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1. No me importa mi maquillaje

Tenía los audífonos puestos y alguna canción de neo punk me taladraba los oídos haciéndome sentir más rockstar que nunca.

Caminaba por la calle con mis botas de cuero y mi andar seguro, porque esta calle me pertenecía y esta canción me encantaba.

¿Quién no se ha sentido así? Era como mi propio video musical en el que iba cantando y caminando por la calle mientras los actores (o sea la gente que transitaba) hacía cosas que eran propias del video.

Por ejemplo, esa señora de la esquina juraba que nadie la miraba sacarse los mocos del cerebro. Y otro señor juraba que yo no lo había advertido mientras me observaba detalladamente el trasero. La pareja del fondo de la calle también estaba totalmente segura de que nadie más los oía gritarse porque él tenía el cuello manchado con labial. Y yo, juraba que nadie me estaba mirando tocar mi guitarra ficticia mientras andaba por la calle.

Pero siempre había alguien que te miraba como idiota y te hacía recordar que estabas en la calle, que cualquiera que quisiera podía verte y que, pues, debías ser normal.

Por otra parte, yo no era demasiado normal y no dejaría de tocar mi guitarra imaginaria porque me estaban mirando justo cuando venía el solo. Seguí con mi caminar de rockstar y justo cuando tomé la batuta para hacer el espectacular solo en mi concierto personal, el molesto tono de llamada de mi agente me interrumpió.

Presioné el manos libres sabiendo que mi agente no tendría nada bueno para decirme a las 10 de la mañana.

-Más vale que sea bueno, era mi momento de brillar -me quejé con humor, pero mi chiste personal no le hizo gracia.

-Dime que has visto las noticias -soltó entre dientes y yo respiré profundo.

-Ilústrame, Denisse -le pedí con tono cansino mientras trataba de localizar visualmente un quiosco para buscar el diario de la mañana.

-No te voy a ilustrar nada, Clay. Renuncio -yo me detuve en seco y fruncí el ceño.

-¿Que tú qué? -le pregunté. Bien, sabía que a Denisse le gustaba el drama, pero no sabía que era toda una drama queen. Además, no iba a permitir que arruinara mi excelente humor del día con semejante tontería-. Venga, Deni, amor, cualquiera que sea nuestra diferencia podemos arreglarla sin problemas. Te compro algo bonito y... -bromeé lo mejor que pude pero ella soltó un sonidito insoportable que me hizo callar.

-Me ocultaste información importante, y por el curso que toma esto, tu carrera no valdrá nada para esta tarde -yo me rasqué el cabello extrañada mientras una sensación de incomodidad se esparcía desde mi estómago.

-¿Entonces esto es por algo que hice? -intenté bromear de nuevo cuando ella me interrumpió.

-¿Estás de broma, Clay? ¿Crees que esto es un maldito juego? -yo suspiré sin querer renunciar a mi excelente humor, mientras caminaba hacia el quiosco en el que varias personas hacían fila para pagar.

-No sé qué te pasa, Denisse, pero me están bajoneando tu tono y tus groserías -le dije sin querer ahondar en ello.

-Lamento arruinarte la maldita mañana, solo quería informarte que renuncio, para que busques agente y te lleves a otro imbécil a tu maldito infierno -yo me sentí aludida por su histeria y su lenguaje soez.

-¿Y puedo tener el motivo de tu renuncia? O vas a maldecir a toda mi descendencia también -le dije entre dientes mientras me abría paso entre las personas para mirar el periódico.

-Tu productora llamó esta mañana y nos mandó al infierno porque tú no les informaste, ni a ellos ni a nadie que eres la hija de un maldito narcotraficante -yo bufé.

-Mi papá no trafica drogas -dije, vaya que Deni estaba logrando sacarme el humor.

-¿Qué? -casi gritó ella.

-Que mi papá no trafica drogas, no es un narcotraficante. Trafica falsificaciones -y aunque pudieran decirme que igual era un criminal, había una línea trazada allí, y las dos cosas no eran lo mismo.

-No hacemos tratos con criminales, Clay, vete a la mierda -expresó con todo el énfasis que pudo, respiré profundo mirando el diario y supe que esto no hacía más que empezar.

-Gracias por tu madurez, Denisse -le solté entre dientes antes de trancar la llamada y mirar el titular del Times para esa mañana.

Súbitamente el solo de guitarra que se reinició en mis oídos no se oía tan divertido.

Emma Clayton: ¿Princesa del Rock, o de la Mafia?

Bufé. ¿Princesa de la mafia? Ni que yo fuese Alessandra D'Amico o algo así.*

Tomé el diario y comencé a leer las conjeturas del periodista por mi relación familiar con el reconocido traficante británico de falsificaciones.

Entonces vi como una niña pequeña me miraba desde la esquina del quiosco. Observaba detalladamente su diario con una foto mía, y paseaba su mirada hacia mí. Abrió sus labios para decirme algo cuando su madre la haló hacia ella al verme, pagó el diario y se marchó como si tuviese al frente a la mismísima peste.

Suspiré en grande esta vez, sabía que tarde o temprano todo esto iba a sacarme factura.

La mitad de los datos del reportaje eran falsos, no sabían nada de mi papá, no sabían nada de mí y yo tampoco iba a explicárselos. Realmente, luego de seis meses de una carrera exitosa, dos singles y una gira por EE.UU como telonera de Avril Lavigne habían sido suficiente para que el nombre de Clay sonara por todas partes. Pero ahora todo eso quedaba bien enterrado, y ya simplemente esperaba la llamada del manager de Avril para terminar de enterrar mi carrera por el subsuelo.

Moví las manos con impaciencia y arrugué el periódico que acababa de comprar, porque sabe Dios que me gané el derecho de atestar esto contra alguna papelera antes de que llegara la siguiente llamada.

Me encaminé pisando fuerte el suelo en mi idea de desestresarme, y en pleno ataque de malcriadez escuché una vocecilla detrás de mí.

-Disculpa, ¿eres Clay? -junté toda mi buena disposición y sonreí.

-Sí -le respondí a la chica que sonrió emocionada.

-¿Crees que nos podríamos tomar una selfie? -me pidió con una sonrisa y yo asentí. Quizás nadie más quisiera tomarse fotos conmigo luego de esto.

-Claro -le dije con una media sonrisa cuando la chica nos tomó la foto y me dio un abrazo.

-Me encanta tu música y tu estilo -me dijo. Yo me miré de reojo y le sonreí.

-Creo que gracias -le respondí sin querer ahondar demasiado en ello.

-No te preocupes por lo que dice la prensa, a nadie le importa quién es tu padre -añadió y yo respiré profundo para volverme hacia la chica.

-¿Eso crees? -le dije queriendo saber una respuesta real, pero ella solo me sonrió cálidamente y asintió.

-Estoy segura -dijo cuando yo asentí lentamente y mi teléfono volvió a sonar.

Estaba muy segura de que ella tenía razón, y a mis fans no le importaría. Pero nadie iba a invertir en una criminal aunque yo no tuviera nada que ver con los negocios de mi papá, ni dinero suficiente para producirme a mí misma.

Cuando miré el teléfono el corazón me empezó a latir rápidamente. No era justo que la mismísima Avril Lavigne fuese a despedirme por teléfono.

-¿Hola? -saludé tragándome el corazón e intentando lucir menos nerviosa.

-Clay, nena... -escuché la voz tranquila de Avril y me llené todavía de más temor. -Oí lo que pasó... -continuó y yo no sabía qué responder. -¿Cómo estás? -yo fruncí el ceño.

-¿Qué? -inquirí.

-¿Estás bien? -me preguntó y yo asentí. Fue luego que recordé que era una llamada y ella no me estaba viendo.

-Estoy bien -le aseguré.

-¿Es cierto algo de lo que se dice? -yo suspiré.

-Mi padre es Albert Clayton, y es traficante de falsificaciones -le dije-. Pero no tengo nada que ver con eso.

-Lo sé, linda -dijo ella con sencillez-. Es evidente que eres una buena chica.

-Es una pena que mi productora no piense igual -musité y ella se adelantó a responder.

-Ya te conseguiremos una mejor productora -aseguró-. Por ahora, no des declaraciones y nos vemos para el concierto del viernes.

-¿No vas a despedirme? -le pregunté incrédula.

-¿Por qué? No has hecho nada malo -dijo con una sonrisa implícita y yo suspiré de tranquilidad-. Yo no te voy a culpar por los errores los demás, tenemos un contrato.

-Gracias, Avril, significa mucho -fui honesta, pero la verdad sus palabras me habían dado una idea. Yo tenía contratos, y ahora iba a cobrarlos a todas partes a donde fuera necesario para abrirme paso y producir mi disco.

Sin pensarlo dos veces, retomé mi ruta inicial y comencé a llamar a mi abogada para ver qué demanda podíamos establecer.

Un par de horas después estaba en un café con mi abogada (que también era mi hermana por parte materna), ahogando las penas en chocolate caliente.

-Nos pueden aplicar una cláusula de incapacidad moral -le expliqué mientras ella miraba detenidamente el contrato detrás de sus lentes de pasta gruesos. Esa era mi hermanita mayor, de piel morena, cabello ensortijado y oscuro acompañado una mirada profunda, totalmente centrada en los papeles en lugar de mi drama existencial-. Estoy arruinada, te lo digo.

-¿Puedes dejar de hacer eso? -me dijo luego de fruncir los labios y finalmente bajar los dedos de su mentón.

-¿El qué? -le pregunté algo desconcertada cuando la vi rodar sus ojos marrones hacia mí.

-Quejarte, no me dejas pensar -soltó entre dientes con ese gesto serio suyo de que estaba descubriendo la cura al cáncer-. Te vas a arruinar el maquillaje.

-No me importa mi maquillaje -musité volviendo a enterrar la cabeza entre las manos cuando ella soltó una media risita malvada.

-Eres demasiado dramática -me acusó, y cuando abrí la boca para refutar, me interrumpió-. Lo que hicieron en tu productora fue ilegal, pero no podemos obligarlos a trabajar contigo -soltó finalmente mientras cerraba volvía a centrar sus ojos en el contrato.

-¿Ilegal? Eso quiere decir indemnización -repliqué de golpe poniendo la mano en la mesa muy cerca de su galleta con chispas de chocolate.

Como acto reflejo me golpeó la mano con la carpeta y puso los ojos en blanco.

-Deja mi galleta, estoy tratando de salvarte el trasero -dijo y yo solté una media risita divertida. Bien, no les negaré que me sentía protegida, mi hermana era muy profesional y tenía cómo sacarme de esta, pero aun así me gustaba quejarme un tanto de mi triste existencia que yo no merecía.

¿A quién no le gusta quejarse un poco antes de solucionar las cosas?

-Entonces hay demanda -ella asintió suavemente mientras veía sus ojos moverse de lado a lado al escrutar el papel. -¿Y será rápido? Porque de camino acá mi disquera comenzó a cobrarme por adelantado para grabar el disco, y ya que no tengo productora... -aventuré cuando ella dejó de leer y bajó la carpeta.

-¿Te cobraron por adelantado? -dijo con un tono tan serio que me causó escalofríos.

-No a mí, a mi productora, pero ya que... -ella negó interrumpiéndome de golpe-. ¿Qué sucede?

-Esta demanda tardará, seguramente los abogados dilatarán el proceso y no querrán negociar -se quejó.

-¿Por qué no querrían negociar? ¿Quién querría iniciar una pelea carísima y larguísima legal por un malentendido?

-No es un malentendido, Emm, es casi un deber patriótico no negociar con criminales -me dijo con seriedad cuando yo chisté.

-No soy una criminal, Sophie, no tienen como comprobar ninguna alianza criminal entre mi padre y yo, estoy limpia -le aseguré.

-Pero va a tomarnos mucho tiempo probar eso, Emma, los procesos de investigación son lentísimos, sobre todo cuando son de baja prioridad -replicó mirándome con severidad.

-Por qué lo dices como si fuese culpa mía, ¿qué culpa tengo de que mi padre decidiera falsificar más de la mitad de los productos y billetes de américa? -fue entonces que vi a Sophia suspirar y volverse a centrar en los documentos.

-Sé que no es tu culpa, Emm, pero tu contrato con la gente de Avril Lavigne depende de que saques tu próximo CD en 3 meses máximo -yo bufé.

-Creí que querías que dejara de quejarme -dije con amargura enterrando la cara en mi tremenda taza de chocolate.

De un momento a otro, Sophia sacó su teléfono y comenzó a teclear rápidamente mientras yo pensaba en qué haría ahora que perdiera lo que con mucho esfuerzo me había costado conseguir.

-Quita esa cara -soltó ella sin siquiera mirarme demasiado cuando yo puse los ojos en blanco y lancé la mano hacia la mesa para robarle su galleta. Pero ella, como buena ninja apartó el plato apenas a tiempo para evitar que la tomara.

-¿Puedes dejarme ser miserable en paz? -le dije con frustración y ella soltó una brillante sonrisa torcida.

-Ya sabes que no -me dijo mostrándome su teléfono con una página web que incluía los 7 mejores inversionistas de New York, quienes estaban buscando nuevos talentos para financiar sus proyectos.

-Estás de chiste -le dije al ver su loca idea-. Son inversionistas, Sophie, buscan negocios.

-Serían idiotas si no notaran que eres una mina de oro -replicó.

-También soy una inversión riesgosa -añadí y ella soltó una media carcajada.

-Es por eso que busqué inversionistas y no productoras, los tiburones aman ese tipo de riesgos -yo no me sentía convencida.

-Siento como que si iremos a ponerme en venta -entonces Sophia soltó una risita y negó con la cabeza.

-Tomémoslo como un lugar por donde empezar, ¿está bien, Emm? No dejes que tu tonta cabecita pesimista arruine mis mejores ideas -me pidió partiendo su galleta a la mitad y dándome un pedazo acompañado de su móvil.

Trevor Adams: Midas busca oportunidades de inversión

Leí detalladamente y luego suspiré. Había pasado de rockstar a una simple "oportunidad de inversión".

-Vale, pero no iré con falda de vestir -le advertí.

-Tienes que estar presentable, nada de jeans rotos ni maquillaje excesivo -me pidió Sophia mordiendo su galleta.

-Pero me gustan más los jeans rotos -objeté y ella negó con la cabeza. Lo del maquillaje si no me importaba demasiado.

-Nada de eso, Emm, tienes que ser una buena oportunidad de inversión -y yo me sentí tan incómoda con esta idea, que me tomó un par de minutos digerirla y tragármela junto con la galleta. Si esto era lo que salvaría mi carrera, pues me salvaría con los jeans rotos.

****

*Para saber quién es Alessandra D'Amico te tocará leer la magnífica obra de Prisci_Rodriguez Destinos Entrelazados. 🤩

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Y así comienzo otra vez con otro sueño. Aunque no lo crean esta historia nació entera de una sola solita canción que más adelante les iré contando jeje...

Espero que les guste tanto como a mi me ha ido gustando escribirla. Y les pido oren a Dios para que me dé tiempo para escribir más seguido jejeje

Saludos a todos! Y gracias por acompañarme en esta neuva aventura

Atte:

E.C Álvarez.

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