Lord Voldemort x Severus
"La Última Noche"
Severus no tenía paciencia, eso lo reconocía. ¡PERO LOS MERODEADORES YA HABÍAN ACABADO SU RESERVA!. Los odiaba, a todos. A Potter por presumido, a Black por egoísta, a Pettigrew por inepto, y a Lupin por sumiso. Los odiaba a todos. ¡Oh, y a Evans! ¡Le deseaba la muerte!. Tan fingida, maldita teñida, insoportable complemento de monja.
Una última broma. Eso había bastado para que Severus explotara. Se había cansado. Harto de las burlas tomó su mochila, y su libro arruinado de "Magia Oscura" y se marchó hacia el Bosque Oscuro con furia. Los estudiantes reían mientras lo veían marcharse empapado de una sustancia viscosa de dudoso origen.
- Malditos cretino, brutos sin cerebro...-farfullaba molesto. El frío invernal del crepúsculo lo estaba haciendo temblar. Debía admitir que fue tonto salir hacía el Bosque Oscuro, pero era mejor que permanecer en el territorio de los Merodeadores.
El sol estaba comenzando a abandonar el cielo, dejando al pequeño Snape a oscuras total, pues las frondosas copas de los gigantescos árboles obstruían la escasa luz lunar. Severus bufó antes de invocar un "Lumus Minimus", si activaba el hechizo de luz máximo sería su propio suicidio. No estaba totalmente seguro de que criaturas habitaban en aquella zona desconocida del bosque, pero por el ambiente tenso suponía que no era sumisas ni nada fáciles de controlar.
Ya eran pasadas de las 3:18 de la mañana, y Severus ya no tenía ni las ganas, ni las fuerzas como para seguir buscando la salida. ¿Cómo había acabado tan perdido? No era su estilo. Frustrado, hambriento y agotado se sentó fastidiado de la oscuridad contra un árbol seco que estaba a su derecha. Odiaba su vida. Siempre tenía problemas por nada. Pero siempre era por culpa de otros y el motivo de la burla era él. Siempre.
Un crujido sorprendió a Severus, quien abrió sus ojos asustado. Tratando de serenarse suspiró unas cuantas veces antes de levantarse del suelo y colgar su mochila en su espalda, para luego buscar su varita con cuidado y sigilo. Su "Lumus" se había apagado tras él haber invocado un "Nox", por ello debió encender el leve destello de luz blanca otra vez. En silencio, y evitando hacer ruido se aproximó hacia donde había escuchado el ruido, escuchando como este volvía a sonar varias veces más.
Tímido y asustado susurró "Lumus Maximus", ampliando la fuente de luz exageradamente, asustando al animal oculto, notando que en realidad solo era un búho, y aunque rogaba que su día mejorara el animal aéreo alzó vuelo de golpe, asustando a Severus, quien se echó hacia atrás, dejando caer su libro. El búho se lanzó sobre el libro, y atrapándolo entre sus garras se marchó volando.
- ¡Ey!- gritó Severus al ver al ave. Frustrado apagó el "Lumus Maximus" y persiguió a tropezones al animal cazador, quien se escabullía entre las ramas desnudas de los árboles.
Severus no supo cuando fue que el frondoso bosque pasó a ser un cementerio de árboles secos y caídos ocultos en baja neblina, solo sabía que tenía que atrapar a ese pájaro y recuperar su libro. Lanzaba varios "Expelliermus" y "Aresto Momentum" con la intención de tumbar al animal, pero este lo evadía con facilidad. Frustrado lanzó un "Desmaius", pero al momento en el que el hechizo estuvo por tocar al Búho este desapareció, provocando que Severus quisiera detenerse, pero la viscosa sustancia húmeda del suelo provocó que resbalara y atravesara lo que parecía ser un portal ilusión, una muralla invisible que ocultaba un enorme terreno tenebroso.
Un gigante castillo en medio de un templado descampado pútrido, sin vegetación, ni animales. O eso parecía cuando vio al búho pasar volando por sobre su cabeza. Furioso, Severus persiguió al animal a toda prisa, quien se guiaba hacia la puerta principal del castillo. Al llegar contra el enorme portón de madera húmeda, Snape ve como el ave deja caer el libro frente a él, para luego marcharse volando.
- Pájaro infernal...-bufó molesto, agachándose a tomar el libro y limpiarlo del polvo que llevara encima- ¿Qué es esto?- se preguntó a si mismo mirando el castillo. Al querer volver un rayo asustó a Snape, quien molesto se vio obligado a entrar al castillo.
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- Amo, un muchacho a llegado... es perfecto...-susurró una hermosa serpiente pitón aun hombre de asombroso atractivo y filosos colmillos.
- Muy bien Nagini, no intervengas...-ordenó siseante el ente. Acomodando su camisa negra y arremangando las mangas hasta los antebrazos se dispuso a bajar, pero antes de ello, tomó un bastón de plata que contenía un hermoso rubí.
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- Está muy oscuro...-bufó Severus, observando lo poco que las penumbras le permitían ver del salón, unas columnas anchas con pequeñas antorchas en la cima. Sin tomarle importancia a la oscuridad se sentó en el suelo, y abrió su libro, e invocando un "Lumus" comenzó a leer un capítulo muy sobre-valorado "Vampiros".
~"...los vampiros son criaturas de espíritu aristocrático, egoístas y sádicas. Asesinas por diversión, y dementes por elección. No escogen pareja eterna, ni entregan la mortalidad con sus letales mordidas a la yugular, solo transmiten un pequeño virus que produce insomnio de periodo variado. Los vampiros siente como los humanos o muggles, y sus ojos solo cambian de color cuando sienten rabia (negro), lujuria (rojo llameante), odio (azul electro) y agonía (morado destellante). Todos los vampiros fueron malditos por un amuleto que siempre llevan con ellos, no es por mutación ni origen anónimo, en el mundo a millones de milenios de objetos que provocan la enfermedad del Vampiro, convirtiendo al hechizado en un esclavo de sus impulsos por siempre..."~
- Ay ajá...-susurró Severus virando los ojos- Cómo si alguien fuera tan idiota como para tocar un objeto valioso misteriosamente colocado en un lugar evidentemente sospechoso...-Un flash llegó a su mente, la cara de Potter- Bueno, quizá solo exista uno, pero por favor...-bufó como si fuera una estupidez, cuando de repente las antorchas se encendieron de golpe una tras otra- ¿Qué rayos?...-gruñó levantándose del suelo en guardia.
- Atractivo...-un siseo hizo que Severus volteara inmediatamente, sin encontrar nada que le dijera quien estaba ahí.
- ¡¿Quién eres?! ¡Muéstrate o destruiré tu castillo!- bramó Severus alzando su varita hacia la nada.
- Con carácter...-el siseo lo hizo girar de nuevo, encontrándose con el mismo vacío resultado.
- ¡Basta! ¡¿Dónde estás?!- bramó molesto.
- Y sin paciencia...-el siseo sonaba arisco. Snape sentía que su cabeza daba vueltas, no sabía de donde provenía esa voz-¡HORRIBLE!- Severus gritó al oír el grito en su oído, observando como un sujeto de buen parecido lo observaba con enojo.
- ¡¿Qué rayos eres tú?!- Gritó molesto por el susto y la interrupción de su espacio personal.
- Eres un asco...-dijo el hombre de cabellos oscuros y ojos negros. Estaba molesto.
- Lo mismo digo de tu hogar, adiós...-declaró Severus, con la clara intención de irse. No pensaba quedarse a solas y sin protección con esa criatura, que lo miraba como si en algún momento saltara hacia él para asesinarlo.
- Alto...-bramó el vampiro. Severus se tensó en su lugar, y con inquietud volteó hacía el sujeto.
- ¿Qué?...-el hombre de ojos oscuros se acercó a él con rapidez inhumana, asustando de momento al estudiante. El vampiro lo sujetó con fuerza de los brazos para que no se moviera, y con lentitud acercó su nariz a su cuello, inhalando con calma su aroma.
- Dulce...-lo escuchó susurrar. Lentamente el hombre se apartó de su cuello, pero sin soltarlo lo miró con nuevos ojos. No, en serio, sus ojos ahora eran de un carmín flamante. Oh no. Lo había hipnotizado.
- Déjame...-ordenó el menor, tratando de zafarse de las garras del hombre.
- Tom Riddle nunca suelta una presa...-Snape lo miró con algo de temor- Y yo, soy Tom Riddle...-gruñó gorgoso, tomando los labios del menor con fuerza. Asustando al pequeño Slytherin.
- ¡No!- bramó el menor cuando logró separarse, el mayor parecía intensificar el carmín en sus ojos, le estaba gustando más- ¡¿Qué me vas a hacer cuando te satisfagas conmigo?!- bramó aterrado.
- Matarte es una buena idea...-susurró sádico, tomando con brutalidad los labios del contrario nuevamente.
Severus forcejeaba aterrado. Cuando él dijo que quería un cambio en su vida, se refería a que el cambio fuera para bien, no para mal como ahí. Con un vampiro lujurioso encima suyo tratando de desquitarse para luego aniquilarlo. Y si había alguien que tuviera la culpa, esos eran los Merodeadores. Malditos leones. Todo era culpa de ellos. Esa era su última noche, posiblemente. La última noche.
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