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El reloj marcaba las tres de la madrugada cuando el sonido de la puerta del departamento rompió la quietud, resonando en las paredes como un eco distante. Taehyung, con el cabello alborotado y los ojos entrecerrados por el sueño interrumpido, salió de su habitación con pasos pesados. Vestía una camiseta holgada y pantalones de algodón, claramente preparado para una noche tranquila, no para lidiar con el torbellino que era JiMin.
En cuanto lo vio entrar tambaleándose, con la chaqueta de cuero colgando descuidadamente de un brazo y una sonrisa indolente dibujada en el rostro, bufó con exasperación.
—¿Es en serio, JiMin? —espetó, cruzándose de brazos. Su tono era más cortante de lo habitual, y sus ojos, usualmente cálidos, reflejaban una mezcla de reproche y agotamiento—. ¿Otra vez a estas horas?
JiMin alzó una ceja, claramente entretenido por el recibimiento. Cerró la puerta tras de sí con un leve empujón, dejando caer su chaqueta sobre el sofá con una elegancia casi ensayada. A pesar de su andar relajado, había algo innegablemente llamativo en su aspecto: el cabello desordenado, los restos de delineador que enmarcaban sus ojos y el aire de misterio que parecía seguirlo a donde fuera.
—No me mires así, Tae. Sabes que siempre vuelvo, ¿no? —respondió con naturalidad, encogiéndose de hombros mientras se quitaba las botas con movimientos deliberadamente lentos.
—¡Ese no es el punto! —replicó Taehyung, alzando la voz apenas un poco más de lo necesario—. Sales sin decir nada, llegas cuando te da la gana y actúas como si nada importara. ¿Alguna vez piensas en algo más que en ti mismo?
JiMin lo observó durante unos segundos, como si estuviera evaluando si valía la pena responder. Finalmente, dejó escapar una risa suave, despreocupada, y se dejó caer en el sofá. Su postura era la de alguien que estaba completamente en control, incluso frente a una reprimenda.
—Relájate, Tae. No es como si estuviera cometiendo un delito... Bueno, no esta vez. —sonrió con un toque de malicia al notar cómo Taehyung apretaba la mandíbula—. ¡Además, tengo algo interesante que contarte!
Taehyung parpadeó, desconcertado. Aunque quería mantenerse firme en su reproche, no pudo evitar sentirse atraído por el tono de JiMin.
—¿Algo interesante? —preguntó finalmente, su curiosidad ganándole la batalla al enfado.
—Sí, conocí a alguien esta noche —dijo JiMin, acomodándose en el sofá como si estuviera a punto de narrar una historia épica.
—Déjame adivinar —dijo Taehyung, cruzándose de brazos mientras tomaba asiento frente a él—. Otro "tipo misterioso" del que te vas a cansar en dos días.
JiMin lo ignoró, con una sonrisa enigmática que solo lograba irritar más a su amigo.
—Fui a un bar. Estaba aburrido, así que decidí animar un poco las cosas. Nada fuera de lo común, ya sabes, un par de golpes, un disparo aquí y allá.
—JiMin... —Taehyung comenzó, con el tono de quien está a punto de dar un sermón, pero JiMin lo interrumpió.
—Tranquilo, hyung. ¡Esta es la mejor parte!—le dijo con entusiasmo—. Salí al callejón trasero a fumar un cigarro para quitarme la ansiedad. Sin embargo estaba demasiado aburrido que me debatía en si era mejor regresar a casa o no, cuando de pronto apareció él…
Taehyung levantó una ceja, intrigado a pesar de sí mismo.
—¿Él?—inquirió.
—Sí. —JiMin hizo una pausa, como si disfrutara al máximo de la tensión—. Pálido, con un traje que parecía hecho a medida, unos ojos tan hipnotizantes que admito que lograron desestabilizarme por unos segundos. Todo en él gritaba "peligro"… El tipo de peligro que te hace querer acercarte solo para ver qué tan lejos podrías llegar antes de caer…—contó, manteniendo una expresión entusiasmada en su rostro. Cómo si estuviese nombrando al chico más perfecto del planeta.
Y esto para nada le agrado a Taehyung…
Taehyung rodó los ojos, aunque no pudo evitar inclinarse un poco hacia adelante.
—¿Acaso escuchas lo que estás diciendo, JiMin? ¿Te parece interesante alguien a quien conociste en medio de un callejón oscuro? ¡Date cuenta amigo! ¡Su nombre es red flags!
—¡No es verdad!—reprochó de inmediato—. Su nombre es YoonGi…—le aclaró.
—¿YoonGi?—inquirió, repitiéndose a si mismo, tratando de recordar en donde había escuchado antes aquel nombre—. ¿Sabes cuál es su apellido? —preguntó.
JiMin se encogió de hombros, sin el mayor interés en saberlo.
—No lo sé. Pero hay algo en él que me intriga…—confesó.
—Sinceramente, he escuchado esa frase al rededor de cincuenta veces, así que ya no te creo nada.—le dijo con gracia para luego ponerse de pie y estirarse—. Pero en fin, eres libra, ¿Qué se le va a hacer?—bromeó, ganándose que JiMin lo golpeara con un cojín.
—¡Ey! No insultes a mi signo zodiacal. Los libra podemos ser fieles y leales, con la pareja perfecta, obviamente.
—Y para ti, la definición de pareja perfecta es que sea tu esclavo, ¿no?
—¡Por supuesto que no!—se cruzó rápidamente de brazos, mostrándose indignado, aunque no por mucho tiempo—. Pero si, tiene que hacer todo lo que yo le diga y traerme como el gran divo que soy…—sacudió su cabello de forma elegante, provocando una pequeña carcajada por parte de Taehyung.
—Por eso estás soltero, JiMin. Buscas a puro hombre millonario con green flags y encima, que esté dispuesto a ser tu sirviente 24/7.—se burló, ganadose otro golpe por parte de JiMin.
—Dí lo que quieras, pero algún día encontraré ese hombre…—entrecerró sus ojos, fulminando a su roomie con la mirada.
—Claro, soñar no cuesta nada…—se rió, para después caminar hacia el pasillo. Pero antes de seguir avanzando, se detuvo y miró a JiMin—JiMin, volviendo al tema principal…Ese tipo suena peligroso. No quiero que termines en otro lío del que no puedas salir —dijo con seriedad. Llamando la atención del rubio.
Sin embargo, no permitió demostrarse vulnerable, así que simplemente sonrió.
—Siempre hay peligro, Tae. Se cuidarme, no te preocupes por mí—dijo—. A veces, es lo único que me recuerda que sigo vivo…
El silencio se instaló entre ellos, cargado de pensamientos no expresados. Finalmente, Taehyung suspiró y asintió.
—Haz lo que quieras, como siempre. Pero ten cuidado. No quiero que esta vez sea diferente, ¿entiendes?
JiMin no respondió, limitándose a observar cómo su amigo desaparecía por el pasillo. Cuando quedó solo, cerró los ojos por un momento y dejó escapar un suspiro.
"¿Quién eres realmente?", pensó, recordando los ojos del hombre misterioso.
No era enamoramiento, lo sabía. Era algo mucho más profundo, algo que no podía explicar pero que lo empujaba a querer saber más…
Y mientras la noche avanzaba lentamente, JiMin permaneció inmóvil, atrapado entre el pasado y el enigma de saber quién era aquel hombre al que deseaba con tanta emoción volver a ver…
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