sala. La vio cerrar los ojos y respirar hondo para hacer acopio de su paciencia.

—¿Qué es esa mierda? —Jordan se volvió para mirar a través de la ventana abierta, hacia la casa abandonada de al lado—. ¿Eso es "Creep"?, ¿viene de ahí?

Su madre se situó a su lado para observar lo mismo. Más allá de la cantidad de maleza que poseía el jardín se podían apreciar las paredes blancas con manchas de humedad de la casa contigua.

—¿Hay un ocupa? —volvió a hablar.

—Llegó el sábado. Está alquilando —le informó la mujer—. No vino ningún camión de mudanza.

Jordan recordaba a una persona viviendo allí, hace años. Duró poco tiempo antes de marcharse y no se molestó en preguntar algo al respecto. No le interesaba, en realidad. Pero tener un ocupa ruidoso no era una idea que le agradara. Incluso si escuchaba Radiohead.

Resopló con energía.

—La música está muy fuerte —se quejó antes de apartarse de su madre y caminar hacia la salida.

—¿A dónde vas?

Jordan no respondió. Atravesó la sala de estar y, una vez fuera de su casa, se encaminó hacia la vecina. La rejas eran lo suficientemente bajas como para poder pasar por arriba sin mucho problema. Caminó por el pequeño sendero de tierra y se detuvo en cuanto notó que estaba embarrando sus tenis.

Era un idiota. Por supuesto que se le irían a ensuciar si ese día había estado lloviendo.

«¿No te cansas de hacer todo mal, imbécil?».

Subió los pequeños peldaños que daban a la entrada, golpeó con fuerza para hacerse oír por sobre la música y esperó, impaciente.

A medida que fueron pasando los segundos y nadie fue a atender, la determinación de Jordan comenzó a menguar. Había llegado hasta allí por un impulso, pero en aquel momento comenzó a preguntarse qué diablos estaba haciendo.

But I'm a creep
I'm a weirdo
What the hell am I doin' here?

Encontró un paquete en la entrada y lo tomó con curiosidad: se trataba de un sobre grueso y grande que venía desde Nevada, pero no especificaba de qué parte.

La puerta se abrió y dio un respingo que le hizo soltar el sobre. Cuando alzó la cabeza se encontró con un rostro cubierto de pecas frunciéndole el ceño y el volumen de la música lo aturdió unos segundos.

—¿Estabas revisando mi correspondencia, raro? —le preguntó la chica cuando se inclinó a recoger el paquete.

I don't care if hurts
I wanna have control

El primer pensamiento que se le vino a la mente fue la inmensa cantidad de cabello que poseía la chica. El segundo fue que, en efecto, se trataba de una muchacha de su edad.

—¿Cómo...? —comenzó a balbucear. ¿Cómo era posible que tuviera correspondencia si apenas había llegado el sábado?— ¿Tú...?

—¿Yo...? —La muchacha tomó el sobre entre sus manos y miró a Jordan con los ojos bien abiertos, apremiándolo para que hablara, como si se tratara de un niño tonto— ¿Qué te pasa? No tengo todo el día.

Él le alzó las cejas, sorprendido ante el tono hosco. Se tuvo que recordar que no estaba en el instituto, donde por lo general si le hablaban de esa forma era en broma. Por alguna razón él se había esperado encontrar con el típico drogadicto de las películas, en lugar de una chica que parecía llevar tres vestidos puestos al mismo tiempo y un suéter agujereado.

—Te ves como esas brujas de los cuentos —murmuró sin pensar.

—Bueno, tú te ves como un tarado.

La respuesta rápida de la muchacha le produjo una risa.

—Lo siento —se apresuró a agregrar. No estaba seguro de qué decir, pero esperaba que con una de sus sonrisas pudiera solucionarlo—. Lo decía por tu cabello, la ropa y... —alzó un poco la mano para señalar el jardín descuidado a su alrederor.

Whatever makes you happy
Whatever you want
You're so fucking special

La desconocida pareció comprender su referencia, porque dejó de mirarlo como si él le repugnara y apoyó el brazo en el vano de la puerta antes de alzarle una ceja. No estaba sonriendo, pero seguía siendo una buena señal.

—¿Tienes algún problema con mi ropa de casa?

I wish I was special

El castaño volvió a reír y negó.

—¿Siempre haces eso? —volvió a hablar ella. Notó que había vuelto a entrecerrarle los ojos, pero esta vez con más curiosidad que recelo—. Con las cejas —le indicó y se tocó la suya para que la viera—. Las mueves mucho, como los niños. Es muy expresivo.

—Sí, en realidad —admitió. Se lo decían todo el tiempo y por lo general producía ternura en la gente. Lola tenía la costumbre de tomar su rostro y dejarle besos en toda la cara cada vez que él hacía una mueca sin darse cuenta. But I'm creep—. Bueno, como sea. Sólo venía a darte la bienvenida y aconsejarte de bajar la música antes de que mi madre llame a la policía.

I'm weirdo

La muchacha soltó una risa y él volvió a sonreír ¿Eso significaba que le caía bien? Quiso agregar algo más, pero antes de ser capaz de pronunciar una palabra, ella le cerró la puerta en la cara.

What the hell i'm doin' here?

Jordan permaneció unos segundos observando la entrada, confundido. Durante un momento creyó que quizá fue a buscar algo y volvería a abrirle la puerta, pero eso no pasó. Se mantuvo en silencio mientras la canción acababa y no fue hasta que comenzó la siguiente, que se percató de que el volumen había descendido.

Eso había estado bien.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro