Capítulo n°38: "Cara a cara".
Pasado.
Ya han pasado varios días desde que el príncipe Mejías Primero está visitando el cosmos azul. Planean el mejor ataque, muchos de esos enemigos se desesperan por asesinar al rey Neptuno.
--Dime, príncipe ¿Por qué tanto odio con tu hermano si siempre fueron los mejores guerreros? – cuestiono el rey Polen. – Tu nunca peleaste con tu hermano, combatían hombro con hombro, pero esa mujer apareció para romper una unión difícil de ignorar.
A Mejías lo tomo por sorpresa su pregunta. Paseaba por los corredores estrechos hasta detenerse a mirar desde la torre más alta la ciudad en movimiento. El castillo de un tono arena es la única edificación sin sufrir daños que permanece intacta.
--Todo cambia mi querido amigo Polen. Hasta las cosas más insignificante se moldea para ver lo que tú quieres, es como estar ciego frente a las oportunidades. Alejarme de mi hermano me ha ayudado a ver la realidad, donde yo jamás sería un rey.
--¿Qué hay de esa bella dama? No es solamente estar ciego, algo cambio y discúlpame, pero no creo que eso odio haya nacido de la nada.
--¿Quién dijo que lo odio? – el rey polen suelta una risotada rodeándolo para acomodarse en su lado y admirar la vista.
--¿Ahhh no? Tal vez sea rencor por obtener lo que tú nunca podrás tener.
El príncipe, aunque quería mantenerse sereno sus palabras estaban tocando una fibra demasiado sensible para su gusto.
--Marte, es una bellísima dama que enloquecería a cualquier hombre del universo. – dijo frente a la atenta mirada y risa burlona de Polen. – Pero su ambición la llevo a elegir al equivocado.
--Lo dudo mucho, amigo mío. – le palmeo la espalda y ese gesto no le gusto para nada. Tenso su mandíbula dispuesto a responderle, sin embargo, se detuvo justo a tiempo. – Según he oído por ahí, es una mujer fuerte de carácter y enamorada, no puedes competir con eso tampoco si ya tiene dos herederas al trono ¿Qué ganaría ella traicionando a su esposo?
Sus conclusiones no le agradaban y lo hacían enfurecer. Mejías solamente buscaba ensuciar el nombre de su hermano y esposa, pero el rey Polen intentaba desestabilizarlo. Quería comprobar que tan leal podía ser su aliado.
--Matarlo para tomar el trono. Marte busca ser la reina de Loto y ese lugar es mío, por derecho. Neptuno ya me lo arrebato una vez, ella no se quedará con algo que no es suyo.
--Pues convéncete a ti mismo, primero porque son puras calumnias las que argumentas. – su mirada cargada de una rabia y envidia contenida observaban al rey, a lo que respondió. – Igual te seguiré apoyando tengo un asunto pendiente con Antón, estoy dispuesto hasta las últimas consecuencias para vengarme de él.
--Se puede saber ¿Qué te hizo? – interrogo.
--Por el momento confórmate con saber de su muerte segura si me lo entregas personalmente y vivo. Cortare su cabeza y la expondré en la plaza.
Con eso se retiró dispuesto y ansioso por tener una venganza movida por la ambición de un príncipe traidor a su corona.
Mejías se quedó pensativo por varios segundos hasta que se oyeron pasos por el corredor. Podía imaginarse de quien se trataba. Adén ya quería irse no soportaba estar en el cosmos azul sin una pizca de magia.
Se sentía inútil, además de que lo vigilaban todo el tiempo.
--Príncipe – hizo una reverencia – ¿Cuándo regresaremos a nuestro hogar?
Le llamaba hogar a una cueva oscura y fría en una zona desdichada para los traidores. Sus ojos negros se encontraron con unos verdes lleno de misterio y dolor, una pena lo aquejaba y le pesaba en el pecho. Se tragó el llanto para contestarle al brujo.
--Debemos esperar hasta que Polen reúna a los demás y ubiquemos los puntos débiles de Loto. Hay que ser precisos para no cometer errores.
--No me agrada este lugar, a parte no puedo usar mi magia y todo el tiempo estoy siendo asediado por miradas asesinas, deberíamos irnos ya.
--Aun no y no necesitas tu magia, Polen me aseguro que nada malo te pasaría.
Eso no dejo tranquilo al hechicero, pero no había manera de que no desconfiara de los diamantes azules. Todos son asesinos, traidores y condenados al exilio no le sorprendería una revuelta en su contra.
El rey Polen se encontraba en la sala del trono conversando con el rey Sol. Tillon, jefe de los Caranchos, designación para las personas consideradas asesinos o cometieron un delito grave para ser expulsados de su planeta, poseía en sus manos un mapa de Loto. Regalo de Mejías para concordar en el ataque sorpresa a su hermano.
--El príncipe tiene un motivo oculto para atacar Loto. No puedo deducir que es, llama a Sadius. – ordeno a su siervo, Lubi – Pídele que venga a mí.
--¿Crees que sea una mentira eso de querer vengarse para obtener el trono? – pregunto el rey Sol vistiendo una túnica amarilla con un lazo en su ombligo teniendo la manía de ajustárselo cada nada al hablar.
--Justamente eso pienso. Temo ser engañado y ser utilizado para ir contra su hermano, aunque aquí todos tenemos motivos.
--Mis hombres están ansiosos por la batalla. Quieren un día especifico de cuando irán a Loto por la cabeza de Neptuno. – aporto Tillon con su traje negro con dos aves, una en cada hombro.
Parecían ser vigilante al servicio de su dueño. Siempre estaba al tanto de todo sin moverse de su sitio.
--Presionare para que sea en dos días, no más. Yo también estoy ansioso por ver cara a cara a Antón, juro que no tendré piedad con él. – mascullo apretando un trozo de papel en su mano.
La reunión continua sin la presencia de Mejías, pero lograron divisar los puntos sensibles del planeta. El príncipe sentía que no sería suficiente con los Carachos para atacar y ya tenía en su mente a otra posible aliada, pero lo mantendría en secreto hasta su regreso.
***************
La reina Luna cayo rendida en el suelo arenoso de tanto huir. Sus fuerzas flaqueaban y la falta de comida no le permitía avanzar como deseaba. En todas partes la buscaban.
Su hijo no se detendría hasta tenerla de rodillas suplicando su perdón, quiso matar a su esposa y odia a sus nietas porque su hijo menor la enveneno perdiéndose en un odio que no le correspondía.
Con pasos lentos se agarraba de las ramas de los pinos. Llevaba días buscando la casa de una amiga en la fueras de la capital. La casa se encontraba rodeada de árboles y de difícil acceso sino era a pie. Respiro profundo antes de dar los siguientes y últimos pasos.
Golpeo incesantemente la puerta de madera vigilando nerviosamente el terreno.
--Luna, pero ¿qué haces aquí? – la mujer no creía lo que sus ojos veían. Una mujer bastante sucia, sudorosa y respiraba con bastante apuro. – Huyes de alguien ¿verdad? Sino no vendrías por estos lados.
--Agua...agua...agua... - balbuceaba porque no tenía energías para responderle.
La mujer de cabellera blanca, piel clara y arrugas se deslizaba por el interior de su casa para traerle lo que pidió. Podía darse cuenta que algo grave pasaba con su reina y ayudarla le costaría su vida si lo supieran, pero su lealtad hacia ella no cambio.
Luna bebió todo el contenido del vaso y pidió mas. Las gotas de agua refrescaban su garganta quitándole la sed para darle valor y contarle lo sucedido.
--Traicione a mi hijo... - logro pronunciar tocándose su corazón. – Neptuno nunca va a perdonarme, me escape después de intentar acabar con la vida de su esposa.
--¡¿Qué?! – pronuncio la mujer totalmente sorprendida. Sabía que amaba a sus hijos también que Mejía siempre encontraba la manera de manipularla a su antojo. – Cómo pudiste hacer eso ¿Qué te llevo a hacerlo? Tu ama a tus hijos.
--Mi amor por Mejías me cegó. Él traiciono a su hermano y ahora prepara un ataque a Loto, ya no puedo detenerlo, Alda.
Alda no podría creerlo. Todos corren peligro y ella es la única quien puede evitarlo, pero es lo ¿que realmente quiere? ¿O ya hace tiempo eligió su bando?
**********
Presente.
Si eras consiente de lo que ocurría debías correr. No importaba hacia donde, pero no tenías otra opción. La oscuridad no perdonaba tampoco había piedad para los que suplicaran de rodilla.
Chispa destruía todo con solo soplar haciéndole honor a su nombre. Ni un segundo tardaba en incendiar todo a su alrededor. El humo negro se esparce cubriendo prácticamente la luz del día, la noche toma lo que aún no es suyo.
--Nosotros te cubriremos puedes ir por la esfera. – dijo Trueno provocando una descarga eléctrica. Aunque le fue imposible penetrar el castillo Electricidad, ya que, este también poseía una energía de protección para impedir el paso. – ¿Porque no puedo destruirlo?
Trueno seguía intentándolo sin resultados, Chispa quiso quemarlo por completo, pero sus intentos de soplos fueron desintegrados en el aire volviéndose efímeras llamas. A la chica de la oscuridad nada le sorprendía, Arcano fue su guía y cómplice advirtiéndole de cada obstáculo hasta llegar ante su anhelado premio.
El ejercito de Orón rodeaba el castillo y por ende los protegía. Con sus escudos blancos, símbolo de un rayo portaban en sus armaduras, desviaban cualquier ataque. El ejercito de los caballeros Rayo Naranja vistiendo en honor al nombre poseían poderes de autodefensa.
Saltaban las rejas de defensa frente a la entrada principal, tomando por sorpresa a sus enemigos, centellaban chispas amarillas y con una lanza de metal atacaban produciendo un efecto de desorientación.
--Vaya sí que saben defenderse. – dijo Serpiente Negra asombrada. – Pero yo les enseñare quien es su enemigo.
Enroscándose fue atrayendo con una voz melosas a los caballeros para dejarlos en un sueño profundo de cegamiento.
Critonita aprovecho la distracción para entrar teniendo la ligera sospecha de que alguien la vigila. Avanzando por los corredores oscuros pudo notar que el castillo sigue intacto, ni una falla ahí en sus muros tampoco se oye el disturbio proveniente de la plaza.
--¿Quién eres? – pregunto con voz hostil – No te ira bien si vienes a matarme. – esbozo una sonrisa de suficiencia volteando a ver.
La Diosa Plateada brillaba en medio de una relativa oscuridad. Critonita se quedó tiesa, sin hacer movimiento alguno y entendía perfectamente a que vino esa mujer.
--Desearía que nuestros encuentros fueran en lugares alejados de la ambición de los demás. – dijo siendo cautelosa con sus pasos – Falta poco para que te encuentre con ella, ¿sigues sin querer conocer la verdad? ¿Tu verdad?
--No hay ninguna verdad que me apetezca conocer. ¿Cuál es el secreto de tanta insistencia?
--¿Sabes? Hace años atacaron Loto, dos niñas nacieron en el seno de una familia amorosa, rodeadas de una envidia que no se pudo detener a tiempo. – cerro la distancia para estar frente a frente. – Dos niñas le arrebataron sus padres, una fue robada y la otra creció en una escuela, ya que, todos la consideraban un monstruo difícil de controlar.
Sus oscuros orbes se empañaron, su corazón latía desenfrenado y sus manos se convertían en bolas de humos. La Diosa se fue alejando cuando alguien se acercaba clavando la duda en su mente y corazón.
--Si quieres el resto de la historia. ¡Búscame!
Se esfumo como el aire en movimiento. Critonita quería gritar de la impotencia, pero se desplomo quedando de rodilla en el piso, dos lágrimas rodaron por su rostro cayendo en el dorso de su mano.
De inmediato las seco y de pie comenzó a andar, la reina Electra junto a sus invitados continuaban en su escondite.
Rojo, Miurse y Pluto permanecían alertas mientras Electra luchaba por abrir la puerta de piedra.
--Lo siento si nadie acude no podremos salir hasta que todo acabe. – dijo la reina sin ideas para sacarlos de allí – La puerta es de seguridad impenetrable, pocos saben de la existencia de este sótano, entonces, tendrán que activar el portal desde aquí.
--Eso sería demasiado peligroso y hay poco espacio. – dice Miurse – No tenemos otra opción más que esperar.
Rojo pensaba en una posible solución, pero todas se resumían en fuego. Destruir la puerta, tomar la esfera e irse a escondidas. Un estruendo similar a una bomba se sintió, algo se estrelló en la puerta y ellos se alcanzaron a cubrir cuando todo exploto.
--Ya pueden salir. – hablo una voz desconocida.
Llego el momento de verse cara a cara. Critonita esperaba con suma calma y algo irritada a quien le hicieron creer ser su enemiga. El humo negro los hacia toser, Electra fue la primera en salir tapándose la boca y la nariz, el aire estaba contaminado con la putrefacción que transmitía para inmovilizar a sus víctimas, pero con una diferencia.
A ellos no lo considera enemigos sino aliados por una buena causa. Rojo es la segunda en salir cuando el humo se disipaba por quien lo producía, intentaba no absorber el olor, aunque le fue imposible no sentirse intoxicada.
Desde una nube de neblina, la chica de la oscuridad, se quedó petrificada viendo a la chica del cabello de fuego. Critonita vestía completamente de negro dejando al descubierto sus orbes tan negros como la noche.
--¿Ella quién es? – no la identificaba envuelta en esa capa de humo.
--Critonita. – respondió sin vacilar como es su costumbre. – He venido por mi esfera.
Rojo ya de pie recompuesta de su tos mantuvo sus ojos enfurecidos de rojo con los retinto de negro. El desafío y la tensión cortaban el aire, Miurse intervino a tiempo. Sin embargo, Critonita tenía curiosidad por ese ser de fuego con ganas de asesinarla.
--La esfera es nuestra. – espeto Miurse.
--Tranquilos no hace falta una pelea entre nosotros, por lo que, ella quiere.
Electra saco de su vestido otra esfera, Rojo quiso oponerse, pero Pluto agarro su brazo deteniendo sus movimientos.
--Ya puedes irte.
--Que no salgan hasta que todo haya sido detenido porque sospecharían sino los asesinos, y ellos no dudarían en hacerlo. – le advirtió a la reina.
Su mirada paso de Rojo a sus acompañantes, pero grabo en su mente esa marca en la mejilla derecha de su hermana, de la cual no tiene conocimiento.
Critonita retorno con su ejército malvado, sin embargo, le faltaba el aire. En sus pulmones se atascaba las bocanadas de oxigeno también su pecho se cerraba y no encontraba explicación para su mal estar.
A su historia le faltaba piezas y necesitaba conocer el resto para poder encajar correctamente tantas mentiras del rey Criptón.
Un encuentro que marcara el giro rotundo de su vida.
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