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Niña Tigre

—¿Qué Romanoff no es un apellido ruso?

Peter metió unos libros en el casillero antes de ver a aquella chica que no había dejado de hablarle desde que la primera clase había acabado: Gwen Stacy, una linda rubia de ojos azules, cuyo cabello era corto con un flequillo. A Peter le recordaba un poco a Sabrina la bruja adolescente.

—... Sí...—Dijo, esperando no decir algo que arruinara la misión o diera señal de que tenía relación alguna con los Avengers.

—¿Entonces eres ruso?—Preguntó Cindy, una adorablemente bajita chica asiática.—pero si no tienes acento.

—Es el apellido de mi madre.—Explicó.—mi madre adoptiva. Nací en Queens, pero después de que ella me adoptó, empezamos a mudarnos mucho por su trabajo.

—Oh!—Dijeron Cindy y Gwen al mismo tiempo, y Peter se sintió agradecido de que las dos entendieran que sería mala idea preguntarle cómo había terminado en un orfanato.

—... Por última vez, no conozco a Harry o a Meghan, no conozco personalmente a ninguna otra familia real de hecho. Es mi hermano el que se encarga de eso.—Peter volteó a ver a Shuri, quien, una vez terminó la primera clase, empezó a ser perseguida por algunos estudiantes que no paraban de hacerle preguntas sobre Wakanda.

—¿Entonces de que se encarga usted en el castillo?—Preguntó una chica de piel morena, Peter no podía recordar su nombre en esos momentos.

—Paso la mayoría del tiempo en mi laboratorio trabajando en mis proyectos.

—¿Cuáles proyectos?

Peter puso sus manos encima de los hombros de Shuri, sorprendiendo a la chica, quien volteó a verlo.

—Esoooo, es confidencial.—Le sonrió a Shuri.—no creo que a su majestad el rey T'Challa le agrade que usted esté hablando sobre sus proyectos, ¿no cree, alteza?—Le susurró a la princesa y Shuri soltó un bufido.

Peter escuchó una carcajada a sus espaldas y volteó, un chico de piel morena lo veía con una sonrisa maliciosa y de brazos cruzados.

—¿Así que dices que te mudas mucho, eh Romanoff?—Peter intentó recordar el nombre del chico. Eugene... Flash... no le gustaba conocer muchas personas al mismo tiempo, ya que no era muy bueno recordando nombres. Por eso siempre le desagradó tener que cambiar escuelas.—¿si es así, cómo es que tú y la princesa se conocen? Más bien, ¿si no eres de Wakanda, porqué el rey T'Challa dejaría que te convirtieras en el guardaespaldas de su hermanita?

Peter lo ignoró y vio a las personas que estaban hablando con Shuri.

—Si me disculpan, tengo que acompañar a la princesa a su siguiente clase.

Aún tomando a Shuri de los hombros, guió a la chica por el pasillo, esperando no volver a recibir más preguntas durante el resto del día...

—¿Acaso tú y la princesa están saliendo, Romanoff?—Gritó Flash.

Peter se detuvo. Sintió su sangre helarse. Volteó a ver a Flash, a Gwen, a Cindy y a las demás personas que los veían asombrados y—aparentemente—aguantando las ganas de reír.

Sus mejillas se sonrojaron, miró a Shuri, quien lo veía sonrojada. Soltó a la princesa, se puso la capucha de su sudadera y ambos siguieron caminando sin dirigirse la palabra al otra.





•••





—¡Aaaaaargh!—Shuri ahogó su grito poniendo su mochila contra su cara. Dejó la mochila en el piso y se sentó con la espalda apoyada contra la pared. Suspiró.—Vaya primer día.

—Las cosas no son tan malas...—Dijo Peter.—alteza, yo no soy nadie para darle ordenes, pero le aconsejaría que no hablara sobre asuntos Wakandianos mientras que estamos aquí.

—¿¡Crees que no lo sé?!—Shuri enrolló una de sus trenzas alrededor de uno de sus dedos.—no puedo creer que pensaran que usted y yo... que nosotros...—hizo una mueca.—no se ofenda, señor Romanoff, pero usted no es mi tipo.

—¿Es porque soy blanco, verdad?—Peter fingió ofenderse y luego soltó una carcajada mientras que Shuri bufaba. Sacó una cajetilla de cigarrillos del bolsillo de su sudadera y encendió uno. Miró a la princesa mientras que ponía el cigarro en su boca y empezaba a fumar. Por un momento se imaginó siendo la pareja de la princesa Shuri, como lo habían dicho aquellos chicos, pero la imagen desapareció rápidamente. No negaba la belleza de la princesa, y admitía que le gustaban las chicas inteligentes, pero no podía imaginarse siendo novio de Shuri.

Era mujeriego, pero no tan mujeriego.

—¿La señora Romanoff sabe que usted fuma?—Preguntó Shuri mientras que Peter exhalaba el humo.

—No, y agradecería que no le dijera a mi madre.

—¡Esas cosas son malas para el cuerpo!

Lo sé, Shuri, al igual que sé que los Avengers, incluidos mi madre y su hermano, nos joderán si no seguimos con nuestra investigación.—Se sentó en el piso al lado de Shuri y puso el cigarro en su boca mientras que sacaba su laptop de su mochila. La encendió, puso la clave y abrió un archivo que tenía la información del sospechoso que estaban investigando.—de acuerdo...—se sacó el cigarrillo de la boca para exhalar el humo. Shuri hizo una mueca y se hizo a un lado. Por lo menos estaban al aire libre.—nuestro sujeto es el doctor Otto Octavius, se graduó con varios honores y doctorados antes de cumplir los dieciséis gracias a su gran ingenio.

—Sabemos que asistió a Midtown y que empezó a trabajar para varios empresarios para construir máquinas e inventos, y eventualmente se volvió compañero de Klaue.—Dijo Shuri leyendo la información que ella tenía.

—Fueron compañeros durante más de veinte años hasta que Klaue se convirtió en el fugitivo más buscado de Wakanda y ese mismo año Octavius pasó por una crisis psicótica, durante la cual fue internado en un manicomio después de que matara a su esposa y su hija fuera dejada en un orfanato. Él se quedó en aquel loquero durante diez años y el año pasado salió.

—Y si la información que recolectó el señor Fury y la señorita Danvers es verdadera, éste mismo año va a empezar a trabajar aquí en Midtown como profesor.

—Y nuestro trabajo es investigar al sujeto para asegurarnos de que no esté planeado algo lo suficientemente malo para que sea encerrado en una cárcel Wakandiana.

Peter y Shuri chocaron los puños como si fueran amigos de toda la vida, a pesar de que se conocían desde hace apenas unos días.

Peter terminó su cigarro y lo lanzó hacia el césped. Guardó su laptop en su mochila y se levantó.

—Bueno my lady, mejor vayámonos que no creo que le perdonen llegar tarde a clase solo por ser una princesa.—hizo una exagerada inclinación y extendió su mano hacia Shuri. La chica soltó una risa.

—De acuerdo, pero no vuelvas a llamarme my lady.





•••





—¡Jess, ya llegué!—Anunció Michelle entrando al departamento de su hermana. Se quitó su chaqueta y su mochila y las lanzó al sofá. Pudo saber que su hermana estaba en casa ya que podía oler la salsa del espagueti que Jessica cocinaba de vez en cuando para la cena.

—¡Pon tus cosas en tu habitación!—Gritó Jess desde la cocina. Michelle suspiró y dejó su mochila y su chaqueta en su habitación. Michelle vivía con su hermana desde que tenía alrededor de unos trece años, ya que sus padres al ser unos reconocidos doctores se fueron a varias partes del mundo a intentar curar enfermedades. El departamento de Jessica era pequeño, pero con solo dos habitaciones y una pequeña sala que se conectaba con la cocina era bueno para que las dos vivieran juntas.

Cuando MJ volvió a la sala Jessica estaba poniendo dos platos de espagueti en el comedor. MJ sacó unos cubiertos para que ambas comieran y unos vasos.

—Ah ah!—Exclamó Jess cuando Michelle ya estaba llevando el tenedor con el espagueti a su boca.—primero, hay que dar las gracias.

—¿Desde cuando somos religiosas?

—Mamá y papá daban las gracias cada vez que podíamos cenar juntos. Y hay una buena razón para estar agradecidas hoy.

Michelle no pudo evitar sentirse confundida, ya que normalmente su hermana no se comportaba tan positiva. De todos modos tomó las manos de Jessica y cerró los ojos mientras que la mayor hablaba.

—Gracias señor porque hoy me pagaron en mi asqueroso trabajo como investigadora y pude comprar cosas para hacer la cena en lugar de pedir comida china, porque nuestros padres están intentando salvar vidas en... no me acuerdo dónde están ahora, por mi hermana Michelle, quien tiene buenas calificaciones y quien a pesar de ser un poco pretensiosa, es una gran activista y ha podido pasar por protestas sin ser arrestada.—Michelle rió ligeramente.—... y porque hoy me dieron mi ficha de un año de sobriedad. ¡amén!

—¿Hablas en serio?—Michelle abrió los ojos y en cuanto su hermana mencionó lo de la ficha la veía casi sin poder creerlo.—¡Jess, eso es grandioso!

—Te dije que había algo para estar agradecida.—Jessica esbozó una sonrisa.

No fue sorpresa que Jessica pasara por una depresión después de despertar de un coma y descubrir que había quedado huérfana, ya que hace diez años, cuando tenía la edad de Michelle, su familia biológica había tenido un accidente automovilístico y sus padres biológicos, junto con su hermano menor, murieron y ella quedó en coma. No mucho tiempo después de que despertara, los padres de Michelle la adoptaron, y pagaron por terapias para que pudiera aceptar mejor lo sucedido y adaptarse a su nueva vida, pero aún así fue diagnosticada con una depresión que la llevó al alcoholismo. El señor y la señora Jones la habían llevado a un grupo de apoyo para que dejara el alcohol, y como acababa de mencionar, acababa de cumplir un año estando sobria.

—¿Por qué no le dijiste que ahora la realeza va a tu escuela? Con razón papá y mamá pagan tanto para que vayas a aquel lugar...

—¿Huh?—Levantó la mirada y vio a su hermana.

—Vi en las noticias que la princesa de Wakanda empezó a estudiar en Midtown. ¿Por qué no me lo dijiste?

—Yo no me había enterado hasta ésta mañana, cuando ella llegó a la clase.

Jess miró a Michelle con los ojos muy abiertos.

—¿¡Ella está en tu clase?!

—En varias de mis clases.

—¿Y cómo es ella?

MJ se encogió de hombros.

—No le hablé, no tenía ganas, se sentiría raro el tener una conversación con alguien quien es un heredero a un trono. Además todo el día fue perseguida por unos chicos que no paraban de hacerle preguntas sobre Wakanda y por su guardaespaldas.

—¿Guardaespaldas?

—Sí, un chico de mi edad quien dudo mucho que sea Wakandiano, es tan blanco como la leche. Nadie sabe cómo fue que él y la princesa se conocieron, ya hasta hay rumores de que están saliendo.

—¡Ja!—Jessica soltó una carcajada.—¿te imaginas? ¿A la princesa de Wakanda siendo novia de un niño blanco? No creo que eso le guste al rey T'Challa.

MJ rió, y después de pensarlo un poco no pudo imaginarse al chico ese siendo novio de la princesa Shuri. Después de haberlos observado un poco durante el día, no pudo detectar química entre ellos, y se veían al otro como si fueran desconocidos.

Aún así, no podía evitar pensar que en cierto modo, Peter Romanoff era lindo.

Negó con la cabeza, intentando quitar esos pensamientos, y siguió comiendo.

Aquella noche fue su turno de lavar los platos mientras que Jessica estaba trabajando en un caso que le habían asignado. Una vez terminó, le dijo a su hermana que se iría a dormir y se encerró en su habitación.

Se puso de rodillas y metió una mano debajo de su cama. Sacó una pequeña caja de madera, la abrió, y adentro había un amuleto verde con apariencia parecida a un tigre.

Michelle suspiró. Seguía sin entender porqué su primo lejano, el cual no veía desde hace años, le había mandado por correo aquel amuleto. El amuleto del White Tiger.

Nunca quiso nada de eso. Nunca quiso ser una heroína, o, en su caso, una antiheroína, pero no podía evitarlo, cuando se ponía el amuleto de White Tiger, sentía cómo sus sentidos, sus habilidades, todo de ella mejoraba. Se convertía en una bestia salvaje, y ya no había vuelta atrás una vez la bestia fuera domada.

Había tomado control de las habilidades que le daba el amuleto, había aprendido a pelear utilizando las garras en las que se convertían sus manos. No había vuelta atrás. Le encantaba ser White Tiger, y Nueva York ya sabía de la Vigilante que rondaba por las noches.

Abrió su armario y escondido entre su ropa sacó su traje, el cual ella misma había hecho, aprovechándose de aquella vez en la que su madre le había enseñado a coser y bordar ya que según la mujer, era algo que todas las mujeres debían de saber hacer. La Michelle de once años tuvo que aguantar las ganas de decirle a su madre lo malo de su comentario.

El traje era completamente blanco, a excepción de las rayas de tigre negras, mangas cortas y guantes largos sin dedos, junto con unas botas para correr, también blancas, y una máscara que le cubría parte de la cara.

Sujetó su cabello en una coleta y se desvistió para luego ponerse el traje. Se vio en su espejo de cuerpo completo mientras que se ponía el amuleto, una vez lo tuvo puesto, cerró los ojos al sentir el efecto del místico amuleto de White Tiger hacer efecto, apretó los puños y sintió cómo sus uñas se hundían en la tela del traje mientras que se convertían en garras.  Abrió los ojos. Estos pasaban de ser marrones a ser de un brillante verde esmeralda cuando tenía puesto el amuleto, y pudo sentir los colmillos filosos crearse en su boca.

Se aseguró de que la puerta estuviera bien cerrada antes de salir por su ventana y trepar la escalera de incendios. Estando en el techo del edificio, tomó aire y empezó a correr con una rapidez que le sería útil en la clase de educación física. Con la rapidez y la agilidad de un tigre, corrió, saltó y trepó por los edificios de Nueva York, buscando con la mirada algo como un ladrón de bancos, o los típicos maleantes que salían en la noche. Esperaba que no fuera una de esas noches tranquilas, ya que una vez tenía puesto el amuleto, tenía la necesidad de descargar la adrenalina que sentía.

Se agachó de rodillas encima del techo de un edificio del cual era uno de los vecindarios más peligrosos de esa parte de Nueva York, observado, vigilando, esperando a que algo pase.

Sintió una punzada en la parte de atrás del cuello, poniéndose alerta al notar una figura a lo lejos que parecía volar por los aires. Empezó a correr y a saltar para poder alcanzarle, y cuando estaba a tan solo unos edificios de distancia, lo vio:

Una figura con un traje rojo y negro, lanzando algo de sus muñecas y balanceándose por los aires.

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