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Pequeño Regalo

Michelle sonrió después de colgar la llamada con Peter, le deseó buena suerte internamente y dejó su teléfono de un lado.

Salió de su habitación y fue a la de su hermana, sonrió al ver a Jessica tan linda utilizando un vestido negro y maquillaje de tonos púrpuras.

—Alguien se ve elegante.

Jessica volteó a verla y sonrió.

—Estoy nerviosa, ésta es la primera cita que he tenido en años, y desde que estoy sobria...—suspiró, y Michelle fue hacia su hermana y la tomó de las manos.

—Jessie, recuerda los ejercicios respiratorios que nos enseñó mamá.—ambas inhalaron y exhalaron lentamente.—¿te sientes mejor?

—Un poco, gracias. ¿Quisieras que te dejara en algún lugar en mi camino al restaurante?

—No, gracias, prefiero quedarme. Tengo tarea que hacer.

—Si tú lo dices...

Jessica tomó su bolso y MJ la acompañó hasta la puerta, en donde Jess tomó una chaqueta de un gancho al lado de la puerta.

—Recuerda cerrar la puerta y las ventanas con llave y no abrirle a nadie.

—Jessica, no soy una niña, y ni que fuera la primera vez que me dejas sola en casa.—la menor de las hermanas Jones bufó.

—Nunca se puede ser demasiado cuidadosa.

—Suenas como papá...

Jessica rodó los ojos.

—Me daré cuenta si algo está fuera de su lugar, recuerda que soy una detective.

—No me digas, Sherlock.—Habló la morena con sarcasmo.

Jessica suspiró.

—Antes de que se me olvide...—fue a la mesa del comedor y tomó un sobre, se lo dio a Michelle y ella lo miró, confundida.—un chico vino y te dejó esto, dijo que era tu compañero de clases.

—¿En serio?—sostuvo el sobre entre sus manos, sin tener idea de qué podría ser.—¿te dijo su nombre?

—Sí, un tal Peter Romanoff. Tenía el cabello con mechas rojas y llevaba piercings en las orejas, y traía puesto delineador... ¿acaso te estás juntando con emos?

—¿Peter... Romanoff?—Preguntó, sorprendida, ignorando el comentario de parte de su hermana. ¿Qué podría haberle dejado su amigo más reciente?

—¿Ustedes son amigos?

—Podría... decirse...—dijo, sonrojándose ligeramente. Jessica levantó una ceja, pero luego se encogió de hombros.

—Como sea...

—Bueno...—la morena se rascó el cuello.—que te diviertas, salúdame a Luke.

—Nos vemos en unas horas, o mañana, si tengo suerte.

Michelle hizo una mueca de desagrado ante ese comentario y Jessica se fue mientras reía a carcajadas. MJ suspiró y cerró la puerta con llave, se sentó en el sofá de la sala, la televisión estaba encendida pero con el volumen apagado en el canal de noticias, tomó el control y la apagó. Miró el sobre que tenía entre sus manos, pudo sentir algo pequeño y redondo adentro, en una parte del sobre estaba escrito «Para MJ, de parte de tu aliado favorito, con ayuda de la princesa Shuri.»

Abrió el sobre y sacó sus tres contenidos: dos pequeños auriculares y un tipo de disco con un botón en el medio.

Curiosa, presionó el botón del disco, y éste se resbaló de sus manos una vez salió un tipo de luz, el disco cayó encima de la mesa de centro y Michelle observó, asombrada, cómo empezaba a reproducirse un holograma del aparto.

«—Hola señorita White Tiger, grabo éste mensaje porque me da flojera escribir, y porque tengo prisa, además me gusta el toque misterioso.—dijo la princesa Shuri a través del holograma, Michelle pudo reconocer la voz de Shuri, pero su cara era cubierta completamente por una máscara de Spider-Man. De Spider-Man, como si la hubiera comprado en una tienda de disfraces.—Mi nombre es Aja Adanna, y tengo entendido que tú eres aliada de mi amigo, él me pidió que hiciera esto por ti, no sé porqué, en realidad, pero preferí no hacer preguntas. Probablemente te preguntas qué son esas cosas que inventé para ti—Michelle observó entre sus manos los pequeños auriculares.—, estos audífonos especiales te permitirán escuchar hasta lo que pasa a cinco calles de distancia. Tan solo póntelos y ajusta el volumen y podrás escuchar hasta una conversación desde afuera de una casa. Puede que ésta sea la última vez que me comunique contigo, así que, hasta entonces. Aja Adanna, fuera.»

El holograma se acabó y el pequeño disco explotó, literalmente, salieron chispas seguidas de humo y Michelle tuvo que apagarlo y tirarlo antes de que se activara la alarma de incendios.

Suspiró sosteniendo ambos auriculares en sus manos, y recordó las palabras de Shuri (o mejor dicho, Aja.) en el mensaje. Por un momento temió que Peter le hubiera dicho a la princesa sobre su doble vida como White Tiger, Shuri en el mensaje se había dirigido hacia ella por su nombre de anti heroína, y se había puesto un disfraz y había utilizado un tipo de nombre de alter ego, y no dudaba que se trataba de Shuri, ¿quién más podría crear un holograma que se auto destruía y unos auriculares que te permitían escuchar lo que fuera?

Shuri hasta le había contado a Michelle sobre sus inventos durante la pijamada de hace unas noches. De todos modos, Peter le había dicho a alguien sobre su conocimiento de quién era White Tiger... no había roto exactamente su promesa, pero, aún así, Michelle no pudo evitar sentirse culpable ante el pensamiento de Peter poniéndose en peligro por saber sobre su identidad.

Suspiró, y agregó a su lista de quehaceres mental el que tendría que agradecerle a Peter por aquel pequeño regalo la próxima vez que lo viera.





•••





Hace unos años, cuando no tenía ni la más mínima idea de que su vida cambiaría al convertirse en White Tiger, Michelle había recibido una invitación a una fiesta hecha por Felicia Hardy.

Dado a que las dos nunca habían llegado ni llegarían a ser amigas, y ya que Michelle sabía que la única razón por la que había recibido una invitación fue porque Felicia quería presumir de su estilo de vida, decidió no ir a la fiesta, pero aún así no había tirado la invitación. Lo cual, ahora, le había sido útil, ya que al haber tenido a mano la dirección de la Mansión Frisk, pudo llegar sin problema alguno.

Se escabulló y corrió por los jardines con cuidado de no ser vista por las cámaras de seguridad, se escondió por detrás de unos arbustos mientras que veía esa limusina llegar, y pudo divisar a Felicia salir de la limusina y entrar a la Mansión acompañada de un hombre alto y en traje.

Esperó unos segundos para que pudieran entrar a la Mansión, luego se escabulló por el jardín y cuando se aseguró de que no había nadie alrededor, trepó por un árbol hasta llegar a la punta, se sentó en una rama, observado a sus alrededores. Esperó que pudiera ser confundida con las sombras, que no la vieran.

Tomó aire antes de dar un pequeño salto y subir más arriba del árbol, se sujetó de la rama de en la que estaba sentada, en aquella posición podía ver una ventana que daba a lo que parecía ser una oficina, vio a Felicia, quien mantenía la mirada baja y entristecida, y después de unos segundos vio a quien reconoció como Wilson Frisk, el padre de Felicia.

Siguió las instrucciones que Shuri le había dejado en el holograma, moviendo un pequeño botón en el cetro de auricular, acomodó el volumen, primero escuchó un zumbido que hizo que le dolieran los oídos, pero luego escuchó unas voces que hablaban claramente, como si estuviera presente con Felicia y Frisk en aquella oficina.

—... ¡NIÑA ESTÚPIDA! ¡PEQUEÑA ZORRA!—escuchó la voz de Wilson gritar, y Michelle se tapó la boca con la mano. Se acomodó para poder ver mejor, y pudo alcanzar a ver a Frisk golpear a Felicia, se estremeció. Habían otros hombres más en esa habitación, uno musculoso utilizando pieles de animales, otro alto y de apariencia escalofriante, y reconoció casi instantáneamente al tercero: ¿el doctor Octavius? ¿El maestro de ciencias? ¿Qué hacía él en la Mansión de los Frisk? ¿Por qué se quedaba quieto y callado y no hacía nada para impedir ese acto de violencia hacia una de sus estudiantes?

Felicia cayó al suelo ante el impacto del golpe y White Tiger pudo escuchar como sollozaba, se sorprendió al ver que Felicia tenía una venda en una de las mejillas.

—¡NO ES MI CULPA!—escuchó a Felicia sollozar.—¡YO NO SABÍA QUE ÉL ES...! ¡NO TENÍA NI IDEA DE QUE SU MADRE...!

Frisk no dejó que Felicia terminara y la tomó de un brazo fuertemente, levantándola un poco del suelo y arrancando de la mejilla de su hija el vendaje que cubría la piel, Michelle soltó un jadeo de sorpresa al una cicatriz formada por tres marcas que le cubría casi toda la mejilla izquierda a Felicia. Parecía hecho por un animal salvaje. Bajó la mirada, viendo con horror las garras que se formaban en sus manos al usar el amuleto. Recordó cómo había terminado su pelea contra Black Cat.

Ya no había duda, Felicia Hardy era la ladrona Black Cat.

Escuchó cómo Felicia sollozaba fuertemente, pudo ver que el rostro de la platinada estaba lleno de lagrimas.

—¡PADRE, POR FAVOR...!

—¡ERES HORRIBLE!—Gruñó Frisk, con asco.—¡NINGÚN HOMBRE TE VA A QUERER MIENTRAS TENGAS ESA COSA EN TU CARA! ¡Y AHORA VAS A TENER QUE VIVIR CON ESO!

—¿Q-Qué...?—tartamudeó Felicia, intentando levantarse del suelo.—N-No puedes hablar en serio, padre, por favor, tienes que ayudarme, tienes que hacer que me quiten esa cosa...

—¡NO TE ATREVAS A DECIRME QUÉ HACER!—Gritó Frisk tomando a Felicia del cuello y levantándola del suelo.—¡TÚ PARA LO ÚNICO QUE SIRVES ES PARA SEGUIR MIS ÓRDENES!

Al escuchar cómo Felicia respiraba con dificultad Michelle se dio la cuenta de que Frisk la estaba ahorcando. No podía solo observar y no hacer nada. A pesar de que nunca se llevó bien con Felicia, sabía que ni siquiera ella merecía ese tipo de tratamiento.

Saltó de la rama del árbol en el que estaba y atravesó la ventana de la oficina de Frisk, no le importó el sentir los cortes hechos por el vidrio roto, se levantó rápidamente y vio que todos los presentes en la habitación la veían sorprendidos. Wilson soltó a Felicia, quien cayó al suelo y empezó a toser fuertemente mientras que intentaba tomar aire.

—¡El amuleto!—Gritó el hombre musculoso con pieles de animales, apuntando a White Tiger.—¡ese es el amuleto del White Tiger!

Wilson Frisk miró a Tiger con odio y apretó los puños.

—Tombstone, Kraven, elimínenla. Y tráiganme el amuleto cuando terminen.

Y salió de la oficina acompañando de Octavius como si nada hubiera pasado.

Michelle apretó los puños, mientras que los dos secuaces de Frisk se acercaban a ella, lentamente. Felicia se arrastró a sí misma hasta llegar a una esquina de la habitación, y la furia de Michelle aumentó al notar que Felicia también tenía moretones en los brazos y piernas, lo cual se podía notar gracias a sus shorts de pijama y camiseta sin mangas.

White Tiger pateó a Kraven en la muñeca cuando éste sacó una daga e intentó atacarla, Kraven dejó caer la daga, pero al agacharse tomó a White Tiger del tobillo y lo jaló, causando que ella tropezara y cayera encima de la alfombra.  Tombstone sacó una pistola y le apuntó, ella rodó por encima de la alfombra, esquivando las balas cuando Tombstone empezó a disparar.

Pudo volver a levantarse y Kraven soltó un gruñido y corrió hacia ella, Tiger corrió hacia el cazador y le atravesó el pecho con las garras, pero, para su sorpresa, Kraven no mostró dolor, el hombre la empujó y cuando Tombstone volvió a disparar Michelle saltó, se subió encima del escritorio y corrió esquivando las balas. Saltó del escritorio y encima de Tombstone, y soltó un fuerte gruñido al arañar la cara del hombre con sus garras, una de las garras atravesó el ojo izquierdo de Tombstone y éste empezó a sangrar, el hombre gritó y dejó caer la pistola, empujó a Michelle y mientras que Tombstone se retorcía de dolor, corrió hacia Kraven, quien seguía con la herida en el pecho pero no parecía afectado por ello, y lo golpeó en el rostro.

Kraven volvió a sacar sus dagas e hizo cortes el el aire al intentar apuñalar a White Tiger, quien los esquivaba ágilmente, la chica pudo llegar a notar que, en una esquina de la oficina, había un tipo de armadura de caballero medieval decorativa, que sostenía un mazo redondo con púas. Corrió y le arrebató el mazo a la armadura, éste era pesado, pero pudo sostenerlo con ambas manos, y después de darle unas vueltas en el aire para tomar impulso goleó a Kraven en el estómago con el mazo, justo encima de la herida hecha por las garras de Michelle.

Ésta vez Kraven soltó un fuerte grito y cayó al suelo, apoyándose contra una pared. Michelle respiraba aceleradamente por la adrenalina del momento, dejó que el mazo cayera al suelo causando un fuerte ruido y volteó a ver a Felicia, quien se mantenía sentada en una esquina con una expresión de profundo horror en su rostro, tenía las piernas contra su pecho y se cubría las orejas con las manos, lágrimas aún caían por sus mejillas. Parecía una pequeña niña asustada que intentaba esconderse mientras que sus padres peleaban.

—Vamos...—dijo agachándose y extendiendo una mano hacia Felicia.—ven conmigo, te llevaré a un lugar seguro...—Felicia negó con la cabeza rápidamente—... no tienes porqué temerme, yo te ayudaré...

—¡NO QUIERO TU AYUDA!—Gritó Felicia, cubriendo con sus manos la mejilla en la que estaba la cicatriz.—¡NO ME MIRES!–Sollozó.—¡SOY HORRIBLE!—levantó la mirada y vio a White Tiger con odio.—¡ESTO ES TU CULPA! ¡POR TU CULPA JAMÁS VOLVERÉ A SER HERMOSA! ¡POR TU CULPA ÉL JAMÁS ME AMARÁ!

Si Felicia quería hacer que Tiger se sintiera culpable, lo logró. Michelle estaba consciente de ello, Felicia tenía razón, fue Michelle quien le había causado esa fea cicatriz en el rostro...

Felicia estaba dañada, podía notarlo. Dañada de la cabeza. Necesitaba ayuda. White Tiger estaba por volver a ofrecerle su ayuda cuando se escuchó un disparo y la morena soltó un grito fuerte al sentir aquel dolor en su vientre. Tombstone, apoyado contra una pared y cubriendo su herida en el rostro, le había disparado a la portadora del amuleto del White Tiger.

—Dulces sueños, tigresita.—dijo el hombre con una voz profunda y espeluznante.

Michelle sintió sus ojos llenarse de lágrimas, el dolor era insoportable, jamás había sentido algo parecido, pero, el amuleto le daba resistencia, tal vez, si tenía tiempo, podría escapar y conseguir ayuda...

Corrió como pudo y saltó por la ventana, aterrizando encima de un arbusto. Aún con el enorme dolor y la sangre que manchaba su traje blanco, se levantó, corrió por los jardines de la Mansión Frisk y cuando llegó a la reja principal, saltó y trepó hasta que pudo salir de los terrenos de la Mansión. Corrió lo más rápidamente que pudo mientras que la herida empeoraba y el dolor aumentaba, rezaba en sus interiores para que esa no fuera su última noche.

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