Capítulo 9.- Los Recuerdos de Silvie
La situación de conflicto entre la Tierra y los Marduk había cambiado radicalmente, y acutalmente el clima de tensiones entró a una nueva fase. Mientras las fuerzas Marduk se reorganizaban para una nueva ofensiva, las fuerzas de la Tierra procedían a hacer lo mismo. Había iniciado una nueva tregua, sin embargo, era más que seguro que la guerra continuaría.
Dias después del incidente de la nave insignia Sarride, Hibiki se encuentra con Silvie, que había estacionado su auto en la calle, esperando a que alguien la acompañara a una de las zonas más apartadas de la ciudad.
- Un gusto verte nuevamente. – dice Hibiki con una cálida sonrisa.
- No esperaba que llegaras a este lugar, digo, eres solo un civil. – responde Silvie con algo de gracia.
- Mira el lado bueno, tal vez no sea un militar, pero puedo servir a las nobles causas cuando sea necesario. – contesta con falsa molestia.
- Un momento, ¿Estas diciendo que quieres acompañarme en este recorrido que planeo hacer hoy? – cuestiona ella con mucha duda.
- Si se trata de un asunto personal, lo es. – dice él sacando su cámara de video.
- Acepto entonces. -
Ellos dos suben al carro de Silvie, y ambos recorren el camuno hacia el llamado Cementerio Militar, el cual es uno de los lugares más recurrentes de las personas, sobre todo en días feriados.
- Así que cuéntame... - dice Hibiki - ¿Como fue que te convertiste en una militar? -
- Es una larguísima historia; todo comenzó con mi abuela materna, que como ya sabes, es una meltrandi - contesta Silvie, quien da un gran respiro mientras maneja. – Se llamaba Chlore Minai. Ella era la comandante de una flota de Meltrandis que se hacían llamar "Las Mujeres más fuertes"; ellas llegaron a enfrentarse con una flota de la Fuerza Expedicionaria Robotech al mando del almirante Max Sterling, quien derrotó contundentemente a las Meltrandis. -
- Bien, continúa. -
- Una vez que Chlore fue micronizada, se unió a las fuerzas Robotech. Ahí conoció a un invid que se hacía llamar Olfei Thiessen, pero para no hacer tan larga esta historia, ambos se casaron y tuvieron una hija llamada Ragna María. -
- Espera un momento... ¿Estás diciendo que no solamente tienes sangre meltrandi, sino también sangre invid? -
- Si, pero como dije antes, no solamente llevo la sangre de mis abuelos, sino que también he heredado muchas de sus cualidades. Es por eso que me he convertido en la piloto más destacada de las Fuerzas Armadas Unidas de la Tierra. – responde ella con una sonrisa.
- Y bien, quisiera saber algo más de esa tal Ragna María de la que me acabas de decir - contesta Hibiki tratando de recordar lo que Silvie decía. – ¡Según tengo entendido, ella es tu madre! -
- Pues claro, zopenco. Mi madre, que siguió también los pasos de sus padres, también se destacó por sus labores dentro de las fuerzas de la Tierra, manteniendo la paz, el orden y el progreso de la sociedad. – continúa Silvie. – Cabe mencionar que mi padre, Mario Ulises Gena, también fue un militar importante, y hasta peleó en guerras. -
- ¿Así que tus dos padres eran militares? Me resulta demasiado interesante que vienes de una familia totalmente distinguida, eres todo un orgullo para el clan militar. – declara Hibiki sin muchos rodeos, mientras la joven rubia sonríe una vez más. – ¿Y por cierto, qué pasó con tus padres? -
- Pues... es una historia demasiado triste, ocurrió hace diez años, cuando se desarrolló la última rebelión de zentraedis. – continúa Silvie. – Mis padres solían hacer vuelos de conocimiento, tal y como siempre lo habían hecho durante los últimos meses. Sin embargo, mi padre y mi madre descubrieron que había una serie de disturbios en la zona de Seattle, así que comenzaron a contactar con los altos mandos militares quienes pidieron el envío de numerosas unidades a la zona de peligro. En ese mismo momento, mis padres comenzaron a combatir contra una flota entera de zentraedis que recién llegaban al lugar. Sin embargo, cuando la ayuda estaba por llegar, una horda de mechas zendraedis comenzaron a acribillar a los Veritechs de mis padres, quienes cayeron en el cumplimiento de su deber. Las fuerzas terrícolas finalmente habían llegado al lugar, pero ya era demasiado tarde. -
- Supongo que para alguien aún joven para comprender la dimensión de los sucesos, debe de ser una de las experiencias más dolorosas de su vida. Tener la desgracia de saber que tus padres fallecieron y más a una temprana edad. – declara Hibiki al ver a Silvie con una expresión de tristeza.
- Por desgracia, así fue mi vida. - contesta Silvie - Pero a pesar de este infortunio, pude conocer a quien sería mi tutor, el comandante John Exxegran, por eso y gracias al comandante, fue que pude reintegrarme a la vida social que tenía antes de la muerte de mis padres, y gracias a su cálida presencia, pude volver a encontrar esa paz que había perdido y pude ver a las Fuerzas Armadas como una segunda familia. -
- Así que gracias a Exxegran eres la piloto que todo el mundo envidia, vaya vida la que tienes. Pero te aseguro que mi vida tampoco es tan bonita que digamos. – contesta Hibiki.
En ese mismo instante, el carro de Silvie llega al Cementerio Militar, en donde se encuentran enterrados los padres de Silvie. El camino había sido algo largo, pero la plática entre Hibiki y Silvie había valido la pena, ya que Hibiki pudo conocer mejor a Silvie y ver que ella podría ser una buena amiga.
- ¿Y dime Hibiki, tienes algunos parientes que conozcas? -
- No Silvie, es más, tengo muy pocos recuerdos de quiénes eran mis padres... la verdad es que mi pasado es algo así como un misterio. -
Silvie comienza a abrir la puerta de su auto y comienza a bajarse de él, haciendo que Hibiki reaccionara.
- Espera, Silvie... - dice Hibiki asombrado. – ¿Qué vas a hacer? -
- Voy a ver a mis padres. - responde Silvie - No te preocupes, cuida el auto por mí. No tardaré mucho. -
Silvie sale del auto y a la ves comienza a caminar por un camino que la lleva hacia donde están enterrados sus padres. Cabe mencionar además que la lápida donde se encuentran enterrados ellos lleva la siguiente leyenda: "Matrimonio Gena: amados padres de familia, honorables guerreros". Silvie se pone frente a la tumba de sus padres mirándola a con sus propios ojos, agarra una flor que había comprado en una florería y la deja en la tumba. Acto seguido, Silvie mira hacia arriba, hacia el cielo.
- Padre... Madre... Muchísimas gracias por dar el ejemplo... - piensa Silvie - Sin ustedes, yo no sería quien soy ahora. -
Después de pasar un buen rato mirando al cielo, Silvie se despide de sus difuntos padres, y comienza a regresar a donde estaba Hibiki, a quien le había encargado cuidar su auto.
Mientras tanto, en el espacio...
A pesar del alto al fuego, un grupo formado por tres cazas diferentes (todos ellos piloteados por zentraedis que trabajan para las fuerzas de la Tierra) comienza a sobrevolar el espacio, en dirección hacia uno de los satélites comunicadores.
- ¡Nave Gloria; habla Bravo Blade 12; curso 3025; Sector Frontera Sur; cambio! -
- ¡Aquí la Nave Gloria, Bravo Blade 12; cambia tu curso a 3012; mantén tu sector; cambio! -
- ¡Entendido! Cambiando curso a 3012; mismo sector, llegando en 10 minutos aprox. -
Mientras cambian el curso, una mujer piloto llega a cuestionar a su superior.
- ¡Lo siento comandante, pero no lo entiendo! -
- ¿Qué es lo que no entiendes, teniente? -
- ¿Puede explicarme la necesidad de una escolta armada para reparar un satélite inútil, cuando puedo estar haciendo algo mucho más productivo, como lavarme el pelo? -
- Porque eso es lo que exige el protocolo. - responde el comandante - Ya sabes ... ¡Son las reglas, y debemos respetarlas! - continúa - Y ahora te pregunto, ¿Cuál es precisamente la razón por la que estás aquí con nosotros? ¡Dime la verdad! -
- ¡No recuerdo! - responde ella.
- ¿Qué dice tu informe, disciplinario? - cuestiona el comandante a su otro subordinado.
- Ella voló sobre una torre de control en Mach 1. - responde él.
- "Negligencia en el mal uso de un jet de caza", ¿cierto? -
- ¡Fue algo que vi en una película, hace mucho tiempo! - responde la mujer en su defensa - De todos modos, soy una piloto profesional, ¡no lastimé a nadie! -
- ¡Sí! ¡Yo también vi esa película! - responde el comandante - ¡Pero no te preocupes, teniente! ¡Regresarás a tu escuadrón y la acrobacia volará pronto! ¡Y te tendremos de vuelta en menos de lo que canta un gallo! -
Los tres aterrizan en donde se encuentra el satélite comunicador que había sido abandonado, y deciden comenzar con la operación.
- Bien, ustedes dos espérense hasta que de la señal. - contesta el comandante.
- ¡Entendido! - respondieron sus subordinados.
Acto seguido, los tres cazas comienzan a lanzar sus ganchos, los cuales llevaron al satélite en dirección hacia la Tierra. Una vez que llegaron a la Tierra, los tres pilotos comenzaron a bajarse de sus aviones.
- Uff... eso estuvo bien, comandante. - contesta la mujer a su superior - si me disculpan, mientras ustedes se divierten con ese satélite... Voy a relajar mi mente un poco. -
- Yo también me despido, comandante. - contesta el otro hombre - Lo que sea que usted necesite, estaremos aquí mismo. ¡Hasta la vista! -
- Los veo luego, compañeros. - responde el comandante - Esto tomará un buen rato. -
El comandante a cargo de la operación comenzó a investigar a profundidad el satélite que había rescatado. Lo que había encontrado en su interior fue una gran sorpresa: Un par de cadáveres, aparentemente pertenecientes a los alienígenas conocidos como los Marduk, además de numerosas anotaciones, todas ellas escritas en textos parecidos a las de la escritura cuneiforme, lo cual dejó desconcertados a todos los miembros del equipo de rescate, quienes enviaron las evidencias al doctor Louie Nichols, para averiguar el extraño origen de estos seres.
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