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Capítulo n°35: "Enemigos en todas partes".

Pasado.

El rey Neptuno no podía ocultar su felicidad con tan preciosas niñas, pero al ver que su madre huyo le quedo más que claro su posición. Antón distribuyo por todo el planeta también en las ciudades importantes parte de su ejército para encontrarla.

Sin resultados efectivos. El rumor se esparcía como el humo por el firmamento de que escapo sin lograr su cometido: matar a la reina Marte.

- ¿Qué haremos, Antón? - el rey buscaba soluciones, sin embargo, el que huyera no garantiza la paz de su familia. Por el contrario, aumentaba el miedo y el riesgo de una traición.

-Estamos trabajando en conjunto con la Junta Lunar para atraparla. No debe haber ido muy lejos teniendo en cuenta que su edad la apremia, sus poderes se debilitan y pierde fuerzas al no alimentarse como se debe.

-Ten en cuenta que Kopy es su amigo y podría ser un aliado para ella - Neptuno caminaba intranquilo de un lado a otro, el ritmo de su corazón no había vuelto a la normalidad desde que se enteró la huida de su madre.

Ver las sonrisas de esas niñas era lo único que alegraba sus días.

-Kopy sabe cuál es el castigo para los traidores de un rey - Antón además de temer por la vida de su esposa le preocupaba una rebelión por parte del príncipe Mejías, aunque su intuición no le fallaba - Además lo preocupante es su hermano, si ellos son aliados debemos estar preparados para lo peor. Es posible que haya una revuelta en su contra.

-Lo he pensado desde que se fue. Tengo muchos enemigos escondidos en el universo que no me extrañaría que vinieran por mi cabeza.

Mientras el rey y su concejero debatía cual es la mejor estrategia para combatir a los enemigos, la reina Marte disfrutaba de un paseo por el jardín con sus hijas custodiadas por varios guardias que intimidaban, sin embargo, no necesitaba protección.

Una mujer fuerte descendiente de Lotéanos puros jamás se dejaría vencer teniendo los poderes de su lado. El fuego y la oscuridad se fundirán para ser uno solo en un futuro no tan lejano.

-Reina no tendríamos que salir, el rey fue muy claro en advertirnos que por ningún motivo la dejáramos sola ni mucho menos salir - Venus temblaba de miedo ante las ordenes de Neptuno, pero a su esposa parecía no importarle.

- ¿Desde cuándo me llamas reina? Y no te aflijas por el rey que yo hablare con él - mecía a Rojo entre sus brazos - Pasaron varios días del suceso en que la reina Luna se fue. No lo crees que, si hubiera querido matarme o exponerse ante los guardias, que la buscan por cada rincón del planeta estaría encarcelada ¿No?

-También lo creo, pero Neptuno se veía bastante alterado por su seguridad y de las niñas - a Venus le daría un colapso sino se calmaba - Luna se ha vuelto una mujer despiadada.

-Es lógico. Esta herida porque su hijo menor fue expulsado y no encontró mejor forma que desquitarse con lo que tanto ama su hijo mayor, aunque Mejías seguramente la enveneno contra nosotros.

-Y ahora anda perdida quien sabe dónde - concluyo Venus que veía a su amiga ensimismarse, pero el llanto de Critonita la hace reaccionar a tiempo.

El sol iluminaba el jardín cubierto de flores, verde y sombra, a Rojo le encantaba sentir los rayos en su piel en cambio su hermana no le gustaba para nada. Lloraba cada vez que Venus la paseaba bajo el astro amarillo.

-A tu hija parece no gustarle el calor del sol - observo Venus depositando su canasta cerca de la sombra de un árbol de moras para extender una manta para descansar.

-Se acostumbrará con el tiempo. Es una bebé bastante quisquillosa, pero es hermosa como Rojo.

-Ella es más tranquila, dormilona y no da trabajo.

-Ahh ya tienes una preferida ¿verdad? - niega entre risas Venus, aunque su comentario no es errado.

-Rojo me puede con su ternura, pero Critonita no termina de convencerme - las carcajadas de Marte son escandalosas, tanto que asustan a las niñas.

Hacia una semana desde la fiesta de la Diosa Blanca también de la fuga que atemorizaba a todos en el castillo y el planeta.

Los habitantes de Loto al no tener una noticia verdadera de la reina Luna retomaban poco a poco sus actividades, ya que, no podían detener sus vidas por miedo.

Qué ironía, ¿no? La persona que le infundía temor es la misma que un día le dio cariño y gobernó con total imparcialidad Loto. Hoy es una fugitiva condenada al exilio por apoyar a un traidor a la corona.

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El rey Sol junto al rey Polen daban la bienvenida al príncipe Mejías con una fiesta rodeados de aliados y enemigos de su hermano. Ha nadie le sorprendía su visita tampoco los convencía su plan, pero tenían un objetivo en común: Neptuno.

La nave cóndor aterrizo en el cosmos azul aproximadamente al medio día. Adén descendió con Mejías mirando con recelo el sitio rodeado de aureolas boreal, la luz del día hipnotizaba siendo azul brillante y miles de asesinos, ladrones, exiliados que vitoreaban su nombre.

- ¡Príncipe Mejías nos dará la venganza que merecemos! - cantaban en coro cuando estrechaba la mano con los reyes.

Sol se creía uno, aunque no lo era para nada. Solamente es un acomodado por su historia y sed de matar, a quien le hizo semejante desaire.

Mejía forzaba una sonrisa en asentimiento al cantico, sin embargo, la multitud se reunió alrededor abriendo paso en un sendero rocoso repleto de piedras que caían instante a instante al precipicio.

El cosmos azul es una parcela redonda de tierra rocosa, aunque es infértil. Los desterrados se las han ingeniado para sobrevivir con magia o infiltrándose en planetas para robar comida, ropa o cosas que les permita vivir en comodidad.

Sin embargo, ellos poseen diamantes azules de escaso valor, pero sirve para la fabricación de un tónico curativo. Nadie conoce su camino porque se esconden en una galaxia perdida, aislado en el universo y navegando en el mal.

Al llegar a la ciudad, Adén se siente débil y va perdiendo fuerza, por lo que no puede tener control de sus poderes malévolos. El aire comienza a faltarle, su pecho se cierra y su corazón late desbocado como si alguien quisiera provocarle una muerte temprana.

-Sadius ya déjalo - pide el rey Polen al darse cuenta de esa vibración extraña entre los dos - Guarda tus trucos para cuando realmente lo necesitemos.

- ¿Qué es un brujo? - interroga Adén con el poco aire que logra exhalar - ¡Casi me matas!

-Esa era mi intención - respondió Sadius sosteniendo en su mano derecha un cayado rodeado de diamantes azules - A propósito, no soy brujo, soy un hechicero y tu magia aquí no sirve.

- ¿Por qué? No me veas como un enemigo...aquí también formo parte de esta alianza...

Sadius aprendió a no confiar en las palabras de brujos que siempre son utilizados en estas batallas de venganza. Conoce a la perfección los trucos que pueden llegar a usar por eso los visitantes tienen prohibido usar sus poderes con ellos así protegen a su pueblo.

Polen sabe que Sadius desconfía de Adén y aunque no lo diga conoce a su hechicero que no tardara en darle sus recomendaciones. Lo que menos necesitan es una pelea entre ellos.

Falta poco para el golpe final. Todos tienen algo que aportar en una alianza repleta de odio. Plagada de rencores porque no soportan que la paz de miles sea sometida a un régimen de reglas, a los que ellos fueron excluidos por sus nefastas acciones.

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Presente.

En la oscuridad de la noche en el planeta Marte, el rey Zodian ofreció un banquete a sus invitados, aunque Rojo y sus acompañantes se encontraban cansados precisaban comer o morirían de inanición.

- ¿Quieres que te traiga algo en especial? - preguntó el chico del reino perdido a su amiga sentada en unas escaleras del gran comedor Leñador.

No tan solo la cena es para la chica de fuego y sus amigos también podían tomar una ración cada habitante que pasara por allí. Muchos tenían dudas del motivo de la celebración, pero pronto lo sabrían con detalles.

-Lo mismo que tu quiera comer, Pluto - dijo Rojo algo desanimada con la situación.

Después de descansar un poco debían retomar el viaje. Observaba con detenimiento el traslador y al abrir el pergamino con coordenadas hallo las páginas en blanco. Cada cosa que sucedía la desconcertaba más, necesitaba respuesta, sin embargo, su intuición le decía que no era bueno confiar en la primera persona que viera.

-A ti te sucede algo ¿cierto? - Miurse se sentó a su lado mordiendo una deliciosa manzana, el jugo le caía por las comisuras de sus labios y lejos de importarle que lo miraran como un pordiosero, se lamia como perro - ¡¿Qué?! Las miradas de asco ya ni me interesa. Dime lo que ocurre hay que resolverlo antes de partir.

-Mis dudas nadie las puede resolver - espeta molesta, triste - Odio no tener certezas de nada, lo que dijeron de mi madre genera aun... - soltó un suspiro de resignación - más controversia. Yo no tengo idea de cómo era tampoco sé lo que paso.

-Todo a su debido tiempo, chica - el lobo hablaba tan seguro de sus palabras - Antes de lo que te imaginas conocerás la verdad, lo puedo apostar, no desesperes porque eso te llevara a cometer erros y no te gustara saber lo que muchos esconden.

Miurse en algo tenía razón: desesperar se volvería un punto débil para ella y cualquiera lo aprovecharía. Seria frustrante perder las riendas de su objetivo solo por querer conocer la verdadera historia.

Pluto traía entre sus manos una gran cantidad de comida. Lucia bastante hambriento y cansado, pero si debía cuidar a su amiga toda la noche no opondría negación alguna.

La cena se desarrollaba con tranquilidad. La música una mezcla de tambores, flauta improvisadas de madera y círculos tallados con tres cuerdas invitaban a bailar. Una hermosa voz sonaba de fondo dándole la alegría que le faltaba a la melodía.

-Todos a danzar - invito el rey que tomaba de la mano a su esposa yendo al centro de la pista.

El gran banquete acomodado en una enorme mesa lo hicieron a un lado para darle espacio a los bailarines.

-Bienvenidos al universo de la alegría, bienvenidos a la paz - entonaba una mujer de cabello largo, un coro apostado a su izquierda se movía lentamente al ritmo del golpe en los tambores - Danzando las penas se van olvidando. Disfruta de la serenidad de la noche que se marcha y no vuelve.

Bienvenidos al universo del planeta Marte,

Bienvenidos a compartir costumbre y tradiciones...

Mientras disfrutaban de la música, otros se preparaban para la danza del fuego. Tradición del planeta y para la cual se transmitía de generación en generación.

Miurse noto entre la cantidad copiosa de Fueguinos una mirada penetrante que no dejaba de observarlos a una prudente distancia. Nadie se percataba de lo que veía, pero algo presentía.

El baile estaba siendo una distracción bien planeada por alguien que, claramente, no los quería ahí o iba a capturarlos. Poniéndose de pie fue a inspeccionar, aunque esa curiosa mirada se había esfumado.

Al ver al rey Zodian tan entretenido salió siguiendo su olfato. El nauseabundo olor se perdía en cercanías de una colina. Al ir retrocediendo se topó con algo en su camino.

-Vaya, mira ¿a quién tenemos aquí? - su rostro cubierto por una máscara negra no le permitía identificarlo, pero su ronca y distorsionada voz creía reconocerla.

-Para ser tan valiente y venir hasta acá no deberías ocultar tu identidad.

Miurse mantenía la tranquilidad en su voz y cuerpo, lo que le dificultaba su trabajo. El enmascarado llevaba sus manos cubiertas, una capa del mismo color que la noche y una marca reconocida por el lobo, una serpiente.

-No fue tan difícil encontrarlos, ya que, el traslador deja rastro - caminaba en círculos acechando pretendiendo infundir miedo - pero me sorprende que este planeta haya dejado afuera de las decisiones a sus habitantes sobre el peligro inminente que impone el quitar la esfera de su sitio.

-El rey Zodian es el que tiene la última palabra, además es una causa justa. Ustedes, los oscuros destruyen todo para obtener lo que quieren, nosotros evitamos una masacre.

Sus horrendas carcajadas causarían escalofríos si lo oyeran. Sin embargo, Miurse estaba lejos de ser miedoso. Cuando vio tres siluetas gritando su nombre y acercándose disparo un polvo rojo en los ojos del oscuro dejándolo tirado en el suelo siendo su oportunidad para huir.

- ¡Miurse! - gritaban Rojo, Pluto y el rey Zodian.

-Debemos irnos... - balbuceo materializándose como humano - alguien nos persigue ya no podemos estar acá. Rey debe proteger a su pueblo o será un caos del que no podrá escapar.

-Estoy seguro que entenderán mis razones por la que entregue la esfera. Gracias por ayudar.

Rojo más que asustada intentaba hallar los números en el pergamino. Pluto se hizo cargo, ya que, sus manos temblaban y perdía el control de sus emociones aún no se recuperaba de descubrir su nuevo poder, que ahora tenían que huir por el bien del planeta.

Porque no estaban en condiciones de hacer frente a una batalla con la oscuridad, pero eso no terminaría ahí. El enmascarado los seguiría, quizás solamente vigilaba sus movimientos para luego arrebatarles las esferas cuando ya la tuvieran en sus manos.

La maldad nunca descansa. El rey Criptón demostraba tener expía en todos lados y sus cartas ya las revelo. Confiar en la persona incorrecta le costaría la vida y la paz del universo.

-Deseen prisa - metía presión Miurse - El enmascarado, que es probable que sea un oscuro, dijo que el translador deja rastro. ¿Saben algo?

-Sakí no lo comento o se le olvido.

-Pues hay que averiguarlo. ¿Ya marcaron los números indicados?

-Sí.

-Aquí es buen sitio para huir - el lobo no lo pensó dos veces y tomo de las manos a sus amigos.

El aparato mágico comenzaba a hacer su trabajo. Se elevaban a una velocidad de un huracán rodeados de hojas, tierra y cualquier basura dispuesta a irse con ellos.

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