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Lucius x Severus 3/3

" Matalos "

El lugar estaba envuelto en llamas. Los gritos de dolor eran menos cada vez. Muchos lloraban, gran parte de las personas allí comenzaron a morir quemadas, muchas otras asfixiadas por el humo, y otras personas se electrocutaban al ignorar los cables sueltos desparramados en el suelo. Severus suspiró. No tenía miedo, no de hacerse daño. Él ya había salido del establecimiento, dejando al resto de las personas encerradas. El instituto estaba rodeado de bomberos, ambulancias y patrullas. Pero nadie veía a Severus, todos corrían al edificio en llamas a salvar al alumnado.

- Lucius...- sollozó el azabache, cuando el furioso motor de un auto deportivo llamó su atención - James...- siseó furioso al ver al aludido en el asiento del copiloto.

No dudo mucho, cuando ya se encontraba corriendo detrás del auto. James y Sirius no eran conscientes de ello. De echo, James no era consciente de nada. Tenía miedo. Todo había salido mal. Horrible. Sacó su celular y marcó el número de su padre, decidido a escribirle un mensaje. Sirius detuvo el auto en el semáforo rojo, cuando miró a James escribir.

-"Papá... ven a buscarme"- se leía en el celular de Potter. Sirius entró en pánico y trató de quitarle el celular. Aunque James no mandó el mensaje evitó que Sirius tomara su celular.

- ¡JAMES BASTA!- dijo tomando finalmente el teléfono. James sollozó- ¡¿Piensas que esto es un juego?!- James negó llorando- Sh sh sh sh...- siseó al ver a una patrulla dirigirse a la secundaria en llamas- Mira, esto no acaba así...- aseguró Sirius, tomando la cara de James entre sus manos- Saldremos de esta juntos... Nos iremos de aquí ¿Si?- indagó, a lo que James asintió esperanzado.

La luz se puso en verde y Sirius procedió a arrancar de regreso, sin percartarse que Severus estuvo a punto de alcanzarlos. Prince gruñó, deteniéndose. No los alanzaría así.

Su mirada oscura se fijó en el camino de asfalto, y sonriente dio un suave paso, y torciendo el mismo, como si pisara un insecto, creó una grieta furiosa que avanzó veloz hacia el auto de Black, pasando por debajo del mismo y abriendo un mortífero cráter frente al auto que se fugaba a toda velocidad.

- ¡CUIDADO!- Gritó James horrorizado al ver el cráter sorpresivo.

Sirius se espantó y de forma automática piso el freno. Derrapando hasta quedar al borde del mortífero cráter de dudosa profundidad. Ambos jóvenes sintieron que el corazón se les salía del pecho al sentir al auto mecerse hacia adelante y luego reacomodó. Los dos se miraron entre ellos y luego de un suspiro Sirius echó reverasa, provocando que la frágil estructura del cráter se desmoronara, amenazando con arrastrar consigo al auto. Black hizo una rápida maniobra para dar vuelta el auto y huir del cráter, dicha fosa dejó de desmoronarse. Sirius rió por los nervios, cuando a sus ojos apareció una imagen difuminada y misteriosa en medio de la calle.

- ¡ES QUEJICUS!- anunció James impactado. El aludido parecía un Creepypasta. Su gélida mirada podía destruír un segundo Titanic- Quiero... que lo arroyes...- Sirius lo miró confundido. James se sentía eufórico ante la idea- Hazlo... ¡HAZLO SIRIUS!- gritó emocionado, a lo que Sirius frunció el ceño y miró al frente.

- ¡CÁLLATE, YO ME ENCARGO!- aseguró Sirius confiado. Cada vez estaban más cerca de Severus, quien no realizó ni el más mínimo movimiento- ¡A VER!- Severus abrió los ojos al ver al auto a escazos centímetros de él.

- ¡BASTA!- ladró. El auto pareció chocar con un muro invisible, causando que Sirius golpeara su rostro contra el volante, causando un golpe asesino. James solo sintió un grotesco tirón en su cuello.

- Agh...-siseó James adolorido, cuando el silencio de Sirius lo alertó- ¿Sirius?- dijo, moviendo el hombro de Black, quien no emitió sonido alguno- ¡¿Sirius?!- lo sacudió horrorozado, tratando de mover a su novio, cuando una gota de sangre cayó en su mano- ¿Ah...?-miró su mano con horror.

- Uno menos...- escuchó a Severus decir, mientras que este rodeaba el auto hacia el lado de Sirius.

James lo miró con odio, y con una mirada rápida a la puerta del auto dio a Prince a entender que correría. Con un torpe movimiento James trató de abrir la puerta del auto, cuando Severus cerró el seguro del auto.

- ¿Que...?-jadeó Potter al ver que la puerta no abría. Con desesperació pateó la puerta, pero esta no cedía. Severus lo ahorcó con em cinto de seguridad.

- Te detesté siempre...- aseguró Severus, viendo como a tientas, Potter desabrochaba el cinto, liberándose de la sentencia de muerte.

- Ayyyy no...- lloró James al tocar el cadáver de Sirius para así moverlo y tomar su lugar, sentándose encima de él.

- ¿Vas a huir?- indagó Prince con cinismo. James echó reversa y trató de atropellar a Severus, pero este simplrmente suspendió las ruedas traseras en el aire, evitando que el auto avanzara.

- ¿Eh...?- James se paralizó. Prince estaba elevando el auto del suelo. Potter notó el dolor, la desesperación en la cristalina mirada de Severus.

- ¿Porque...?- movió los labios el azabache.

James sollozó y apretó el acelerador, Severus apretó los labios dejó ir el auto, corriéndose de su camino, permitiendo que el auto diera de lleno contra el tanque de gasolina de la estación de servicio detrás suyo. La cara de James pasó para adelante, rompiendo el parabrisas. Los pedazos de vidrio quedaron incrustados en su rostro. La sangre corría por su rostro... su grotesco aspecto daba a ver lo que era por dentro. Severus caminó lenta y desganadamente hacia donde estaba James, y este jadeó, con una inexplicable sensación de sueño.

- Potter...- James lo miró con desgano- ¿Qué tal lo hizo Quejicus?- James dejó de respirar, sus ojos se cerraron, cansados. Y nunca volverían a abrirse.

Severus se alejó del lugar de impacto, y luego de una distancia considerable, volteó furioso hacia un poste de luz, el cual cortó sus cables y cayó lentamente sobre la estación destruida, creando una explosión destructiva al momento en el que la gasolina rociada en el suelo tuvo contacto con las chispas furiosas del cable cortado. Severus gruñó y huyó lo más rápido posible a su hogar.

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- ¿Mamá?...-jadeó al ver a lo lejos su hogar- Mamá.... mamá... mamá...- lloró, corriendo con los brazos estirados hacia su hogar.

Su madre tenía razón... lo lastimarían. Lo hicieron... pero él los lastimó a ellos. Y se sintió tan bien. Al llegar dejaría a su madre salir del armario. Pero al abrir la puerta de su casa encontró el armario destruido y vacio. Eso no estaba bien. El medio de destrucción de la puerta daba a entender que su madre salió a rasguños y desgarres del armario.

Las buscó. Por toda la casa. Pero no la encontró. En ningún lado. Sintiendo una presión sofocadora en su pecho desidió dirigirse al baño y limpiarse los pecados. El agua era tibia. Hermosa. Severus palideció al ver como el agua se transformaba en un liquil rojo. La sangre. Con un sollozo se limpió con rapidez y desesperación. No quería eso, no quería parecer al diablo. Ya no.

Su cuerpo se sentía más relajado. Mas calmado. Evidentemente, la mente de Severus no lo estaba. Con cuidado caminó a su cuarto, y encendió la luz de este. Buscó entre sus cajones su pijama. No se sentía bien, y rogaba que, durmiendo, aquella horrible sensación inhumana de satisfacción sádica se esfumara. Con ese pensamiento se colocó el camisón en su cuerpo y con un vago suspiro dio media vuelta, en dirección del baño, para cepillarse los dientes, cuando la repentina cercanía de su madre lo espantó.

- ¡DIOS NO ME...! -chilló Severus. Al confirmar que su madre se mantenía seria se relajó- Mamá... ¿Hace cuanto que estás...?- Su madre suavizó su mirada y Severus sollozó- Mamá... tenías razón... ¡SE BURLARON DE MI!- gritó destruido. Su madre sonrió con compasión y abrazó a su hijo.

- Ya ya... tranquilo...- susurró su madre. Severus se deslizó al suelo y su madre lo acompañó.

- Lo siento tanto, Mamá...- sollozó.

- Tranquilo mi niño. Recemos. Dios perdonará a los pecadores, funcionará...- aconsejó su madre. Severus supuso que lo había perdonadl y no pudo evitar sonreír.

- Si mamá... recemos...- asintió. Juntó sus manos y cerró los ojos. Su madre lo miró.

- Padre nuestro, que estás en el cielo... santificado sea tu nombre...-dijo Severus, al unisono de su madre. Prince aún sonreía, sin ser conaciente de lo que su madre haría.

- Danos la paz... así en la tierra...- murmuró su madre. Dejando caer su mano armada sobre la espalda de Severus.

- ¡Ah-...!- Un grito ahogado salió de la boca de Prince, quien herido, dispara una sonda de poder que lanza a su madre a la pared y él es expulsado a las escaleras, donde, rodando, cae al primer piso.

- ¡SEVY!- escuchó en las escaleras. Severus volteó a las escaleras, donde su madre bajaba con su mirada fija en él con el cuchillo levantado.

- ¿Mamá...?- Vio a su madre correr hacia él- ¡NO!- gritó horrorizado. Su madre lo atacó, su única solución era atacarla, pero era su madre. No quería.

- Severus basta...- ordenó su madre, lanzando una puñalada a su cuerpo. Prince Jr lo evitó arrastrándose levemente en el suelo, lejos de su madre.

Su espalda estaba mortalmente herida, limitaba sus movimientos. Eileen estaba descontrolada. Totalmente convencida de que su hijo pecó y dios lo abandonó al poder del diablo, lanzaba cuchilladas a su único hijo. Su pequeño.

Severus aún lastimado era excesivamente escurridizo. Su madre solo hacía cortes. Pero sangraban demasiado, dolían mucho.

- ¡MAMÁ... BASTA!- gritó histérico. Su madre lo volteó hasta quedar cara a cara- ¡MAMÁ!- rogaba. Eileen lo inmovilizó, sentandose sobre el estómago de su hijo.

- Lo siento...- dijo su madre, alzando el cuchillo contra la cara de su hijo. Severus no pudo evitarlo. Ya no podía más.

-¡No!- gritó, alzando sus manos, deteniendo el cuchillo que iba justo a su frente. Su madre se horrorizó, no podía matarlo, algo se lo impedía.

- Sev...- susurró su madre, mirando con pavor como su hijo la elevaba de él unos cenímetros.

- Lo lamento. ..- aseguró Severus. Eileen alzó su mirada, encontrándose con el horror de que cuchillos, tijeras, y agujas lo apuntaban.

- ¡SEVERUS!- gritó Eileen horrorizada.

Severus no pudo ver. Cerró los ojos con fuerza y lanzó a su madre a la puerta semi destruida del armario. Todos los objetos filosos se hincaron en el cuerpo de su madre, lastimándola a muerte. Eileen gritó horrorizada. El dolor era infernal. Horrible.

- ¿Mamá?-sollozó Severus -¿Qué hice...?- Gritó herido. Con dolor en su cuerpo por los cortes, corrió a su madre, quien dejó caer su cabeza abandonada.

- ...Se...v...-jadeó. Prince Jr comenzó a quitar todo lo que mantenía a su moribunda madre. Dejándola caer al suelo.

- Mamá.... mamá... mamá...-lloraba Severus, su madre respiraba a duras penas y de forma tortuosa. Severus la acomodó en sus piernas con cuidado- Mamá...- sollozó- Lo lamento...- gimoteó, acariciando las dulces facciones de tan hermosa mujer.

- No...me... toques...-jadeaba con dificultad. Severus se petrificó- De...monio...- Aún al borde de la muerte, su madre lo veía como una blasfemia.

- No mamá... yo no soy...¿Mamá? - la mujer pareció obteber más peso, y su cuerpo pareció caer en gravedad pesada, su cuerpo inerte no daba indicios de vida alguno...- ¡¿MAMÁ?!- el suelo temblaba, y la sensación de que algo se quebraba bajo el cuerpo de Severus se hizo presente.

- ¿Severus?- Severus alzó la vista hacia la puerta de entrada.

- ¿Tú...?- sollozó dolido. Remus lo miraba destruido.

- ¿Severus que has echo...?- indagó horrorizado, al ver a la Sr.Prince muerta y ensangrentada en las piernas de su compañero de escuela.

- Asesiné... asesiné a mi mamá...- sollozó el azabache con una sonrisa vacía. Remus cerró los ojos con repulsión.

- Dame la mano Severus... este lugar se desmorona...- dijo tendiendole la mano. Tenía razón, Severus había destruído los cimientos de la casa, y esta se desmoronaba sobre ellos.

- ¿Porque...?- Remus se mostró confundido- ¿PORQUE LO HICIERON?- Remus se sintió ahogado, no podía respirar. Sus pies ya no tocaban el suelo, y la expresión de dolor de Severus era enorme- ¡¿PORQUE NO ME DEJARON EN PAZ?!- gritó dolido. Remus no podía respirar.

- Lo.. siento.. ¿Si..?-jadeó. Severus negó con desgano, y desviando la mirada del castaño lo dejó caer al suelo. Regresó su mirada perdida a su madre. Muerta.

- Largo...- ordenó en un debil susurro. Remus vio como la cocina era aplastada por el derrumbe.

- ¡SEVERUS, NO ME VOY A IR DE ACÁ SIN TI!- gritó con determinación. Severus lo miró con severidad y señaló con la mano al castaño, quoen creyendo que lo lastimaría cerró los ojos.

- Estás enfermo...- susurró. Remus abrió los ojos con lentitud, encontrándose la mirada de dolor de Severus.

- ¿Qué...?- indagó perdido.

- ¿No lo sabías...?- indagó apenado Severus- Lucius tenía Sida... - comentó. Remus se paralizó.

- Ay por dios... no...-sus ojos comenzaron a escoser.

- Vete.... largo ¡VETE!- gritó Severus, elevando al castaño y sacandolo fuera de su casa. Lupin.. era el único al que nunca odio... lo detestaba... pero no lo odiaba. Verlo morir... no sería menos de lo que ya había echo hasta el momento.

- ¿Qu...?- Remus se sintió extrañado al verse fuera de la casa- ¡SEVERUS!- lo dejó dentro. Desde afuera era horrible. La casa parecía comerse sola, desapareciendl poco a poco.

- Tranquila mamá...- sonrió amargamente, acariciando el rostro de su madre- Ya nadie te hará daño... nadie...-

- ¡SEVERUS NO!- la casa se incendió. Todo ardía en llamas. No oía nada, ni a nadie- ¡SEV-!

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En la sala judicial, Remus se veía frío. Furioso. El juez no le creía.

- Sr. Lupin... soy consciente de que fue traumático para usted... pero debe entender que la telekkinesis no es más que un truco callejero... no hay forma de que el Sr. Prince pueda ser un piromano, genocida con poderes mentales que...-Remus se levantó de su asiento furioso.

- ¡ÉL NO ERA UN DEMENTE, NO ERA PIRÓMANO, ASESINO, NI GENOCIDA! -gritó molesto- ¡SEVERUS PRINCE ERA UN CHICO COMO CUALQUIER OTRO!- determinó. Los jurados no se veían muy seguros de eso.

- Sr. Lupin... no creo que...- Remus bufó.

- Toda persona tiene un límite... y con mis amigos lo presionamos hasta mucho más lejos de ellos... Nadie aguanta tanto tiempo. Tarde o temprano explotará... y de nosotros depende tragarnos las consecuencias de sus actos...- determinó furioso.

Tumba/Severus Prince

Escrito en sangre sobre su lápida: Quejicus, arde en el infierno...

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