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𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐎𝐂𝐓𝐀𝐕𝐎 (𝐩𝐭. 𝟐): lemona

Hannam-dong, Seúl, Corea del Sur – inicios de Julio de 2022 

Inhala. Exhala. Inhala..., solo...

No había muchas personas. Tal vez era por la hora, o por el día, o quizá el área siempre está tranquila. No tenía forma de saberlo, en su departamento nunca hay nadie. Miró al rededor.

De acuerdo con el reloj de la camioneta, llevaba ya doce minutos estacionada a media cuadra de la tienda de conveniencia, preparándose mentalmente para convivir con ajenos y desconocidos. Hace un par de años lo hacía todo el tiempo, veía a gente cuyos nombres desconocía y le sonreía a extraños como si tuviera un afecto longevo hacia ellos, pero muchas cosas pasaron en dos años, y tiene un año sin fingir, porque..., no tiene a nadie hacia quien hacerlo.

Abrió la guantera del auto, se maldijo por no traer cubrebocas de su casa, cuando salía con V eran indispensables, pero no parecía haber ni siquiera alguno usado a su alrededor.

Su celular solo tenía cinco por ciento de batería, contempló marcarle a su esposo, esperar a que le contestara y regresar a casa, pero ya estaba ahí y solo podría hacer una cosa; marcarle o regresar a casa con el mapa del celular, el de la camioneta estaba en coreano, no le entendería y la batería no aguantaría para hacerlo todo.

Ya estaba ahí y el martirio de la espera era más grande que la acción en sí.

Tomó las llaves, su bolso, se aseguró que el dinero estuviera ahí. Se miró por última vez en el espejo y le rezó al Dios que no creía que por favor no fuera reconocida. Salió del auto y presionó el botón de las llaves para que este se cerrara con llave. Una vez confirmado por el sonido de la alarma pudo partir hacia su lugar de destino; media cuadra, unos cuantos metros, menos de dos minutos para estar ahí.

Caminó con sigilo, con temor, con nerviosismo. Respiraba siendo consciente de sus acciones y del oxígeno que no parecía llenar sus pulmones, se sentía pesada.

Alguien la estaba siguiendo.

Sintió los pasos rápidos detrás de ella. Solo media cuadra, solo media cuadra que parecía eterna. Comenzó a caminar ligeramente más rápido, ¿y si la descubrieron?, ¿y si la querían asaltar?, ¿y si la estuvieron siguiendo desde el departamento y ahora ya saben todos sus secretos? No debió salir, debió esperar, no debió ser tan prudente no debió...

Sillyehabnida —dijo el hombre y pasó de largo.

Se detuvo y respiro con un poco más de tranquilidad, si no se calmaba pronto comenzaría a tener un ataque de ansiedad y eso sí llamaría la atención.

Llegó al local, la alarma sonó anunciando su llegada al par de jóvenes, un hombre y una mujer, que se encontraba en el mostrador, siguió de largo en busca de una prueba de embarazo y toallas sanitarias (por si acaso).

Le parecía muy curioso poder encontrar ese tipo de pruebas en un lugar como ese, y a la vez lo agradecía, en una farmacia tendría que preguntar por ellas y es claro que no tenía idea como hacerlo, no podía imaginar la cantidad de estrés por el cual tendría que pasar.

Había varios modelos, tomó uno que decía "prueba de embarazo" en inglés, tenía un infante de lo más tierno en ella, debía ser lo que buscaba.

Escuchó la alarma nuevamente, otro cliente había entrado, giró y miró al hombre que había pasado hace rato acercarse al aparador de comida y por primera vez desde que entró fue consciente del cuchicheo y de las miradas discretas de los jóvenes del aparador.

Debía irse pronto.

Caminó hacia la parte trasera de la tienda, donde se encontraban los refrigeradores y tomó una bebida al azar, solo para encontrarse con el rostro de su esposo impresa en ella; una situación ridícula, si es honesta. La dejó y tomó una de uva genérica en su lugar.

Se dirigió a la caja, y dejó las cosas en el aparador. El joven cajero y su ayudante, quien parecía aún no llegar a sus veintes, se vieron y la adolescente se alejó un poco del lugar.

Él le dijo algo que no entendió, asintió esperando que esa fuera la respuesta correcta pero él se quedó ahí, esperando algo más de ella, señaló su rostro y Romaneé se asustó, tragó saliva, y miró a la puerta contemplando huir, su corazón volvía a latir con fuerza y un nudo se formó en su garganta.

—Uhm... Yo..., uhm, yo no...

—Ah, perdón, perdón. —El chico habló con palabras que por fin pudo entender, hablaba algo entre cortado, le recordaba al acento de Jin de aquellas pocas interacciones que llegaron a tener, e incluso al de V cuando recién se conocieron, cuando hablaba ese idioma con un poco más de dificultad. —No lentes en la tienda. —Vocalizó y señaló un letrero celeste tras de él, letrero que no entendía porque estaba en coreano y no tenía ninguna imagen.

Le pareció estúpido, no se lo dijeron en la entrada ni en los cinco minutos que estuvo en la tienda pero ahora venían a decírselo cuando estaba por irse. No quería alargar más su estadía en el lugar, así que se los quitó.

Pero..., no debió hacerlo.

El joven adulto cobró las cosas y le señaló el número en la pantalla. Con torpeza, sacó un par de billetes de cartera en su bolso y los puso en el mostrador. No esperó a que le hicieran entrega del cambio ni de su ticket de compra, no le interesaba, lo único que le interesaba era llegar a casa y terminar con su propio tomento de una vez por todas.

Negativa.

La prueba salió negativa.

Soltó el aire que había contenido desde el momento en que hizo la prueba. Si había pensado que la media cuadra hacia la tienda había sido tardada, los cinco minutos para que la prueba diera su resultado habían sido aún más largos.

Se había preocupado por nada, pero estaba bien. Eso ya había quedado resuelto, había salido por primera vez sola en mucho tiempo, fue algo muy intenso para ella, pero viéndolo ahora en casa, no fue tan, tan malo. Solo sería cuestión de acostumbrarse, no la reconocieron..., quizá nadie la reconocería en Corea..., con esta nueva información se planteó que tal vez ahora podría salir, ir centros comerciales o a dar la vuelta por el lugar, lo poco que vio se veía como una zona agradable, y en el mapa decía que el río quedaba cerca. Tal vez podría comenzar por salir de nuevo al rededor del complejo, como lo hacía antes, y después, a otras partes, tal vez no la reconocerían. Con una salida de menos de media hora era difícil tener un análisis completo y saber por seguro cuales serían los resultados de ella saliendo, pero, no pareció ir nada mal.

Sería complicado hablarlo con él, no debe de enterarse, se asustaría muchísimo. Pero a lo mejor si lo hablan y llegan a un acuerdo, podría ir a comprar cosas para el bebé que no va a tener pronto y así se emocione más. No tiene muchos amigos en Corea, pero tal vez hablar con Eunji-ah y salir de paseo con su bebé ahora que se han mudado a Seúl..., sonaba esperanzador, nada mal.

Su celular había muerto en cuanto llegó a casa y aún no lo carga, estaba por oscurecer y no estaba segura si Taehyung había visto ya sus llamadas, decidió cargarlo pues en cuanto las viera seguro se preocuparía y llamaría de inmediato.

Se sentía con un peso menos sobre sus hombros, después de tomar un baño, fue a su habitación y se recostó, cayendo en el cansancio mental del día.

—¡Marjorie! ¡Marjorie! —Escuchó los gritos de una voz conocida a lo lejos de su habitación, miró hacia la ventana a su derecha y notó la luz del sol filtrándose por debajo de las cortinas. El reloj de su mesa marcaba las 9:30 de la mañana, se había quedado dormida. Estaba algo confundida por el suceso, no pensaba dormir tanto y ahora, tenía un Tae gritoneando su nombre, hecho que la confundía más pues él no gritaba ni tampoco regresaba ese día.

Antes de poder levantarse de la cama, la puerta oscura de su habitación se abrió abruptamente revelando a un Taehyung agitado y con el ceño fruncido, en cuanto vio que la fémina se encontraba ahí, soltó un respiro e intentó tranquilizarse. Se recargó en el marco de la puerta, frustrado y Marlon no entendía bien que estaba pasando, no pensó que las llamadas le alterarían tanto, pero era más que eso.

Aún se encontraba desorientada, por lo menos lo suficiente para no hacer las preguntas más obvias como por qué Tae se veía tan mal con sus dedos puestos en el puente de su nariz.

—¿Estás bien? —Preguntó al fin. Taehyung no respondió. Se quedó recargado mirado arriba, buscando respuestas en las figuras de su techo. —Pensé que llegarías en unos días más ¿qué haces aquí?

Taehyung no respondió, aún seguía intentando tranquilizarse para no gritarle o no decir algo que realmente no quería, pero estaba siendo complicado para él.

—¿Tae?

—¿Por qué saliste Marjorie?

La nombrada se quedó quieta en su lugar, él no tendría forma de saberlo y, ¿por eso regresó?

—¿Q-qué? Yo..., uhm.

—Vi tus llamadas pero no respondiste las mías, ni mis mensajes.

—Mi celular se descargó y me quedé dormida muy temprano.

Taehyung asintió una vez con la cabeza y se acercó a donde estaba su mujer, descalza y solo usando un pijama ligero de seda y nubes blancas. Con las yemas de su dedo tomó el tirante celeste y lo acomodó en su hombro aprovechando para sentir la piel que todas las noches quería tocar, pero aún estaba molesto.

—¿Por qué saliste? —Preguntó colocando la mano que con anterior la acariciaba firmemente sobre su hombro. Marlon lo miró de reojo, no tenía miedo de él, pero se sentía nerviosa.

No respondió.

Taehyung dio un paso hacia la izquierda y tomó el celular de Marjorie, ya cargado y con las 32 llamadas perdidas que le hizo durante la noche. Lo desbloqueó y entró en el buscador; "Marlon Romaneé" y fue suficiente para encontrar artículos donde la mostraban en la tienda de conveniencia.

—¿Por qué saliste, Marjorie? —preguntó como si estuviese dolido. Como si Marlon hubiese cometido traición y el fuera el más afectado.

Marlon sintió las lágrimas asomarse, vio su imagen y de inmediato supo que habían sido aquellos cajeros que se la habían tomado, había fotos de ella comprando y otra más frente a la caja sin sus lentes de sol, se veía claramente que era ella.

—Está en todas partes, hay noticias, hay videos, está en Twitter, en todos lugares, Marjorie, ¿por qué saliste?

—Yo..., no..., perdón, yo no..., —comenzaba a hiperventilar y las palabras se iban de su boca. Comenzaba a tener recuerdos y a culparse por todo lo sucedido.

Taehyung tenía razón, siempre la tuvo y ella decidió no escucharle y todo por sus tonterías, todo hubiese sido más fácil si solo hubiese escuchado, pero siempre tiene que ser así de imprudente, siempre tiene que causar problemas, siempre es ella, es una carga, lo fue para Tae cuando eran novios, cuando se casaron, cuando tuvo que huir, y lo estaba siendo otra vez.

—¿Qué..., qué es lo que..., dicen? —Preguntó intentando dejar de llorar, Taehyung lejos de intentar consolarla como normalmente lo hacía guardaba su distancia.

—Resurgieron los rumores.

Cubrió su rostro y una vez más las lágrimas comenzaron a salir sin permiso alguno. Habían pasado todo este tiempo escondidos, saliendo con guardias y casi disfrazados en sus pocas citas, con la intención de que no se propagara algo y decide salir una vez y se arma un circo, en definitiva era la persona con menos suerte en el mundo.

—Por lo menos por parte de los fans, los medios serios solo especulan que estás de vacaciones, disfrutando del retiro.

Se sentó al lado de ella y posicionó su mano en su nuca acarició y apretó levemente, igual que ella lo hacía con él después de cada jornada de trabajo larga, cuando intentaba relajarlo un poco.

—¿Me quieres explicar qué pasó? —Se detuvo y juntó sus propias manos haciendo choque con sus dedos, viendo al ventanal de la izquierda y deseando que el lugar estuviera un poco más iluminado —Habíamos quedado en algo, ¿no es así?

No respondió, se sentía avergonzada, se sentía pequeña y culpable.

—¿Por qué no me respondes?

Su voz sonaba más profunda, seria y molesta. Marjorie no estaba acostumbrada a que le hablara de esa forma, y eso hacía que su dolencia aumentara con cada fonema pronunciado.

—¡Me sentía mal! Me dolía la barriga y estaba teniendo náuseas y me asusté porque pensé que estaba embarazada y tú no estás, ¡nunca estás! Y yo tengo que lidiar con todo sola y me desesperé porque no me contestas y yo, yo —Comenzó a hipar lo que hizo complicado seguir con su discurso. Taehyung por fin la abrazó y la unió a su pecho, acarició su alborotado cabello, Marlon mojó su camisa sin quererlo, las lágrimas caían como lluvia torrencial en su pecho y no había nada que pudiera evitarlo. Tomó aire y una vez que estaba un poco más tranquila por fin pudo hablar: —No quería esperar tanto y fue muy poco lo que salí, de verdad. Pero..., pero, perdón.

—Habrá que ser aún más cuidadosos. Los estúpidos niños filtraron la locación y puede ser que llegue a haber paparazis rodeando el área esperando verte... ya suelen ser comunes por aquí... —pausó un momento y recordó varias cosas, entre ellas el incidente del regreso de Busán de hace un mes— y..., pensaba decirte esto hasta que todo estuviera resuelto, pero dadas las circunstancias es mejor que te lo diga ahora.

Marlon se levantó de su pecho y lo miró atenta y algo nerviosa de lo que pudiera decirle, temiendo que fueran malas noticias, ya no quería ni necesitaba más.

—Cuando regresamos de Busán, llegamos al aeropuerto y como es costumbre estaba lleno de personas esperándonos, tú sabes cómo es, ese día se pusieron algo violentas y más intrusivas de lo común..., el staff las identificó, son personas que normalmente toman vuelos con nosotros o nos siguen, nos espían y..., —suspiró— No quiero hacerte el cuento más largo, en pocas palabras los de seguridad del complejo aseguran haberlas visto rondar el lugar, entonces..., con estas fotos y ellas al rededor yo creo que no deberías dejar el departamento ni para ir al lobby, por seguridad.

Ya ni siquiera podía llorar, su mente estaba en blanco. Nuevamente todo volvía a ser tan complicado..., nunca dejó de serlo, realmente.

—También pondremos cámaras en el departamento —Marlon levantó la mirada, confundida— agregaremos más en los pasillos, y dentro también.

—¿Cámaras?

—Sí, también alarmas, no quiero que haya incidentes. —Se levantó de la cama

—Taehyung, no tengo problema con el pasillo, pero ¿dentro del departamento?

—Las cosas están siendo cada vez más difíciles. —Se detuvo un momento y dio una bocanada de aire, rascó su nuca. —Sé que- sé que es complicado para ti estar aquí, sola, sé que sientes que tienes que lidiar con todo por tu cuenta, pero yo... yo también tengo miedo. —Levantó la mirada, estaba rojiza en su intento de aguantar las lágrimas que querían salir —Cada que estoy lejos me siento impotente por no poder estar contigo, eres mi mujer y no puedo protegerte, cumplo mi deber a medias y esto no está bien, con todo esto está peor, y si tengo que poner cámaras o contratar mil guardaespaldas para que cuiden tu puerta para se sienta más seguro lo haré. —Tomó una postura firme y Marlon no supo que decir.

Siempre se había sentido frágil y pequeña, y hace mucho Taehyung se había vuelto esa figura protectora que necesitaba. Y ahí estaba, actuando como tal, sin ver el problema a mayor profundidad y pensando en cómo proporcionar una sensación superficial de seguridad. Quizá era así de exagerado para compensar su negligencia involuntaria como esposo o quizá su paranoia era el resultado de su noviazgo con Marlon Romaneé. Y Marlon moría de miedo, veía Taehyung como su figura salvadora, la voz de la razón y la única persona que vería por su bien siempre. Por eso no debía llevarle la contra, por eso debía confiar en él, porque él nunca la ha decepcionado y porque él la salvó.

¿Realmente lo hizo? Sacarla de un hoyo para encerrarla en cuatro paredes ¿es salvarla? ¿Fue realmente la decisión correcta y adecuada? ¿O en verdad habían sido imprudentes e irresponsables?

—Me iré a duchar.

—¿Te volverás a ir?

Taehyung negó con la cabeza.

—Me quedaré contigo unos días. Dirán que estoy enfermo, entonces está bien.

Aún en la cama, con el peso de las cosas nuevamente sobre sus hombros, jugueteó con sus dedos en busca de una respuesta para él, pero solo se limitó a un "lo siento"

Taehyung aún seguía algo molesto..., bueno, más que molesto se sentía asustado, acelerado. Cuando no contestó sus llamadas y le avisaron del alboroto que había en línea, pensó que le había pasado algo, temía que hubiese decidido dejarlo, así de la nada. Él estaba consciente de que era una carga, pero no lo exteriorizaba de la misma forma que ella.

Por eso, regresó al momento en que el cielo se volvió más oscuro, anunciando un próximo amanecer.

—Está bien, solo..., está bien. —Se acercó a ella y dejó un beso en su sien.

Marlon se sintió aliviada de tener una prueba de que eso no se iba a desbordar.

—Cariño... ¿la..., prueba?

—Negativa.

—Entiendo. —La besó nuevamente y salió de la habitación.

Marlon contempló el suelo castaño y la alfombra a contraste, pensando en todo lo que había hecho y como solucionaría todo, pero no había nada que hacer, solo podía contar el tiempo hasta que volvieran a olvidarla y se dejara de hablar de ella nuevamente y de antiguos rumores y de él.

Sintió un ácido recorrer su garganta, lo único que le faltaba era enfermarse por los nervios, necesitaba nicotina.

Nota: Sillyehabnida sería un "con permiso" 

Sin editar (2021)

Gracias por leer. ♡

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