𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐃𝐈𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐄𝐓𝐀𝐕𝐎 (𝐩𝐭. 𝟐): noche dorada.
Los Ángeles, California. – los primeros meses de 2021
Estaba bastante atenta a su categoría. Sería la siguiente de la noche. Pero hubo un detalle que pasó por alto. El actor ganador al Oscar de un año presenta la categoría a mejor actriz en el año entrante, y lo mismo para las actrices ganadoras, presentan la categoría para el actor la siguiente ceremonia, se entiende. Marlon había olvidado que en el año 2020 Emmanuel Evans había ganado su segundo Óscar. El mismo Emmanuel Evans que fue su primera pareja, el mismo que la hizo madurar y comportarse "como una mujer" y que la volvió una antes de que su cuerpo o mente estuviera completamente listo para ello, el mismo que la desechó sin ninguna explicación. Y solo lo recordó cuando lo vio en el escenario, luciendo carismático como él solo, con su piel morena, el esmoquin de terciopelo negro y un par de canas nuevas adornando su sien. Dio una mirada rápida a su publicista a unos asientos de ella, con una molestia creciente por no haber sido notificada con anterioridad y no ser tomada por sorpresa.
Respiró profundo, estaba bien, no se iba a arruinar, no podía arruinarse. No debía.
Escuchó el discurso pre escrito por algún pasante de la academia donde elogiaba a cada una de las actrices. No pudo evitar notar el tono coqueto e insinuador con el cual llamó su nombre al presentar las nominadas Se le revolvió el estómago.
En las pantallas del teatro se podían ver fragmentos de las películas en las que protagonizaban, clips de no más de 15 segundos intentando dar una probada de lo que habían nominado. Esa fue la primera vez que se vio a si misma en la película. El día del estreno, solo entró al teatro y se fue. Pero ahora era inevitable irse, era inevitable recordar, era inevitable... «Respira. Lo hiciste bien, está bien». Se escuchó una ronda de aplausos y vítores. Era la favorita de la noche, y la mujer que vivía del aplauso y la aprobación, dejó de lado sus mártires para enfocarse en lo que importaba; ese premio y ella.
Dejó de escuchar. Los latidos de su corazón eran más fuertes que cualquier bullicio, más fuertes que cualquier trauma y más fuerte que cualquier nombre.
Tú sabes cómo va la historia. Y sabes bien que ganó el premio más codiciado. En parte fue lo que alentó a que se jubilara a edad tan temprana, porque se sentía realizada y no tenía ningún punto seguir. Bueno, bueno, eso fue lo que te dijo a ti, pero no significa que sea verdad. No significa que todo lo que te dijo sea verdad. Lo que si fue verdad, fue el pico de euforia que sintió al escuchar su nombre.
Todo se volvió nubloso y el ruido se volvió el eco de una voz lejana que te despierta a mitad de la noche. Irónicamente, el momento más esperado de su vida era el momento que menos recordaba.
No supo cómo, ni en que momento llegó al escenario. Su transe terminó cuando el actor que le doblaba la edad y le quitó la virginidad la tomó de la cintura para dar un beso en su mejilla y entregarle la estatuilla dorada.
Por fin tenía todo lo que había querido.
Tenerla entre sus manos era una sensación extraña, era fría, a pesar de haber estado en las manos de alguien más. Era brillante, y era bonita y lo era todo. Su meta había sido cumplida finalmente. Miró al público, miró a Taehyung de pie y sonrió, le dio valor.
Retomó su compostura, se puso recta y parecía segura frente al escenario. Comenzó a agradeciendo a la Academia, a las actrices nominadas con ella, pero entonces llegó el momento de agradecer al director sentado en las primeras filas del recinto. El director que lo primero que hizo cuando vio su abuso fue pedir acuerdos de confidencialidad y que llamara a abogados. Más atrás, a los productores que la obligaron y crearon la falsa narrativa de una relación con su abusador. A Richard Harvey, el causante de que viviera con terror y bajo un estés insoportable tras haber sido amenazada y acosada constantemente por él y por su hijo. A él, que casi termina con su vida en set y no conforme con eso la tocó sin su consentimiento. Era un recinto lleno de ratas odiosas. Verlos a cada uno de ellos con sus trajes de miles de dólares y sonrisas de porcelana era un recordatorio de porqué tenía lo que tenía en sus manos. Era una vista rápida al camino de acoso, amenazas y sexualización que ha recorrido desde antes de ser una adolescente. Y mientras agradecía en automático a cada una de esas personas, su labio temblaba y en su cabeza se preguntaba si esto había valido la pena. Si valió la pena que el camino hacia su sueño no haya sido más que una pesadilla. Todo se había torcido, se había vuelto maldito. ¿En qué momento dejó de hacerlo por la actuación y comenzó su ambición?
—Buenas noches, gracias —finalizó sin ser totalmente consciente de lo que había dicho, pero el público jamás lo sabría ni notaría por lo que estaba pasando por su cabeza durante el discurso.
Lo cual nos lleva a una de las verdaderas razones de su retiro. La cosa no es necesariamente que haya cumplido todas sus metas, lo que si era verdad es que ya no tenía nada más que perseguir, porque todo estaba podrido.
—Lo hiciste bien, preciosa, síguete portando bien y llegarán más cosas como estas. Una renovación multimillonaria con cierta franquicia de superhéroes, piénsalo, son las que dejan efectivo.
«Cerdo»
Una multitud se comenzaba a formar alrededor de ella, llegaban manos tocándola por todas partes, jaloneándola, desesperados por abrazarla. Ella sonreía y agradecía, pero no sabía a quién. Sintió que la tomaron del brazo y la sacaban de ahí. Era Taehyung.
—¿Estás bien? —fue lo primero que preguntó.
Dándose cuenta de que ya podía respirar; lo hizo.
—Sí, solo... Odio que me toquen.
Los guardias de seguridad de él los rodeaban creando una barrera protectora entre ella y la demás gente, se alejaron un poco para fingir que no escuchaban cuando alguien se acercara a intentar hablando con ella, hasta que encontraron un lugar que, aunque estaba abierto, no se podía ver hacia adentro desde el área de los fotógrafos y el gentío en general.
—¿Te sientes bien? —preguntó una vez más.
—Sí... eso creo.
Taehyung se acercó a ella, miró alrededor. El corte comercial ya había terminado así que el área general estaba menos concurrida, la mayoría había ido a sus asientos o a otro lugar. Y ellos estaban prácticamente solos. No se podía ver ningún fotógrafo, aun así, se puso de espaldas y la abrazó. La abrazó tan fuerte como pudo y no la soltó. Besó su sien, quedaba a su altura. Y susurró un "va a estar bien" en su oído.
—Es extraño —dijo refiriéndose a la estatua cuando él se alejó de ella.
—Cariño, intenta disfrutarlo. Sabes que lo has merecido desde siempre, desde que empezaste, perdón, desde que empezó Señorita Ganadora del Óscar Marlon Romaneé. —dijo agregándole un tono extra de cordialidad al final de la oración, intentando, de cierta forma, que ella se relajara un poco más y no pensara tanto en lo malo.
Ella golpeó con ligereza su hombro.
—Vaya, mi novia sí que es fuerte —dijo fingiendo que le había dolido.
—Ah, ¿tu novia?
—Sí, tú eres mi novia.
—No recuerdo que me lo hayas pedido —bromeó. Dejó su estatuilla en una silla cualquiera que estaba a su lado y colocó ambas manos en su cintura.
—No es necesario, te amo y tengo mensajes que me dicen que tú a mí también.
—Ah, ¿sí?
—Sí. Pero ahora que lo pienso —colocó su mano en su mentón, pensativo— No lo he escuchado con voz en vivo.
—Ahhh, mira, que curioso.
—Y yo quiero escucharlo de tu voz en vivo —comenzaba a acercarse un poco más a ella, sus labios se veían cada vez más tentadores y no sabía si podría resistirlo —dilo —habló con su voz ronca, aquella voz que se metía en su cabeza y la hipnotizaba.
—No quiero.
—Anda, cariño, dilo —susurró. Sus frentes estaban juntas y sus cuerpos también, Taehyung la tomó con delicadeza por la cintura, un agarre diferente al que había sentido toda la noche pues a él si le importaba.
Veían los labios del otro, listos para hacerlo, listo para probar lo que le estaba prohibido esa noche.
—Te amo, Taehyung.
Parecía que su corazón se quería salir de su pecho, emocionado, acalorado, estaba seguro de que estaba rojo de la pena y timidez, estaba feliz.
—Te amo, Marjorie.
Ella tenía sus manos en sus hombros, y él estaba inclinado hacia ella, aún sosteniéndola por la cintura, alcanzó a probar sus labios rojos. Sabía que los extrañaba, pero no fue hasta que los tocó que supo realmente cuánto.
—Marl- —una voz masculina hizo que se exaltaran y se separaran de inmediato. Era John —Marlon, tienes entrevista.
—En seguida voy —respondió y espero a que se fuera, pero Klein no lo hizo.
—Es ahora Marlon.
—Estoy en medio de algo.
John Klein miró a Taehyung quien lo veía desde arriba mordiendo el interior de su mejilla, dándole su expresión menos amigable. El publicista solo suspiró.
—Treinta segundos, esto es rápido Romaneé.
Esperaron a que se alejara, pero, aunque estaban solos, no volvieron a acercarse.
—¿Crees que pueda ir a tu casa esta noche?
—Alguien se dio cuenta que fuiste a SoHo, no sé si sea buena idea.
—¿Puedes venir a mi hotel esta noche?
—¿Y qué dirá tu empresa? —preguntó Marlon mientras tomaba su estatuilla y Taehyung acomodaba levemente su cabello largo.
—Que se joda la empresa, solo te necesito a ti. —dijo y entre sonrisas discretas, dejó un beso rápido. —Casi lo olvido, me llevé tus llaves la última vez que estuve en Los Ángeles contigo —dijo procurando no mencionar específicos, pues la ocasión era algo que no quería recordar. —No te las he regresado.
—Quédatelas —dijo con una sonrisa— Quizá las malas ideas me terminen pareciendo buenas.
La mujer se dirigió a la salida, pero en ella, la voz de su pareja la detuvo.
—Cariño, —le llamó una última vez— ¿me lo dirías otra vez?
Marlon lo miró, sonrió, miró que no hubiese nadie a los lados y dijo
—Sí, cuando me hagas esas cosas inapropiadas de las que estabas hablando te lo digo.
El solo pensamiento hizo que Taehyung se emocionara y que Marlon se fuera riendo como adolescente. Su risa se borró cuando John Klein estaba lista para regañarla.
—Ahórratelo que no eres mi papá —dijo al momento que sintió sus intenciones.
Su publicista tomó aire y puso una sonrisa falsa, cambiando su humor a uno "más alegre" aunque en realidad estaba molesto y estresado.
—Rueda de preguntas. Serás tú sola. ¿Lista?
—Claro. —dijo con una sonrisa forzada.
Subió al pódium y pudo notar la sala repleta de periodistas, al fondo cámaras grabando cada momento, probablemente con un acercamiento exagerado a su rostro. Había unos cuantos más con cámaras fotográficas que de vez en cuando capturaban el perfil de la actriz. Las preguntas transcurrieron, siendo predecibles y clásicas "¿Cómo se siente ganar tu primer Óscar?" "¿Estás emocionada por haber trabajado con Ethan Miles?" "¿Qué significa para ti esta noche?" y tonterías más. Hasta que llegó una reportera atrevida, lista para sacar la mejor nota que pudiera de la noche.
—Ally Saul de Web Magazine —Saludó teniendo un micrófono en mano y una pequeña libreta con apuntes—. Muchas personas notaron que, durante los cortes de la ceremonia, uno de los miembros de la boyband BTS, V, hablaba muy emocionado contigo. A pesar de tu relación pública con Ethan Miles, no es la primera vez que sus nombres, el tuyo y el de V, están juntos en un tabloide, mi pregunta es ¿cuál es tu relación con el cantante coreano?
Marlon escucho atenta a las palabras, controló su respiración en busca de que la pregunta no le causara ninguna reacción que pudiese delatarla, el solo escuchar el nombre que usaba su amado para promocionarse ya había hecho que su corazón se acelerara y más aún al escuchar el rumbo de la pregunta. Era la primera vez que le hacían esa cuestión directamente, pero había sido preparada toda su vida para preguntas así, podía lograrlo.
—¿Me podría repetir su nombre, por favor?
—Ally Saul.
—Ally —repitió—. Es un muy bonito nombre —sonrió de una forma que parecía honesta. La persona que mostraba ante los medios tomando por completo su lugar. Todas las cámaras estaban sobre ella y sabía que cada uno de sus movimientos y expresiones serían captados y mejor analizados que su propia actuación en la pantalla grande. —Mi segundo nombre es Alysa, se parecen, ¿no cree? —la mujer a la que se dirigía sonrió con falsedad y asintió con la cabeza—. Señorita Saúl... Verá, estoy aquí parada porque he ganado mi primer Óscar, en mi primera nominación, en una película fuertemente aclamada por la crítica, soy una de las más jóvenes en ganar esta categoría —se detuvo un momento, recordó pintar una media sonrisa de nuevo—. Sin embargo, ¿decidió preguntarme por mi vida amorosa y por un hombre al que solo he visto dos o tres veces en mi vida? —Rio por la incredulidad y lo absurda que era la situación. Dio un respiro negando con la cabeza, con su estatuilla dorada aun siendo sostenida con fuerza entre sus manos—. Ni siquiera estoy enojada, Señorita Saul, realmente me causa gracia y busco conocer cuál ha sido su razonamiento para llegar a esa pregunta —Hizo una pausa, todo el recinto lleno de reporteros en silencio, solo el sonido de las cámaras tomando fotos como locas sonaba sin parar—. Aun así, la responderé, ¿quiere saber de mi relación con el Señor Kim? O V, como le dicen —rio— Bueno..., soy su fanática —Un par de risas sonaron por la habitación por el modo despreocupado en el cual Marlon había terminado respondiendo a la pregunta. —Las pocas veces que hemos hablado, ha sido sobre su música. Tal vez es el motivo por el cual él se veía tan emocionado en las fotos y videos, porque hablábamos de su trabajo, algo que él hace y disfruta. En realidad, tome nota; "hablar con el artista sobre su trabajo para causar una buena impresión en él", tal vez le sirva.
Terminó su respuesta, le dedicó una efímera sonrisa frunciendo la nariz y sus ojos se achicándose al hacerlo.
Su publicista John Ralph, por fin respiró, la había entrenado bien. Le hizo una seña al presentador, moviendo su mano cerca de su cuello. Quien llevaba el micrófono entendió rápidamente y anunció que esa había sido la última pregunta.
Romaneé agradeció de forma educada, se dejó tomar un par de fotografías más con su reciente premio, y finalmente, sin quitar su sonrisa hollywoodense, bajó del podio con la ayuda de su publicista, Laura detrás de ellos.
En el momento que los flashes de las cámaras sonaban lejanos y ningún lente le apuntaba, su expresión facial cambió por completo, exteriorizando por fin cuan molesta y frustrada estaba por la situación.
Entraron en un pequeño espacio privado que había sido diseñado para que los actores e invitados pudieran relajarse a lo largo de la ceremonia, similar al que estuvo con Taehyung hace rato.
Se sentó en uno de los sofás que rellenaban la habitación, colocó sus manos en su rostro, enojada, decepcionada.
—¿Por qué no se meten sus preguntas de mierda por el culo?
Su publicista agradeció en su interior que se haya guardado esa respuesta.
—Estuviste excelente —felicitó en un intento de calmarla.
—Son unos putos entrometidos. ¿En serio que esto no es suficiente? —preguntó sosteniendo la estatuilla dorada al nivel de su rostro—. ¿De verdad cualquier otra cosa va a tener más relevancia que mis logros? ¿Les importa más a quien me cojo? No me imagino que harían si supieran toda la mierda que pasé para llegar a este puto pedazo de metal —rio irónica— seguro me culparían. Son una porquería —dejó su premio de lado y cubrió su rostro con sus propias manos. —Laura —llamó.
—¿Necesitas algo?
—Dos pastillas para la migraña y un shot de tequila.
—El doctor dijo que los analgésicos y...
—No te pregunté. Dámelo.
Klein le hizo señas a Laura para que lo hiciera, y Laura salió.
—No te pongas así con ella, la niña no tiene la culpa.
Marlon lo miró con incredulidad.
—¿Te puedo decir algo, John? ... Jódete —le mostró el dedo del medio y salió del lugar.
Se encontró con Laura y tomó el medicamento y el alcohol, notó que estaba rebajado, pero no le dijo nada a su asistente más que buscara un conductor para ir a casa y un abrigo para cubrirse del frío. No tenía ánimos de seguir.
Su publicista notó su urgencia por irse, se acercó a ella.
—Marlon, no puedes irte. Kathleen y tu mánager están hablando con Richard sobre renovar tu contrato. Deberías quedarte.
La actriz solo negó con la cabeza, un minuto más en ese lugar y explotaría ahí mismo.
—Te están ofreciendo demasiado por tres películas, solo tienes que quedarte.
Un auto negro de frentes anchos apareció a unos cuantos metros de ella, esperándola en la salida trasera del teatro. Marlon lo ignoró por completo y salió de ahí, John intentó retenerla tomándola por el brazo, pero se alejó de forma violenta.
—Jódeme la madre una vez más y estás despedido.
Klein levantó las manos en señal de paz y permitió que Marlon se fuera, Laura la siguió.
Sin editar (2022)
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