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𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 (𝐩𝐭. 𝟏): querer era suficiente.

Hannam the Hill, Seúl, Corea del Sur – agosto de 2022.

Despertó de golpe.

La cabeza le dolía, dolía tanto que deseó poder arrancársela. Miró la hora en su celular, eran pasadas de las 11 de la mañana. No acostumbraba a dormir tanto. Por un momento pensó que estaba tarde para el trabajo, pero inmediatamente recordó que era 13, su único día de descanso antes de irse a Estados Unidos.

Se levantó de la cama en su solitaria habitación. Habían pasado ya dos noches que ella dormía en otra cama. Salía hasta que él se iba, y regresaba al lugar de invitados tan pronto él volvía.

Respiró profundo. Sentía un dolor en el pecho y un nudo en la garganta. No le gustaba la situación en la que se encontraba. No sabía manejarla porque nunca había discutido con ella, ni en sus épocas de novios, ni recién casados, solo hasta ahora. No era agradable, pero por esa mañana y aún con una ligera inflamación cerebral, sentía que tenía las ideas más claras; o eso creía.

Salió de la habitación luego de una ducha rápida y ropa deportiva. Prepararía el almuerzo o la comida con cualquier ingrediente que tuvieran en la cocina, probablemente fideos instantáneos y kimchi de frasco, y así sería la forma que empezaría a hablar con ella. Ese era el plan hasta que la vio sentada en el sofá más grande de su estancia, frente al ventanal que daba vista al resto de los departamentos y áreas verdes del complejo, con su vista puesta en un punto vacío, perdida en sus pensamientos, perdida en ella. Le trajo recuerdos, ninguno era bueno; recuerdos de pastillas y ensaladas insípidas.

—¿Mar? —susurró acerándose con cuidado a ella— ¿Está todo bien?

La mujer no contestó. Seguía viendo la nada y la expresión en su rostro Taehyung no la pudo leer.

Marlon tragó saliva y parpadeó una vez, separó sus labios para hablar, pero ninguna palabra salió de ellos. Movió ligeramente hacia otro lado redireccionando el objeto que observaba, hasta que finalmente lo vio a él.

—¿Crees que debamos seguir juntos?

—¿Cómo... dices?

—No creo que debamos seguir juntos.

—¿Eh? ¿D-de qué hablas? —preguntó nervioso­— No has estado conmigo en dos días.

Marlon esbozó una esporádica sonrisa triste, negó con su cabeza con levedad, una negación que era más para ella que para él; era la ironía de sus palabras.

Taehyung frunció los labios.

—Mar...

Pensaba en el comentario que hizo sobre Jungkook, fue un disparate y un comentario impulsivo de un hombre celoso. Y aunque al fondo de su cabeza era en lo único que pensaba, sus instintos le hacían saber que eso no era. Eso, más bien, era la gota que había derramado el vaso que hacía mucho tiempo se había llenado. 

—¿Qué es realmente lo que te tiene así? —Hizo aquella pregunta con cuidado, temeroso de usar una palabra errónea.

Ella no respondió. Tenía un nudo en la garganta y sus entrañas dolían. El decirlo en voz alta dolía más que el pensamiento que había vagado en su cabeza por varios días.

—Taehy...

—Cariño, cariño —interrumpió con suavidad— necesitamos hablar —dijo y se acercó a ella. Se sentó a su lado con su torso en dirección a ella—. Para resolver esto necesitamos hablar —Marlon lo escuchó y tomó un respiro—. Lo que dije hace noches estuvo mal..., por favor, perdóname por ello. No estaba pensando en lo que dije y no estuvo bien. Nada de lo que hice esa noche estaba bien y-

—No es eso, Taehyung.

El hombre se quedó en silencio. Preguntándose si el silencio de ambos haría que todo acabase.

—Me ocultas cosas —El hombre fue sorprendido por las palabras que su mujer soltó.

Intentó averiguar a que se refería, pero como si leyera su mente, ella continuó: —Sé que te irás de gira y no me dijiste nada..., aun cuando me convenciste de tener un bebé.

Él solo pudo contener la respiración, como si él mismo se hubiera olvidado de ese particular detalle.

Cerró los ojos con fuerza, buscando la valentía para decir las cosas sin que las lágrimas comenzaran a caer: —Taehyung, ni siquiera te conozco. 

—¿Qué? No, no digas eso —habló el hombre herido.

—Tu olor ya no se siente familiar.

—Mar.

—No sé quien eres.

—Marjorie —pronunció no dejando en evidencia la corona de espinas alrededor de su cabeza— ¿Por qué dices esas cosas, Marjorie?

Escondió su rostro entre sus manos, apoyó sus hombros en sus muslos en busca de algo, cualquier cosa, que pudiese desenredar el hilo alborotado en su cabeza.

—Todo lo que hago lo hago para protegerte.

—Eso no es cierto.

—Lo es.

—¿Cómo es ocultarme información vital protegerme? —preguntó. Su tono de voz se elevaba y las lágrimas comenzaban a detenerse—. Llevo semanas sin anticonceptivos, ¿cuál era tu plan, Taehyung, si terminaba embarazada? ¿Pensaste en eso? ¿Pensaste en mí?

Taehyung se levantó, el estrés de una vida comenzó a acumularse en su cabeza, igual que a ella hace tiempo y se sintió peor que el día anterior y cualquiera anterior a ese. No dijo nada, pero grandes pasos buscó salir de la sala, buscó salir de la situación huyendo, porque no había pensado en nada más que en un motor extra para su felicidad. Era un hombre que tenía todo y nada le hacía feliz, que envidió la felicidad de otro y la quería para él sin pensar en las consecuencias, solo en el final fantasioso de su cabeza y en aquel ángel que salvaría su vida.

—¿¡A dónde vas!? —Se levantó brusca tras el hombre que buscaba las llaves de su auto.

—Fuera.

—¿Qué pasó con "cariño, hay que hablar"? —Preguntó irónica.

—Marjorie —habló con ese tono que no era como tal cual brusco, pero tampoco era amable, era un entremedio que a veces la asustaba. Pero, de nuevo, no lo hizo.

—No me hables así.

—Maldita sea, ¿cómo te hablo, entonces?

—Con respeto. ¿Qué demonios es lo que te pasa? ¿Por qué actúas como un idiota?

—¿Cómo debo actuar cuando mi mujer dice estupideces que no ha pensado lo suficiente?

—¿Qué mi...? ¡Hombre, sólo estoy tratando de decirte como me siento!

—Pues no me gusta.

—¿Qué? ¿No te gusta como me siento? Es tu puta culpa.

Taehyung silvó, y una risa irónica salió de su boca: —¿Qué pasó con el respeto, Romaneé?

—Jódete.

Cubrió sus ojos con la palma de su mano, arrepintiéndose al instante de lo que dijo. Fue inevitable que una disculpa saliera de sus labios antes de comenzar a llorar otra vez. Taehyung tragó, sintiéndose mal el mismo por el giro de eventos. En su vida habían tenido una conversación como esa. Su molestia principal y rechazo eran la respuesta de un hombre que no fue preparado a la guerra. Del inexperimentado que siempre había huido de sus problemas. O más bien, que siempre los había ocultado de todo y de todos. Como la ocultaba a ella.

—Lo siento, yo también. —Dijo y se acercó a ella. La abrazó y aunque al inicio ella se resistió, lo abrazó de regreso, porque la verdad era que lo había extrañado. Lo había extrañado tanto como ha extrañado su verdadero hogar, como extraña la Savannah y ser alguien más.

—Me siento sola —comenzó a decir—. Me siento muy sola todo el tiempo —sus palabras se entrecortaron al final. La angustia contenida detrás del muro que ella misma construyó comenzaba a romperse, inundándolos —No tengo amigos. Y te extraño todo el tiempo, Taehyung. Pero en verdad, y perdóname, pero no te conozco y es lo que más me duele.

—Cariño...

—Nunca estás en casa, no tengo a mi esposo, no tengo al hombre con el que me casé. No eres mi novio al que conocí.

—Las personas cambian.

—Yo sé que las personas cambian, pero cuando me casé contigo era porque quería que cambiáramos juntos. No que me ocultaras cosas y actuaras como una persona completamente diferente. Tu eres quien me protege, ¿por qué harías algo que hace todo lo contrario?

No podía decir nada para responder sus cuestiones, solo se mantenía acariciando su cabello y escuchando las palabras que llegaban como dagas a su alma, soportándolo porque algo de la culpa tenía.

Se alejó un poco de él. Caminó hacia el ventanal delante de ellos, admirando el resto de los edificios y la colina al fondo.

—Ya no eres mi novio, Tae; el hombre tranquilo que todo lo tiene bajo control, el que siempre sabe que decir, que se queda despierto en la madrugada para hablar conmigo y me cuida y me defiende de todos.

—Eso aún lo soy, cariño.

Ella negó con suavidad.

—¿Habrías golpeado a tu mejor amigo hace dos años cuando aún éramos novios? —preguntó aún de espaldas.

Asumió que Jungkook debió ser el informante. Frunció el ceño un segundo pensando que su amigo se pasó por casa con su mujer sola en ella y sin su conocimiento. Pero lo dejó ir.

—Incluso si lo dejo todo detrás.... —negó— Esta no es forma de vivir, Taehyung. No siento que tenga a alguien a mi lado. Estoy sola, y yo sabía, yo sabía que esto iba a ser difícil, pero ¿cuánto tiempo más voy a estar así? ¿Cuánto tiempo más seguiremos ocultándonos?

Ocultarse. La palabra clave. Lo que el dueño de su música, su vida y hasta su nombre le pidió cuando accedió a arriesgar el grupo dejando que se quedara con la mujer de sus sueños, ocultarse.

—Pero..., cariño, tu estabas de acuerdo con... con mantener el matrimonio oculto... tú... —caminó hacia ella, quedó unos pasos detrás.

Había una tormenta llegando a Seúl, se decía que un tifón se estaba formando en la península de Corea y que llegaría en unos días. Podía sentirlo en el clima. Podía verlo en las nubes negras y cargadas que en su camino oscurecían cualquier luz de los rayos de sol, —Tu estabas feliz de que así fuera—, así como el futuro eclipsó el pasado esperanzado.

—Pues... Ya no.

—Mar...

—Hice el sacrificio de dejarlo todo por ti y yo no esperaba que lo hicieras tu también, yo no podía hacerte eso. Pero ya no puedo seguir así.

Y la lluvia atacó las ventanas.

—¿Qué quieres decir?

—¿Crees que...? —susurró. Siguió las gotas hasta el suelo, y recordó; él no respondió.

—¿Qué es lo que quieres decir, Majorie? —preguntó nuevamente.

—Quiero... —Marlon volteó, lo miró a los ojos, sus ojos tristes y conscientes de lo que quería decir—. Quiero el divorcio.

Nota de Autora: Gracias por leer, nos vemos en unos días. ♡

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