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𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐎𝐍𝐂𝐄𝐀𝐕𝐎 (𝐩𝐭. 𝟐): 𝖾́𝗅 (+21)

Nota: capítulo editado.
(segunda edición pendiente)

Los Ángeles, California, Estados Unidos — enero de 2020.

Ethan Miles se preparaba para grabar la escena final con Marlon; una escena romántica que tenía lugar después de descubrir que el personaje femenino, spoiler, era la traidora, y donde el personaje de Ethan, consumido por el coraje de la traición, terminaba con la vida de su compañera.

Sorbió fuerte la nariz, aún bajo el efecto del aquello que había consumido en su baño apenas minutos atrás.

Comenzó a entrar en personaje, un poco absorto y confuso con los pensamientos originados por la droga sintética, comenzaba a sentirse algo paranoico, como su personaje. Tomaba sentimientos reales, como el coraje creciente hacia su coprotagonista por no aceptar el truco publicitario, tomó lo molesto que estaba con la chica desconocida de la noche anterior por negarse a hacerle oral, tomó diferentes experiencias de su vida y las convirtió en enojo por una traición.

Trajo la imagen de la mujer a su mente, casi tan alta como él, sus piernas gruesas y su trasero redondo, como quisiera que su mano se estampara contra él y castigarla por su insolencia, que obedeciera. Esa cintura pequeña bien estilizada por el vestido blanco que apretaba esa área y la de sus pechos, sus pechos que se mostraban más grandes por el reciente aumento de peso, sería un afortunado si pudiera pasar su rostro entre ellos y morderlos.

No se dio cuenta cuando comenzó a despertar un cosquilleo por la mujer que en público decía que era "como su hermana". Lo hizo lento, para después comenzar a rozarlo con su cuerpo. Tenía a la mujer debajo de él, ella mantenía una de sus manos recargadas con el respaldo de la cama de fierro oxidado que desprendía un olor molesto, el vestido largo que aún tenía puesto cubría parte de sus cuerpos como si fuera una sábana. La besó con delicadeza en un inicio. Ella expulsaba suspiros, sin ninguna idea de lo que avecinaba.

Él comenzó a tocar sus piernas desde el muslo, subió hasta llegar a su cadera y subió un poco más su vestido. Con sus dedos gruesos trazaba figuras.

Amasaba sus pechos con la poca delicadeza del deseo. Ella lo tomó por el cuello y lo acercó más a su rostro, intensificando el beso que hizo que el hombre quisiera tomarla en ese momento.

La aprisionó entre sus propias piernas, apoyando la mayoría de fuerza en sus rodillas. Su mano derecha bajó hasta las piernas de la mujer, acarició peligrosamente la entrada cubierta por un par de bragas blancas, acariciando aquel botón que daba placer por encima. No dejó de besarla en ningún momento. Su otra mano, subió de sus pechos a su clavícula, y después a su cuello, donde acarició con cuidado.

—Mi Elizabeth —recitó en medio del beso—. Mi bonita Elizabeth.

Sus palabras salían rotas, quebradas, herido por la traición del único amor de su vida. La imagen de la mujer que creía ideal había acabado; y él iba a acabar con ella.

—¿Por qué me traicionaste?

Comenzó a apretar el cuello delgado de la mujer debajo de ella, algo dudoso al inicio y un par de lágrimas queriendo salir de sus cuencas.

—Dímelo—dijo apenas con un hilo de voz antes de que la rabia se apoderara de él y comenzara a apretar con más fuerza.

Ella, debajo de él, intentó tomar una bocanada de aire, pero la extremidad abarcando su garganta se lo impedía. Trató de alejarlo, de tomar sus manos y pelear con su vida. Pero él no parecía que iba a parar pronto. Sintió las venas de su frente resaltar, y las venas de sus ojos comenzaban a ponerse cada vez más rojos y después, su rostro. Un par de lágrimas quisieron salir, era demasiado. Pero no podía, clavó sus uñas en las manos de él esperando que esto lo hiciera detenerse pero no fue así. Sintió la intromisión de un par de dedos en su parte baja, moviéndose con brusquedad como si fueran tijeras, ya no tenía su protector. Comenzó a mover las piernas luchando para que se detuviera. Trató de gritar, pero sólo un chillido extraño salió de su garganta aprisionada. El oxígeno en su cerebro comenzaba a escasear, trataba de liberarse de ambas prisiones pero no podía.

—Et...

Vio su rostro molesto y mojado encima de ella, era la imagen más horrible que había visto en su vida. Comenzó a llorar, el rostro enrojecido comenzaba a tornarse morado y sentía sus labios secarse con el paso de los segundos, su cabeza comenzaba a palpitar tan fuerte como su corazón mientras su alrededor se tornaba oscuro, nadie lo detenía, nadie se acercaba.

—¡Corte! —Se escuchó y Ethan la soltó y se alejó de inmediato.

Marlon agarró una bocanada de aire, seguida de muchas cortas mientras se apresuraba a tocar su cuello lastimado, demasiado conmocionada como para llorar o hablar.

Ethan vio a su al rededor, ¿en qué momento comenzó a grabar? ¿Cuándo salió de su camerino? Todo estaba muy confuso para él. Y para el resto de la producción también.

En el plató se encontraba el director, dos camarógrafos y una asistente. Durante las escenas íntimas suele haber la menor cantidad de personas posibles para evitar la incomodidad de los actores.

Marlon seguía encima de la cama, comenzaba a sentir el dolor en su pelvis que acompañaba al dolor de su cuello. ¿Qué es lo que acaba de pasar?

Ethan trató de hablar, pero se detuvo cuando vio que el director tomó el celular para hablar por teléfono.

—Traigan cinco acuerdos de no divulgación y contacten a Richard Harvey.

Marlon se fue del plató antes que alguien más pudiera decir algo.

Marlon sollozó por horas en su habitación, tenía moretones en el cuello y una herida en su corazón. Cada que cerraba sus ojos veía su rostro otra vez. Las náuseas se hacían presentes con cada hipido que salía de su garganta. Juntó sus piernas lo más que pudo y trató de hacerse bolita en la cama de su habitación blanquecina. Comenzó a odiar el blanco. Y comenzó a odiarse a sí misma. Por estar incapacitada para hablar, por no decir o saber lo que estaba pasando en ese momento, por no ser más fuerte que él, por acobardarse tanto, por no tener más poder que los hombres que la rodeaban. Porque todo era injusto.

Comenzó a sentirse sucia otra vez. Aún en cama comenzó con un sentimiento de ansiedad exagerada, uno que no había sentido jamás. Todo a su alrededor estaba sucio y ella lo contaminaba con su presencia. Puso sus pies sobre el suelo y corrió al baño, regresó todo su estómago en el retrete, el amargo sabor que quedaba en su boca era dulce a la amargura que suponía estar viva en ese momento.

Quitó su ropa lo más rápido que pudo y encendió la regadera. El agua fría camuflaba las lágrimas de su rostro, mientras corría por su cuerpo desnudo el cual tallaba con toda su fuerza, cuando tocó su cuello, éste comenzó a dar punzadas nuevamente, pues todo había ocurrido apenas unas horas, aún se encontraba sensible, de hecho, ni siquiera debió dejar la cama.

Con sus uñas rascaba sus codos, sus brazos, su estómago, piernas, todo lo que estuviera expuesto, intentó tallar su parte intima violentada por aquel hombre, pero ni siquiera ella podía acercarse ahí, sentía escalofríos por todo su ser. Todo era horrible.

Restregó su cabeza contra el azulejo claro de su baño, intentando que las lágrimas dejaran de salir por una vez en todo ese tiempo.

No había hablado en todo el rato más que para pedir que no se le dijera nada a su mamá. Su equipo de trabajo ya estaba al pendiente de ello. De hecho, en cuanto llegó a su casa del plató, Kathleen Hill y John Klein ya estaban discutiendo que hacer respecto a eso. Le revolvió el estómago escucharlos hablar de como "manejar la situación", como si no fuera más que un negocio, como calcular si vender o no acciones de una empresa por un problema que surgió dentro de ella. Sabía que para ellos solo significaba ganancias, pero ¿en verdad tenían que hacerlo frente a ella?

Marlon ni siquiera tenía cabeza para saber que hacer. Su manager tal vez lo sabría, pero él es amigo íntimo de Richard Harvey, no estaba segura de que harían. Bueno sí lo estaba, pero quería pensar que no se atrevería, quería pensar que se pondría de su lado y la apoyaría, aunque tampoco estaba segura si quería que todo mundo supiera de eso, porque sería un escándalo. Él no es cualquier cosa en el mundo del espectáculo y las personas detrás de la película tampoco. Como odiaba todo, como se odiaba a sí misma.

Regresó a su habitación después de vestirse y su celular comenzó a sonar. Era Harvey. No le apetecía contestar, así que tiró su celular al suelo. Casi tan pronto como dejó de sonar, el teléfono de su habitación comenzó a sonar. Gruñó molesta y lo levantó con enojo. No dijo nada, solo esperó a que él hablara.

—Mar, bonita, ¿cómo estás? —saludó casual, como si nada hubiese pasado, pero él estaba bien consciente de todo—. Una pregunta muy estúpida lo sé, mira. Lamento mucho lo que pasó, de verdad. Esas mierdas ocurren, pero la vida sigue, ¿no?

Se quedó congelada en su lugar, "la vida sigue, ¿no?" ¿Qué mierda le pasaba a todos hoy? ¿Es que nadie tiene el más mínimo de empatía?

—Quiero ofrecerte algo, ya lo hablé con tu manager, con Bamford. Él y yo no queremos más que lo mejor para ti y tu lo sabes. Como te puedes imaginar, se ha invertido mucho en ese proyecto y es muy esperado por el público. Joder, hasta mi esposa está emocionada por verte como Elizabeth Noir. El proyecto ya está muy avanzado como para que lo detengamos ahora ¿sabes? Fue un incidente, Ethan estaba hasta el cielo, tú bien sabes de eso, —dio una risa solitaria—, pero, bonita, no quedará impune. Hablamos con su manager también, y con sus abogados. Con tal de que esto no salga, te ofrece su casa en Malibú y su departamento en Nueva York como compensación, el chico si que está muy arrepentido, solo se le fue la mano. ¿Qué dices?

Silencio.

—¿Estás ahí, bonita? Oye, sé que estás herida y no piensas con claridad hoy, sé que te faltó oxigeno por un rato en el cerebro, pero oye, piensa en el gran panorama de las cosas. ¿Sabes que tengo mucha amistad con Rubin, no? —Dijo el hombre con un tono de voz más bajo, como en confidencia. —Sé que te falta una estatuilla dorada en tu colección, ¿sabes? Yo podría ayudarte a completar la colección, como las gemas del infinito —Saltó el hombre con una sola carcajada como si hubiese hecho el chiste de la década, pero el verdadero chiste era como intentaban comprarla con cosas materiales y un puto pedazo de metal.

Marlon seguía sin decir absolutamente nada.

—Mira, niña... —habló una vez más, pero la amabilidad se había ido de su voz y en su lugar, llegó la hostilidad—, intento ser amable contigo, pero será mejor que hables ahora mismo y aceptes todas las bonitas cosas que te estamos ofreciendo porque sabes que así como te doy, te puedo quitar todo. Tu bonita casa de las colinas, tu carrera y hasta la granja de tu mamá si me da la gana, lo sabes ¿no? Así que es mejor que por las buenas mantengas tu boca cerrada, porque no quieres verme enojado. ¿De acuerdo, Romaneé?

Se quedó en silencio una vez más, aún con el teléfono en su oreja incapaz de colgarle al maldito, apenas y podía procesar todo lo que le estaba diciendo.

—¿De acuerdo, Romaneé? —gritó.

—Sí —dijo con su voz cortada.

—Buena chica, buenas noches bonita —colgó la llamada.

Lanzó el teléfono a la puerta de vidrio francesa que daba a su patio con tanta fuerza que terminó haciendo un hoyo en ella. Sacó todo su coraje desgarrando su garganta tanto como pudo y tomó el alcohol que estaba en una mesa al lado de su televisión. Bebió la mitad de la botella de un solo jalón y la aventó al otro lado de la habitación, se dejó caer en el suelo, llorando desconsolada, nada parecía que podía empeorar, pero las cosas solo irían cuesta abajo a partir de ese momento.

Laura entró a la habitación asustada por los gritos y los golpes que se escuchaban, trato de acercarse con cuidado a Marlon, pero ésta solo la rechazó gritándole.

—¡Lárgate! ¡Lárguense todos de mi puta casa! ¡Todos, ya! —gritaba sin dejar de llorar.

—Mar, te vas a lastimar, ven, vamos a otra habitación.

—¡No! ¡Lárgate! —dijo forcejeando con la rubia.

Kathleen Hill y John Klein entraron y vieron todo el alboroto, Hill recogió con cuidado los vidrios más grandes.

Laura no tuvo más opción que irse para regresar con pastillas para dormir que hizo que Marlon se tragara a la fuerza mientras Klein la detenía. En su cabeza, lo hacían por su bien. Pero nada lo estaba.

Nota de Autora: Me tardé un poco más en actualizar porque la verdad me incomodó hacer este capítulo y me replanteé el si de verdad quería hacerlo o no. Pero después de platicarlo con un par de personas, decidí que lo haría. Quizá en un futuro lo edite, pero sería después de terminar la novela porque no estoy al cien convencida de la narración de él.

Al resumen: Ethan Miles, coestrella de la película de Marlon está bajo los efectos de varias drogas. Su cerebro le juega una mala y no se da cuenta cuando comenzó a grabar o lo que era real y lo que era su imaginación y terminó abusando de Marlon mientras grababan una escena íntima en el set. En la escena, el personaje de Ethan ahorcaba a Marlon y también lo hizo, como no estaba consciente que era real, terminó ahorcándola de verdad con la intención de matarla, igual que su personaje.

El director dio el corte y pidió que se trajeran cinco acuerdos de no divulgación o de confidencialidad, básicamente para que nadie de los presentes en el set pudiese hablar de lo ocurrido.

Marlon tiene un ataque de ansiedad en su habitación por todo lo sucedido y Richard Harvey le marca en pocas palabras para amenazarla siendo lo cruel que ese tipo siempre ha sido. Le dice que Ethan ofrece unas cuantas propiedades y él la intenta sobornar basicamente ofreciéndole el Óscar. Ella no dice nada, hasta que el tipo la amenaza con acabar con su carrera y despojarla de todo lo que tiene, incluso la granja de su madre. Marlon dice que sí después de que el tipo le gritara pero realmente no está pensando en mucho y está asustada y solo quiere que se detenga. Digamos que ahorita Marlon está en automático. Después, ella avienta el teléfono y quiebra su ventana, se toma la mitad del licor de estaba en su cuarto, quiebra la botella, Laura entra asustada, su publicista y agente también y la obligan a tomarse calmantes y pastillas para dormir.

Creo que eso es todo, gracias por su paciencia.
Nos vemos en la próxima actualización.

Sin editar (2021)

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