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TELEPHONE LINE

Sencillo de:
Electric Light Orchestra
Album:
A new world record
Año:
1976-1977
Autor:
Jeff Lynne.

La noche lluviosa, la habitación en tinieblas, la energía eléctrica se había interrumpido a causa de los rayos que se empecinaban en arremeter una y otra vez la corteza terrestre.

Al centro de la Sala, sobre la alfombra que cubría el piso, dos cuerpos desnudos y sudorosos danzaban en un vaivén rítmico marcado por el latir de sus corazones, sus respiraciones agitadas, sus rostros uno frente al otro, besándose enamorados, disfrutando las mieles de la entrega de sus cuerpos, de sus almas. Las descargas de luz que producían los rayos, las ráfagas de viento que invadían la habitación a través de los ventanales, los estallidos producidos por los truenos, hacían que sus cuerpos se estremecieran de manera mucho más violenta.

Había tenido que presentarse un fenómeno natural como este para que esa pareja hiciera a un lado la tecnología moderna y sus trabajos, para dedicarse un poco de tiempo. En un principio al descubrir sus sentimientos vivieron una fantasía, decidieron vivir juntos en el tercer piso de un edificio de apartamentos, la convivencia al inicio fue como una luna de miel. Al pasar el tiempo las responsabilidades, el diario vivir bajo la rutina los fueron alejando.

El amor estaba presente, lo sabían, lo sentían; pero no fue suficiente para cargar con el peso del mundo moderno y sus carreras.

No sabían lo que vendría, no se imaginaban que las pequeñas cosas, los detalles se convertirían en titanes que se volverían en su contra.

Por la mañana se despertaron tarde al haberse quedado dormidos después de su entrega total, no habían preparado sus cosas para irse a trabajar y para colmo la alarma digital se había desconfigurado por lo que no anunció el amanecer. Corrieron y llegaron unos minutos después de la hora normal, ambos fueron amonestados por sus empleadores, encima tuvieron que quedarse a trabajar horas extras, uno por la falta de personal y el otro para poder terminar el proyecto que en pocos días tendría que presentar.

Ya entrada la noche Max había llegado primero y estaba preparando la cena cuando Jeff llegó. Ambos estaban cansados, ambos tenían trabajo pendiente, ambos no se imaginaron que las palabras que enojados se dirían después de la cena serían tan hirientes hasta el punto que ante el asombro y silencio de Max, Jeff tomara las cosas más indispensables y saliera del apartamento.

Era el quinto día después de haber salido del que fuera su hogar, a pesar que Sharon su hermana le había dado asilo y con sus brazos amorosos trataba de consolar a su hermano, el dolor de la ausencia de Max lo estaba matando.

No tenía el valor de enviar los mensajes que fueron aglomerándose en la bandeja de pendientes, las veces que había tomado el teléfono para marcar el número de Max habían quedado únicamente en intento.

Era viernes, en el trabajo a Jeff lo habían felicitado por su presentación, todo habría sido perfecto si como tantas veces después de sus triunfos llamaba a Max para contárselo. Hace más de 1 hora estaba solo, sentado frente a la barra del bar-discoteca "Night Fever", la que le gustaba a Max y a él porque siempre se podía escuchar su música favorita del recuerdo. Jugaba con el vaso que contenía su trago de whisky.

Dentro de la discoteca se empezaron a producir violentas ráfagas de luz y estallidos de sonido que hacían palpitar el pecho del chico, solo que esta vez eran artificiales, producidas por los reflectores y las bocinas colocadas alrededor de la pista de baile, pero aun así le hicieron recordar lo hermosa que fue la noche de la tormenta, cuando tuvo a Max entre sus brazos.

Dejo su trago servido, se levantó y no llevaba rumbo alguno, solo necesitaba salir de allí porque recordar que en ese lugar fue que conoció a Max le estaba haciendo daño.

Se dirigió cabizbajo a la salida, un metro antes de salir se topó de lleno con la mampara que evitaba fisgones en la entrada. Sonrió con amargura y recordó la primera vez que había visto a Max, ambos por azares del destino habían coincidido allí, cada uno con su grupo de trabajo. Jeff recordó que desde que entró ese chico de labios carnosos, naturalmente rojos, de cabello castaño claro y unos hermosos ojos café lo había cautivado, hacía de todo por llamar su atención y de un extremo al otro del salón ambos empezaron a coquetearse. Solo fue un momento el que tardó en ir a la barra a traer una ronda más de cervezas, cuando volvió y dirigió la mirada al otro extremo el chico ya no estaba.

Recordó también que desesperado corrió a la salida, porque pensó que si aún está adentro en los baños lo encontraría cuando entrara de regreso, pero si él ya se iba no lo podría volver a ver y eso lo llenó de angustia. Ese día había chocado igual con la mampara y luego de esquivarla salió corriendo a la calle, lo buscó entre la gente que transitaba y lo encontró marcando en el teléfono público que estaba casi enfrente de la entrada a la discoteca, se acercó y lo escuchó hablar, Max explicaba que se había descargado la batería de su celular y que por eso llamaba de ese número. Desde ese día Jeff se convirtió en su sombra, hasta que Max aceptó sus sentimientos y lo hizo el hombre más feliz de este mundo.

Aun cabizbajo Jeff salió del bar, llevaba pesar en su corazón, se paró frente a ese mismo teléfono público, y como acto reflejo se llevó la auricular a la oreja, buscó unas monedas e indeciso solo las colocó en la ranura sin soltarlas. La música de la discoteca aun allí afuera se escuchaba fuerte y el universo entero se conjuró para que al fondo se escuchara esa bendita canción la que le dio el valor de marcar al apartamento que compartían con Max.

Mientras escuchaba como se marcaba el número y a través de la bocina el sonido de la llamada que entraba, prestó atención a una estrofa de la canción y sonrió con ironía mientras pensaba que en esas letras interpretadas de forma estricta se equivocaba la tonada, no podían existir días azules aunque el Sol brillara en todo su fulgor cuando no está a tu lado la persona que se ama. Escuchó como sonaba y sonaba el teléfono, luego el sonido que producía la activación de la contestadora, dejando escuchar el mensaje que entre risas habían gravado el primer día de vivir junto a Max en ese apartamento... *Hablas al apartamento de Max y Jeff, no podemos atenderte en este momento, pero deja tu mensaje después del tono*.

Si ese tipo de aparatos modernos pudieran captar más que sonidos, se hubiera podido ver que aquel chico que bajo una repentina llovizna y con la bocina del teléfono en su oído, lloraba. Escuchó el tono que indicaba que podía dar inicio a su mensaje.

Se quedó en silencio con el receptor en su oído, aunque hubiera querido decirle a Max a través del mensaje todo lo que lo amaba, en su garganta se había formado un nudo que no permitía que ni un solo hilo de su voz se escapara, solo lágrimas rodaban por su rostro, solo pequeños choques de aire salían de su boca producto del llanto que lo estrujaba.

Jeff sabía que estaba por terminar el tiempo para dejar su mensaje, solo pedía por unos segundos más, solo pedía tal y como dice la canción que la línea telefónica le diera un poco más de tiempo, cerro sus ojos con fuerza haciendo que las lágrimas que aún estaban en estos se precipitaran, cuando escuchó que al otro lado de la línea la bocina era descolgada desactivando la contestadora y dando paso a la llamada, su corazón se oprimió al escuchar a Max llorando, el sonido que se generaba en la nariz de su pequeño y gran amor a causa de la mucosidad formada por el llanto. Max lloroso, seguro que era Jeff al otro lado de esa bocina quien llamaba, con voz humilde y afligida, dijo:

-¡Tonto, solo vuelve!-

Jeff respiró profundo y dejando salir de su pecho toda la congoja que alojaba, solo dijo:

-¡Voy a casa amor!-

Media hora después Max abría la puerta del apartamento dejando el paso libre para Jeff que iba escurriendo agua ya que la lluvia había arreciado. Luego de cerrar con pasador la puerta Jeff lo alcanzó y lo abrazó fuertemente, escondió su rostro en el cuello de Max y con voz cargada de arrepentimiento le prometió:

-!Nunca más amor. Nunca más!-

Necesitados de sus caricias y de su amor, ambos fueron quitándose la ropa mientras caminaban hacia el centro de la Sala, para cuando llegaron a la alfombra que está en medio de los sillones ya lo hicieron completamente desnudos, el calor de sus cuerpos se intercambiaba, sus labios no se separaban, ambos bajaron poco a poco al suelo, Max se recostó boca arriba sobre la alfombra, Jeff contempló la figura hermosa y delgada de su amado, se recostó a un lado del cuerpo de éste y engullo la erección del chico, llevó inmediatamente dos de sus dedos que había humedecido en su propia boca y los introdujo despacio en medio de las nalgas de Max quien se estremeció por el contacto y gimió descontrolado, cuando Jeff sintió que ya estaba dilatado llevó sus labios a la otra boca y comenzó a besar a su amado chiquillo, mientras sujetaba sus piernas entre sus brazos y llevaba su erección a la entrada, penetro muy despacio, Max se quejaba de placer mientras ejercía presión con sus piernas para poder moverse sutilmente de arriba hacia abajo ayudando a ser penetrado. La entrega de sus cuerpos los estaba volviendo locos, esto era mucho más que pasión, esto era verdadero amor.

Jeff llevo sus brazos a los lados del rostro de su amor y entre risas que confirmaban el bienestar que estaban compartiendo, besaba esos labios carnosos y naturalmente enrojecidos y entre besos fue empujando dentro del cuerpo anatómicamente perfecto de Max su miembro, sus embestidas fueron haciéndose más frecuentes y más profundas, sacando pequeños gritos de placer de su chiquillo, al sentir la sensación del orgasmo acercándose se hicieron mucho más rápidas las embestidas, mientras entre gemidos roncos decía:

-¡Maaaax, te amo mi amor!

El aludido conociendo a la perfección a Jeff, arqueó su cuerpo para que su cadera quedara en posición para que las penetraciones de su amante dieran en el punto exacto que lo llevaría a la gloria.

Movimientos rápidos, mucho más profundos, llevaron a ambos al deleite del orgasmo, el cual fue recibido con gritos ahogados, respiraciones aceleradas y el estremecimiento frenético de ambos cuerpos.

No abandonaron su posición, solo se quedaron allí recostados, dándose caricias y besos de amor, hasta que ya habían recobrado un poco de sus fuerzas, Jeff se incorporó y cargo de Max y lo llevó a la cama en donde se recostaron y metieron bajo las sábanas, quedándose dormidos inmediatamente, porque aparte de estar cansados por el esfuerzo físico que habían hecho hace un momento, ambos no habían conciliado el sueño durante el tiempo que estuvieron separados.

FIN.


Registro: 1604287333944
Safecreative.

La primera historia de unas cuantas, todas comenzaran y tendrán fin, todas irán acompañadas de una canción. Procuraré publicar cada 15 días.

Personalmente adoro esta canción (aunque no es la número uno en mi corazón).

....¿quién en este mundo no ha marcado un número telefónico y ha guardado silencio al escuchar su voz al otro lado del aparato y ha sido inmensamente feliz por la vivencia de esos segundos?.... ¡Mierda, siempre fui descubierta! Ja, ja, ja, ja....

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