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Black Cat

Felicia se quedó dormida una vez terminaron y Peter sonrió, y le besó la frente para luego cubrir el cuerpo de la chica con una sábana.

Se visitó poniéndose solamente sus bóxers y un pantalón, salió y caminó con cuidado por el pasillo hasta llegar a la sala, no había una señal alguna de su madre o la princesa, y teniendo en cuenta lo que acababa de hacer con Felicia, supuso que Natasha lo estaría esperando en la sala lista para darle una gran regañada.

Ya había pasado antes.

Las puertas de las habitaciones de Shuri y Natasha estaban abiertas y no había nadie, así que supuso que las dos seguían de compras. Alguien tocó la puerta principal, él fue rápidamente hacia su habitación para ponerse una camisa y fue a abrir la puerta.

Era un repartidor de pizza, sosteniendo una caja de pizza en la mano. Mantenía la mirada baja, así que no podía ver su cara, y llevaba puesto una gorra con el logotipo de la pizzería. 

—Eh... yo no pedí pizza.—Dijo Peter.

—Y yo no soy un repartidor de pizza.—el hombre levantó la mirada, revelando su cara cubierta por una máscara roja y negra, y Peter tragó saliva mientras que él sacaba un arma y le apuntaba.

—¿Wade?

—No, tu madre.—Peter retrocedió, levantando las manos, intentando recordar el entrenamiento de parte de su madre, y Deadpool entraba al departamento.—por fin te encuentro, Peter Romanoff. Ahora dime: ¿de cual forma crees que debería matarte?

—Prefiero de ninguna.

Wade soltó un bufido.

—¡Debiste pensar en eso antes de decidir quitarle la inocencia a mi sobrina!

—¡Eso fue hace un año, Wade! Y de todos modos, ella había perdido la inocencia mucho antes de que la conociera...—se sonrojó al recordar eso y sintió cómo Wade pegaba la pistola contra su frente.—Okey, Wade, no hagamos una tontería... especialmente porque tengo a una chica durmiendo en mi habitación.

—¿Una chica, eh? ¿Y cuanto le pagaste?

—¡Lo mismo que le pagué a tu madre!

Pateó al mercenario en su entrepierna, Wade chilló de dolor, pero luego soltó una carcajada.

—¿Con que así quieres hacer las cosas, eh?—se quitó el cinturón que tenía sus pistolas y sus katanas y lo lanzó a un lado de la sala.—¡pues dale, arañita! ¡Puedo hacer esto todo el día!

Peter golpeó a Wade y el mercenario lo jaló del brazo, haciendo que el chico tropezara y cayera al piso, Wade se puso encima de él y lo golpeó, para luego sujetarlo de las muñecas. Peter frunció el ceño cuando Wade rió.

—¿Qué?—Preguntó.

—Esto me trae recuerdos.

Peter alzó una pierna y pateó a Wade en la entrepierna, aprovechó para levantarse y esquivó un golpe de parte de Wade.

—¿Peter?

El chico tragó saliva, volteó hacia el pasillo y vio a Felicia, quien tenía puesto solamente una de las camisas de Peter.

—¿Qué está pasan...?—Miró a Wade.—eh... ¿y éste quién es?

Wade se quitó su máscara, revelando su cara llena de cicatrices.

—Boo!—Felicia gritó y colapsó en el suelo.—Okey, ya basta de juegos...—Wade corrió, tomó su cinturón y sacó una de sus katanas. Peter se maldijo a sí mismo por no traer consigo si lanza telarañas.

—¿¡PERO QUÉ MIERDA ESTÁ PASANDO AQUÍ!?

Ambos voltearon a ver hacia la puerta, una asustada Shuri y una furiosa Natasha los observaban, Natasha cerró la puerta rápidamente, metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó una pistola, le apuntó a Wade, pero luego notó el cuerpo inconsciente de Felicia en el suelo.

—¿Pero qué...?—Miró a su hijo.—¿¡es en serio, Peter!?

—¡Puedo explicar!

Natasha gruñó.

—¡WADE WILSON!—Apuntó a Deadpool.—¡TE DIJE QUE SI VOLVÍA A VERTE CERCA DE MI HIJO DE MATARÍA DE TODAS LAS FORMAS POSIBLES!

—¡Y yo te dije que ibas a tener que esforzarte si querías matarme!

Peter se sintió verdaderamente asustado al ver a su madre así de enojada.

—¡No me importa el drama que haya entre tú y Peter, fuera de mi hogar y no te entrometas en nuestra misión! ¡Mejor vete a joder a los X-Men!

—¡Pero...!

—¡AHORA!

—¡Como usted diga, Honorable Milf!

—¿¡Milf!?—Exclamaron Peter y Natasha al mismo tiempo mientras que Wade tomaba su cinturón y se dirigía hacia la puerta, pero se detuvo y vio a Shuri.

—Alteza.—hizo una inclinación con la cabeza.—¿le han estado llegado a Ororo mis cartas?

—Sí, y le pido por favor que deje que mandarlas. Mi hermano ha estado alimentándolas a las panteras durante semanas.

—¿¡Ustedes tienen panteras!?

—¡FUERA!—Gritó Natasha y empujó a Wade para luego cerrar la puerta.—¡y tú!—le apuntó a Peter, quien retrocedió y tropezó con un mueble, haciendo que cayera. Nat miró a Shuri.—princesa, por favor, váyase a su habitación, puede que las cosas se pongan feas.

Shuri miró a Peter como si le estuviera diciendo «lo siento, buena suerte» y se fue a su habitación. 

—¡PETER CLINTON ROMANOFF!—Natasha gruñó mientras que ponía su pistola de vuelta en el bolsillo de su chaqueta.—¿¡cuando te dije que tenías permiso de ir a una cita con una chica, lo que escuchaste fue: «tráela al departamento en el que viven una Agente y una princesa y ten sexo con ella.»?!

—¿¡Cómo sabes que me acosté con ella!?

—¡Soy tu madre, lo sé todo!

—¡No lo tenía planeado!—Exclamó el chico.—¡empezó a llover así que vinimos aquí y...!

—¡No, no, no! ¡No quiero detalles!—gruñó y se quitó una de sus sandalias (¿desde cuando su madre usaba sandalias?) y la usó para empezar a golpear a Peter en torso y los brazos.

—¡Mamá, mamá, mamá, duele!

—¡Pues te lo mereces!—se volvió a poner la sandalia y miró a la chica inconsciente, en su rostro hubo horror.—¿te la jodiste antes o después de que se quedara inconsciente?

—¡Antes! ¡Antes, lo juro! ¡Y le pedí consentimiento, como tú me enseñaste!—había sido entrenado para soportar torturas e interrogaciones, pero esto... esto era una cosa completamente diferente.—¡se asustó tanto de ver a Wade que se desmayó!

Natasha suspiró y se apretó el puente de la nariz con el índice y el pulgar.

—¿Qué voy a hacer conmigo...?—Miró a Peter.—llévala a tu habitación y déjala ahí hasta que se despierte, cuando haga preguntas hazle creer que fue un sueño. ¡Y en el momento en el que se despierte la quiero fuera de aquí!

Peter se sonrojó, se levantó y cargó a Felicia en sus brazos hasta llevarla a su habitación, la dejó en su cama y suspiró, sintiéndose increíblemente mal por todo lo que había pasado.

Se sentó en su escritorio y miró los lentes Edith que había dejado en la mesa de noche, sintió un apretón en el pecho, se había dejado llevar por sus sentimientos encontrados hacia Felicia y por las hormonas adolescentes y había dejado de lado la verdadera razón por la que había invitado a Felicia a una cita.

—Oh, Feli, hiciste que cayera en tu trampa...—Murmuró.

Cuando terminó de tratar la nariz ligeramente sangrienta que había conseguido en su pelea contra Wade, Felicia se despertó, y miró a sus alrededores, asustada.

—¿Q-Qué pasó?

—Te invité a una cita, fuimos a una cafetería, empezó a llover, vinimos aquí, nos empezamos a besar y...—rió cuando la chica le lanzó una almohada que lo golpeó en la cara.—te quedaste dormida después de que... lo hicimos.

Felicia se sonrojó fuertemente y cubrió su cuerpo con la sábana, a pesar de que llevaba puesto una camisa.

—¡Escúchame bien, Peter Romanoff! Que quede claro que no soy normalmente el tipo de chica que se acuesta con un chico en la primera cita, así que no pienses que soy algún tipo de...

—Jamás pensaría eso, en serio.—puso sus manos en los bolsillos de su pantalón.—normalmente ésta es la parte en la que te traigo el desayuno a la cama, o te pregunto si quieres un segundo round, pero mi mamá llegó y no está muy feliz que digamos...

—Mierda...

—Entonces, ¿quieres que te dé privacidad para que te vistas o...?

—¿Para qué? Después de lo que acabamos de hacer...—se levantó de la cama y Peter se apresuró a cerrar la puerta. No pudo evitar sonreír al observar el cuerpo de Felicia, y esperó que su sonrojo se haya ido una vez ella terminó de vestirse y ambos salieron a la sala.

Las cosas estaban extrañamente tranquilas, Shuri leía un libro sentada en el sofá y Natasha estaba en la cocina cortando unos vegetales encima de una tabla, llevaba puesta una de sus pelucas, la que la hacía verse azabache. Levantó la mirada y le sonrió a Peter y a Felicia, como si hace minutos no se hubiera encontrado gritando y apuntado con una arma.

—¡Cielos, Petey, ésta vez te escogiste a una que es linda! mucho gusto, querida, soy la señora Nathalie Romanoff, la madre de Petey.

—Es... un placer, señora Romanoff.—dijo Felicia, sonriendo nerviosamente, y Peter intentaba no reír al ver a su madre actuando así. Felicia miró a Shuri.—Princesa...

—Señorita Hardy.—Shuri levantó la mirada de su libro para saludar a Felicia con una inclinación de la cabeza.

—¿Te gustaría quedarte para cenar?—Preguntó Natasha.

—Lo siento, señora Romanoff, pero tengo que irme. Mi padre me está esperando... tal vez, otro día...

—Oh, qué pena... ¿te gustaría que te llevara? ¿O que te pida un taxi?

—No se preocupe, señora, tomaré el tren...

—Oh, entonces, ¡ve con cuidado!—dijo para luego continuar cortando los vegetales.

Peter intentaba no reírse cuando acompañó a Felicia hasta la puerta.

—Entonces... te veré en clases.

—Si es que sobrevive para seguir yendo a clases...—Peter volteó a ver a Shuri con una mirada acusadora.

—Bueno, me divertí mucho hoy... nos vemos, Feli.

Ella se puso de puntillas y el se inclinó, ambos se besaron antes de despedirse con un gesto con las manos. Peter cerró la puerta y miró a las dos mujeres, Shuri seguía leyendo y Natasha soltó un fuerte suspiro y se quitó su peluca, la dejó encima de un mueble y miró a Peter.

¡Última vez que traes alguien aquí que no sepa lo de la misión porque odio hacer eso!

—No sabía que eras tan buena actriz, madre.—dijo, riendo.

—¡Oh, borra esa sonrisa! ¡Sigues castigado!—Peter bufó.—¡por el amor al multiverso, Peter! ¡Dime que usaron protección porque ME NIEGO a ser abuela a ésta edad!

—¡Por supuesto que usé protección! Y ni siquiera sé qué edad tienes...

—¡Y nunca lo sabrás! ¡Me llevaré ese secreto a la tumba!—Shuri rió. Natasha vio a la princesa.—Shuri, lamento que hayas tenido que presenciar ese escándalo...

—Oh, no se preocupe, Agente Romanoff.—Dijo mientras que cerraba el libro que estaba leyendo.—esto no es nada, cuando mi hermano era un príncipe despreocupado solía escaparse con una que otra Dora Milaje y mi madre se ponía como loca. Se los digo, ustedes no quieren ver a una mujer Wakandiana enojada, especialmente si es la reina.

Los tres rieron.

—¡Tú!—La pelirroja apuntó a Peter.—¡ve a preparar la cena, será parte de tu castigo! ¡Y después de comer ve a tu habitación y no pienses en salir con tu traje elegante y hacerte el héroe! ¡Todavía tengo que pensar en más castigos para ti!

—¡Oh, por favor, no me dejes otra vez en la dimensión en la que Steve es un anciano el cual se pasa horas contándome sus historias de guerra!

Natasha sonrió ampliamente.

—No me des ideas.

Peter suspiró y fue hacia la cocina, Shuri lo siguió mientras que él empezaba a cocinar. 

—Por cierto, ¿qué fue eso con Deadpool?—Preguntó la princesa.

—¿Recuerdas cuando te dije que me acosté con la hermana de la señorita Maximoff?—Shuri asintió.—lo que pasa es que ella además de ser la hermana adoptiva de los Maximoff, también es la sobrina de Deadpool.

—Oh...





•••





Ignoró las notificaciones en su teléfono y lo guardó en el bolsillo de su chaqueta mientras que caminaba por las calles de Queens, una limusina paró en la calle y ella rodó los ojos mientras que la ventana del conductor bajaba, revelando a aquel hombre de apariencia amenazante.

—Oh, Loonie, pero si es mi mayordomo favorito.—Tombstone sonrió, casi de manera amenazante.

—Entre, señorita Hardy. Su padre quiere hablar con usted.

Felicia soltó un bufido y entró a la limusina, escuchó música durante todo el camino hacia la mansión, y una vez llegaron, salió, entró a la mansión y se dirigió hacia la oficina de su padre, entró y lo vio a él, el hombre que la había adoptado, y quien también era la razón por la que se había vuelto huérfana en primer lugar.

—¿Por qué no contestas mis llamadas, Felicia?—Preguntó Wilson Frisk. 

—Estaba ocupada.—dijo mirando observando sus uñas.—¿podrías decirle a Tombstone que me haga una cita en el salón de uñas para mañana?

—¿Con qué estabas ocupada? ¿Revolcándote con aquel chico?

Felicia se estremeció y miró a Frisk.

—¿De qué hablas? Te dije que salía a comer algo por mí misma.

—¿De verdad piensas que no mantendría vigilada a mi propia hija?—sacó una tableta y se la dio a Felicia, la chica sintió cómo su aliento se iba al ver unas fotos de ella y Peter saliendo la cafetería, y no pudo evitar sentir algo cálido en su corazón al notar que los dos parecían una pareja.

—¿Cómo te atreves?—Preguntó mirando al hombre, enojada.—¡esto es una violación a mi privacidad! ¡Tengo quince años, puedo salir con quien quiera!

—¡NO MIENTRAS SEAS HIJA DE WILSON FRISK!

«Hija adoptiva...» era lo que le habría gustado decir, pero sabía que podría ir más lejos, sabía que podía tocar un punto más débil.

—¿Eras así con Richard? ¿O con Vanessa? ¿También enviabas a alguien a que los espiara cada vez que alguno de los dos salían?

Sonrió, pero se dio cuenta de su error cuando Frisk apretó los puños y fue hacia ella, tomándola del cuello y levantándola.

—¡NIÑA INGRATA!—Gritó, Felicia sintió cómo el aire se le iba.—¿¡ME HABLAS ASÍ CUANDO YO TE HE DADO TODO!? ¡Y PARA COLMO VAS Y TE ACUESTAS CON QUIEN TÚ QUIERAS!

—¡Padre... por favor!—Hacía todo el esfuerzo posible para tomar aire.—¡lo... lo siento...!

Kingpin arrancó la chaqueta de Felicia de los hombros de la chica y lanzó a su hija adoptiva al suelo, dejando al descubierto los moretones en su cuello y hombros que Peter le había dejado. Felicia tenía los ojos llenos de lágrimas mientras que tomaba fuertes bocanadas de aire.

—Eres una zorra, igual que tu madre.—Felicia soltó un fuerte sollozo.—¿Cual es su nombre?

Felicia levantó la mirada y lo vio con horror puro en su expresión.

—¡No lo lastimes, por favor! ¡Él no me obligó a nada, fui yo quien lo empezó!

—¿Cual... es... su... nombre?—dijo firme y severamente.

Felicia sabía que se arrepentiría de lo que estaba por hacer, pero no tenía otra opción.

—¡PETER ROMANOFF!—Chilló.—¡él era mi amigo en el orfanato, y empezó a estudiar en Midtown!

Frisk apretó los puños fuertemente, pero sonrió.

—¿Romanoff, dices?—se acomodó la corbata, y bajó la mirada y vio a Felicia, quien seguía llorando en el piso, esforzándose para tomar aire.—levántate, te ves patética.

Felicia como pudo se levantó del piso, y se limpió las lágrimas, mantenía la mirada baja.

—¿Dices que lo conociste en el orfanato?

Ella asintió lentamente.

—Romanoff es el apellido de su madre, lo tomó una vez ella lo adoptó.

Felicia no pudo evitar asustarse al ver aquella sonrisa de parte del hombre.

—De acuerdo, puedes seguir viéndolo.

Felicia parpadeó rápidamente, sin poder creer lo que acababa de escuchar.

—¿H-Hablas... hablas en serio?

Frisk asintió.

—Vuélvete su novia si quieres, no me importa cómo, mantenlo cerca de ti... puede que ese chico se vuelva más útil para nosotros de lo que piensas... y, prepárate para ésta noche. Conozco una tienda de ropa de marca en Manhattan que sería un buen objetivo.

Felicia asintió.

—Sí, padre... y gracias.

Felicia salió de la oficina y cerró la puerta detrás de ella, corrió por los largos pasillos de la enorme mansión hasta llegar a su habitación, cerró la puerta con llave una vez adentro y sintió sus piernas temblar, colapsó mientras que rompía en llanto.

Lo odiaba. Odiaba a Wilson Frisk, aquel hombre quien a pesar de darle todo, le había quitado lo que era más importante para ella. Odiaba dejar que él hiciera todas esas cosas con ella, dejar que la usara como un peón en su juego de ajedrez y la obligara a robar, pero... si las cosas terminaban como ella esperaba, no solo se liberaría de aquel horrible hombre, si no que también podría quedarse con todo el dinero que ofrecía la herencia de la familia Frisk... y... tal vez, ahora también podría quedarse con el chico de sus sueños.

Sonrió y sintió sus mejillas sonrojarse al recordar todo lo que había hecho con Peter Romanoff aquel día, jamás podría olvidar la forma en la que él la tocó, la forma en la que le hizo sentir...

Se levantó y fue hacia su cama, tomó el peluche de gato que Peter le había regalado aquel día en el orfanato. Soltó una pequeña risa mientras que lo abrazaba contra su pecho, extrañando la sensación de los labios de su amado chico contra los suyos. Lo había logrado, después de años fantaseando con el momento en el que se reencontraría con su amor de la infancia, por fin, estaba pasando. Ya no había duda, Peter Romanoff y ella eran almas gemelas, destinados a ser. Él debería de amarla a ella y a nadie más.

Lo había logrado, había robado el corazón de el que más amaba.

Ahora que su trabajo duro por fin estaba siendo pagado, no dejaría que nada ni nadie los alejara a Peter y a ella... sin importar lo que tendría que hacer, o a quién debía de eliminar para que así sea.

«Recuerda, Felicia... roba solo lo que ellos no pueden mantener bajo llave... toma solo lo que no pueden recuperar... roba sus corazones.»

Se levantó y suspiró, mirando aquel maniquí con aquel traje de cuero. El legado de su padre. Su legado. Ésta noche tendría que ser una vez más la ladrona Black Cat.

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