Theo X Neville // Tom X Severus
"Padre e hijo, enamorados de los vecinos"
Escocia era demasiado grande como para no soportar 3.000 turistas día a día. Muchos solían mudarse allí, y por "muchos", me refiero a la mayoría de los turistas (que solían variar entre Londinenses y franceses). Las casas solían ser pintorescas, coloridas y grandes, pero como en toda tierra siempre hay una o dos que son la excepción.
En tal caso, se conocía una mansión en la parte más apartada de toda Escocia. Una mansión oscura, con ambientes lúgubres, brisas frescas, aún en verano, y sumergido entre medio de todas las espesas arboladas del bosque Prohibido, un lugar muy conocido por sus criaturas místicas y la magia oscura de estas (desde el punto muggle solo conocido por los homicidios allí). Un día, un gran alboroto se armó en la ciudad de Edimburgo, pues se corría la noticia de que una familia de dos se mudaría cerca de la oscura mansión, a su lado, para ser exactos.
- ¡Papá, papá!- gritaba un muchacho de 16 años, entrando de golpe en la mansión, estrellando la puerta contra la pared, agitando una carta entre sus manos.
- ¡La p-! - el hombre cerró abrupta-mente su boca antes de concluir, y haciendo raros malabares para no dejar caer su re-llena taza de té suspiró aliviado de no derramar nada- Hay mi querido Neville... ¿Cuantas veces te voy a decir...?-suspiró paciente- ¡¿...QUE NO GRITES DE ESA FORMA CUANDO ESTOY EN PAZ Y EN CALMA?!- gritó exasperado. Usualmente el hombre era mortalmente pacífico y paciente, pero su hijo le daba una carencia de ambas habilidades que solo él podía mantener hasta en las peores de las situaciones.
- Perdón papá...-musitó cabizbajo, ocultando su media sonrisa. "Eso lo aprendí de ti... por eso pá" pensaba el niño simpático de ojos almendrados y cabello castaño.
- Si, si, está bien...-suspiró el hombre de alta estatura recobrando su paz y orgullo- ¿Qué era eso tan importante que provocó tu espasmo de emoción?- dijo pulcro como siempre. Severus Snape, el dueño legal de aquella tétrica mansión de color ceniza, con cabellos del mismo tono, largo y lacio hasta sus hombros, y acostumbrado a llevar ropa onix.
- ¡Oh! si, eso... primero, quería decirte que me aprobaron con la máxima puntuación en Herbología- dijo mostrando orgulloso la carta que comprobaba sus palabras-... aunque no fue igual con pociones...-murmuró avergonzado mostrando la parte inferior de la carta, donde se veía un rojo "Desaprobado". Severus se golpeó en seco la frente con la mano.
- ¿Cuando cambiarás?- murmuró entre dientes. Neville se rió nervioso.
- Y segundo... los vecinos ya llegaron... o algo así, los elfos ya están aquí...-dijo apuntando por sobre su hombro con su pálido pulgar la puerta principal-... y son muchos...-murmuró para si sorprendido mirando el suelo- Y...-un seco "Poof" se escuchó fuera de la mansión- Creo que ya llegaron...-dijo Neville emocionado.
Severus lo comprendía, nadie hablaba con ellos más que algunos médicos de San Mungo que les pagaban por sus conocimientos y algunas entregas por parte de Severus. Fuera de eso nadie más se acercaba, para todos eran los "raros que viven en el exilio vestidos ne negro y de pésimo carácter". Tediosos rumores, si Severus veía que los nuevos vecinos lo sabían y les creían a esos locos ciudadanos estirados y sangre puras les tiraría uno de sus más pesados calderos a la cabeza. Y no se arrepentiría ni aunque lo metieran en Azkaban.
- ¿Podemos ir a saludarlos ahora?- dijo Neville emocionado como un chico de 14. Para su edad, Neville Snape era irremediablemente inmaduro, en algunas ocasiones no lo era, pero rápidamente cambiaba a serlo.
- Si hijo, podemos ir ahora... supongo...-dijo encogido de hombros. Neville saltó alegre, y sin más se le trepó a la espalda de su maduro padre, quien hizo el más grande esfuerzo por no caer hacía atrás cuando su hijo le saltó de la nada- ¿Y... qué crees que estás haciendo tú ahora?- meditó mirando lentamente hacía atrás.
- Me ahorro la fatiga de caminar hasta la casa de los vecinos...-sonrió tierno.
- Son 5 metros hasta la puerta y 5 más hacía la casa de al lado...-le informó con su monótona voz de paciencia limitada.
- ¿Y? ¿Sabías que hay arañas cerca nuestro cada 2 cm2?- mencionó como si fuera la noticia del fin del mundo, haciendo que su padre enarque una ceja irónico- No sé tú, peor yo no pienso arriesgarme...-advirtió aferrándose más fuerte a la esbelta cintura de su padre y abrazando más fuerte el pecho y cuello de este, a lo que Snape suspiró.
- Ya que...-dijo monótono antes de partir hacía la casa anteriormente desalojada de la derecha- Aunque no sé que tipo de primera impresión sería esta...digo, llegar con un chico de 16 años en la espalda no me parece lo más normal...-Neville lo pensó unos segundos, no era tan malo... ¿o si?. Aún así, no quería alentar más los rumores sobre lo extraños que eran él y Severus, y por ello decidió bajar una vez que ambos estuvieron frente a la puerta de la casa de tonos pastel... blanco específicamente.
- ¿Toco?- preguntó Neville a Snape, quien asintió- Bueno...-sonrió antes de realizar la acción. Esperaron unos cortos segundos antes de ver como la rojiza puerta de caoba se abría ante ellos, para así ver lo que a ambos les pareció "Eros en persona".
- Buenas tardes, ¿Os puedo ayudar en algo?- dijo el muchacho de vos gruesa y resonante. Neville no era de esa clase de persona, pero de solo oír la voz un pequeño jalón se escurrió por su vientre, e incómodo utilizó su campera negra para amarrarla a su cintura y así disimular cualquier tipo de crecimiento allí abajo.
- Buenas tardes, mi nombre es Severus Snape, y él es mi hijo...-señaló a Neville, quien sonrió amable y sacudió ligeramente su mano a modo de saludo, que por su parte provocó el llamado de atención del chico de 17 en la puerta-... Neville Snape- el muchacho asintió con la cabeza un poco ido.
- Somos sus vecinos...-sonrió Neville, el chico de ojos carmín asintió antes de dar media vuelta y decir un poco más alto:
- Papá...-no era un grito, pero si era los suficientemente alto como para llamar la atención de el hombre- Mi nombre es Theodore Riddle...-sonrió levemente. Neville se sintió morir por un segundo, pero el carraspeo del padre de Theo lo hizo revivir nuevamente, solo para estar al punto de morir otra vez.
- Buenas tardes, mi nombre es Tom Riddle...-dijo un hombre mucho más alto que su hijo y unos centímetros más alto que Severus y... muchos más que Neville- ¿Qué puedo hacer por ustedes?- dijo pulcro, pero levemente coqueto hacía el Snape mayor. Severus casi muere, su voz era mucho más siseante y ronca que la de su hijo.
- Solo queríamos saludarlos... y ya lo hicimos así que...-dijo Neville nervioso, la mirada punzante de Theodore le ponía nervioso
- Oh por favor, no se vayan, nos encantaría conversar con alguien aquí... muchos nos dieron la espalda en al ciudad...-dijo Tom tomando a Severus por el hombro para así meterlo a su casa, mientras que Theo incitó (por no decir que lo intimidó) con la mirada para que este entrara y así posteriormente cerrar la puerta con un ligero conjuro que cerró mágicamente toda escapatoria de la mansión insonorizada.
- Es una bella mansión...-dijo Severus mirando las paredes color crema, por sacar conversación no más... y un poco por la verdad.
- ¿Nunca entraron acá?- dijo Tom guiándolo una habitación apartada de la puerta, mientras que Severus se dejaba hacer, fingiendo no recordar el camino por donde lo llevaba el mayor.
- No, nunca nos importó entrar a un lugar así... ni aún deshabitado...-dijo Severus entrando a la habitación, agudizando su oído al oír la puerta cerrarse. No era idiota, sentía magia en aquel lugar y cerca del sujeto, lo habían encerrado. Mierda.
- Pulcros y seguros de lo que hacen... interesante...-dijo dando un lenguetazo en el cuello de Severus, quien por años de soledad se entregó moviendo su cuello hacía un costado, dando más acceso a su cuerpo.
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- Venga, no soy idiota... - dijo Theo empujando a Neville a un sillón, para luego colarse sobre el chico- A por lo que quiere tu cuerpo ¿Eh?- jugó con la campera de neville, poniéndolo nervioso y algo tenso.
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- ¿Qué eres...?-dijo Severus, jadeando al sentir como el frío impactaba contra su pecho, ahora, desnudo.
- Un violador... ¿No es obvio... mi hijo sigue todo lo que yo...-ronroneó insertando su lengua en la boca de Severus- Y nadie se salva...-dijo antes de lamer su clavícula- Ni tú...-meneó su cintura contra la de Snape- ni tu hijo...-introdujo una mano fría entre su ropa interior- Ambos son nuestros ahora... para siempre...-ronroneó egoísta.
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