end
- Dios, amor, ¿Estás bien? - Rosé soltó el arma, arrojándola al suelo sin cuidado, sus manos fueron hacia las mejillas de su esposa, quien rió.
- Me encanta cuando haces de chica mala...
- Dios, bebé, fue la mejor y la más aterradora cosa que hicimos en mucho tiempo-Rosé soltó una risa nerviosa, mientras destaba los nudos que retenían los brazos de la mayor.
- Pero eso te excita, ¿No? - comentó Jennie.
- A veces me pregunto porqué me metí en esto de las parafilias y el juego de rol contigo, eres un peligro, casi te mato- dijo Rosé, mientras seguía desatando, la mayor estiraba sus brazos, algo entumecidos por tanto tiempo inmovilizados.
- Yo la pasé muy bien - comentó Jennie con una sonrisa-. Y para eso está las palabras de seguridad, Rosie - La menor terminó de desatar el último nudo y dejó la soga en el suelo, la castaña se abrazó a su cuello, mirándola con todo el amor del mundo.
- No puedes decirlas si te estoy ahorcando, amor.
- Quisiera que me ahorques hasta desmayarme - dijo, haciendo reír a la rubia.
- Ay, Jennie... - fue a dejar besos por todo su rostro, para escuchar su linda y dulce risa, y concentrarse en sus finos labios que tanto amaba, aquellos que tenía la suerte de besar todos los días, y que lo hacía con gusto cada día de los últimos diez años.
Estuvieron de novias tres años antes de que Roseanne se lo propusiera, Jennie aceptó con todo el corazón, incluso antes de la boda, la menor conocía las parafilias sexuales de su dulce esposa, tan tierna y adorable a la vista, poco era de esperarse que la pequeña se excitara con golpes, que con palabras bonitas.
Hacia unos cuantos años que habían comenzado con los juegos de rol, que empezaron a ir más allá de una relación de "chica mala" y "chica castigada", o de "ama" y "mascota", como eran en un principio, ahora solían arreglar historias completas como personajes de fantasía, con pasados y vidas diferentes a las que ellas tenían, hasta la idea de una captora y una secuestrada.
De alguna manera eran como vidas a parte, millones de posibilidades de haberse encontrado si el mundo fuera distinto.
Lo único que no podían cambiar, y a especial pedido de Rosé, eran los nombres, porque amaba demasiado como sonaba su nombre cuando la menor lo gemía de placer, o de dolor, y para ella, Jennie siempre sería Jennie, no podía decir el nombre de alguien más porque la amaba demasiado, y sabía que rompería personaje si no tenía aquel nombre.
- Oh, tu labio, ¿Duele mucho? - preguntó Jennie, separando el beso, acariciando sus carnosos labios con la punta de su dedos-. Oh también tus dedos, lo siento, quería hacerte enojar así era más realista- Rosé rió y negó, no era necesario hacerla enojar para que hiciera bien su trabajo.
- No te preocupes, ya lo desinfectare y se curará - Rosé le restó importancia-. ¿Lista para un baño y un buen sexo vainilla?
- Eres una cursi - Jennie rió, pero asintió, era como su rutina, luego de un sexo fuerte, a Roseanne le gustaba tener relaciones suaves, dónde podía abrazarla y besarla por largo rato hasta que se cansaran, para luego dormir abrazadas en el confort de su cama.
- Shh, tú eres una masoquista y nunca te puedo decir nada - dijo la rubia.
- Porque soy la que manda en la relación- dijo Jennie -. Alguien tiene que ser la power bottom.
- Jennie, me ruegas para que te asfixie hasta casi matarte.
- Exactamente- dijo la castaña, Rosé rodó los ojos, dejó un pico en los rosados labios de Jennie por última vez -. Te amo, Rosie - Jennie apretó las mejillas de la menor con ternura, haciendo que se sonroje fácilmente y sonría, mostrando esa gran sonrisa que le parecía tan tierna.
-Te amo más, Nini.
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