— Dios, amor, ¿Estás bien? — Jungkook soltó el arma falsa, arrojándola al suelo sin cuidado, sus manos fueron hacia las mejillas de su esposo, quien rió.

— Me encanta cuando haces de chico malo...

— Dios, bebé, fue la mejor y la más aterradora cosa que hicimos en mucho tiempo— Jungkook soltó una risa nerviosa, mientras destaba los nudos que retenían los brazos del menor.

— Pero eso te exita, ¿No? — comentó Jimin.

— A veces me pregunto porqué me metí en esto de las parafilias y el juego de rol contigo, eres un peligro, casi te mato— dijo Jungkook, mientras seguía desatando, el menor estiraba sus brazos, algo entumecidos por tanto tiempo inmovilizados.

— Yo la pasé muy bien — comentó Jimin con una sonrisa—. Y para eso esta las palabras de seguridad, Jungkook — el mayor terminó de desatar el último nudo y dejó la soga en el suelo, el rubio se abrazó a su cuello, mirándolo con todo el amor del mundo.

— No puedes decirlas si te estoy ahorcando, amor.

— Quisiera que me ahorques hasta desmayarme — dijo, haciendo reír al pelinegro.

— Ay, Jimin... — fue a dejar besos por todo su rostro, para escuchar su linda y dulce risa, y concentrarse en sus gruesos labios que tanto amaba, aquellos que tenía la suerte de besar todos los días, y que lo hacía con gusto cada día de los últimos diez años.

Estuvieron de novios tres años antes de que Jungkook se lo propusiera, Jimin aceptó con todo el corazón, incluso antes de la boda, el mayor conocía las parafilias sexuales de su dulce esposo, tan tierno y adorable a la vista, poco era de esperarse que el pequeño se exitara con golpes más que con palabras bonitas.

Hacia unos cuantos años que habían comenzado con los juegos de rol, que empezaron a ir más allá de una relación de "chico malo" y "chico castigado", o de "amo" y "mascota", como eran en un principio, ahora solían arreglar historias completas como personajes de fantasía, con pasados y vidas diferentes a las que ellos tenían, hasta la idea de un captor y un secuestrado.

De alguna manera eran como vidas a parte, millones de posibilidades de haberse encontrado si el mundo fuera distinto.

Lo único que no podían cambiar, y a especial pedido de Jungkook, eran los nombres, porque amaba demasiado como sonaba su nombre cuando el menor lo gemía de placer, o de dolor, y para él, Jimin siempre sería Jimin, no podía decir el nombre de alguien más porque lo amaba demasiado, y sabía que rompería personaje si no tenía aquel nombre.

— Oh, tu labio, ¿Duele mucho? — preguntó Jimin, separando el beso, acariciando sus finos labios con la punta de su dedos—. Oh también tus dedos, lo siento, quería hacerte enojar así era más realista— Jungkook rió y negó, no era necesario hacerlo enojar para que hiciera bien su trabajo.

— No te preocupes, ya lo desinfectare y se curará — Jungkook le restó importancia—. ¿Listo para un baño y un buen sexo vainilla?

— Eres un cursi — Jimin rió, pero asintió, era como su rutina, luego de un sexo fuerte, a Jungkook le gustaba tener relaciones suaves, dónde podía abrazarlo y besarlo por largo rato hasta que se cansaran, para luego dormir abrazados en el confort de su cama.

— Shh, tú eres un masoquista y nunca te puedo decir nada — dijo el pelinegro.

— Porque soy el que manda en la relación— dijo Jimin—. Alguien tiene que ser el power bottom.

— Jimin, me ruegas para que te asfixie hasta casi matarte.

— Exactamente— dijo el rubio, Jungkook rodó los ojos, dejó un pico en los carnosos labios de Jimin por última vez —. Te amo, Jungkook-ssi — Jimin apretó las mejillas del mayor con ternura, haciendo que se sonroe fácilmente y sonría, mostrando esos dientes de conejo que le parecía tan tiernas.

— Te amo más, Jiminie.

•FIN•

yo después de todo:....sin palabras ;-;

¡Bueno, bay!💕