Capítulo n°36: "Segunda parte: El mal no se detiene".
El planeta Critonia ya alista su ejército para emprender hacia su nuevo destino: Serpentari allí se encuentra la esfera eléctrica protegida por la reina Electra.
La oscuridad no se detendrá hasta obtener su objetivo, pero esta vez Critonita tiene un plan distinto. Primero eliminar a Cadavera, el monstruo devorador de cerebros ha sido citado por el rey Criptón en la ciudad Oscura.
Sin embargo, desconoce las intenciones y la trampa que lo llevara a la muerte directa. La chica de la oscuridad se ve inquieta, moviéndose con desesperación por su habitación mientras espera instrucciones para irse.
- ¿Puedo pasar? – la voz de Raco la devolvió de sus profundos pensamientos - ¡Hermana!
-Pasa, aquí estoy.
Quitándose su capa toma asiento en el borde de su cama. Al ir abriéndose la puerta vio a Raco tan desarreglado, devastado y triste siéndole imposible no tener una pizca de compasión por su sufrimiento.
- ¿Viste a la reina? – interrogo.
Sus ojos se humedecieron y no pudo evitar derramar algunas lágrimas. Las peleas, bromas podrían mantenerlos alejados, pero son hermanos y debían cuidarse uno al otro.
-No – negó – El rey todavía no se marcha. No tenemos ventaja hasta que se valla sino sospechara de nosotros.
Ella lo miraba y pensaba una solución para aliviar el dolor de su hermano, aunque nadie haya aliviado el suyo.
Critonita esperaba la señal para quitar de su camino al espía de su padre también necesitaba sacar a Tartu Grey del calabozo de los traidores.
-Esta noche es la despedida. La ciudad estará distraída después del banquete te iras a la parte trasera del castillo, yo me uniré en cuanto pueda sacarme de encima a los guardias.
-No estoy seguro que funcione. Al mínimo error quedaremos expuesto.
- ¿Ya no confías en mis habilidades especiales?
-En verdad, te temo como el resto. Pero no quisiera meterte en problemas cuando yo no hice nada por ti, solo burlarme.
Critonita se sentía la vulnerabilidad creciendo por las venas haciendo presión en su estómago y atorándose un nudo en su garganta, la asfixia crecía y sino salía de ahí de inmediato explotaría igual que su habitación.
-Iré a caminar...por favor...reúnete conmigo en el patio de aterrizaje ¿sí?
Raco quedo confundido por su precipitada manera de irse. Se jalaba su cabello furioso, bufando de impotencia y soltando un amargo llanto silencioso. Tiraría todo de tanto odio, pero no perder la cordura es fundamental si tratan de rescatar a su amada.
La chica de la oscuridad avanzaba a grandes zancadas atravesando todo el castillo hasta sentir el putrefacto olor en la calle principal frente al Búho gigante apostado a cada lado de las columnas junto a las interminables escaleras.
Seguía caminando sin encontrar un lugar para detenerse. Solo veía el movimiento de sus pies llegando a la ciudad Noche Azul. Se respiraba tranquilidad y aire fresco no como en la capital.
Donde todo apestaba también el alma de su padre. Sentándose en la plaza de Algodones azules iluminado por una hilera de velones se dispuso a disfrutar de la noche. Tan parecida a ella, pero con muchos cambios por hacer.
-Jamás te has puesto a pensar ¿Cuál es la conexión con esa chica de fuego? – veía a los foquitos volar de hoja en hoja cuando esa voz se apodero del silencio.
Los foquitos son diminutos animales con alas blancas, un tubo cubre casi todo su cuerpo que se enciende al llegar la noche y viven en los árboles de día.
-No y no debías venir. Corre peligro nuestro plan, Arcano.
Él sonrió rodeando el tronco para acomodarse a su lado. Llevaba cubierta su cabeza, rostro y manos así nadie repararía en su apariencia.
-Relájate estas a punto de que la victoria sea nuestra – dijo sonriendo de lado – Con respeto a Rojo, creo que deberías averiguar tu origen. Tal vez te lleves muchas sorpresas.
Ella lo pensó, pero le enseñaron a odiarla ¿Por qué habría una conexión entre ellas? Aunque sabe muy poco de su madre.
-Buscando la esfera roja alguien se me presento como la Diosa Plateada, menciono algo sobre los secretos del rey Criptón y si quería saber la verdad de mi madre fuera al Valle Plateado.
-Esa fue una aparición muy bien ejecutada – murmuro mirando sus ojos – La Diosa Plateada suele aparecer cuando hay secretos demasiados viejos, interviene a favor de las personas desorientadas, errantes o quieren saber su verdadera identidad. Y por lo visto, tú quieres eso.
-Me basta con vengarme por matar a Ander, nada más.
- ¿Esta segura? Porque esa Diosa jamás te mostraría una mentira.
Estando completamente solos en la plaza los envolvió un silencio dudoso. Si intentaba mentirse a sí misma no podía dar su mejor esfuerzo en ocultarlo.
El lazo no tardaría en volver a llamar. Las unirías de una forma u otra, y no se resistiría.
Arcano llego para hacerle saber que Cadavera cayó en su trampa. Envió un mensaje falso luego de ver partir de su casa al consejero del rey, Tony. El sitio escogido para decapitarlo es la ciudad del Miedo, ya que, raramente circulan personas por ese sitio.
-Tenemos una cita en el lago Mary – bautizado de ese modo por una mujer, la cual el rey mato tirando sus restos en esas aguas convirtiéndose en azul marino – Cadavera no tardará en llegar además será rápido. Me encargue de que fuera sola sin sus seguidores.
-Un problema menos resuelto.
Critonita ya cantaba la victoria anticipadamente poniéndose en marcha hacia el lago. Arcano volaba en su ave de amplias alas grises y la oscura, en su murciélago.
La distancia no era mucha, pero cuanto menos tardaran mejor sería para ellos. Regresar para ayudar a su hermano es su aflicción, por lo que su corazón presiente algo.
-Arcano estas completamente seguro ¿Qué se creyó tu mensaje falso?
-Por supuesto. ¿Por qué?
-Huelo más de un olor. Cadavera es sangre, pero hay dos más. Descenderé primero yo, tu mantente en las alturas e interviene si es lo crees correcto ¿de acuerdo?
Arcano asintió. Vio al animal completamente negro perderse entre la niebla de su mismo color. La ciudad del miedo es conocida por múltiples leyendas de asesinos, ladrones y fantasmas que no pueden descansar en paz.
Sus almas penan al borde del lago Mary. Critonita siente el latido de varios corazones tranquilos y a la espera para atacarla. Roca, su mejor aliado, planeaba encogiendo sus alas para aterrizar a una velocidad prudente.
Ya podía oír sus pasos acercarse a toda prisa. No le prestó atención a ese poder por centrarse en destruir un obstáculo en su plan.
Avanzo dando pasos cautelosos en charcos de agua podrida. La ciudad estaba condenada a una lluvia eterna cuando mataban a alguien en cualquiera de sus riveras, se desataba el caos.
-Tony viene con ellos – susurro para ella.
Sus ojos se iluminaron buscándolos. Quisieron sorprenderla por la espalda, pero ellos fueron los atacados. Cadavera gruñía mil blasfemias mientras Tony se dejaba ver con cara de asustado.
-El rey Criptón tenía razón en sospechar en ti – y ella volvió a tirar por los aires a otro aliado de ese monstruo, sus puños se cubrieron de humo negro rodeándose a ella y al concejero de su padre, dentro de un circulo impidiéndole el paso a los otros - ¿Cuál es el motivo para traicionarlo? Te dio todo, siempre fuiste su consentida y así se lo pagas, aliándote con el enemigo.
Ella río suavemente viendo temblar a Tony.
-Criptón me arrebato lo que más quería y jamás se lo perdonare. Pagará por cada acción monstruosa que hizo, yo lo guiare a su propia ruina.
-Te equivocas. Al saberlo te ejecutara frente a todos en la plaza – Critonita desaparecía y aparecía en la niebla – Ojalá te arrepientas a tiempo o las consecuencias serán graves para ti.
-Hay algo que te olvidas Tony – sus ojos se volvieron rojos de tanta ira contenida fijándose en los del consejero volviéndolo loco de dolor – Yo fui creada como un arma de destrucción, no es fácil acabar conmigo y conocerá la verdadera oscuridad de mi mano. Me alimento de sufrimiento y humillándome al matar a la única persona importante para mí.
-Pues el rey estará encantado de conocer tus suplicas.
Cadavera y sus aliados iban huyendo, sin embargo, una fuerza magnética los devolvía al círculo trazado por la princesa de Critonita.
-Como comprenderás no puedo dejarte ir, Tony – trago saliva varias veces torciéndose de dolor – Adiós nos veremos en otra vida o nunca.
Clavo sus garras alrededor de su corazón arrancándoselo sin piedad. Su cuerpo cayo inerte en el suelo y estrujaba ese pequeño órgano, manchada de sangre apretaba sus dientes reteniendo ganas de gritar.
Cadavera yacía arrodillado con las manos en la espalda. Arcano bajo de su ave para ayudarla, aunque no lo necesitaba en absoluto.
-Tú ya no interferirás en mi camino. Lo siento no tienes la culpa, pero alguien tan ruin como tú no merece piedad.
-El rey no tardara en saberlo y te decapitara – soltó entre risas pareciéndole divertida su muerte anunciada – Al fin veo a un verdadero oscuro. Tu alma es negra como la de Criptón por más que cambies tu esencia nunca lo hará.
Se detuvo borrando su sonrisa porque algo de razón les hallaba a sus palabras, pero lo intentaría hasta morir en paz. No se quedaría de brazos cruzados viendo la destrucción de inocentes.
-El Nuevo Orden renacerá antes de que tu termines la venganza. El reloj hace tic tac, tic tac...
Y dejo de respirar cuando lo atravesó con su espada. Para los monstruos o cazadores la única forma de morir es por una espada de murciélago.
Los otros dos identificados como Lado y Nuño también se unieron a su destino planeado por Arcano y Critonita.
Se encargaron de tirarlos al lago no tardándose en desatarse una tormenta feroz.
-Es mejor irnos antes de que nos impida volar en el aire.
Muchos pensamientos se colaron en su mente. Ser fría era su mejor armadura, esparcir oscuridad su modo de imponer y que todos le temieran, pero es lo que no deseaba.
Ser libre si es un anhelo para aquellos que no podrán redimirse, aunque ya pagan el precio. Depender del mal es lo que la mantuvo con vida aun queriendo flaquear y conocer la verdad, una cuenta pendiente para la que no falta mucho ser revelada.
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Estando de regreso se volvió invisible cubriéndose con su capa. Fue adentrándose en el castillo huyendo de las miradas y evitaba toparse con los guardias o la delatarían. Cosa que sería imposible persuadir.
Aun le quedaba tiempo para salvar a la persona que siempre las desprecio, pero no lo hacía por ella. Le quedaba claro el sufrimiento de Raco tampoco pretendía perderlo a él también.
Rápidamente se escondió en su habitación para cambiarse su vestimenta. Luego de estar completamente limpia volvía a la ceremonia de despedida. En el centro de las amplias calles decoradas de rojo, símbolo de sangre y al que destetaba por esa chica que odiaba sin tener una razón válida, se ubicaba el gran banquete.
Mezclándose entre las personas saludaba a las caras conocidas, sin embargo, no se detenía a conversar con nadie. No le interesaba charlar sobre los halagos hacia su padre cuando lo despreciaba tanto como para odiarlo.
El rey Criptón se deslizaba por una alfombra negra, que descendía desde las escaleras hasta su terminación, sonreía ampliamente. Rebosaba de orgullo, prepotencia y altanería mientras la multitud aplaudía reverenciándose a sus pies.
Critonita al verlo sintió ganas de acabar allí mismo con él, pero su venganza no se consumiría. Debía sufrir mucho igual que ella. No tendría piedad y dudaba de su arrepentimiento.
Vio a Chispa, Serpiente negra, Relámpago, Tormenta y Trueno jugando a unos pasos de ella. Su lealtad hacia ella era cuestionable si se trataba del rey porque preferían asesinarla a obedecerla. O tal vez se equivocaba.
-¡Princesa de la oscuridad! – esa voz frenaba su escape - ¿Por qué tan solitaria? El rey quiere verla.
Empuñaba sus manos fuertemente conteniéndose de arrancarle la cabeza al guardia con cierta sonrisa sarcástica en sus labios.
Deseaba negarse, pero Raco necesitaba de su extraordinario poder para escapar junto a quien lo llevo a la ruina y miseria. Trataba de mantener la calma, cosa de la que se dotaba cada día mas.
Centro sus orbes oscuros en la figura del rey. Saludaba a sus amigos como sino aconteciera nada, sin embargo, su pueblo se informaba de todo. Conocían la aberrante traición a su soberano, algo inaudible para ellos considerándolo traición.
Fue acercándose con pasos firmes. Si tambaleaba arruinaría lo que tiene en mente desde de la Ciudad del Miedo. Y al parecer nadie se ha percatado de la desaparición de Tony.
-Critonita – bebió de su copa fijando sus ojos claros en ella – Les comentaba a estos hombres el destino fatal de su reina por traición – si pretendía hacerla tener miedo nunca lo lograría porque ella es el miedo personificado – La colgaremos en la plaza después de tu triunfo en Serpentari.
El hibrido y los demás abrieron sus ojos en demasía, asustado de lo que oyeron, pero el rey no jugaba cuando se trababa de hacer valer su honor, aunque eso implique matar.
-Me parece justo – alego con una reverencia dispuesta a irse y se detuvo entre las personas yendo y viniendo para demostrar su respeto a Criptón – Dale un mensaje a Tony, no es apropiado seguirme para comprobar mi lealtad. Espero que lo puedas hallar,
Una sonrisa de triunfo curvo sus labios apurándose. Su rostro volvió a ser el mismo de siempre, serio. Se insertó rumbo al castillo, aunque quisieran acusarla de algo no podrían, ya que, todos vestían igual, de negro.
Raco impaciente observaba en todas las direcciones en busca de su hermana. Por un breve instante se le cruzo por la mente una idea. Si Critonita no aparecía dentro de unos minutos actuaria solo porque preferiría perder su vida que dejarla morir bajo las manos ese cruel hombre.
-Al fin, pensé que no ibas a venir. Tardaste demasiado – reprocho atropelladamente consumido por los nervios - ¡Lo siento estoy demasiado nervioso!
-No hay tiempo que perder. El rey te conoce y no le pasara desapercibido tu ausencia en la fiesta ¿Cuántos guardias vigilan el calabozo?
-Conté cinco, afuera. – la torre de castigo se hallaba detrás del patio de aterrizaje, cercano al bosque Noche Blanca, aislada y fuera del alcance de todos – Yo los distraeré, tu déjalos inconscientes.
-Hay que matarlos o mi estadía aquí correría peligro, aunque no obtendría las esferas sin mí.
Raco ya no le dio más vuelta a sus palabras porque no le prestaba atención. Camino hacia la torre ubicándose al costado de la pared y comenzó a tirar piedras. Tres de los guardias salieron a ver lo que ocurría, entonces, la oscuridad los obligo a tirarse en el suelo asfixiándolos.
Luchaba contra una fuerza invisible. Tomaban su cuello pensando en zafarse de algún agarre, pero no la detendrían. Pataleaban intentando balbucear por ayuda cuando Raco quito las llaves de uno de los guardias para abrir la celda.
En el interior no se encontraba nadie. Un guardia se escondía debajo de la mesa para no ser visto, aunque de nada le sirvió. La oscuridad también lo alcanzo dejándolo casi muerto tendido sobre la superficie de rocas.
Raco se dio prisa porque cada segundo contaba. Corrió por las escaleras de madera vieja que rechinaban cada vez al subirla. Busco que todas las celdas, pero no la encontró. Desesperado fue al calabozo y solamente encontró su ropa tirada cubierta de sangre.
- ¡NOOOOOOOOOO! – grito con todas sus fuerzas dejándose caer de rodillas ante esas prendas. El eco de su voz retumbaba en la torre de piedra.
Evidenciaban que lo peor ya aconteció y no pudo hacer nada para salvarla.
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