1.
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jimin se encargaba de algunos pedidos detrás de la vitrina que mostraba los productos, atendía a los clientes con una gran sonrisa y amabilidad, característico en él.
miraba con orgullo cuánto sus ayudantes de esforzaban por realizar bien su trabajo, manteniéndose firme ante su juramento de tratar a los clientes con amabilidad y respeto, que el mismo jefe había impuesto como regla.
era casi imposible que a sus veinte años de edad ya tenga un negocio próspero, pero todo se debía al apoyo de sus padres y amor por la repostería.
sus padres nunca habían dejado de apoyarlo, desde que decidió abandonar la carrera de medicina por lo difícil y poco estable que se hacía para él, hasta en su deseo por abrir un negocio.
desde muy pequeño demostró sus habilidades en la repostería, ayudando a su abuela con los postres para días festivos, colándose en la cocina de su casa por las mañanas para sorprender a sus padres con un delicioso postre para desayunar.
siempre se había sentido orgulloso de la persona que es a lo largo de su corta vida.
volviendo a su trabajo, la campanilla de la puerta sonó avisando de un nuevo cliente, se acercó rápidamente al mostrador para mirarlo.
su garganta se sintió seca cuando miró a un chico alto acercarse con una mirada seria, su lobo bajó sus orejas en cuanto la seria mirada se posó en él, y a pesar de sus instintos en querer bajar la cabeza, se mantuvo firme.
aún así, tuvo que alzar un poco la cabeza para mirar al desconocido, quien ahora contaba con una mirada de sorpresa.
su lobo enloqueció en su interior, daba saltos por todos lados mientras aullaba, claramente no era solo porque el chico frente a él era un alfa, había algo más.
ambos se encontraban viéndose directamente a los ojos, hasta que jimin decidió cortarlo para carraspear y mirar avergonzado a la caja a su lado.
- uh, bienvenido a mimi castle, ¿que desea ordenar?
- ¿cuál es tu nombre? - preguntó con interés.
el corazón de jimin bombeó con fuerza
- ¿uh? soy.. park jimin, un gusto..
- jeon jungkook, pero, puedes llamarme como gustes.
el omega casi se desmaya cuando jungkook le mostró una linda sonrisa.
- entonces, jungkook ¿que deseas ordenar?
- ah sí, una caja de cupcakes, los que tú quieras, no tengo preferencia. - reposó sus hombros en la vitrina
- c-claro, dame un segundo.
jimin prácticamente corrió hasta la puerta blanca a unos metros de él, se recostó en la pared y tocó su pecho agitado.
- ¿que fue eso? uh, un lindo alfa me sonrió... - soltó una risita y sintió sus mejillas sonrojarse.
tomó una caja para los cupcakes y regresó a su lugar anterior, con las manos temblando sacó los cupcakes uno por uno del mostrador de la vitrina, buscó los más bonitos y los colocó con delicadeza extrema en la caja, de la misma manera la cerró.
- son.. - alzó la mirada, encontrándose directamente con la mirada atenta del alfa hacía él.- s-son cinco dólares.
terminó por acercar la caja al chico quien la tomó con una sonrisa chiquita, le entregó el dinero y esperó el cambio.
jimin trataba de calmar al lobo en su interior.
el alfa se encontraba tan igual o peor que él, estaba encantando con el omega que lo atendía, ni siquiera se molestaba en disimularlo, estaba siendo un completo desvergonzado.
pero era la primera vez que un omega le gustaba tanto como para que su lobo saltará de felicidad y aullara por besar sus mejillas.
jimin entregó el cambio con un agradecimiento por la compra y el recibo.
- gracias a ti bonito, ten buen día.
jungkook se giró y con todo el pesar de su lobo, salió del local. nadie lograba quitarle la sonrisa de la cara, ni siquiera cuando llegó con sus amigos.
- y a este que le pasa?
eunwoo se alzó de hombros mientras abría la caja.
- uh, que bonito es.. - escucharon susurrar a jungkook e inmediatamente empezaron a silbar y molestarlo.
- ¿bonito? ihhh, ¿amor a primera vista?
Jungkook no respondió, siguió abrazando con fuerza el cojín mirando el techo con una sonrisa.
ni siquiera comió de las donas por pensar en el omega de la cafetería.
¿jimin? estaba peor, había dejado a su ayudante nuevamente en su puesto y había salido del local a tomar aire, estaba sonrojado hasta las orejas y su lobo no dejaba de saltar.
y muy en el fondo, deseaba volver a ver al alfa de sonrisa dulce, y ese alfa a él.
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