Pansy x Hermione 1/2
"Frozen"
Pansy Parkinson, una princesa en el reino de Hogwarts, una chica fría y seria, muy pulcra con sus respectivos modales y con los de su hermana adoptiva; Hermione Greanger, una chica que quedó huérfana a los 14 años. Pansy no era una chica normal, o al menos ella no se sentía normal, se consideraba un monstruo, no solo porque pudiera malherir a alguien con el maleficio del control del hielo, sino que se sentía asquerosa por enamorarse de su propia hermana. Se sentía asquerosa.
Hermione era menor a ella por cuatro años, y mientras Pansy era la mayor con 25 años Hermione sonreía con 21. Greanger se sentía sola con frecuencia en el enorme castillo, desde que tenía memoria, cuando esa linda familia de excepcionales modales la adoptó ella se sintió atraída por su hermana mayor, aquella chica de pelo negro le llamaba la atención, siempre distante con todo el mundo, arisca, y de muy mal carácter. Siempre se sintió cercana a ella, pero un día, justamente el día de su cumpleaños, Pansy se distanció de ella de una forma impresionante.
Al principio Hermione pensó que la había molestado cuando trajo a su amigo del pueblo; Harry Potter, un chico muy tierno que tuvo la pésima idea de jugarle una broma a su hermana, pero con el pasar de los meses notó que el humor de su hermana no cambiaba y al tiempo creyó entender que su hermana se había cansado de ella, pues si se ponía a meditarlo ella era todo lo contrario la una de la otra, por lo tanto dejó de insistir en tener nueva cercanía con ella.
Pansy cayó en depresión al enterarse que su poder podía llegar a ser un gran peligro para todos, inclusive para ella misma, pues cuando eran niñas, Pansy hechizó a su hermana menor con su magia helada, dejando inconsciente a Hermione durante tres días. Dobby Elf, un elfo del Bosque Prohibido era el culpable de implantarle el miedo en su mente, pes cuando fueron a por él en busca de ayuda por la inconsciencia de Hermione este le advirtió que debería aprender a controlar sus miedos y temores, pues consecuencias similares ocurrirían con facilidad de forma consecutiva si no se controlaba.
Pansy se negó a intentar controlar su magia, y a consecuencia se escondió de todo lo que la rodeaba, encerrándose en su cuarto, evadiendo todo lo que pudiera hacerla sentir emociones, Sus padres, los sirvientes, sus amigos... inclusive su hermana. Hermione insistía cada año en la época de invierno porque salieran a jugar a la nieve, pero Pansy la excluía constantemente.
La soledad de Hermione aumentó al perder a sus padres en un viaje de negocios hacía el reino de Beauxbatons. Una tormenta azotó contra el barco de negocios de sus padres adoptivos y este volcó, ahogando las vidas amorosas de su familia. Mientras la alegría de Hermione se ahogaba en el mar de la soledad, el temor de Pansy salía a flote en la barca de la desesperación. Ninguna se sentía bien, y fue solo cuando se anunció que las puertas del castillo se abrirían para la coronación de la princesa Pansy que el humor de ambas decayó hasta parecer muertas en vida. Harry iría a la coronación, a Hermione no podía importarle menos. Draco Malfoy, amigo en la antigüedad de Pansy, a este poco le importó su parecencia en las cartas que afirmaban aceptar su invitación a la coronación.
- Srta. Hermione...-la llamaba un sirviente desde la parte posterior de la puerta del cuarto de la princesa- Princesa Hermione...-volvió a intentar, pues al anterior llamado no hubo respuesta.
- ¿Eh?- se escuchó de parte de la adormilada y mal arreglada Hermione.
- Oh, lamento haberla despertado...-se excusó el joven sirviente, a lo que Hermione se estiró.
- Oh, no, no, no... no lo hiciste, desperté hace horas....-bostezó, acomodándose sobre sus rodillas, lista para regresar a su sueño. El sirviente se miró incómodo los guantes, a la espera de que la princesa dijera algo más- ¡Ahg! ¿Quién es?-se despertó de golpe al sentir su cuerpo caer por la mala posición.
- Ah, sigo siendo yo princesa...-anunció con un suspiro el hombre- Tiene que prepararse, pronto abrirán las puertas...- dijo animado por ese echo.
- Si, si, claro...-bostezó- ¿Prepararme exactamente para que?- indagó con una sonrisa vaga.
- em... ¿La coronación de su hermana?- dijo sarcástico. Hermione balbuceó un "de acuerdo" sin ganas, y sin ser paciente para otra respuesta el sirviente se marchó.
- Coronación...agh...-sin pensar lo que repitió se acomodó entre las sabanas de nuevo- ¡ah! ¡HOY ES LA CORONACIÓN!- exclamó de repente, saltando de la cama, dispuesta a vestirse y disfrutar el abrir de su "jaula"- ¡QUÉ BIEN, QUÉ BIEN,QUÉ BIEN!- gritaba mientras se ajustaba el vestido rojo de detalles dorados- ¡Listo!- gritó mirándose en el espejo de cuerpo completo, aunque un detalle la detuvo- Mi cabello...-murmuró notando por primera vez lo largo que estaba, esponjado, llegándole a la cintura y pasando un poco más de ella- ¡¿Que importa?!- sonrió mientras lo amarraba en una larga trenza gruesa.
Hermione salió corriendo de su habitación, chocando de repente con un muchacho de cabello largo y amarrado en una larga cola de caballo baja con un listón rojo. El chico la sujetó a tiempo del brazo, y de un jalón la atrajo a su cuerpo, regulándola al equilibrio estable. Ambos muchachos se miraron a los ojos sorprendidos, era un saludo que no cualquiera esperaba.
- ¡HARRY!- Sonrió la muchacha de trenza larga, mientras se tiraba al cuello del mayor, quién riendo la abrazó con ternura.
- Hola Hermione, hacía mucha ya que no te veía...-sonreía contra su pelo, realmente había crecido aquella linda niña la que había jurado proteger.
- Lo mismo digo...-sonrieron antes de apartarse- Ay pero mira que guapo estás...-lo elogió, mirando de pies a cabeza a su amigo de la infancia. De pies a cabeza su amigo lucía como un verdadero conde, aunque tenía más aires de príncipe encantador, por más que él no lo notara, muchas chicas caían encantadas por él.
- Lo mismo puedo decir, princesa Hermione...-sonrió burlón mientras la tomaba de la mano y realizaba una reverencia hacía su a miga, quién rió y golpeó su hombro.
- ¿Qué hacías en este pasillo?- sonrió Hermione, haciendo caminar a su colega mientras este la seguía con ambos brazos cruzados detrás de su ampla espalda.
- Pues, digamos que no olvidé tus horarios anormales...-rió Harry, tentando una sonrisa avergonzada.
- Oye, que yo era quien te despertaba antes...-dijo orgullosa.
- Si, me despertabas a las 5:12am solo para jugarle bromas a los sirvientes...-le recordó sonriente, a lo que Hermione sonrió, sin perder el orgullo- Y dime ¿Cómo te sientes con todo esto? Ya sabes, sobre la coronación de tu hermana malvada y todo eso...- dramatizó.
- Mi hermana no es malvada...-justificó molesta- Pues, bien... supongo...-dijo para si.
- Mmmm...-la miró por unos segundos antes de mirar las escaleras por las que bajaban para no caer- ¿Aún la sigues amando?- Hermione desvió su mirada avergonzada, y algo decepcionada.
- Si...-dijo con voz baja- Pero no la eh visto desde los 16, por lo tanto no recuerdo mucho de ella, aún tengo recuerdos de ella de joven...-dijo animada de repente- pero...-su animo decayó nuevamente- No sé si eso se suficiente...- Harry la miró, y sin temer la abrazó en cuanto acabaron de bajar las escaleras de caracol.
- Será suficiente...-susurró a su oído, dando fuerzas a su amiga.
- Gracias Harry...-susurró ella.
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- No, no, no, no, no, no, no, no...- decía una muchacha de vestido largo de gala verde, mientras daba vueltas sobre un mismo lugar una y otra vez. Mientras tanto, un príncipe rubio la miraba con notable desinterés.
- Calma Pansy...-dijo con voz ronca, mientras apoyaba su mentón sobre el dorso de su mano- Es algo fácil, solo tomas el cetro, sonríes, lo dejas y ya eres reina... fin de la ceremonia...-dijo con notable desinterés.
- ¡Es fácil para ti decirlo, Draco!- lo apuntó molesta, mientras que el rubio alzaba una ceja- Tú ya lo hiciste, yo no...-dijo desesperada- demás... no olvides que tú no tienes magia oscura dentro de ti...-dijo desanimada, abrazándose a si misma y dando la espalda al rubio.
- Ah...-suspiró el rubio, levantándose con poco animo del sillón donde reposaba antes- Sabes que eso lo tengo en cuenta en cada consejo...-dijo poniéndose frente a su amiga- Siempre lo tengo en cuenta, y siempre te tengo en cuenta a ti...-la miró a los ojos mientras la tomaba del mentón, obligándola a verlo- Eres mi amiga ¿Si? Siempre pienso en ti...-dijo con una media sonrisa, recibiendo un abrazo de parte de la morocha.
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