𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐃𝐈𝐄𝐂𝐈𝐎𝐂𝐇𝐎𝐀𝐕𝐎: cinco millones de won.
Estados Unidos – antes del matrimonio.
En Estados Unidos, el doctor le explicó que Marlon no podía dejar el medicamento de forma tan abrupta. Había sustancias cuyos síntomas de abstinencia no era tan notorios, como la cocaína que no provocaba síntomas físicos, sino eran más bien psicológicos, esto llevaba a pensar a las personas que no eran "tan adictas". El truco del xanax está en que dejarlo de manera repentina después de consumirlo en la cantidad que ella lo hacía, podía llegar causar la muerte. Divertido, ¿no? El doctor le explicó que debía seguir con él, pero con dosis cada vez más pequeñas hasta llegar a cero. Viéndola tirada en cama tras tomar una buena cantidad de pastillas, casi cayendo en coma, no confiaba para que ella misma se administrara el medicamento —en realidad no se esperaba que ese fuera el caso—, o que lo hiciera alguien más que no fuera él o un doctor, pero si se quedaba en rehabilitación estaba la posibilidad de que se filtrara a la presa y más importante, la posibilidad de que recayera al salir y estar sola, ya que conseguir ese tipo de sustancias en Estados Unidos era tan fácil como comprar un dulce en cualquier tienda. «En Corea no tendría acceso a ellas», pensó. «Si se queda conmigo, yo puedo encargarme del medicamento..., puedo cuidarla, la mantendré alejada de todo» El hilo de pensamiento seguía mientras escuchaba de fondo al doctor hablar. La semilla de aquello que dijo una vez como una broma para romper el hielo entre ambos, estaba retoñando con raíces fuertes en su cerebro. Llevársela con él era lo que más sentido tenía en la mente desesperada. Pero si se la llevara solo con visa de turista, solo podría estar en territorio coreano por noventa días, lo sabía porque en una noche de insomnio lo buscó con la excusa de conocer más sobre el estado. Pero si se casaba con ella..., la miró, aún dormida y con una intravenosa en la mano. Fue en ese momento que decidió que lo haría, que la llevaría a casa y que construiría una fortaleza para ella, porque no se permitiría volver a ver esa escena; quería que la próxima vez que visitaría un hospital fuera para dar a luz a sus hijos y por nada más. Cuidaría de ella como si fuera un cristal.
Cuando se enfrentó a su jefe, Bang Sihyuk, realmente no pensó en mucho más que en protegerla. No pensó que tendría que amenazar con salir del grupo, tampoco pensó que al decirlo en voz alta la ansiedad en su cuerpo aumentara aún más, casi arrepintiéndose al instante. ¿Cómo podría alguien vivir sin lo que ha hecho toda su vida?
No podía permanecer tanto tiempo en América después de que todos sus compañeros regresaron. La empresa le había otorgado una semana extra, ocho días completos de los cuales ya habían pasado cuatro, en cuatro días tenía que irse. Marlon sería dada de alta ese día, Taehyung había arreglado un vuelo privado desde el aeropuerto de Los Ángeles al de Inchon para él y para Marlon. Tenía la documentación necesaria para poder llevarse el medicamento y había anotado todas las instrucciones del médico. El único detalle yacía en que aún no le pedía matrimonio a la novia.
Marlon fue dada de alta al quinto día cuando los síntomas mejoraron considerablemente. Su madre pensaba que su hija había sido internada por un ataque de ansiedad y no le dio mucha importancia, esa fue la versión que se dio a los medios y demás para justificar la ausencia de Marlon en entrevistas y tareas diarias.
Estaba en su casa, en su habitación blanca como el resto de su propiedad. Veía el arreglo de orquídeas en el mueble de la televisión frente a ella, eran blancas, pero ahora estaban casi marchitas; Laura era quien cuidaba de ellas y lo último que supo fue que Laura renunció y que una de sus otras asistentes, cuyos nombres parecía apenas recordar, tomó su puesto. Su mánager se encargó de todo eso, pero ninguna tenía el cuidado que ella. Miró a su izquierda, el vidrio de la puerta francesa color crema que daba a su patío había sido reparado casi de inmediato la noche que quisiera nunca recordar. De pronto, comenzó a preguntarse por qué todo era tan blanco, quizá porque solía ser su color favorito, el que le daba paz, pero ahora parecía estar relacionado a malos recuerdos y tragos amargos de su vida. Ya no le gustaba.
Taehyung entró por la puerta con un vaso de agua y su dosis diaria de medicamento. Ella lo tomó solo agradeciendo al final.
—¿Lista para la revisión? —preguntó con gracia a la joven en cama. Marlon sonrió de lado.
—Lista, doctor Kim.
Debía revisar la presión arterial, su frecuencia respiratoria, su pulso cardiaco y temperatura corporal constantemente para asegurarse que todo estaba bien durante el proceso. Se había hecho dueño de diferentes aparatos especializados para cada una de esas cosas cuando antes no tenía siquiera un termómetro básico a su nombre.
—¿Cómo vas con los dolores de cabeza? —preguntó mientras esperaba que el pequeño aparato que medía el ritmo cardiaco sonara con el resultado.
Marlon encogió los hombros.
—Igual que toda la vida.
Taehyung suspiró. Dirigió su vista al electrónico que dio un resultado favorable. Lo retiró con cuidado y lo dejó de lado sacando ahora el de la presión.
—¿No te has sentido mareada?
—No.
—¿Dolor muscular?
—No.
—¿Nauseas? Ya no has vomitado, ¿verdad?
—Taehyung no tienes que hacer todo esto —dijo de repente. Miró a un lado, estaba apenada porque, aunque él no lo dijera, se sentía como una carga—. Tengo asistentes y puedo contratar enfermeras para que me cuiden.
—Tu presión arterial está bien, también —comentó tranquilo—. Parece que todo está en orden, eso es una buena noticia.
—Tae, lo di-
—Mar... —interrumpió. La mencionada se quedó callada a la espera. Taehyung dejó todo de lado y suspiró. Se acercó un poco más a ella, aún sentada en su cama. La tomó de la mejilla y la miró con la ternura y preocupación que solo puedes ver a la persona que más quieres—. Te dije que estaría contigo y así va a ser.
—No estás obligado.
—Tienes razón, no estoy obligado, pero te amo, así que lo voy a hacer.
—¿Por qué dices que me amas tan fácil?
Acarició su rostro una vez más y dejó un beso en su frente, se separó ligeramente de ella pensando en lo mal que tuvo que haberla pasado para que le fuera difícil creer que alguien podía quererla tanto. Incluso despertó la curiosidad por la vida amorosa que Marlon mantuvo en el pasado, pero no era el momento para preguntar.
—Cariño, amarte ha sido la cosa más fácil que he hecho en mi vida —Marlon se encogió en su lugar procurando evitar que el efecto que las palabras de Taehyung se notaran en ella.
Era increíble el esfuerzo que Taehyung ponía en ella, y pondría durante los siguientes meses hasta que llegara a la realidad.
—Te voy a mantener sana, te lo prometo.
Ese día terminó la revisión y preparó comida para Marlon. La hizo levantarse de la cama y comer en el patio con él, al lado de la alberca. Tenían frente a cada uno una ensalada a sobre precio de un restaurante popular de los Ángeles, bastante insípida para el gusto del extranjero.
—¿Cuándo regresas? —hizo Marlon la pregunta que había tratado de evitar, pero no podía contener más.
—El jueves.
—Es más pronto de lo que pensé.
Comieron sus alimentos en silencio. Marlon quería pedirle que se quedara y Taehyung quería pedirle que se fuera con él, pero ninguno sabía cómo abordarlo. Vieron los árboles moverse, y escucharon un par de pajarillos cantar. Si la vida fuera como su patio trasero en las colinas escondidas, si que sería pacífica. Pero contrario a eso, su vida eran los fotógrafos que merodeaban su casa a diario en busca de algo, en busca de comprobar los rumores de que Taehyung seguía en Los Ángeles y que Marlon había tenido una sobredosis. Eran los tan llamados fanáticos obsesionados que buscaban la forma de entrar a su casa y a la comunidad para acercarse y que si no fuera por la cantidad de guardias que tenía en la entrada de su residencia ya hubiesen entrado. Era también el miedo de ser descubierta... «ser descubierta», pensó, «como si estar con él fuera un crimen».
Mientras tanto, Taehyung divagaba en su mente y mientras lo hacía cayó en la realización; no había más palabras que las que estaban en la punta de su lengua. Entonces, la miró, atenta al reflejo que hacía el sol en la alberca, brillante y azul como los ojos de su amada.
—Mar... —habló. Ella no vocalizó una respuesta—, cásate conmigo —Soltó.
La mencionada giró su rostro teniendo toda la atención en él, su corazón latía y su cerebro no decidía que emoción estaba sintiendo en ese momento. Sintió que su respiración se entrecortaba y si no fuera por la seriedad en las palabras y gestos del mayor, habría pensado que es una broma.
—¿Q-qué? —Solo eso pudo decir. Taehyung la tomó de la mano y bajó de su silla, quedando frente a ella y en una sola rodilla, besó sus manos, y Marlon supo que no había hablado más en serio.
—Cásate conmigo —dijo una vez más—. Vente conmigo, déjalo todo aquí. Pasar el resto de mi vida contigo es lo que quiero hacer..., protegerte, Mar, es lo que quiero hacer.
—Pero-
—Lo solucionaremos, pero no puedo hacerlo si estás del otro lado del mundo. Lo haremos juntos, solo di que sí.
Estaba casi al borde de las lágrimas, cuando lo besó y dio su respuesta. No fue un «sí» sino más bien un «está bien» que en ese momento Taehyung no interpretó como algo más que una reacción positiva a su proposición.
Toda esa tarde Marlon se sentía más ansiosa que nunca. Llamó a su mamá, pero no se atrevió a decirle nada hasta varios días después cuando ya estaba en el avión camino a Corea, mortificada porque su mamá le gritaba a Taehyung al teléfono por ser tan imprudente. En cualquier otra ocasión, eso no hubiese sucedido. En otra ocasión, Taehyung hubiese pedido permiso a su madre personalmente y no solo se la hubiera llevado muy al estilo de las telenovelas que el en su vida había visto, y si ésta no aprobaba, hubiese trabajado para ganarse esa aprobación y finalmente, si no lo lograba, hubiese dejado la relación por su bien. Pero esta no era cualquier otra ocasión. Esta vez, Taehyung era un hombre desesperado tomando medidas desesperadas.
Ese mismo día solo avisó a su mánager que se tomaría un tiempo, por "un tiempo" el empresario y todo su equipo imaginó unos meses. Su publicista y agentes limpiaron su agenda para las próximas cuatro lunas llenas. También renunció a una película que debía grabar en mayo, y a la renovación de contrato de sus películas más lucrativas. Aún así, esperaban tenerla de regreso pronto, con una historia falsa del por qué se tomó un descanso. Pero eso no pasaría.
Corea del Sur – Primeras semanas de matrimonio.
Lo primero que hizo cuando llegó a Corea del Sur fue presentarle a Marlon a toda su familia; a sus padres principalmente. Una parte de él tenía miedo de que no fuera aprobada, ya fuera por su estilo de vida —las actrices podrían no tener buena pinta después de todo—, o porque era americana y él el mayor de una familia coreana o simplemente porque no les cayera bien. Aun así, vieron en él una felicidad que no habían visto antes, una preocupación y un cuidado por alguien como no pensaron que lo verían. Ni siquiera creían que su hijo fuese a estar de pareja alguna vez, pero ahí estaba, en la cocina de sus padres, anunciando que tenía planes de casarse con ella lo más pronto posible y todos estaban contentos con la mujer que daba la apariencia de ser seria, apacible y elegante.
La primera noche con él en Seúl, se sintió tan tranquila que durmió 19 horas seguidas sin necesidad de pastillas o alcohol.
Un día de marzo se casaron de forma secreta y privada. No hubo una boda enorme, ni trecientos invitados y tampoco un vestido blanco de princesa. Solo ellos dos en su sala de estar, dos testigos, con tinta y el registro que debían llenar para entregar al ayuntamiento y que su matrimonio fuera legal y Marlon consiguiera la residencia coreana pronto.
Taehyung cuidaba muy bien de ella, todos los días la visitaba a medio día para comer, a las seis de la tarde llegaba para cenar y regresaba antes de las once para abrazarla y besarla hasta que ambos cayeran dormidos. Seguía revisando su salud todos los días, aún después de que concluyera con el medicamento y dejo de hacerlo cuando terminaron los tramites del departamento en Hannam.
Cuando Taehyung abrió aquella puerta caoba por primera vez, el departamento era un canvas en blanco listo para ser remodelado. La abrazó por la espalda, orgulloso de los dos y besó su mejilla.
—Este será nuestro hogar —dijo Taehyung con una sonrisa que salía sin invitación—. Es tuyo —Le dio a su esposa la tarjeta de acceso y besó su mejilla fuerte. Marlon solo sonrió.
Yoongi Min, ahora excompañero de cuarto de Tae, tocó la puerta abierta detrás de ellos. Venía acompañado de Jimin Park y una caja grande.
—Había un paquete para ustedes allá abajo —dijo seguido de un saludo cordial y una sonrisa diminuta a Marlon.
—Oh —dijo la de ojos azules separándose de el amor de su vida—, debe ser la colcha y las cortinas de nuestra habitación —Trataba de ocultar que algo tan simple como sábanas nuevas y cortinas le emocionaban, así que solo tomó la caja dando un gracias y se fue, dejando a los tres compañeros solos.
Entraron todos al nuevo departamento y Taehyung la vio irse sin ser consciente de que lo miraban.
—Eh, felicidades, amigo —dijo Yoongi dándole un abrazo a su compañero—. No pude asistir a la boda —dijo con algo de sarcasmo—, pero toma, mi aportación —dijo dándole un sobre ligeramente grueso a su amigo.
Taehyung lo abrió y se encontró con dinero.
—Ahhh, ahhh —dijo riéndose— No puede ser, ¿tanto me aprecias? —hizo referencia al dinero que había dentro.
—Compren más sábanas, se ve que la emocionan.
Taehyung rio y abrazó a su compañero. Jimin aún estaba ahí detrás de ellos, pero no seguía ninguna broma. Aún no estaba de acuerdo con el matrimonio de su amigo, pero no podía decir o hacer nada. Jungkook llegó detrás con otra caja, esta vez más grande y se notaba más pesada.
—Pedido de piedras para Kim Taehyung —canturreó el más joven—. No había necesidad de pedir algo tan pesado, ¿sabes?
—Son sartenes, tonto, ya me los llevo —lo hizo y se alejó hacia la cocina y después a la que en unas semanas sería su habitación principal, pues Marlon aún no salía.
Los tres compañeros de banda se adentraron más llegando hasta al balcón. Jungkook comentaba que tenía envidia de la vista y Yoongi solo fruncia el ceño porque tenían exactamente la misma. Jimin aún mantenía su cara larga inseguro de porqué aún no se iba. Sus amigos lo notaron.
—¿Te pasa algo? —preguntó Yoongi.
—No me cae bien la chica.
Min suspiró, volvería a la misma conversación que habían tenido las últimas semanas.
—¿Por qué no? —preguntó Jungkook siendo ignorante de sus motivos—. Se ve algo seria, pero no creo que sea tan mala.
—Jimin piensa que Taehyung solo está con ella porque le recuerda a April —Soltó Min sin más. Jungkook solo dejó salir un pequeño "oh" y no supo que más decir—Pero no es así —continuó Min.
Jungkook rascó su nuca y sintió que esa no era una conversación que debía escuchar, por lo que solo se alejo de forma discreta con la excusa más tonta e inaudible que se le ocurrió.
—¿Por qué estás tan seguro de que no es así? —replicó Jimin molesto.
Suga le pidió que bajara la voz.
—Creo que solo tu piensas en April cada que ves a Marlon. Debes dejarla ir —dijo calmado—. Deja de verla en cualquier persona que a Taehyung le interesa.
—Se casó con ella justo después de la tipa se intentó mat-
—Jimin, siempre has tenido un problema con tus palabras. Deberías cuidarlas porque un día pagarás por ellas —habló serio, tomando el papel del mayor.
—Esa noche, el mismo Taehyung dijo que pasaría de nuevo.
—Quizá eso le recordó a ella. Fue muy traumático para él que su mejor amiga acabara con su vida, pero eso no quiere decir que esté con Marlon solo por eso. Sé que también fue doloroso para ti, pero, la chica no tiene la culpa. Solo intenta sobrevivir.
Jimin chistó, inconforme con lo que le decía, pero sin ningún argumento para refutar.
April Chun fue la mejor amiga de Taehyung y Jimin durante la época debut y antes de él. Ella también era una idol. Tuvo una sobredosis a los 20 años dentro de su habitación de hotel después de su primer gran concierto en Alemania, fue catalogado por suicidio por la nota que dejó en su buró. Ella le había marcado a Taehyung justo antes de hacerlo, pero él no contestó. Por eso le causaba tanto estrés tener llamadas perdidas de cualquiera, pues no sabía que podía pasar.
En cierta forma, Marlon sí le recordaba a ella. ¿Eso quería decir que se enamoró de Marlon en busca de un amor platónico de secundaria? Pues la realidad es que no. No sabía con exactitud la razón de su enamoramiento ¿acaso alguien sabe por qué nos enamoramos? Él solo sabía que su cerebro producía químicos diferentes cada que estaba con ella y que sentía un cosquilleo en su estómago cada que la besaba.
Ahora, ¿qué hay de la sobreprotección que tenía con Marlon? Decir que es solo por su mejor amiga difunta sería minimizar todas las experiencias traumáticas que el cantante ha vivido a lo largo de su corta existencia. Él mismo fue testigo de la caída de grupos y idols, cuyo futuro parecía ser brillante, por enamorarse y querer hacer sus relaciones públicas. Ni siquiera eso; solo por ser descubiertos saliendo en citas. Ha vivido en primera mano el acoso de la prensa, las críticas por malentendidos y sobreanálisis de sus acciones, palabras, gestos e incluso lenguaje corporal, hasta llegar al punto de convertir una acción cualquiera, en una teoría conspirativa sobre su vida. Ha tenido que esconderse y privarse de hacer algo tan simple como la compra diaria para evitar ser acosado por personas que a veces olvidan que él también está hecho de carne y hueso, que él también puede tener un mal día, que puede tener una vida, que existe y no solo es la imagen idealizada que hicieron de él. También la vio llorar, la vio hundida en un intento de soportar su vida. La vio sufrir porque, aunque su cultura parecía ser completamente diferente, estaba igual de podrida que la industria en la que estaba él, quizá un poco más en ciertos lugares, quizá un poco menos en otros, pero podridas a final de cuentas. Y, aun así, él no podía dejarla, porque sentía una pasión por lo que hacía en el escenario y en el estudio, componiendo y creando. Pero ambas cosas parecían no poder coexistir. No importaba que tan popular y famoso fuera, estaba seguro de que ni él podría cambiar una cultura que ha estado tan presente desde el inicio de los ídols en Corea. Así que lo único que le quedaba hacer, era esconderse, pues no sería el primero, y tampoco el último en hacerlo.
—April estaría feliz por Taehyung, tú también deberías estarlo.
Fue lo último que Yoongi Min dijo antes de ver a Taehyung en la cocina. Él castaño, ignorante de la conversación que habían tenido, se disculpó y terminó de despedir a sus amigos agradeciendo por su visita.
Después de un rato, solo se encontraba con Marlon acomodando las últimas cosas antes de regresar a su hogar temporal. Taehyung la abrazó fuerte.
—¿Cómo te sientes?
Marlon asintió, se encontraba bien, algo emocionada y tímida a la vez.
—Quiero poner un sofá azul —dijo—. Cortinas crema, pero no blancas. Y quiero cambiar la madera por madera oscura.
—Es todo tuyo, cariño mío. Creo que quedará perfecto.
—Va a ser perfecto —susurró—. Tiene que ser perfecto —dijo más a sí misma como una declaración. Quizá auto-convenciéndose. Taehyung no dijo nada más y solo la sostuvo más fuerte entre sus brazos. No podía esperar para comenzar la vida con ella.
En ese momento Marlon no pensó que un poco más de un año después de su matrimonio, estaría en la habitación de huéspedes, viendo la nada y preguntándose si hizo lo correcto.
Nota de Autora: Muchas gracias por leer y el apoyo que le dan a la historia, lo aprecio mucho.
Sin editar (2022)
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