Hotel Four Seasons, Los Ángeles, California, Estados Unidos. – octubre de 2019
El sexo ocasional o sexo casual era algo que Marlon practicaba de vez en cuando. Comenzó cuando se dio cuenta lo desgastante y abusadora que puede llegar a ser relación seria. Y es que su experiencia con su primera y última pareja no fue la óptima. En ese entonces ella apenas había llegado a la edad en la cual podía dejar de vivir con su madre, los tan ansiados dieciocho años y él, él era un hombre veterano, un actor mucho más experimentado que ella. Pero ella era mayor de edad, de acuerdo con la ley Romaneé podía elegir con quien estar, aunque la moralidad de muchos dijera que una diferencia de casi viente años era un abuso. Lo fue. Fue un abuso emocional. Un abuso que la obligó a crecer mucho más rápido para fijarse a los estándares que él tenía.
—Deja de ser tan aniñada, sé una mujer. Los medios no te tomarán en serio y los hombres, yo, tampoco. —Le repetía cada que bromeaba o intentaba divertirse como las adolescentes de su edad lo hacían.
Ella buscaba complacerlo, buscaba complacer a esa figura de autoridad que en un inicio parecía querer protegerla. Él quería protegerla, él era un buen hombre, él la salvó. ¿En qué momento todo se volvió tan sombrío?
—Firma el acuerdo de confidencialidad. —Fue lo último que le dijo a la mujer de apenas diecinueve mientras lloraba al no saber que había hecho mal.
Sin embargo, lo que a él más le importaba era mantener su reputación intacta, que nadie supiera de la clase de persona que era.
Irónicamente, Marlon repetía esa frase constantemente y además, pensaba que eso fue lo mejor que él le enseñó.
—Firma el acuerdo, no sales de esta casa sin hacerlo. —Era lo que ella ahora les decía a sus conquistas de una noche, sin importar quienes fuera o si se ofendían. Pues debía proteger su reputación.
A Taehyung no pensaba pedírselo. Porque Taehyung tocaba en todos los lugares que a ella más le gustaba, y él le sonreía, reía, pero no por malicia o porque viera a Marlon como un trofeo personal, sino por la felicidad que sentía de estar con ella y por las torpezas que a veces pasaban mientras intentaban hacerlo.
Con él se estaba sintiendo como una adolescente, sentía lo que debió sentir cuando lo era, en vez de tener que crecer y comportarse como una mujer "hecha y derecha".
Él no hizo muecas ni suspiró de frustración cuando el sostén se enredó en su cabello, a pesar de que ella lo esperaba. ¿Eso significaba algo? ¿Además de que sus estándares en lo que era un buen hombre estaban tan bajos?
Acarició su espalda y besaba sus hombros, ella suspiraba por el placer que le provocaba. Taehyung muy pronto descubrió cuales eran sus puntos débiles y ella aprendió a sacar roncos gemidos de sus labios dejando besos en el lóbulo de su oreja.
—Tae —gimió su nombre cuando sintió las embestidas volverse más fuertes, y precisas.
Él atrapó sus labios en un beso, sus manos aferradas a la espalda gruesa de la actriz quien evitaba ser más ruidosa ahogando el ruido mordiendo ligeramente el cuello de Taehyung.
El castaño se recostó dejándola completamente encima de él, sus dedos recorrieron su piel aperlada desde el cuello hasta aquella cadera marcada con planetas y estrellas en tinta permanente. Levantó la mirada y sonrió ante el rostro enrojecido de la mujer cuyo labial color terracota había desaparecido y quedado esparcido por toda la piel del moreno. En sus labios, cuello, hombros, caderas o quizá en otros lugares prohibidos, aunque nada lo era para ellos esa noche, no estando juntos.
Él apretó sus glúteos haciendo que el vaivén de sus cuerpos aumentara llegando a lugares más profundos. Ella dejo dejó su cabeza caer en el momento que sintió estar en la cúspide de su excitación. Se acercó a besarlo, una forma de agradecer, quizá, y después continuó con su trabajo como si no sintiera la sensibilidad en ella. Pero valió la pena, pues el rostro rojizo del joven veinteañero cubierto con una fina capa de sudor en la frente, los labios entreabiertos dejando salir jadeos incontrolables y aquellos ojos casi cerrados, ahora teñidos de blanco mientras él mismo llegaba al orgasmo provocado por ella, se convertiría en una de sus imágenes favoritas.
Salió de ella y la besó nuevamente.
—Eres increíble —dijo para después besar su rostro.
Ella esbozó una sonrisa de lado.
Taehyung se levantó de la cama buscando limpiar su cuerpo y un poco al rededor. Marlon se acurrucó en la cama dándole la espalda. Venía nuevamente a ella ese sentimiento, el que siempre tenía después de estar con alguien, después del tener sexo casual como, ella pensaba, acababa de ocurrir. Era como la sensación de una resaca de felicidad después de Año Nuevo. En ese momento se preparaba mentalmente para el adiós, lo que debía ocurrir después de pasar por la cama de un nuevo amante que probablemente que para proteger su orgullo y el "no me enamoro de nadie" no le volvería a hablar, a menos que ambos quisieran satisfacer sus necesidades con el otro.
Y el debía ser así, también debía ser uno del resto. Y de todos, él era quien tenía la excusa perfecta para irse sin volverlo incómodo. Pero cuando sintió un peso al lado de ella y su grueso brazo rodearla, había desconcierto y una tremenda infamiliaridad, pero después hubo paz.
Su corazón comenzó a latir con fuerza. Eso era algo nuevo, diferente, pero era bueno, no le daban ganas de llorar, por lo menos.
Se giró y vio el rosto ya semi adormilado de Taehyung quien le sonrió en cuando se percató que lo estaba viendo.
—Ven acá, cariño. —Fue la primera vez que la llamó de esa manera. Y no pararía pronto.
Le hizo un espacio, Marlon se acomodó en su pecho aún desnudo y Taehyung la abrazó con ambos brazos, sujetándola cerca de él y de su corazón, donde iba haciendo su lugar y por mucho tiempo iba a estar. Querían fingir que ese instante sería eterno.
Pero no lo fue.
—¿Cuál es tu explicación? —Namjoon le preguntaba serio al de cabellos castaños una vez estaban todos en su habitación de hotel, descansados y a punto de ir a desayunar.
La noche anterior, después de tener lo que ambos tanto habían querido, durmieron de más. Taehyung no contestaba el celular y se hizo todo un escándalo interno buscándolo a él y del lado de la chica pues, tampoco sabían dónde estaba ella.
Kathleen Hill fue quien los encontró y por fin pudieron tener contacto con él.
—Lo siento.
—¿Solo dirás eso? —Taehyung desvió la mirada, avergonzado. —¿Qué fue lo que les dije? —Preguntó al grupo.
Su manger, Lee SeoJung, miraba desde una esquina, con los brazos cruzados y atento a las palabras del líder quien había dicho que se encargaría del asunto.
Al Namjoon no obtener respuesta a su cuestión, alzó su voz repitiendo la pregunta. —¡¿Qué fue lo que les dije?!
—No problemas —murmuraron algunos de los miembros cabizbajos presenciando la regañada que el líder les daba.
—¿Y qué hiciste? —se dirigió exclusivamente a Taehyung esta vez.
—Causé problemas.
—Había más de quince personas buscándote por todo el edificio. Todos estábamos preocupados por ti y tu andabas escondido con tu amiga. ¿Sabes los problemas en los que nos podemos meter se llega a saber algo? —Namjoon lo miraba fijamente, molesto, su mentón estaba tenso a la espera de una respuesta. De reojo, notó como el manager Lee se movía en su lugar, a punto de hablar, pero fue interrumpido por el sonido de un golpe en la mesa por parte de Namjoon. —¡Responde cuando te hablo!
—Lo siento —habló el regañado en un hilo de voz, bastante avergonzado.
—¿Es eso todo lo que dirás? —preguntó desafiante.
—Joon... —Intentó hablar Jin, el mayor de todos. Pues al igual que a la mayoría de los presentes le parecía que su regaño estaba siendo más grande de lo que ameritaba, y podía notar lo cerca que el responsable estaba de las lágrimas—. ¿No crees...?
—Jin-Hyung, por favor —habló con respeto.
Soltó un respiro y colocó dos dedos entre ceja y ceja, en el puente de su nariz intentando esclarecer las ideas que estaban en su cabeza.
—Por favor, salgan, necesito hablar con Taehyung —pidió y el resto de los miembros salió de la habitación.
El manager Lee no parecía tener intención de hacerlo, por lo que Namjoon se giró hacia él y lo miró suplicante articulando un sordo "por favor". Con pocas ganas el manager también salió por la puerta.
Una vez solos entre cuatro paredes, el sonido del aire central dando frio a la habitación era el único ruido.
—Namjoon-hyung, quiero disculparme por eso. No era mi intención preocuparles, perdón —habló inclinándose para dar una reverencia al mayor de la habitación.
Namjoon dio un suspiro, se encontraba bastante estresado en ese momento. Pero debía mantener su cabeza fría y poder hablar bien con él.
—Taehyung-ah —Comenzó su discurso mientras daba pequeños pasos hacia él por la habitación—. No quiero ser duro contigo, pero quisiera dejar en claro contigo todo lo que está en juego.
El menor asintió, cabizbajo, el regaño era malo, y la situación muy absurda. Vivir en el ojo público no es fácil, nunca lo ha sido. El juicio constante del público y ciertos fanáticos le han hecho cerrarse en sus relaciones, le ha hecho no poder formalizar por el temor a que algo pase, a perder fans quizá, a que la presión le haga ser infeliz aun cuando se supone no debería ser así.
Siempre se ha considerado un romántico empedernido, uno que ha sido obligado a cortar sus alas, a guardar ese amor con cerrojo y deshacerse de la llave en el mar. Pero ya no quería seguir así. La tristeza cada vez le acaparaba más y no podía continuar de esa forma. Apenas estaba en sus veintes ¿Por qué para él es un pecado querer? ¿Por qué tiene que ser ese el precio por cumplir sus sueños? ¿Qué si enamorarse forma parte de sus sueños también?
Y cuando cree que Namjoon le va a reclamar por eso, la conversación da otro giro.
—¿Sabes que ella no está acostumbrada a la prensa coreana, verdad? —Preguntó con una voz suave mientras se sentaba en el sofá azul marino al lado de él.
Taehyung se quedó en silencio.
En realidad, no había pensado en ello.
América y su (des)preciada prensa, es molesta, entrometida, cree todos los rumores, ama el chisme y causar el morbo entre las personas. Como cualquier prensa podría arruinar cualquier carrera, pero solo si cometes un error terrible.
Salir con alguien no es un error terrible. Bueno, por lo menos no para ellos.
Para la prensa surcoreana sin embargo..., es otra historia. Y ni hablar de su público, aunque su público americano probablemente actuaría como lo harían con cualquier otro artista, su mercado principal aún estaba en Corea y no pueden arriesgarlo.
No podía cometer errores, es un modelo a seguir, un producto y debe ser perfecto. Salir con alguien es indecente y la indecencia no es una virtud.
—América es una pradera comparada con las críticas que recibirá en casa, lo mismo va para ti y el grupo —Continuó con posando su mano en el hombro del joven veinteañero. —Te pido por favor que seas considerado con nosotros y sobre todo con ella. Ella es muy popular acá y puede explotarte en la cara —pausó por un momento. Le vio a Taehyung nervioso jugar con sus manos y continuo: —Sé que es difícil. Pero es lo que nos ha tocado —Pausó un momento. —Y si la relación se hace pública y termina mal...
Taehyung tragó intentando disolver el nudo que tenía en su garganta, las lágrimas se querían hacer presentes en sus cuencas, pero no quería llorar. Le parecía todo tan injusto. Estaban escribiendo el final sin que algo siquiera hubiese comenzado y eso no le parecía bien.
La discusión no le parecía bien, y pensó en continuarla, decirle a su líder que no lo entendía, que estaba siendo un hipócrita, que él tenía a Sunhye esperándolo en casa, que aunque Marlon no era su novia, le hacía sentir feliz, más feliz de lo que se había sentido en meses. Pero no lo hizo.
Solo asintió y buscó en su cartera.
—Un hombre de Universal, o algo así —Le pasó la tarjeta que el ejecutivo le había dado la noche anterior —Marlon me lo presentó... Es juez en los Grammys —Dijo y Namjoon levantó la ceja. Sabía a quién se refería, fue imposible hablar con él, con Stephen Kram, y no se dio cuenta que Taehyung ya lo había hecho.
Asintió, guardó la tarjeta para entregársela más tarde a alguien del equipo.
—Vamos.
Nota: Sin editar (2021)
Gracias por leer. ♡
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