ROCKY. Capítulo I
— Deberíamos continuar en tu casa, ¿qué te parece?
TaeHyung se quedó mirando a su nuevo ligue, un alfa llamado Bogum. No era nada del otro mundo, pero él se consideraba un chico con una vida sexual muy activa y en los últimos días, más bien meses, no había tenido nada de eso.
— Claro, vamos— se tomaron de la mano y TaeHyung le guio hasta su casa— de todos modos, deberías saber algo sobre mi casa…
— ¿Está encantada?— preguntó Bogum, abrazándole por detrás y perdiéndose en su dulce olor.
— Bueno… tengo un perro…
— ¿En serio? ¡Pero si eres un gato!
— Lo sé, pero no pude evitar adoptarle— explicó, embelesado— aquel día me dispuse a buscar un gatito de compañía y, cuando le vi, supe que sería una buena mascota. No sé cómo lo supe. Pero lo supe.
Bogum miró a TaeHyung y frunció el ceño. Sin embargo, no comentó nada, estaban llegando a un complejo de casas adosadas con jardín.
— ¿Me hablas de tu perro por algo en especial?
— No le gustan los desconocidos—dijo, sin darle importancia— te lo digo, por si te gruñe. Pero no es malo.
Entraron a casa del chico y Bogum pudo ver que en el jardín había muchos juguetes para perros y una gran caseta. TaeHyung entró en la casa.
— ¡Rocky! ¡Ya llegué!
Al momento, un dóberman, mucho más grande que cualquier perro que Bogum hubiera visto en su vida, llegó corriendo y se lanzó sobre TaeHyung, lamiéndole la cara y el cuello.
— Me echaste de menos, ¿verdad? ¡Rocky, no!
El dóberman había visto, o quizás olido, a Bogum, y ahora estaba gruñéndole y mostrando sus dientes.
— Eh… TaeHyung…
— ¡No te preocupes! ¡Si es un santo!
— Pero yo no parezco ser santo de su devoción…- replicó Bogum, asustado.
Rocky comenzó a ladrar y TaeHyung tiró de su collar.
— ¡A la cocina! ¡Te he dicho mil veces que nada de ladrar a extraños!
Una vez en la cocina, el perro se calló y Bogum se quedó visiblemente más tranquilo.
— Bueno, al menos estás seguro cuando estás solo en casa… nadie se enfrentaría a tu perro…
TaeHyung soltó una carcajada.
— ¿Quieres algo de beber?- preguntó.
— No, no te preocupes.
— Bueno, pongámonos cómodos— dijo el omega y se sentó en su sofá, no sin antes, quitarse la chaqueta.
Una vez en el sofá, Bogum se abalanzó a los labios de TaeHyung y le besó, desabotonándole los botones de la camisa y dirigiendo su boca al cuello del chico.
TaeHyung carraspeó y volvió a besar al chico. No entendía porque, si era sexo de una noche, Bogum tenía que centrarse tanto en su cuello, no le iba a marcar, no iba a ser su marido. Sólo iba a ser sexo sin compromiso.
— Vamos a tu dormitorio— instó el alfa, acariciando el cuello del chico.
— Dame un momento, voy al baño a prepararme…
— Jamás he visto a nadie tan perfecto como tú- dijo Bogum.
Con una sonrisa y un último beso, TaeHyung sonrió y fue al cuarto de baño. Bogum aprovechó para ver sus redes sociales y contestar los mensajes de texto que tenía sin leer. Estaba centrado en su teléfono cuando el sonido inequívoco de una puerta que se abría se escuchó y el sonido de unas pezuñas golpear contra la madera del suelo fue señal indiscutible de que Rocky ya no estaba encerrado en la cocina.
— Mmm… TaeHyung… ¡sal ya!
— ¡No seas impaciente!
Un gruñido alarmó a Bogum, pero no fue el único. TaeHyung salió del baño y vio a Bogum asustado.
— ¡No te hará nada!— insistió— ¡Ven aquí Rocky!
Y, como si le estuviera endulzando el oído, el perro sólo reaccionó ante la voz de TaeHyung.
— ¿Estás seguro de que es un perro?
Ante aquellas palabras, Rocky gruñó y ladró a Bogum.
— ¡No! ¡Rocky, no! ¡Eh! ¿Qué le vas a hacer a mi perro?
Bogum había intentado pegar a Rocky, gesto que TaeHyung, como era lógico, se había tomado a las malas.
— Rocky, ven aquí y no te muevas.
— Tu perro no es normal— dijo Bogum, con asco al ver como Rocky se quedaba junto a TaeHyung.
— ¡Tú eres el único anormal de esta casa!— dijo TaeHyung— ¡Sal de aquí o le diré a mi perro que te eche!
Cuando salió por la puerta, TaeHyung suspiró y se abrazó a su perro. Bogum era el quinto hombre que Rocky le espantaba pero él no tenía la culpa de no entender que aquellos hombres sólo estaban allí por sexo. Para Rocky, eran extraños. ¿Pero qué podía hacer? Era un animal, él no entendía.
Se metió en la bañera y, cuando salió del baño, su perro comenzó a perseguirle por la casa.
— ¿Quieres que salgamos a dar un paseo?
Loco de alegría, se puso sobre las dos patas traseras y comenzó a lamerle la cara. Así pues, se calzó y sacó a su mascota. Era una noche bastante tranquila y en el parque sólo se podía ver a un TaeHyung, muy feliz, jugando con un perro demasiado grande. Se sentía muy seguro a su lado.
Cuando llegaron a casa, TaeHyung se desnudó, se puso la ropa interior de dormir y se tumbó en la cama. Al momento, su perro se subió sobre la misma y el omega se acurrucó junto a su mascota.
Al día siguiente, TaeHyung decidió no salir de su casa, salvo para sacar a Rocky a hacer sus necesidades. Estuvo metido en la cama, apoyado en el lomo de su mascota, viendo series, escuchando música y comiendo.
— Cuando hablan de felicidad, seguro hablan de esto— dijo. Estaba tumbado sobre el cuerpo de su perro, le abrazaba y veía su serie favorita.
A la mañana siguiente, TaeHyung se fue a trabajar a la hora de siempre. El banco estaba como siempre, atestado de gente. Se armó de valor y comenzó a atender las dudas y exigencias de los clientes poniendo su mejor cara.
Era un omega, pero para el tema de atención al cliente no tenía problema. A pesar de ser omega, tenía gran carácter y eso era algo que descolocaba a la mayoría de los clientes que, al toparse con él, esperaban encontrar a alguien tan dulce como su olor a chocolate con leche.
Cuando salió de trabajar, cogió su maletín y miró la hora, tenía que buscar el nuevo collar que le había comprado a Rocky. Cuando entró en la tienda de mascotas, sonrió al dependiente. Un omega de facciones finas.
— ¿Vienes a por el regalo de tu pequeño?
— Yo no llamaría pequeño a mi mascota— dijo TaeHyung, riendo.
El dependiente le mostró un collar de cuero con una placa en oro que ponía Rocky. No era, para nada, algo que se pondría un animal, incluso podría ponérselo un humano.
— Estupendo.
— Mándame una foto de tu mascota con el collar puesto para subirla a nuestras redes— pidió el dependiente.
— ¡Por supuesto!
Cuando TaeHyung volvió a su casa, Rocky estaba allí, esperándole para pasar la tarde libre. El animal se estuvo muy quieto cuando TaeHyung le puso su nuevo collar y pasaron toda la tarde jugando en el jardín y en el parque.
A la mañana siguiente, TaeHyung tuvo muchos problemas en el banco. El sistema informático se había caído y necesitaba hacerlo todo a mano. Llevar una cuenta exhaustiva de todas las operaciones que realizaba para que, cuando terminara y el sistema volviera a estar bien, poder introducir los datos.
Aquel día trabajó hasta tarde, eran las cinco de la tarde, no había comido y estaba saliendo del trabajo.
— Muchas gracias por tu empeño, TaeHyung, has ayudado mucho hoy— dijo su jefe.
— De nada, señor— dijo TaeHyung.
El chico se fue a su casa y, al llegar, supo que algo no iba bien. La puerta que daba acceso a su jardín parecía que había sido forzada. Miró hacia el interior de la vivienda y sólo podía temer por Rocky. Entró corriendo, sabía que era una inconsciencia de su parte, pero necesitaba saber que su perro estaba bien.
Cuando llegó a la puerta, se dio cuenta de que esta también estaba forzada. Entró y sollozó.
— No…
Su perro. Su amado perro estaba tirado en el suelo con signos de haber sufrido golpes. Tenía heridas profundas en el abdomen.
— Rocky…
En el momento en el que le puso una mano encima, el perro le miró, comenzó a temblar y sus extremidades se alargaron. El pelo fue desapareciendo, dando paso a una piel blanca y musculosa. En el caso de la cabeza, las oreja picudas, dieron lugar a unas orejas humanas y creció una larga cabellera hasta los hombros. Y, en su cuello blanco, resaltó el negro del collar de cuero cuya placa en plata ponía “Rocky”
— TaeHyung…
El chico se apartó, espantado. ¿Su perro era un humano? ¿Un cambia formas como él?
— Ayú… dame…
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro