5. Eye of the tiger [Final]
Un pasillo oscuro era lo que le separaba de estar en el centro de un centenar de miradas, JongIn se recostó en una de las paredes a la espera que su nombre fuera anunciado, sintiendo la intensidad de ese momento y su corazón volviéndose loco.
Respiró hondo, cerrando momentáneamente sus ojos, hasta que escuchó su nombre, Kai, y las personas gritando por él.
Dio unos pequeños saltitos, poniendo una sonrisa en sus labios, y toda inseguridad se evaporó, no era JongIn en ese momento.
Por quien clamaba los espectadores era por Kai, que estaba por aparecer ante los reflectores y el público enloqueció en el momento en el que lo hizo.
JongIn les saludó agitando los brazos, sonriendo cuando el comentarista del evento lo presentó.
De inmediato sus ojos buscaron a KyungSoo y lo encontró rápidamente en una de las esquinas del cuadrilátero, con su rostro impasible y aun así sonrió brevemente al verlo. JongIn subió el par de escalones y se acercó hasta quedar frente al entrenador.
Fue veloz y eficiente, la manera en la que KyugSoo, con toda la experiencia, vendó sus manos y ajustó los guantes.
Entretanto WooBin hacía lo mismo con Lay, el chico osado usaba una pantaloneta roja con el signo del partido comunista en este.
El boxeador le miraba desafiante y JongIn no se quedó atrás.
Los ánimos ya estaban caldeados entre ellos dos, tal vez se lo podría atribuir a la euforia del mismo público. JongIn haría que lo estuviera a su alcance para ganar.
—Hey, JongIn mírame.
El aludido desvió su mirada a KyungSoo. quien le ayudó a ponerse el protector bucal y el casco sobre la cabeza.
—Mantente concentrado. No te dejes provocar ¿Okay? —dijo, mirándolo a los ojos.
JongIn sólo pudo asentir.
—Estaré a tu lado —agregó susurrando.
KyungSoo abrió espacio entre cuerdas que dividían el ring y JongIn ingresó en el. Respirando profundo, al mirar a su rival en una posición similar a la suya.
El réferi de la contienda se posicionó en medio. JongIn dio un vistazo hacia la mesa, al lado del ring, allí estaban los jueces, luciendo demasiado serios, por lo que desvió la mirada hacia las graderías, y pudo ver a su hermano, animándole junto a sus padres.
KyungSoo estaba junto a Taemin. Solo los dos estarían asistiendo a JongIn. El menor estaba completamente serio mirando a los boxeadores, quienes estaban atentos a las instrucciones finales que hacía el réferi.
Ni siquiera cuando disputó el título en su liga, KyungSoo se sintió tan tenso como en ese momento, los últimos segundos antes de dar inicio al primer round, el primero de cinco.
WooBin lucía tan prepotente desde la otra esquina del cuadrilátero cuando sus miradas se encontraron.
KyungSoo giró el rostro intentando lucir tranquilo cuando la campana sonó y la contienda inició.
Fue tan inesperado el momento en el que JongIn escuchó la campanada y Lay se abalanzó sobre él, casi rugiendo y acertó el primer golpe directo en su sien, haciendo que su rostro girara dolorosamente hacia el lado contrario. Inesperado, y lo que provocó que acertara otro golpe.
Una diminuta lágrima salió de su ojo, JongIn no se había dado cuenta que su rival prácticamente lo había acorralado contra el límite del cuadrilátero hasta que el réferi lo apartó. Sólo en ese momento pudo hacer que el oxígeno llegara a sus pulmones y tuviera escasos segundos en pensar y reacomodarse mejor.
JongIn vio cuando Lay extendía su brazo derecho para un golpe recto, y antes de concretarlo, movió sus pies ligeramente y el golpe no sucedió.
El primer round finalizó.
Gritos que hacían temblar sus tímpanos, pero JongIn solo se concentró en el rostro de KyungSoo, quien le quitó el protector bucal y el casco para que Taemin le diera de beber agua.
El segundo round empezaba, JongIn esta vez estuvo atento al movimiento casi explosivo de su rival y así lo pudo evitar. En un segundo acto, dio un ligero paso hacia adelante y luego regresó a su lugar, JongIn se movía rápido haciendo un jab, que pareció descolocar al chino que, de nuevo, intentó acertar otro golpe y no lo consiguió.
Recordó a KyungSoo cuando le dijo la importancia de estudiar a su rival y anticipar sus movimientos, JongIn creyó estar haciendo un trabajo decente, cuando evitó otro golpe. Su brazo derecho flexionado, la mayor parte del tiempo, protegiendo su rostro.
Sus pies se balanceaban de un lado a otro, dando una vuelta completa al ring.
Era como bailar.
El segundo round finalizó sin ningún contacto importante, a diferencia del primero. KyungSoo no sabría a quién le concederían ese punto.
Taemin fue rápido en asistir a JongIn, que esta vez, al menos, no lucía tan desorientado.
—JongIn, concéntrate. Lay es bastante impulsivo, está bien que intentes agotarlo, pero no te contengas en atacar. Escúchame, no solo se trata de defenderte.
El boxeador pareció escucharle, KyungSoo no podría estar completamente seguro.
El gran error de JongIn fue atacarlo al inicio del tercer round, intentando lanzar un gancho izquierdo. Era como si Lay lo hubiese esperado, no solo lo evitó sino que acertó en darle un golpe en su frente.
Sin embargo, algo fue diferente esta vez, JongIn no se dejó agobiar por esto, al contrario, empezó a atacarlo, dando buenos golpes de gancho en su rostro, que incluso provocaron que Lay tambaleara por poco cayendo.
El tercer round había finalizado y claramente el punto se lo había ganado.
El cuarto asalto fue un borrón para JongIn. El esfuerzo que había hecho para mantener a su rival a raya, resistiendo y en los últimos segundos atacando, justo cuando Lay estuviera agotado. Había sido toda una descarga de energía.
En el minuto de receso, prácticamente se desplomó sobre la butaca. KyungSoo tuvo cuidado al quitarle el casco, ya que había una inflamación alrededor del ojo derecho del boxeador y una herida que emanaba sangre de su nariz.
KyungSoo apretó los dientes. Escuchaba a WooBin quien estaba alentando a su pupilo a acabar con JongIn; sin embargo, en un breve vistazo, notó a Lay con los ojos gachos y extremadamente pálido.
—Ahora más que nunca debes resistir —le dijo a JongIn, inclinándose para que sus rostros estuvieran a la misma altura—. Tu rival ya está cansado.
Taemin, concentrado en su labor, pudo detener la hemorragia en esos escasos segundos, para alivio de KyungSoo.
Era el último round.
KyungSoo, casi podía asegurar que el segundo y el tercero, JongIn los había ganado. El primero fue un punto para Lay; y sobre el segundo asalto, no estaba seguro a quién los jueces le habían dado el punto.
Solo habían dos posibilidades para JongIn, estaba ganando o empatando con la misma cantidad de puntos.
Sus ojos nunca se apartaron de su rival, JongIn estaba listo para dar el primer golpe en este último round, pero había algo diferente en la mirada de Lay, maliciosa.
Le hizo recordar cuando lo vio la semana pasada, dispuesto a atacar hasta las últimas consecuencias para ganar.
JongIn había descifrado eso que hacía a Lay tan peligro, era la fuerza contenida en cada golpe, y algo adicional, su impulsividad, pensando siempre en atacar, y esto no necesariamente era una desventaja.
Su contrincante se movió ágil y JongIn no pudo evitar el golpe curvo tan cerca de su cuello que por un momento su vista quedó borrosa. Más allá de los gritos de la multitud, escuchaba en sus oídos a su corazón latiendo con fuerza, y estaba ya sintiéndose cansado.
Dio un golpe en el centro de su rostro. JongIn aprovechó la pequeña ventaja y le propinó un par de golpes en el pecho y rostro de su contrincante, hasta que acorraló a Lay entre las cuerdas de los extremos del ring. Fue el réferi quien los alejó.
Lay regresó a los golpes fuertes y descuidados, y más de uno acertándolo sobre su rostro.
Cada segundo se le hacía eterno, resistir y atacar, JongIn se repetía. Ya ni siquiera podía concentrarse lo suficiente para anticipar los golpes de su rival.
Lay se le acercó tanto, como si lo estuviera abrazando, y el réferi los volvió a separar.
Respiró hondo aunque su garganta ardía y su boca estaba seca y le incomodaba ya el protector bucal. La mirada salvaje estuvo nuevamente a la vista de JongIn, y fue tan veloz que no pudo defenderse y un gancho derecho sobre su mandíbula le hizo caer.
JongIn sentía los ojos pesados y por un momento tampoco escuchó nada, ni siquiera sentía dolor.
Un golpe de gracia. Lay había dado un golpe que incluso a KyungSoo, que estaba observando, le dolió en lo más profundo.
Las personas callaron por un momento cuando JongIn simplemente se desplomó y el réferi empezó el conteo para definirlo como un knockout.
¡No!
KyungSoo estuvo allí, al lado de JongIn, solo separados por las cuerdas del cuadrilátero.
—Hey, JongIn. Abre los ojos. No puedes —KyungSoo hablaba apresurado, desesperado al verlo así.
—Kyu...KyungSoo.
—Ponte de pie y termina esto ¿No tienes algo por lo que ganar? Tú puedes —KyungSoo no sabía de qué manera alentar a JongIn que apenas parecía entrar en razón.
—Lo tengo —murmuró.
—Él ya está cansado, JongIn. Solo un golpe te aleja de la victoria —añadió al ver a JongIn ponerse de pie.
Cuánto le había costado.
El réferi finalizaba el conteo y JongIn estaba nuevamente de pie, encarando a su rival que le miró sorprendido.
JongIn había pensado en muchos rostros sin nombre que eran cada día condenados por ser lo que son, no tan diferentes a él. Había tomado un poco de esa fuerza.
Resistir hasta su último aliento.
Aprovechando su momento de vacilación, JongIn, con aire renovado, fue directo a atacar a Lay. Golpe tras golpe, hasta que el réferi dio por finalizado el round, la pelea.
JongIn no entendía muy bien qué pasaba a su alrededor, entre las personas animadas y KyungSoo llevándolo a la esquina del ring, deshaciéndose de todos los accesorios.
—¿Se acabó? —Pudo apenas preguntar. Su voz se sentía rasposa.
—Así es, JongIn —respondió luciendo demasiado serio—. Los jueces están deliberando ¿Tú cómo te sientes?
No, KyungSoo en realidad le miraba preocupado.
—No tan mal —dijo estirando una sonrisa en sus labios agrietados.
—Luego de esto te examinará un médico.
—¡Wow JongIn! —Se acercó Taemin con un par de toallas y agua para que bebiera—. Estuviste increíble. Pensé que no, que no te levantarías —hablaba apresurado—, y lo hiciste fue... genial. Eres como Superman, ¡el de los comics!
KyungSoo se alivió luego de verlo recuperado. Y solo estuvo atento a JongIn hasta que el réferi ingresó nuevamente al ring con un sobre en la mano, antes de llamar a los dos boxeadores.
Empezó a morderse las uñas pero Taemin le juzgó con la mirada y en su lugar, entrelazó su mano con la suya.
KyungSoo apretó fuerte la mano del más joven.
Los espectadores estaban a punto de enloquecer con las apuestas cerradas, y un par de cámaras apuntando al centro del ring.
Todo se centró en ese momento.
—El ganador es el señor ¡Kai! —exclamó a todo pulmón.
El réferi levantó el brazo de JongIn en señal de victoria.
Y lo primer que hizo fue buscar a KyungSoo con la mirada, encontrándose con una hermosa sonrisa que iluminaba todo su rostro.
Había valido la pena, pensó JongIn.
++🥊++
KyungSoo se alegró al encontrar el par de tijeras luego de perder varios minutos buscándolas en su oficina.
Sobre su escritorio estaban todos los periódicos recolectados, que durante la semana pasada habían hablado del triunfo de JongIn, reconociendo también a su academia, incluso una nota entera en 2 columnas refiriéndose a la carrera de KyungSoo. Desde que fue un boxeador estrella, pasando por el accidente automovilístico que truncó su sueño y en el que perdió a su esposa, y cómo, tras la tragedia, había levantado una academia dedicada al boxeo, hasta convertirse en el mánager de los boxeadores más destacados.
Recortó cada uno de estos artículos y con sumo cuidado los ubicó en un par de marcos de vidrio y finalmente los colgó en las paredes.
Se sintió feliz.
KyungSoo no olvidó que había revelado el rollo de una cámara fotográfica que SiWon le había prestado, y observó las fotos de ese día. Gruñendo un poco cuando en una de las fotos junto a JongIn, estaba YeJi y YoungBin, su novio.
Aquella noche, en la que Kai ganó, terminó en una cena, junto a la familia de JongIn, los boxeadores de su academia, su sobrina, su hermana, el exjefe Im y el mismo KyungSoo.
El boxeador y su hermano se habían sorprendido, casi horrorizados, cuando Im le advirtió al menor de herir a su sobrina nieta, YeJi.
JongIn no había esperado que el jefe Im fuera tío de KyungSoo.
De esa velada, KyungSoo no podía perdonar a su querida hermana que había revelado su pasado ante todos allí.
KyungSoo quiso morirse de la vergüenza, aunque todos habían reído ante la anécdota juvenil.
La primera y única vez en la que KyungSoo había depilado con cera todo su pecho para la pelea final, y cómo a los días, su piel se había irritado por el sudor y debió ir al hospital.
Negó con la cabeza.
Su academia también le había ido bastante bien, luego que al lunes siguiente, hombres y también dos mujeres, se acercaran para inscribirse.
En ese momento JongIn entró a su oficina sin siquiera tocar la puerta. Siendo todo sonrisas.
—¿Qué sucede? —inquirió KyungSoo arqueando una ceja.
—Vine a cobrarte.
—¿El viejo Im te mandó a cobrarme? —preguntó intentando mantenerse serio.
—¿Qué? ¡No! Ya no estoy trabajando para tu tío —Negó ofuscado—. Aunque si debo irme a los golpes por el pago prometido, lo haré.
KyungSoo no pudo más y estaba riendo ante el gesto demasiado serio del más alto. Miró al reloj en la pared, antes de contestarle:
—La reserva en el restaurante es en una hora y luego de eso, puedes cobrar lo otro que apostamos —agregó, inesperadamente tímido.
—Tienes que saber que suelo cobrar intereses.
—De seguro que sí.
++🥊++
¿Cuántos besos podía JongIn tomar como pago de los intereses?
KyungSoo ni siquiera estaba contándolos, solamente los cuatro primero.
—Ya has pagado lo que me debes —dijo JongIn a escasos centímetros de sus labios.
KyungSoo ni siquiera se movió y permaneció en su lugar.
—Si te beso ahora es porque siento algo por ti, KyungSoo y quiero saber si sientes igual que yo. —dijo y terminó con un puchero.
JongIn aguardó un momento, dándole la opción de huir o reclamarle por lo enfermo que el otro hombre podría considerarlo, aunque sus intenciones eran las más sinceras, porque ese sentimiento seguía creciendo cálido en su pecho.
Inclinó su rostro y besó a KyungSoo. Este debía ser el beso que él consideraría como el primero.
El primero que esperaba fueran de muchos más.
—Me gustas JongIn —dijo—. Y no creo que esto sea malo, solo los demás no-.
KyungSoo bajó su rostro, algo abatido.
—Para los demás seguirás siendo mi entrenador —afirmó—. No hay nada que podamos hacer al respecto ¿no?
El más bajo sólo negó en silencio. No dependía de él, pero sabía que si alguien se enterara sería-. Ni siquiera quiso pensar en ello.
—Está bien. Nadie tiene porqué sospechar, si me ven cerca de ti, o si nos ven cenando juntos, sólo podrán pensar que se trata del entrenador Do y el boxeador de su academia.
—Así es, JongIn. Desearía que fuera diferente —se excusó con cierta tristeza—, pero esto, lamentablemente, es nuestra sociedad.
JongIn abrazó a KyungSoo. Sabía que esto era más difícil de asimilar para él que para el propio JongIn.
—Está bien. Solo me importa que estemos juntos, ya seas como mi mánager, mi entrenador, mi hombre o mi pareja.
Y por ese momento JongIn se sintió plenamente dichoso, rodeando con sus brazos a KyungSoo.
De cara a un futuro que se le hacía bastante prometedor.
Finalizamos esta historia, y espero les haya gustado. Agradezco sus votos y comentarios 💜Recuerden que esta historia hace parte del KaiSoo Fest: Retro Love, pasen por la cuenta de -dkilxo y conozcan los otros fanfic participantes 😊.
Nos volvemos a leer en otra historia!
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