Empecé escribiendo francés el rol y ahora inglés, kill me.

Había una joven bruja que siempre deambulaba por las calles, una chica. No utilizaba vestidos, ni sombreros puntiagudos, ni tenía una nariz gigante ni un feo lunar, era... una simple chica y ya, aparte de inmortal. Cuándo nació, sus padres le pidieron vida eterna, cosa que se cumplió. Tenía ventajas y desventajas, quizá más desventajas...
Nada podía matarla, no envejecería, pero, veía como el mundo cambiaba, la soledad era horrible y ella no estaba de acuerdo con aquélla tortuosa condición. Estaba cansada de que todo cambiara menos ella.

Habían más brujos, inmortales y otros no. Sólo que aquéllos tenían suerte de estar acompañados de una persona y ellas... no.

Dejó de pensar en sus desgracias al escuchar que comenzaba a llover y vio por la ventana, agh.

Iba a regresar al sofá hasta que se detuvo de golpe al escuchar un... ¿sollozo?, aquél lloriqueo no se escuchaba tan lejos y le aturdía. Salió de su casa aún con la lluvia y comenzó a buscar a quién le pertenecía el llanto, buscó como dos minutos y logró ver a un niño de no más de 5 años. Tragó saliva, acercándose a éste y arrodillándose frente a él. -- hey, ¿por qué lloras, cariño?, ¿y tus padres? -- preguntó con suavidad.

El niño subió la vista a la... desconocida, estaba temblando y no paraba de llorar. -- mí papi y mami dijeron que... me amaban. -- habló como pudo, entre fuertes sollozos.

Ah... lo habían abandonado. La joven bruja se sintió mal, no sabía qué hacer, no podía dejarlo ahí, sería cruel. Lo tomó en brazos y corrió a su casa para adentrarse a ésta. -- te cuidaré por ésta noche, mañana buscaremos a tus padres. -- dijo decidida. 'A pesar de que lo hayan dejado, tengo cosas que quisiera decirles'.

El peor error fue meter al niño a la casa... muy mal.