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Decirnos adiós, las aves anidan

I tried to say "i love you"

But you didn't listen

Gorillaz ft 6lack & Elton John The pink phantom

Pero cómo duele dejar de verte
Respirar, vivir contigo en mente
Con tu risa, tu verano y mi mala suerte
Aceptaré mi vida en esta mala muerte

Decirnos adiós
Volverlo todo negro
Como la boca de un lobo
Como la noche sin luna
Decirnos adiós Miguel Bosé ft Penélope Cruz

La encantadora Vilhelmina Blom plácidamente yace en los brazos de Morfeo, abrazada con Rosalía desnudas en un hermoso hotel de Bruselas, la pelirroja sueña con la futura vida que tendrá al lado de la hermosa rubia que le sirve de almohada; mientras que la mencionada rubia tiene un sueño un tanto incómodo, la conversación que tuvieron ambas amantes sobre las parejas anteriores de Mina, provocó que, dentro de su mente, salieran a flote sentimientos que creyó superados hace mucho tiempo.

Hace ya varios años:
Una pareja de mujeres rubias camina tomadas de la mano con rumbo hacia el lugar donde ambas trabajan como cajeras, en un importante banco en Oslo, ciudad natal de ambas; lo que ninguna de las dos sospecha, es que lo que ambas creían un sueño se volverá una pesadilla.

Esa mañana empezó sin problemas para la pareja, hace apenas tres meses se declararon sus sentimientos y quisieron empezar una relación, se despertaron como siempre, desnudas y acurrucadas una sobre la otra tan perfectamente como las piezas de un rompecabezas, se levantaron apenas escucharon la alarma del reloj despertador, prepararon un rápido desayuno de yogurt mezclado con cereales y miel virgen, dejaron el desayuno listo mientras, se darían un baño rápido, lo único rápido en ese baño diariamente era el sexo, después de eso, desayunaron se vistieron y salieron con rumbo a su trabajo, todo el camino fueron caminando y platicando de cualquier cosa, de esa manera el viaje les parecía, a un mismo tiempo, invaluable e increíblemente corto.

Apenas llegaron, a Astrid le notificaron que los jefes la esperaban en la oficina del director, sabiendo el depravado espectáculo que protagonizo junto a ellos, y la amenaza de chantaje, no tuvo mas opción que ir tan rápido como pudo. Mina, por su parte, intento concentrarse en su trabajo y pensar lo mejor sobre aquel llamado a ver al jefe -"que estúpida fui al pensar eso", se regañaba a si misma en los años posteriores, al menos hasta que beso a la actual dueña de su corazón-.

Algunas horas después, Mina acompañada de algunas compañeras laborales, van a entregarles a sus respectivos jefes, importantes documentos y el corte de caja de cada una de ellas; el sexteto de mujeres se dirigía a las oficinas de los directivos, conversando animadamente sobre trivialidades, entre ellas la vida sexual de cada una de las integrantes del grupo, cuando cada chica hablo del asunto su cara se volvió tan roja que cualquiera creería que la pobre mujer se desmayaría por la ausencia de sangre en sus venas, por el contrario, las cinco mujeres que la escuchaban, literalmente se partían de la risa viendo lo roja que se tornaba la cara de su compañera; curiosamente cada una de las seis chicas pudo hablar al menos un poco de su vida sexual antes de llegar a su destino, ni décadas de psicoanálisis pudieron prepararlas para lo que vieron al abrir la puerta que separaba las oficinas administrativas del resto del banco.

En medio de la oficina, seis hombres tenían, en pocas palabras, una orgia que incluso Calígula envidiaría, por desgracia para las seis mujeres, la única fémina participante era una rubia oscuro que todas conocían bien, el tenso silencio que reino en el lugar desde el ingreso de las mujeres fue roto por el histérico llanto de Mina, lo cual nada hizo por aligerar la de por si tensa situación; por compasión, solidaridad y cierta lastima, tres de las cinco impactadas mujeres ayudaban a una histérica Mina a abandonar el lugar, dos de ellas tuvieron que colocar cada uno de los brazos de la pobre mujer alrededor del cuello de cada una de ellas para podérsela llevar de cierta forma, cargándola, mientras la tercer mujer alejaba a los demasiado curiosos, para dejar a la chica respirar, los curiosos no hicieron acto de presencia hasta que las cuatro mujeres aparecieron en el comedor común, el cual a esa hora estaba muy concurrido, la preocupación de la mayoría de los que trabajaban en ese lugar era bastante genuina pues apreciaban mucho a Mina, siempre se podía contar con ella y pedirle ayuda; sin embargo poco pudieron averiguar pues quienes la llevaron ahí no ofrecían información, tras diez minutos Mina pudo calmarse y explicar lo ocurrido, todos los presentes inevitablemente soltaron vivas expresiones de horror, repulsión, asco y mucha compasión hacia la mujer.

Mientras esto ocurría, las dos mujeres que se quedaron en el lugar de los lamentables hechos tomaban fotografías con sus teléfonos celulares, tras pocos minutos se fueron cuidándose mucho de ocultar muy bien sus teléfonos.

El asunto de la libido de los jefes de la sucursal bancaria provoco una oleada caótica, para evitar escándalos, los ejecutivos involucrados trataron de sobornar a todos los empleados, pero prácticamente nadie cedió a los patéticos intentos de encubrimiento, obviamente Mina y Astrid rompieron, los vecinos de aquel departamento cotillearon por semanas lo acontecido: Mina solemnemente fue el mismo día que todo paso por todas y cada una de sus cosas al departamento, quería hacerlo rápido para evitar encontrársela, lamentablemente ella llego cuando estaba recogiendo sus últimas pertenencias

-Mina,- Preguntó hipócritamente sorprendida la mujer -¿Que rayos estas haciendo?, ¿Por que te llevas tus cosas?

-¿No es obvio? Me largo de esta casa. Contesto Mina intentando juntar toda su paciencia para no romper en llanto en ese lugar

-P-p-per-pero, ¿Por qué?. Exclamó sorprendida Astrid

-¡¿Enserio preguntas porque?!. Exclamó la pobre Mina incapaz de seguir controlando su furia

-Vi-vi...

-¡Ni se te ocurra volver a llamarme así!. Mina lanzo aquellas palabras en un chillido casi histérico, hiriéndose a si misma con tal de que sus emociones no se desborden, y haga algo de lo que se arrepienta después

-¿Que rayos te pasa mujer?

-¿De verdad Astrid? - Exclamo ella, harta de la mascara que la mujer frente a ella insistía en llevar  -¿Por cuanto tiempo seguirás negando que todas las cajeras y yo te vimos en una puñetera orgia con los puñeteros directivos del banco?. Soltó la mujer, con los nervios destrozados, las emociones a flor de piel y las garras y lengua bien afiladas.

-¿Como te atreves? Tú... No pudo completar la oración ni la mano que alzo golpeo nada pues Mina detuvo aquella mano con sorprendente fuerza, fuerza que jamás pensó ni soñó tener, ambas mujeres solo se limitaron a mirarse fijamente por un par de minutos, cada segundo que transcurría se sentía como si hubiesen transcurrido horas enteras; finalmente Mina dejo caer sus pertenencias y las fieras se desataron...

-Mina, mi vida, ¡Por dios, despierta!. Aquella voz al borde del llanto resonó en los oídos de Vilhelmina Blom, quien aun estaba medio adormilada, literalmente en el plano entre los sueños y el mundo real, la dueña de la voz que la llamaba frenéticamente tuvo que sacudir el cuerpo de la mujer con algo de violencia.

Debido a la sacudida y al tormentoso mar en que se habían convertido sus emociones, Mina despertó cayéndose estrepitosamente de la cama, un minuto después, una hermosa pelirroja corría a ayudarla presa totalmente del pánico

-A...a...aa...ayayay...¿Que... rayos?

-Es lo que yo debería preguntarte, mujer, me levante para ir al tocador y cuando regrese hablabas dormida, parecías triste, creo que hasta lloraste. Menciono la ultima parte mientras con sus manos daba a entender a su interlocutora que debía revisarse la cara

-Entonces fue solo un sueño. murmuro Mina para si misma

-¿Dijiste algo?- Rosalía la veía con una mirada entre curiosa y genuinamente preocupada, finalmente, tras un breve debate interno Mina se levantó y tomando a la pelirroja entre sus brazos prometió contarle todo.

La platica les tomo alrededor de ochenta minutos, tiempo que necesitaron para bañarse, mientras la rubia le confesaba a su pareja la pesadilla provocada seguramente por la platica de la noche anterior, la pelirroja, totalmente angustiada por ser, en parte, responsable de aquello, le proporciono a su amada un agradable baño de dopamina en forma de múltiples orgasmos, sentada en el baño de su refinada habitación en un hotel igual de refinado.

En cuanto se vistieron salieron de su habitación y al llegar a la recepción, Mina intercambio unas palabras con la recepcionista, en neerlandes.

-Señorita, ¿Paso algo en su habitación?. Pregunto la joven con algo de preocupación en su cara

-En realidad si, tuve un mal sueño, según mi novia, me movía tanto en la cama que termine cayéndome. Dijo la rubia, que por el tono tan bajo que uso tuvo que acercarse a escasos centímetros de la joven

-Bueno señorita, lamento oír que tuvo una mala noche, pero al menos explica que en la habitación que esta justo bajo la suya, sus ocupantes se quejaron de escuchar un fuerte golpe seco.

-Vaya, lamento haberlos molestado, pero no se preocupe, no volvera a pasar, y cuando vuelva, ire a disculparme personalmente.

-Señorita, ojala todos los huespedes fueran como usted. Tras decir eso, Mina no pudo evitar sonreirle a aquella joven pecosa, demasiado maquillada para su edad, la pobre chica quedo unos minutos anonadada por aquella mujer.

La joven pelirroja espero a Mina en la cómoda sala del hotel, donde intento practicar su dominio del idioma local entablando conversación con huéspedes del hotel que caminaban por casualidad por la amplia habitación, varios de ellos resultaron ser originarios del país, los cuales por diferentes motivos, hacían turismo en su propio país, sobra es decir que quedaron agradablemente impresionados al escucharla hablar su idioma con tanta fluidez, no pocos la creyeron una mas de ellos, su sorpresa fue aún mayor al enterarse que es extranjera; la chica estaba conversando con algunas personas cuando vio a su novia buscándola con la mirada, ante ese gesto, Rosalía se despidió de sus nuevos amigos para encontrarse con su pareja, ambas, al reencontrarse se dieron un corto pero apasionado beso, tras el cual salieron tomadas de la mano a abordar un taxi.

El taxi las llevo a la casa que no pudieron visitar anteriormente, la agente inmobiliaria las esperaba desde hace poco tiempo, unos diez minutos aproximadamente, no obstante, la pareja llego unos minutos antes de la hora fijada por la agente; la mujer, relativamente joven, ya estaba acostumbrada a tratar con todo tipo de personas, despues de todo, pensaba ella, en el negocio de las ventas en general se puede conocer a cualquier tipo de persona, sin embargo la pareja de mujeres que atendio ese día fueron, por mucho, las personas mas agradables que se encontro en todos sus años como vendedora, y seguramente seran las mas agradables que encontrara en toda su vida.

La casa era, en pocas palabras, como sacada de un cuento infantil, los dos pisos de la casa en si están hechos de piedras de rio unidas con cemento de calidad; la sala, la cocina, una amplia habitación que bien podría usar Mina como estudio, biblioteca u oficina personal están en el primer piso, en el segundo, al cual accesaron a través de una amplia escalera revestida, al igual que el piso de todo el inmueble, de losetas de madera autentica, la agente les explico que los propietarios originales, les gustaba vivir bien y cómodamente, la madera con que revistieron los pisos de todo su hogar era fina, y en cada habitación esta era distinta, nogal para los pasillos, fresno para la habitación amplia, ebano para la sala, roble para la cocina, sandalo para las habitaciones, y solo los baños estan revestidos de ceramica, pero pintada para aparentar la madera, de sobra es decir que Rosalía amo la casa desde que la vio a la distancia desde el taxi, y al irla recorriendo, el amor solo crecia, a cada paso, planeaba como adornar o a que destinar cada lugar, Mina fue un poco mas prudente pero debia admitirse a si misma que le encantaba el lugar, y estar rodeada de tanta naturaleza le recordaba su niñez.

Tras recorrer la casa, su hermoso y amplio jardin y los alrededores, ni siquiera hizo falta que lo discutieran, solo se vieron a los ojos, asintieron levemente con la cabeza y Mina firmo el cheque que las convertia en dueñas de tan hermosa propiedad.


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