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𝟎𝟑. right down to the bottom

✶ㅤ CAPÍTULO TRES
❪ pov — mason thames ❫

Cause you're no good, you could do better.

ESTABA EN PROBLEMAS. YA LO HABÍA VISTO VENIR. Lo vi venir desde que la chica de la cual estaba enamorado me preguntó si podía darle clases de patinaje. Desde ese momento, supe que estaba en problemas.

Pero no podía decirle que no, no cuando tenía aquellos ojos oscuros hipnotizantes y esa cascada de cabello negro cayendo por sus hombros. Y ni hablar de esa sonrisa que podría iluminar una ciudad completa.

Ella no lo sabía, pero me había enamorado de ella de una manera que no podía controlar. Cada vez que llegaba a la casa de mi mejor amigo la buscaba con la mirada, cada vez que aparecía mis ojos se iluminaban y una sonrisa involuntaria se dibujaba en mis labios.

Cada parte de ella me atraía como una especie de imán que no me dejaba libre. Y eso, era lo que me metía en problemas. Charlie sólo tenía una regla, que nos mantuviéramos lejos de su hermana. Pero claro, eso era lo primero que hacía.

Aunque esta vez, no tenía manera de alejarme. Había pasado cinco años enamorado de Brooke, incluso antes de que Charlie pusiera aquella regla.

Había perdido por completo la cordura que había intentado conseguir. Y la culpa la tenía Brooke, sólo ella era la chica en la que pensaba, la única que estaba en mi corazón.

Tenia un problema y ella era el problema. No era el tipo de problemas que necesitaba en mi vida, pero por alguna razón, era hipnotizante.

Solté un suspiro mientras me estacionaba en la casa de los Bushnell. Charlie me escribió para que nos juntáramos, y claro que ver a Brooke sólo era un plus de la situación.

Me baje del auto llevando una mano a mi cabello a la vez que caminaba hacia la puerta. Tres golpes fueron necesarios para que la puerta se abriera dejando ver a la única chica que me traía completamente loco últimamente.

— Hola, Mason. — saludó con esa sonrisa tan contagiosa que tenía. — Charlie no está en casa.

— ¿No lo está? — pregunté saliendo del pequeño trance en el que estaba. — Me dijo que nos juntáramos aquí.

— Debió haberse atrasado. Lo puedes esperar adentro. — dijo con una pequeña sonrisa mientras se movía para dejarme pasar al interior.

Dudé unos segundos antes de dar unos pasos hacia al frente y adentrarme en la casa. Había estado en esta casa un millón de veces, incluso sus padres —que si bien salían mucho— ya me consideraban uno más.

— De hecho estoy feliz de que aún no haya llegado Charlie. — dijo Brooke llamando mi atención, vamos no me podía hacer esto. — Porque tengo unos videos que encontré en Youtube y me preguntaba si los verías conmigo.

— Si, claro. Vamos.

La seguí hacia las escaleras y de repente sólo quería huir. Sin ayuda de nadie me estaba hundiendo en un problema que sabia que saldría mal. Estaba arriesgando una amistad de cinco años por un enamoramiento de cinco años. Uno que ni siquiera sabía si sentía lo mismo que yo. Lo cual era aún peor.

Entramos a su cuarto y pude ver cómo una de las paredes estaba pintada de azul pastel. Su cama estaba pegada a una de las paredes junto a la ventana y frente a ella tenía una estantería de libros y un sillón individual a un lado. El escritorio estaba en otra pared, un escritorio blanco y delicado que combinaba a la perfección con los tonos del cuarto.

Era hermoso, al igual que ella.

— Entonces, tal vez el video si logre funcionar porque a diferencia de los otros es de una patinadora principiante. — comenzó a explicar mientras tomaba su computador y lo llevaba a su cama para sentarse en ella. — La verdad es que ya lo he visto unas tres veces porque me encantó su rutina, pero quería saber tu opinión.

— ¿Querías saber mi opinión? — pregunté mientras ella señalaba a su lado, quería que me sentara y eso hice, porque al parecer ya no era consciente ni de lo que hacía cuando estaba con ella.

— Por supuesto, me importa tu opinión.

Le importa mi opinión.

Estoy teniendo un cortocircuito. Quiero salir corriendo y no volver más porque de alguna manera Brooke se está convirtiendo cada vez más en la dueña de mi corazón y eso me aterra.

Comenzó a reproducir el video y yo di todo para dirigir mi mirada hacia la pantalla. Me obligué a prestar atención y no mirar a Brooke de reojo.

La rutina de la chica parecía algo sencillo a la vista, pero claro, que cada paso tenía su complejidad. Aunque estaba seguro de que Brooke podría lograrlo con la ayuda y entrenamiento necesario. Lo difícil era que ella también lo creyera.

De reojo observé cómo se inclinaba hacia la pantalla, con esa expresión de concentración que parecía una mezcla de fascinación y duda. Mordía ligeramente su labio inferior, un gesto que hacía cuando estaba nerviosa, lo había notado antes.

Sabía que no era sencillo para ella. Brooke no era alguien que pidiera ayuda con facilidad, y aún menos cuando sentía que podía ser una carga para otros. Había visto esa parte de su personalidad muchas veces, en pequeñas acciones o comentarios. Era una de esas personas que prefería luchar en silencio antes que dejar que otros vieran sus inseguridades.

— ¿Qué opinas? — preguntó, rompiendo el silencio y haciendo que girara su rostro hacia mí.

— Que es maravillosa, y estoy segura de que con practica lo podrás lograr. — respondí, mi voz baja, mientras mis ojos admiraba cada una de sus facciones.

— No estoy muy segura. Parece imposible.

— Nada es imposible, Brooke. Solo necesitas paciencia. ¿Sabes cuántas veces me caí la primera vez que intenté patinar?

Ella arqueó una ceja, como si estuviera esperando una exageración.

— Demasiadas. Al punto que pensé que el hockey no era para mí. Pero aquí estoy. — añadí, intentando sonar casual, aunque por dentro esperaba que mis palabras realmente le sirvieran de algo.

Brooke soltó una pequeña risa, como si la idea de un Mason torpe en el hielo le pareciera divertida.

— Es difícil imaginarte cayéndote tanto. Pareces tan seguro cuando patinas. — murmuró, desviando la mirada hacia la pantalla nuevamente.

— No siempre fue así. Pero aprendí que nadie empieza siendo perfecto. Y tú tampoco tienes que serlo, Brooke. Lo importante es intentarlo, ¿recuerdas? — dije, son una pequeña sonrisa.

Ella asintió lentamente, aunque aún podía ver la duda en sus ojos.

Me incliné un poco hacia adelante, tratando de captar completamente su atención.

— Escucha, no te voy a dejar sola en esto. No importa cuántas veces tengas que intentarlo, estoy aquí.

Por un momento, sus ojos se encontraron con los míos, y pude ver algo cambiar en su expresión. Una chispa de confianza, pequeña pero presente.

— Brooke... — murmuré inclinándome como si se tratara de un secreto, pude ver la sorpresa al escuchar cómo la llamaba por su nombre. — ¿Por qué tienes tanto miedo de que tu familia se entere?

— Solo mira a mi familia, Mason. Todos tienen una conexión con el hielo, ellos consiguen todo lo que se proponen. — comenzó a explicar apartando su mirada cómo si estuviera avergonzada. — Siempre van a por el oro, y lo consiguen. Tengo miedo de que si se enteran, generen expectativas que no logré alcanzar. Tengo miedo de que se generen una idea y un anhelo de que sea cómo ellos y al final, no los logre satisfacer.

— ¿Haces esto por ti o por ellos? — pregunté con un tono suave mientras me daba cuenta de la cercanía entre nosotros.

— Por mi. Quiero tener esa conexión, es mi sueño.

Entonces haré de todo para que lo consiguiera, incluso si tuviera que dar todo de mi, sacrificar todo de mi. Quiero que por una vez se sienta orgullosa de ella misma. Que se sienta segura, satisfecha, suficiente.

— Entonces haré que lo logres. — murmuré, provocando que ella me mirara de inmediato y que una sonrisa se dibujara en sus labios.

PUDE ESCUCHAR EL RUIDO DE UN AUTO ESTACIONÁNDOSE. Brooke no tardó en levantarse con rapidez y asomarse a una de sus ventanas para después mirarme alarmada. De inmediato me levanté de su cama suponiendo que era Charlie.

— Es Charlie. — murmuró cerrando su computador para tomar mi brazo, apenas su mano se enredó en mi brazo, mi mirada viajó a este y de pronto quería que no se apartara nunca. — Tu ve abajo y yo me quedaré aquí, cualquier cosa yo te deje esperándolo abajo.

Asentí bajando rápidamente las escaleras para tomar asiento en la sala justo a tiempo que la puerta principal se abrió y Charlie entró a la casa.

— Hasta que decides llegar. — dije mirando mi teléfono y luego a él para que pensara que eso era lo que estaba haciendo.

— Lo sé, se me hizo tarde. — habló con un tono nervioso, haciendo que entrecerrara mis ojos mientras el tomaba asiento frente a mi.

— De acuerdo, ¿quien es la chica?

— ¿De qué hablas, idiota? — preguntó rodando los ojos.

— De la chica por la que claramente llegaste tarde. — respondí con una sonrisa burlona, cruzando los brazos y apoyándome en el respaldo del sofá.

Charlie me miró con esa mezcla de fastidio y nerviosismo que siempre tenía cuando sabía que estaba atrapado.

— No hay ninguna chica, Mason. — replicó, pero su tono lo delataba.

— Claro, claro. — dije con sarcasmo, alzando las cejas. — Entonces, ¿por qué estás actuando tan raro? ¿Tarde? Nervioso. ¿Quién es? Vamos, puedes confiar en tu mejor amigo.

Charlie negó con la cabeza, pero no podía evitar la sonrisa que intentaba esconder.

— No es nadie, de verdad. Solo... tenía cosas que hacer.

— ¿"Cosas que hacer"? Eso suena tan vago que me hace pensar que definitivamente es una chica. — lo presioné, disfrutando de cómo trataba de cambiar de tema. — ¿Es alguien que conozco? ¿Una de las porristas? ¿Alguien del equipo de debate? ¿O qué?

Charlie resopló y se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en sus rodillas.

— Honestamente, eres insoportable a veces, ¿sabes?

— Vamos, suéltalo.

— Bien. — suspiro llevando su mirada a la escalera antes de inclinarse y bajar la voz. — ¿Recuerdas a Avery? La amiga de Brooke.

— ¿La amiga de Brooke? Oh, Dios.

— No es lo que piensas. No pasa nada entre nosotros, solo tuvo unos problemas con su novio y no tenía quien la llevara a casa. — dijo cómo si no fuera la gran cosa. — El idiota la dejó tirada.

— Claro y Charlie el salvador estaba justo para rescatarla. — respondí con una sonrisa, provocando que mi amigo soltara un suspiro. — ¿No crees que es un poco hipocrito?

— ¿A que te refieres?

— Que le prohibes a tus amigos que no pueden acercarse a tu hermana pero ahí vas tú a pasear con una de sus amigas. — dije acomodándome en mi asiento.

Charlie me miró como si le hubiera soltado el comentario más absurdo del mundo, pero el leve rubor en sus mejillas lo delataba.

— No es lo mismo, Mason. — dijo rápidamente, con un tono defensivo mientras se cruzaba de brazos.

— ¿Ah, no? — respondí alzando una ceja, mi sonrisa burlona creciendo. — Porque desde donde yo lo veo, parece exactamente lo mismo.

— Brooke es mi hermana. Es diferente. — replicó, inclinándose hacia adelante como si intentara convencerme de su lógica.

— ¿Y Avery no es su amiga? Porque, hasta donde recuerdo, te importa muchísimo que nadie se acerque ni un poco a Brooke, pero aquí estás tú, siendo el caballero andante de su amiga. Muy lógico, Charlie. — solté con ironía, disfrutando de cómo empezaba a incomodarse.

— Mason, solo estaba ayudándola. No significa absolutamente nada. — Charlie resopló, pasando una mano por su cabello.

— Claro, claro. — dije, alargando las palabras mientras asentía exageradamente. — Solo digo que si esto fuera al revés, estarías en modo Hulk.

— Eso es diferente. Y lo estaría, hay una razón por la que no quiero a nadie de mi grupo de amigos cercanos de ella, sé que ella no tiene problema con que yo me acerque a una de sus amigas. — resoplando con frustración — Porque sabe que no siento nada por ninguna de ellas.

— ¿Por qué no quieres que cualquiera de nosotros se acerque?

— ¿Por qué te importa tanto? No estarás pensando en acercarte a mi hermana, ¿no? — dijo esta vez con un indicio de enojo.

Mierda. Me pase de la línea.

— Claro que no.

— Que bueno, porque sino te terminaría rompiendo la nariz, amigo. Me sentaría tan traicionado por ti que no se si podría volver a verte a la cara. — bueno, eso me hacía sentir mucho mejor.

Ahora cómo le decía a mi mejor amigo que en realidad estaba enamorado de su hermana. No lo haría.

Solté una risa nerviosa mientras negara.

— Tranquilo, no tengo intención de acercarme.

Mentí descaradamente. Porque sabia que lo haría incluso cuando intentaba no hacerlo. Sabia que haría de todo por acercarme a Brooke. Era un mal amigo, lo sabía.

El silencio que siguió después de sus palabras fue tan pesado que apenas podía soportarlo. Charlie se levantó del sofá, estirándose como si el tema ya estuviera zanjado, mientras yo permanecía sentado, reprimiendo la culpa que me llenaba el pecho.

— Bueno, me voy a preparar algo para comer. ¿Quieres algo? — anunció mientras se dirigía hacia la cocina.

— Claro, voy en un segundo. — respondí con la voz más neutral que pude fingir.

Cuando desapareció por el pasillo, me dejé caer contra el respaldo del sofá, soltando un largo suspiro. Mi mente era un caos, dividida entre lo que debía hacer y lo que realmente quería. Charlie era mi mejor amigo, alguien en quien confiaba ciegamente, y aún así... todo lo que podía pensar era en Brooke.

No era sólo atracción, eso lo sabía. Brooke tenía algo en ella que hacía que todo lo demás pareciera más insignificante. Y aunque intentaba convencerme de que estaba mal, que Charlie nunca me lo perdonaría, no podía evitarlo.

Llevé una mano a mi cabello, despeinándolo mientras miraba hacia las escaleras por las que él había desaparecido. Estaba metido en un problema gigante, y lo peor es que no tenía intención de salir de él.

ROCKLAND
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