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James x Severus

"La Bella Durmiente"

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Bellatrix Black: Maléfica.

Xenophilius Lovegood: Fauna.

Gilderoy Lockhart: Primavera.

James Potter: Príncipe Felipe.

Severus Snape: Princesa Aurora.

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Luego de meses de ensayo, trabajo duro y múltiples discusiones por todos. Llegó el día en el que las obras serían presentadas. Y La Bella Durmiente sería la obra que abriría el Show. Los padres y familiares de los estudiantes y jóvenes actores estaban esperando a que el show comenzara. Ellos estaban emocionados de ver a sus pequeños actuar, quienes no lo estaban eran los pequeños que actuarían.

Albus ordenó que todos tomaran sus lugares, y junto con Gellert pasaron al escenario, posando frente a la enorme cortina color carmín que ocultaba el escenario decorado y los actores. Gellert pasó con su mala cara habitual, Albus en cambio, sonrió todo lo que pudo.

- ¡Hola Magos presentes!- saludó Dumbledore. Gellert viró los ojos- Esta gran noche...- Los actores de la Obra estaban en una crisis emocional.

Detrás del Telón

- Escucha, Potter, si cometes un error de los que hayas cometido en los ensayos, voy a matarte...- amenazó Severus, apuntando al rostro del miope, quien le veía con asombro.

- ¡No fueron tan malos!- se excusó el castaño. Todos los actores, y los extras, alzaron una ceja dubitativa- ¡No me miren así, es verdad!- Todos alzaron la ceja faltante- ¡Enserio!- Todos bajaron la cabeza sin dejar de mirarle de forma desconfiada- ¡Ay ya déjenme!- con un puchero, cruzó los brazos y les dio la espalda a todos.

- Solo asegúrate de no pisarme cuando bailemos...- gruñó Severus, el Bello Durmiente.

- Ni de lanzarme la espada cuando peleemos...- siseó Bellatrix, la actriz de Maléfica.

- Ni de aplastar mis flores...- dijo Gilderoy, quien interpretaba al Hada Primavera.

- O de patear al pobre conejo que te guía a Severus...- espetó Xenophilius, La Hada Fauna, acariciando el lomo de su conejito naranja.

- Ni de gritar como Lucius al ser tocado por un sangre sucia cuando Lidaz se transforme en el cuervo de Maléfica - dijo un extra, hermano de la muchacha animaga que casi fue hospitalizada en un ensayo cuando Potter se asustó con su presencia y le metió un candelabrazo en la cara.

- ¡Dejen de Bullearme!- Bramó contra sus compañeros el pobre miope, avergonzado de sus anteriores errores en los ensayos.

- Y con esto aclarado, que comience el Show; Con ustedes, La historia de La Bella Durmiente- Eileen y Dorea Potter aplaudieron con emoción, Charles Potter las miró con algo de pánico.

- Madres fanáticas dementes...- balbuceó el hombre, incómodo por los gritos exagerados de las dos mujeres, mientras el telón se abría.

En el acto

Narrador: En un hermoso y amplio reino, lleno de belleza y prosperidad, nacía un pequeño niño, un dulce príncipe, de hermosos cabellos color onix, y una blanca tez de suave textura. Cuyo niño, fue nombrado por los reyes, sus padres, Severus Auror. Para celebrar su nacimiento, el Rey y la Reina realizaron una enorme fiesta, donde todos en el reino eran invitados, siendo invitadas de igual forma, las hadas y magos del bosque del perímetro externo del Reino.

Gilderoy: Su alteza...- El mago realizó una encantadora reverencia a los Reyes, quienes asintieron con la cabeza a modo de saludo- Mi nombre es Gilderoy, Mago de la Primavera...- El Rey asintió.

Xenophilius: Sus altezas...- El mago albino realizó otra reverencia, posando al lado del rubio coqueto- Mi nombre es Xenophilius, Mago de la Fauna- Los Reyes realizaron el mismo saludo.

Gilderoy: Al igual que muchos otros Magos, hemos venido a bendecir al niño con un don...- presentó sus intenciones, con una encantadora sonrisa. Los Reyes se miraron.

Xenophilius: ¿Nos concederían su permiso para realizar dicha tarea?- indagó tímido, jugando con su varita. La Reina asintió con dulce aspecto. Gilderoy se acercó primero.

Gilderoy: A ti pequeño, te deseo dulzura y responsabilidad. Serás una figura grácil y buena con todos, te amarán por lo bueno que serás...- aseguró con un leve movimiento de varita sobre el niño en la cuna, quien le sacó la lengua al rubio estudiante, quien se aguantó un gemido de indignación- Grosero...- susurró molesto, haciéndose para atrás, hasta quedar al lado de Lovegood.

Sarah: Awww...- murmuró con ternura la Reina, el gesto era muy dulce.

Xenophilius: Dulce Severus, mi deseo para ti es...- De repente, en medio del escenario, apareció un humo negro espeso, que hizo toser a varios padres y a muchos estudiantes. Una risa escalofriante se escuchó en todo el salón, y para cuando el humo se disipó, dejó a la vista a una adolescente de vestido negro, y un cuervo en su hombro.

Stephan: ¡Maléfica! - bramó indignado el Rey, mirando con furia a la hechicera, que miraba a todos los presentes con superioridad.

Bellatrix: Bueno, bueno, bueno...- jugueteó la mujer, mirando maliciosa a los extras que hacían el papel de los aldeanos invitados- Eh de admitir que me... desconcertó el ¿No recibir invitación a esta fiesta?- Fingió inocencia, mirando a los Reyes.

Stephan: ¡No te queremos aquí!- Decretó el Rey. Bellatrix gruñó.

Bellatrix: Oh no, pero que embarazosa situación...- dijo fingiendo dolor cínico. La Reina, quiso evitar un conflicto.

Sarah: ¿No se ofendió? - Bellatrix la miró con asco.

Bellatrix: Claro que no...- mintió- Y en demostración de que no os tengo rencor, con gusto concederé un don al niño- El bebé rompió en llano al instante, y el Rey intentó rechazar el don, pero Bellatrix, de un hechizo, lo sentó en su silla de nuevo-  A este joven niño, le deseo la mayor belleza, quien te conozca, te amará...- recitó con algo de asco hacia el niño.

Sarah: Es un hermoso don...- dijo temblorosa, deseando que que aquello sea todo, pero la mirada maligna que la Hada malvada le dedicó al Rey le hizo saber a este que no sería así.

Stephan: No lo hagas...- rogó, pero Bellatrix se sonrió malvada.

Bellatrix: ... Pero, al cumplir los 16 años, se pinchará el dedo con una rueca, se sumirá en un sueño eterno...- dijo, siendo envuelta en un humo negro- ¡Un sueño del que jamás despertará! ¡Un sueño de muerte eterno!- Los gritos despavoridos de los aldeanos se mezclaron con la risa malvada del Hada, quien se envolvió por completo en el humo, y se marchó.

Xenophilius: No se preocupe su majestad, aún hay algo que puedo hacer...- aseguró el chico. Los Reyes le miraron con esperanza.

Stephan: ¿Puedes romper el encantamiento de Maléfica?- indagó esperanzado.

Xenophilius: ¡No, no, no, no, no su majestad! Su magia es demasiado poderosa, sin embargo, puedo modificar el encantamiento, para que no sea tan drástico...- aseguró. Los Reyes aceptaron- Mi pequeño Auror, del golpe mortal no podrás salvarte, pero con un beso de verdadero amor, podrás ser salvado de la muerte. Mientras esperes el beso que te salvará, tu juventud y dulzura se mantendrán intactas...- aseguró, dando por terminado el primer acto.

Se cierra el telón

Detrás de escena

Severus toma en brazos al pequeño bebé, y se encarga de dárselo a su compañera, Sarah, para que lo cargué en el siguiente acto. Xenophilius acomoda su túnica, y Lockhart acomoda su cabello. McGonagall lanza un hechizo, y todo el escenario cambia, mostrando un patio lleno de ruecas, y lanzando un rápido Inendium, inició una pequeña llamarada que comenzó a quemar las ruecas apiladas en desorden, el telón comienza a abrirse se nuevo, y todos los actores que aún no debían aparecer salieron corriendo para no ser vistos.

En el acto

Narrador: A  pesar de la protección del Mago de la Primavera, el Rey y la Reina deciden tomar más precauciones, y sin más, mandan a quemar todas las ruecas, para asegurarse de que su hijo no se pincharía y se sumiría en el sueño eterno. Aún algo inseguros, el Rey Stephan consigue persuadir a su esposa de alejar al niño del Reino, a un bosque seguro, donde creían que su hijo estaría a salvo de la magia Oscura de Maléfica.

Con algo de inquietud en el corazón, entregaron al pequeño príncipe al cuidado de los dos Magos, Primavera y Fauna, para que le educaran y criaran. Con la condición de que debían entregarlo un día después de que el pequeño príncipe cumpliera los 16, pasando por alto el lapso del tiempo maldito de Maléfica. Un punto más, el niño no debería de enterarse nunca del hechizo que lo condenaba, ni del riesgo que corría, ni de la existencia de la magia. Sin más, los Magos se marcharon al bosque, a una cabaña abandonada, donde criaron al niño con amor y cariño, como si fuera suyo.

Se cierra el telón

McGonagall modifica el escenario a un campo silvestre hermoso, verde y frondoso, con una pequeña cabaña en medio del escenario, y un risco cerca de esta, donde se podía ver un espejismo del Castillo del cuento.

En el acto

Narrador: El tiempo pasó, y Severus fue creciendo, siendo dotado por los placeres que los Magos y la Hada Malvada le brindaron de bebé. Al príncipe le encantaba vivir en el bosque, era hermoso. Sin embargo, no podía evitar sentirse solo, y a tan solo dos días de cumplir los 16, salió sin permiso de sus protectores, con la excusa de que buscaría bayas silvestres, se marchó al risco, dispuesto a admirar como siempre, desde lejos el Gran Castillo, cuestionándose como sería vivir allí, sin tan siquiera sospechar lo que él era. Tarareaba y cantaba una dulce melodía que Xenophilius le cantaba por las noches para dormirle, soñando, que algún día conocería a alguien. Esa misma tarde, se encontró con algo que no esperaba, una persona, un príncipe.

James: Disculpa, estoy algo perdido...- James bajó del caballo cimarrón, y Severus reprimió el pensamiento de desear que se rompiera el tobillo al bajar y cayera del escenario- ¿Sabes hacia donde queda el Castillo del Rey Stephan. Severus le barrió con la mirada

Narrador: Severus desconocía que era su Reino, pero si sabía quienes lo gobernaban. Más nunca había ido allá.

Severus: Queda por allá...- aseguró, señalando hacia el lado del risco. El gesto podía verse adorable, pero si uno supiera que Severus deseaba que Potter saltara por el risco y muriera estrellado en el suelo, dejaría de sonreír. James hace amague de marcharse, pero regresa su mirada al joven.

James: Hace un momento cantabas una hermosa melodía...- Severus y James, internamente, hacían arqueadas de asco, sabiendo lo que tendrían que hacer.

Severus: Ajá, mi tío me la enseñó...-James se acercó a él, y mientras ambos adolescentes morían del asco, sus madres lloraban de la alegría, necesitadas de que sus hijos se besaran.

James: Mi madre solía cantarla para mi...- dijo con una suave sonrisa. Dorea estaba que se desmayaba de la euforia, la cercanía entre ambos era demasiada.

Severus: ¿Tiene letra? - indago confundido- Mi tío sólo la tarareaba. No sabía que tuviera letra...- James le tomó las manos, y las acarició con dulzura. De más estaba decir cuánto quería romperle los dedos a Quejicus.

James: Claro que tiene letra...- Severus sintió el leve tirón de parte de Potter, señal de que tenían que empezar a bailar y... cantar.

El público no podía evitar sentir el gran esfuerzo que hacían esos dos actores por no realizar muecas de asco, odio, desdén o rencor. Y es que era justamente por ello, porque sabían cuánto a odiaban esos dos jóvenes, que querían que se besaran de una buena vez.

Ambos adolescentes tragaron saliva, odiaban esta escena. La odiaban enserio.

James: E~res tú~ el príncipe azul... que yo soñé~...- James sentía que su voz se quebraría de la pena en cualquier momento. Incluso Severus, que sólo tenía que bailar con él, se sentía muerto de pena.

- ¡Eso mi amor, demuéstrale a tu pasiva que tanto le quieres! -James apretó los labios con pánico ante el grito de su madre. Se paralizó. No podía abrir la boca.

Severus: ¿Potter?- susurró Severus, sintiendo que el contrario dejó de moverse, y su voz dejó de oírse. Lo vio... Y juraba que jamas lo había visto tan pálido- ¡Potter reacciona!- susurró desesperado. Sentía la mirada de los extras, sus amigos y el público en ellos. ¡No hacían nada!.

Detrás del telón

- ¿Qué le pasa a Potter ahora?- espetó Bellatrix. El grupo de la Bella Durmiente sentían que les daría un ataque. Severus vocalizaba con horror y en silencio al grupo, rogando que lo ayudaran, pero nadie sabía que hacer.

- ¡MI OBRA!- chilló Dumbledore, para luego desmayarse dramáticamente y caer con peso muerto al suelo.

En el Acto

Severus: Potter, te juro que si arruinas esto voy a hacerte la vida miserable por el tiempo que te dure...- masculló, mirando de reojo el público, quienes se miraban entre ellos, sin saber que pasaba. 

James: Ah-h-a... - un suave titubeo salió de sus labios, y Severus comprendió que no reaccionaría.

Severus: Me lleva...- masculló molesto- E~res t~ú, tus ojos me vieron con ternuras de amo~r...- Todo sea por aprobar- Y al mirarme así... el fuego encendi~ó mi coraz~ón....- Lucius no sabía si sentirse orgulloso o gritar horrorizado ante la imagen de su amigo con el miope, quien bailaba por inercia, aún congelado en su mundo de vergüenza- Y mi ensoñació~n se hará realidad, y te adorare~e como aconteció en mi sueño ideal... - Gellert abanicaba como loco al desmayado Dumbledore, a la espera de que este resucitara.

Detrás del telón

- No se si esto es.... o MUY bueno, o MUY malo...- dijo Peter, viendo a su amigo bailar sin alma.

- Solo ES, no le busques la vuelta Pet, solo ES...- Bostezó Remus, Snape los estaba salvando a todos.

En el Acto

Severus: Y mi ensoñación se hará realida~d, y te adorare~e como aconteció en mi sueño ideal... - Severus dio media vuelta, y James ni le miró cuando lo ayudó- Eres tú, el dulce ideal que yo soñé... - James casi se cae hacia atrás, y Severus tuvo que jalarlo hacia su cuerpo para que se apoyara en él y no cayera directo al suelo, creando aún más contacto entre ambos- Eres tú~, tus ojos me vieron con ternuras de amor...- Dorea y Eileen sonreían como bobas, en éxtasis total- Al mirarme así, el fuego encendió mi corazón... Y mi ensoñación se hará realidad, y te adorare como aconteció, en mi sueño ideal...- cantó, escuchando como la campana lejana del castillo sonaba, marcando que ya eran las 4:30pm,  anuncio de que debía regresar a su hogar para merendar con sus tíos.

James: ¿Qué...?- el campanazo del castillo lo sacó de su estado zombie, notando que le tocaba detener a Severus antes de que se fuera de escena- ¡ESPERA!- dijo, y Severus suspiró aliviado , ya no podía caminar más lento antes de salir de escena, y se detuvo.

Severus: No, no, no, no puedo quedarme...- dijo exaltado, tratando de marcharse de nuevo, cuando el miope lo tomó de la mano, jalándolo a él.

James: Por favor...- rogó, acariciando con el pulgar el dorso de la mano del azabache- Puedo verte otra vez?- Severus hizo amague de irse de nuevo, pero James lo retuvo de su cintura sin soltar su mano- Por favor...- Snape se veía tiernamente nervioso.

Severus: De acuerdo... -titubeó con un aire inocente, mirando tímidamente los ojos color avellana del miope- Hoy en la media noche...- acondicionó, y James sonrió alegre, para luego asentir.

James: Allí estaré - prometió, corriendo a su caballo, y montándolo, para luego dedicarle una última sonrisa a Severus y galopar lejos de escena. Concluyendo el acto.

Se cierra el telón

Loreley, cambió su metamorfosis, y de caballo pasó a bruja, causando que su cambio de tamaño drástico dejara a James caer al suelo de espalda. Potter balbuceó un insulto, y sobándose la espalda se puso de pie, siendo atacado por miradas monótonas de acusación de parte de todos los alumnos que actuaban con él.

- ¿Qué?- indagó él, mirando a Severus mirarle con la misma monotonía junto a Xenophilius, mientras que los demás cambiaban el escenario.

- "Error-Potter" - dijeron todos. James bufó.

En el Acto

Narrador: Severus regresaba con una tímida sonrisa a su casa, donde los magos lo esperaban con un hermoso pastel y diversos regalos. Entre ellos, un traje rojo de gala que había creado sus tíos. Claro que no sabía que previamente, hubo un conflicto por el color del traje.

Lockhart: Estaré tan feliz cuando regresemos mañana...- canturreó el rubio, cepillándose ante el espejo su cabello. Xenophilius lo miró confundido.

Xenophilius: Pero... No nos iremos mañana...- refutó confundido. Gilderoy lo miró algo molesto.

Lockhart: Mañana Severus cumplirá los 16 y podremos regresarlo a su hogar...- dijo fastidiado, con el tiempo apreció al menor, pero quería su antigua vida de regreso.

Xenophilius: No~ - dijo algo molesto, acomodando las cosas que usó para crear el pastel para Severus- El Rey dijo que debíamos regresar a Severus el día después de su cumpleaños- Lockhart dejó su cabello y volteó molesto hacia Xenophilius, y se aproximó a él.

Lockhart: No, dijo el día...- Xenophilius lo miró fastidiado.

Xenophilius: Después...- espetó, tirando un puñado de harina al rubio, quien ahogó un grito de horror.

Lockhart: El día...- gritó, tomando harina del saco  tirándosela al rubio platino. 

Xenophilius: ¡Después!- tiró otro puñado, Lockhart tosió, pues tragó gran parte de la harina tirada.

Lockhart: ¡El día!- Respondió, tirando otro puñado. Xenophilius comenzaba a enojarse enserio.

Xenophilius: ¡Después, maldito narcisista tarado!- El alumnado apretó los labios asombrado, nunca vieron al tranquilo rubio reaccionar así. Lockhart, por otra parte, se sintió inusualmente insultado.

Lockhart: ...- Todos creyeron que allí pararían, pero no contaron con el resentimiento de Gilderoy, quien tomó el saco de harina y lo volteó sobre la cabeza del menor, quien quedó blanco de pies a cabeza- El día...- acabó el rubio coqueto. Xenophilius no supo que hacer, y solo se quedó allí, cuando un pequeño estornudo adorable salió de su boca y la audiencia soltó un sonoro "Awwwwwwwwww".

Severus: Tíos...- saludó Severus, cerrando la puerta principal. Los dos magos miraron al chico cerrar con llave la puerta, para luego voltear con una enorme sonrisa- Tengo que contarles algo incre-... - su sonrisa se volteó totalmente cuando vio a ambos hombre cubiertos de harina- Ah... ¿Qué les pasó?- Ambos rubios sonrieron ampliamente y se encogieron de hombros.

Gilderoy: ¿Qué decías dulzura?- respondió dulce. Xenophilius lo miró de reojo con mala cara.

Severus: Ah...- no podía encontrar la emoción otra vez, es que ¡Ver a tus tíos bañados en harina era muy raro!- Yo...- Subió su mirada a las caras sonrientes de sus tíos- Eh... si- pestañeó y regresó a su punto- Hoy conocí a alguien...- las sonrisas de sus tíos flaquearon por un momento, pero se mantuvieron- ¿Qué fue esa mueca?- dijo confundido.

Gilderoy: ¿Cuál mueca?- siguió sonriendo.

Severus: La mueca...- respondió con el entrecejo fruncido.

Xenophilius: ¿Mueca?- Severus iba a discutir, pero prefirió continuar.

Severus: Olvídenlo...- se resignó- Solo...- Un suspiró se le escapó- Sé que no quieren que vea a nadie, pero... soy un ser sociable, solo quiero hablar con él...- entre los adultos se miraron con algo de lastima.

Xenophilius: Severus... No es eso... es solo que...- su voz dejó de salir. Severus lo miró.

Severus: ¿Qué? ¿Es solo que qué?- Ambos adultos le sostuvieron la mirada un rato, antes de mirarse entre ellos. Se comunicaban por la mirada, Severus sabía que estaban decidiendo si decirle o no lo que sea que querían decir, hasta que finalmente, le miraron con decisión le dirían, se lo dirían.

Xenophilius: Severus... - tomó aire- Tú...-

Gilderoy: Padeces de una rara enfermedad que te vuelve gay...- Severus lo miró.

Severus: ¡¿QUÉ?!- un gritó horrorizado salió de su boca.

Xenophilius: ¡Lockhart!- recriminó el rubio- No Severus, no es eso lo que queríamos decirte...- Severus lo miró espantado.

Severus: ¡¿Pero lo estoy?!- chilló. Lockhart estalló a carcajadas.

Xenophilius: ¡No Severus, no padece una enfermedad ficticia!- aclaró. Severus suspiró, y Lockhart paró de reír con lagrimas en los ojos. Fue lo mejor del mundo- Eres un príncipe...- Severus lo miró.

Severus: ¿Qué?- Xenophilius miró a Lockhart, pidiendo ayuda, quien con un vago suspiro accedió.

Gilderoy: Severus, nosotros no somos tu familia...- Severus frunció el entrecejo, perdido, luego ató los cabos y los miró con los ojos desmenuzados.

Severus ¡¿ME SECUESTRARON?! - Xenophilius le dio un manotazo en la nuca a Gilderoy.

Gilderoy: No...- dijo, pero Severus ya se había armado una historia en la cabeza.

Severus: ¡¿A QUIEN VAN A VENDERME, POR CUANTO?! - Xenophilius le dio otro manotazo a Gilderoy.

Xenophilius: ¡Dios Severus! ¡No vamos a venderte a nadie, ni por nada!- Severus chilló de nuevo.

Severus: ¡¿VAN A REGALARME?!- Xenophilius ya no lo portó más y acabó por tirarle un hechizo que lo desmayó.

Gilderoy: ¡¿QUÉ CARAJOS LE HICISTE?!- el rubio platino se asustó por el grito.

Xenophilius: ¡No lo sé! ¡entré en pánico! ¡¿Si?!- se excusó.

Gilderoy: olvídalo, solo hay que llevarlo al castillo...- Xenophilius asintió algo asustado, tanto, que olvidó que no debían llevarlo hasta dos días después.

Xenophilius: Cárgalo en el caballo...- ordenó fuera de la cabaña, ayudando al otro a subir al cuerpo inconsciente del chico al caballo que adoptaron 12 años antes- Ya... dijo una vez todo arreglado.

Gilderoy: ¡Arre!- ambos magos desprendieron su magia, creando unos plateados corceles, que montaron y guiaron al caballo de Severus al castillo.

Se cierra el telón

- ¡¿Porqué lo noquearon?!- espetó Dumbledore, detrás del telón, entrando en crisis.

- ¡Me desesperé, y actué por impulso!-  se excusó Xenophilius. Albus suspiró, y miró el cuerpo inconsciente de Snape sobre el caballo metamórfogo.

- Despiertenlo, y pónganlo en posición.

- Si profesor...- dijeron todos.

[NA: Disculpen, el capítulo es muy largo y no tengo muchas energía para escribir cuando maléfica ecuestra al príncipe, ni cuando Severus cae dormido, ni cuando todos duermen. Simplemente saltemos a la parte del beso y ya :v]

En el Acto

Narrador: El príncipe jamás había visto tanta belleza como aquella vez que vio al príncipe Severus. Aquella malvada bruja lo había torturado hasta dejarlo al borde de la demencia. No importaba. La destruyó, las heridas sangrantes le punzaban en todos lados, le costaba respirar, pero todo valdría la pena si aquel hermoso joven lo aceptaba como esposo. Y allí estaba, recostado en la enorme cama de seda, con sus dulces facciones relajadas, presas del encantamiento de ensueño.

James: Quiero cortarme las venas...- murmuró cuando se posó al lado de la cama donde posaba Severus, a la espera del beso que tanto odiaba y lo "salvaría" del encantamiento.

Severus: Solo hazlo idiota...-masculló. James hizo una mueca de asco y se acercó lentamente- Recuerda que no tienes que besarme de ver- Los labios de James capturaron los suyos con naturalidad, y a Snape casi se le sale el alma del cuerpo.

Todos en el salón aplaudieron con euforia, levantándose del asiento de la emoción que sentía. Severus se debatía entre morderlo o golpearlo. Eileen gritaba como loca, y Dorea le seguía el volumen de su locura, mientras tanto, Charles y Tobías se apartaban de las locas mujeres que sacudían sus brazos hacia todos lados como locas, mientras veían a sus respectivos hijos finalizar el beso con la calma que no tenían en la mente pero aparentaban.

Detrás del telón

Lily: Este es mi momento de ser feliz - dijo perversa, mirando la escena con maldad.

En el Acto

Narrador: Ambos príncipes se miraron a los ojos, añorando que el tiempo se detuviera...¡¿Pero qué-?! ¡¿Qué haces?! ¡NO! ¡Déjam-!-

Lily: Pero disfrutaron tanto aquel beso, que decidieron repetirlo una vez más...- dijo con euforia, causando que Dumbledore se desmayara, el público aplaudiera con ánimo, y Severus James planearan como matarla.

Severus: ...- Miró a James.

James: ...- Miró a Severus.

Severus: Que ni se te ocurra...- Potter sonrió con maldad- No...- dijo, y Potter sonrió más- Ni siquiera lo inten- Era un echo, mataría a Potter y a Evans.

Narrador: El princípe Potter, tomó la mano del Príncipe Auror, prometiendole que jamás dejaría de amarlo, para cuidarlo eternamente, a él, y al reino de ambos. Se casaron... y vivieron felices para siempre... En Fin.

Se cierra el telón

- ¡¿Por qué me besaste enserio?! ¡Tenías que besarme la mejilla del lado que veía el público para fingir que me besabas enserio!- Bramó Severus, al borde del colapso nervioso. Todos miraron a James.

- ...- James parecía perdido- Pero...- Severus se le acercó furioso.

- ¡¿"Pero" qué?!- gritó molesto. Todos los miraban.

- Lily me dijo que ahora el beso era en serio y que fue un cambio a último momento...- Ambos jóvenes se miraban, ahora, igual de confundidos. SUs cabezas hicieron click al instante. Molesto miraron a la pelirroja, quien ya se encontraba corriendo como loca, siendo perseguida al instante por ambos jóvenes.

- ¡No me arrepiento de nada! - se escuchó a Evans.

En el Acto

Dumbledore: Ahora, tienen 15 minutos para ir al baño o tomar algo, es el intermedio número 1. Al regresar la siguiente obra será La Bella y La Bestia, muchas gracias - Remus palideció. Esto no sería bueno.

- ¡Hijito, dale otro beso al muchacho para poder fotografiarlos!- pidió Dorea a lo lejos.

- ¡Mamá!- gritó James avergonzado.

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