tres
habías sido una joven con una vida normal, o bueno, tu vida acabó al ser secuestrada con intenciones desconocidas. gritaste, suplicaste, lloraste y trataste de defenderte, pero no fue suficiente para ellos.
voces distintas y el movimiento del auto te ponían nerviosa, no sabías a dónde te llevaban, tus ojos estaban vendados con una cinta color negro. habían... dos personas dentro, y tú estabas en la parte trasera, no podías moverte mucho, estabas atada de tus muñecas y tus tobillos. — deja de llorar, preciosa. — dijo uno, voz asquerosa, seguramente tenía unos cuarenta años. — te darán una mejor vida... o bueno, a saber en qué manos caerás. — rió junto con su compañero, dándote a entender que... ¿iban a entregarte a alguien?.
hubo un silencio que para ti duró una eternidad, hasta que el auto se detuvo y tu corazón latía con tanta fuerza que creías que se saldría de tu pecho. te bajaron sin ninguna delicadeza, te quitaron la cinta de tus ojos y desamarraron tus pies, haciéndote caminar; veías todo con terror y confusión, se veía como algo costoso, evitabas hacer alguna cosa absurda porque era obvio que saldrías lastimada.
entraron como en una clase de vestíbulo, habían varias chicas, algunas lloraban y otras parecían acostumbradas al lugar, vistiéndose con poca ropa, ambos te empujaron y se fueron... como si nada. quisiste llorar, pero una dijo: — no llores, por favor, se comportarán peor si te escuchan hacerlo. — te avisó, suspirando, te tomó cuidadosamente de la mano y te llevó a una silla, sentándose frente a un espejo, lloraste unos momentos y ella te consoló, nadie podía escapar de aquello. te maquilló y eligió un conjunto no tan revelador para ti, te veía como si fueras una niña y no quería vestirte como... como a ellas...
una vez todas estuvieron listas, salieron por órdenes de un tipo. te separaron de ella y casi reclamas, pero la misma te hizo señas de hacer silencio. te metieron a una celda junto con otras dos, lo mismo haciendo con las demás. estaban en una tarima, y por lo que entendías, parecían estar en una gran sala elegante, muchos asientos y decoraciones costosas.
al estar listo todo, dieron un aviso de que dejaran pasar a los invitados. muchas personas entraron, muchísimas, portando máscaras para no revelar su identidad, aunque suponías que todos debían conocerse, ¿no?. apagaron las luces y encendieron las luces que estaban arriba de sus celdas, cada una era de un color diferente.
la luz de tu celda era de color rosa.
— ¡bienvenidos, bienvenidos!, hemos abierto otra vez las apuestas por estas bellas mujeres, también hay nuevas candidatas. — sonrió ladino el presentador, señalando a unas dos chicas y luego a ti, que bajaste la cabeza por estar tan nerviosa, rogabas porque fuera un sueño, estabas asustada. — ya saben las reglas, caballeros, si gustan de alguna, pueden apretar los botones de las celdas correspondientes y pedir por ellas... ¡pueden comenzar ahora!.
y ahí empezó todo, muchos empezaron a apretar botones, mencionando a quienes querían, pero tu pánico aumentó cuando tu celda se iluminó y alguien te eligió a ti.
— oh~, ¿la chica nueva?, ¡muy buena elección!, ¿cuán...- — ni siquiera terminó de hablar, cuando alguien más ofreció dinero por ti, y así fueron unas cuantas personas, cada vez sumas más altas de dinero por ti, el presentador disfrutando de su pelea por ver quién te ganaba.
estabas jodida.
y lo supiste gracias a que alguien dio una muy alta cifra de dinero por ti, y nadie más se atrevió a doblar su dinero, habías sido... comprada.
alguien entró a tu celda y al intentar tomarte, empezaste a pelear, soltando algunos pequeños sollozos, no, no querías, no era justo, no lo era. te abofetearon y te quedaste quieta, dejándote sacar de ahí, para llevarte a otra sala bien iluminada, sentándote a la fuerza.
— chica, ya vienen por ti, pórtate bien.
NOMBRE/ EDAD/ BIAS/ FETICHES.
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