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2. Volver a ser Krystal

Era lunes ya y la alarma para ir a la escuela retumbaba en la habitación de Krystal. Había pasado todo el fin de semana en casa de su madre para no tener que ver a Jessica.
Sus padres estaban separados desde hace 9 años y ambas Jung viven con su padre, uno de los jueces más reconocidos de Seúl, Jung Hangyul.
Él siempre consiente a Jessica y aunque Krystal no esté celosa de eso, le molesta que su hermana se abuse y gaste el dinero de su padre como si fuera suyo.
Por otro lado, su madre Jeon Yousun, es CEO de Hangsun Group. Completamente diferente a su padre, Yousun es mucho más estricta y seria. Sus padres siempre tuvieron diferencias en cuanto al modo de crianza que consideraban correcto para las Jung. Yousun siempre quiso que sus hijas aprendieran a ganarse las cosas y a trabajar duro por lo que desean. Muy diferente a la actitud paternalista de Jung Hangyul. Esa fue una de las razones por la cuál ambos se separaron.
Krystal se tapó la cara con la almohada al recordar que vería a Jimin hoy y consideró fingir que estaba enferma para faltar un día o dos o el mayor tiempo posible, pero por más tentadora que suene esa idea no podía darse el lujo de faltar a un exámen importante. El cuál tendría hoy.
Sabía que en el momento que Jimin la viera, la reconocería. Quizá el le contaría a toda la escuela que tuvo sexo con ella y se burlaría de ella. Quizá la tacharían de puta hasta graduarse.
Querido Dios, ¿Por qué te gusta tanto joderme? Usas mi vida como saco de boxeo y apuesto que te cagas en ella. Pensó.
Si Dios existe, pensó Krystal, probablemente diría algo como: No hija mía, tu te buscaste esto sola. Soy Dios pero no puedo evitar que mis hijos hagan estupideces.
No le quedaba otra opción que ir, tenía exámenes cruciales esa semana.
Caminó arrastrando los pies hacía el baño. Al mirarse al espejo se sintió decepcionada de lo que veía. No es la misma chica que vió el viernes por la noche, no, esta es Krystal Jung.
Al terminar de ponerse el uniforme, bajó las escaleras hacia la planta baja. Allí se encontró con su madre, usando su característico traje, leyendo las noticias en su iPad con una taza de café en la mano y con huevos con tocino en la mesa.
-Buenos días, ma. -Dijo a la vez que bostezaba.
-Buen día, Krystal. -Respondió sin dejar de mirar el iPod.
Se preparo un jugo de naranja y tostadas. A pesar de vivir en Seúl, los Jung habían adoptado la costumbre de desayunar como acostumbraban en San Francisco y su primera comida del día consistía en el típico desayuno americano de café, jugo, tostadas, waffles o huevos con tocino y salchichas.
-Mamá, ¿Puedes llevarme a la escuela hoy?
-No, hoy tengo una reunión importante y no puedo llegar tarde. Lo siento cariño. -suspiró estresada- ¿No puedes ir en tu auto?
-Sabes que odio conducir. -bufó- Tranquila, caminaré.
Tomó su mochila y se despidió de Yousun para encaminarse hacia el instituto.
Un par de cuadras antes de llegar al instituto, sintió un motor rugir y un auto lujoso pasó junto a su lado. La dueña del impecable Mercedes Benz rojo que pasó a su lado era Kyungri.
¡Que linda forma de empezar el día! Pensó sarcástica.
Al llegar a la entrada del instituto, su nervisismo salió a flote al ver que se encontraban las dos personas que menos quería ver ahora mismo.
Allí charlando animadamente en la entrada del instituto estaba Jessica, con su traje de porrista, charlando animadamente, y junto a ella Jimin; con una sonrisa de falso interés en su rostro.
Allí parado, en su uniforme, la castaña recordó algunas imágenes en su mente de aquella noche que habían pasado juntos. La primera que pasó por su cabeza fue el cuerpo trabajado de Jimin, ligeramente empapado de agua por haber estado en el jacuzzi, y su rubio cabello despeinado.
Krystal se escondió en el estacionamiento detrás de un auto negro, esperando a que ambos se fueran. No tenía ganas de lidiar con ellos ahora mismo. En realidad, quisiera no lidiar con ellos nunca pero eso era un poco imposible.
Alguien le tocó el hombro llamando su atención provocando que se sobresaltara.
-¿Krys? ¿Qué haces aquí?
Eunbi y Siwon la miraban extrañadas por el comportamiento de su amiga.
-Eh... -vaciló intentando buscar una excusa- Tomando aire, ya saben, -rió nerviosa- hoy tenemos un exámen importantisimo y necesitaba despejarme un poco antes de entrar.
-Ay amiga, tranquila. Te va a ir bien, como siempre. -La reconfortó Siwon preocupada.
Ambas le dieron un cálido abrazo y Krystal se sintió culpable por mentir.
Al revisar de nuevo, Jessica y Jimin ya no estaban afuera. Las chicas entraron juntas al instituto y Krystal rezó para no encontrarse con ninguno de los dos, mucho menos con el rubio.
Fue hacia su casillero y para guardar sus libros y tomar los que utilizaría en la próxima clase.
Sus amigas charlaban sobre el último episodio de Weekly Idol pero Krystal casi no escuchaba lo que decían, estaba preocupada de que Jimin apareciera.
-Agh, olvidé mi tarea de física, ¿Qué tienen ahora? -Preguntó Siwon.
-Química. -Respondió Krystal.
-Tambien física, tranquila unnie yo te pasó la tarea. -Le dijo Eunbi a Siwon.
-Gracias, ¿Podemos ir ahora a clase? Así tengo tiempo de copiarla.
-Ok, nos vemos luego Krys. ¿Quieres que te guardemos un lugar en la fila de la cafetería?
-No, gracias, traje comida. Adiós.
Tenía los nervios de punta y estaba rezando para que Jimin no la viera, por lo que se dispuso a ver su teléfono casi con la cabeza metida dentro del casillero.
Tocó el timbre indicando que todos vayan a clase y Krystal esperó a que el bullicio de los estudiantes yendo a sus salones se calmara.
Suspiró intentando calmarse y cerró su casillero para ir al salón.
Su corazón se detuvo y su cuerpo quedó paralizado al ver quién pasaba en frente de ella.
Min Yoongi, también estrella del equipo de básquet, charlaba animadamente junto a Jimin.
Y ahí estaba él, con paso ligero y con aires de grandeza.
Santa mierda, ¿Por qué tengo tanta mala suerte? Es serio Dios, consíguete a alguien mejor para joder.
Para suerte de Krystal, el rubio ni siquiera se percató de su presencia.
La castaña suspiró aliviada cuando Jimin y Yoongi desaparecieron de su vista. Luego sus mejillas se tornaron de rosa al recordar más fragmentos de la noche que habían pasado juntos.
Cuando Jimin y su amigo desaparecieron de su vista, se encaminó hacia su salón aún con la mente en lo que acababa de suceder. Comenzó a pensar que quizá no la reconocería jamás si no hablaban, ya que no comparten clases ni tienen oportunidad de hacer trabajos juntos debido a que Jimin es un año mayor y va al mismo salón que Jessica.
Bueno, no comparten clases juntos excepto una... La materia más odiada por Krystal, educación física.
Entró en el aula de química y para su suerte su compañero de laboratorio es Hoseok.
-¡Krys! -Gritó estruendosamente su primo agitando los brazos animadamente atrayendo la mirada de varios estudiantes.
-Ya, ya, creo que te escucharon hasta el salón de arte en el piso de arriba. -Miró avergonzada a la gente que se había volteado curiosa a ver quién gritó.
Abrió su libro de química orgánica en la mesa que ambos compartían, expectante de lo que decía el profesor.
Su concentración fue interrumpida por su primo que le lanzaba bolitas de papel en el pelo.
-Hoseok, intento prestar atención, para. -Le dijo enojada mientras quitaba las bolitas de su pelo.
-Estoy seguro que puedes aprobar cualquier materia con los ojos cerrados. -Tiró otra bolita en el pelo de la castaña.
Krystal suspiró intentando ignorarlo y comenzó a medir en cm3 una solución.
Mientras tanto Hoseok miraba el suelo, pensativo y de brazos cruzados. No le interesaba mucho prestar atención o ayudar a su prima.
-Necesito un consejo Krys, me gusta una chica.
-¿Desde cuándo te interesa pedirme consejos a mi? -le tendió un recipiente- Saca 50 miligramos de esto por favor.
Hoseok comenzó a volcar lentamente la solución en un recipiente sin prestarle demasiada atención.
-Es que ella se parece a ti a veces, ¿Sabes? No sale a fiestas y siempre está en la biblioteca. No se de qué hablarle y no puedo formular tres palabras con coherencia cuando lo intento.
-Igual nunca fórmulas ninguna oración coherente, pero oye -la menor miró al chico a los ojos- primero averigua qué le gusta. Luego intenta hablarle de eso y cuando ella hable, presta atención a los detalles, no sólo finjas que te interesa.
-Bien, pero ¿Cómo se supone que averigüe qué le gusta?
-No lo sé, fíjate en su Instagram cómo todo el mundo, que se yo.
Hoseok se rascó la barbilla pensando hasta que su rostro se iluminó.
-¡Tu podrías hablarle!
-¿Qué? No, no me metas en tus asuntos. No voy a hacer de gancho entre ustedes. -se cruzó de brazos.
-Por favor enana, haré lo que tú digas.
-No.
-Por favor. -cruzó sus manos en forma de suplica- Te deberé un gran favor y no importa qué sea, lo haré.
Hoseok le tiró del brazo suplicando impidiendo que la castaña continúe con la mezcla que estaba preparando.
-¡Bien Hoseok, ya para!
-¿Lo harás? -Preguntó esperanzado.
-Si, ¡Ya cállate y ayúdame!
-Si, señora.
Hoseok, siguiendo la instrucciones de Krystal, agregó la solución roja a la mezcla que se calentaba a fuego bajo en el mechero.
Al agregar la solución, se produjo un burbujeo en el recipiente y comenzó a salir una bruma blanca acompañada de un fétido olor.
-Krys, ¿Se supone que debía pasar esto? Hay olor a muerto aquí.
-No lo sé, ¿Eran 50 miligramos?
-Si, pero ¿No dijiste gramos?
-¡No, dije miligramos!,-bufó enojada-debí haberlo pesado en la balanza antes de ponerlo en la mezcla.
El olor comenzó a intensificarse en el salón.
-¿Quién ha agregado demasiado bicarbonato de sodio?
Hoseok comenzó a reírse sin poder disimular, ganándose un codazo de la castaña.
-Hoseok y Krystal Jung, ¿Han seguidos los pasos como indique?
Los primos se ganaron un regaño por parte del profesor y tuvieron que comenzar desde el principio la mezcla que estaban preparando.
Cuando tocó la campana del receso, ambos Jung salieron charlando animadamente y luego Hoseok se fue con sus amigos.
Abrió su casillero para sacar los libros de su clase favorita, filosofía. Se encontraba sola en el pasillo ya que todos estaban en el patio de afuera o en la cafetería.
Sintió unos pasos por detrás y al voltearse se encontró con unos ojos arrepentidos y un cupcake rosa con chispas de colores.
-Por favor acepta mi cupcake de disculpas, Soojung.
-Aceptaré el cupcake Sooyeon, -agarró la caja transparente con el pequeño y esponjoso cupcake y lo guardó en su casillero- pero tendrás que hacer más para que te perdone.
-Por favor Krys, de verdad lo siento, no debería haberte tratado así -respondió Jessica con una mirada triste- y se que me he comportado como una idiota últimamente, pero sabes que ser porrista siempre ha sido mi sueño y no es fácil mantener el puesto en esta escuela.
La castaña suspiró y cerró su casillero para mirar a los ojos a su hermana mayor.
-Lo se Jess, pero no puedes ir por la vida humillando gente para encajar en un grupo.
-Yo no humillo gente.
-Es verdad, pero tampoco haces nada para evitarlo. -se cruzó de brazos y suspiró- Sólo no vuelvas a dejar que me traten mal. A mí ni nadie porque tener el título de porrista no te da el derecho a aplastar a nadie.
-Lo prometo, por favor perdóname.
-Te perdono, unnie.
La rubia abrazó a su hermana menor y luego de charlar sobre cómo había ido el fin de semana, ambas se fueron por caminos separados. Por supuesto que Krystal no mencionó nada sobre la fiesta de Jimin ya que si su hermana se enterara, le daría algo y se desataría la tercera guerra mundial.

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