Capítulo 8.- Desorden Marduk
La batalla en la nave insignia Sarride se ha vuelto cada vez más tensa. Hibiki Kanzaki y Silvie Gena habían aplastado a decenas de combatientes Marduk que se encontraban adentro de la nave, y ahora están más que decididos para ir a donde se encontraba Ishtar con el objetivo de salvarla. Por otro lado, en un hangar, el comandante Feff se sube en su mecha preferido, el Gilgamesh, para dirigirse hacia la zona de batalla. Mientras tanto, en el interior de esa misma nave, Ishtar seguía siendo estudiada mentalmente por su otrora mentora, Elensh, quien trató de encontrar una posible conclusión sobre la naturaleza de la especie humana y la supuesta contaminación que ésta hizo contra Ishtar.
- La raza de los Marduk llegará a la cumbre a través de nuestro poder inigualable. - dijo Elensh - De lo contrario, la confusión y el desorden reinarán sin control en todo el Universo. -
- Lo siento, pero las canciones de amor todavía resuenan dentro de mi mente. - respondió Ishtar - Espero que usted pueda perdonarme, Maestra. -
- ¡No! - contestó su mentora - ¡Tu mente está contaminada y necesita purificarse! ¡Tus pensamientos erróneos son una completa deshonra para nuestros lugares sagrados! -
- Lady Elensh, perdóname; pero la verdad es que no puedo controlar estos pensamientos porque ahora forman parte de mí; verás, las canciones de amor que provenían del planeta donde se encuentra el Alús, entran directamente a mi mente y se apoderan de ella... -
- ¡Reprime tus pensamientos! -
Mientras tanto, en otra parte de la nave, el Gilgamesh, que es piloteado por el comandante Feff, finalmente llega hacia donde se encuentra una pequeña unidad de infantería Marduk comandada por el comandante Volf; éste le comunica a Feff sobre las novedades que hay en dicha nave.
- Lord Volf, déjame pasar. - contesta Feff - Ellos deben de estar tratando de buscar a Ishtar; existe la posibilidad de que puedan entrar al Alus Nova. -
- Tú conoces la perversión que acaba de contaminar la nave. - le responde Volf - Tenemos que limpiarla, aunque esto implique sacrificar a nuestros propios soldados, ¡Así que lárgate de aquí, ahora mismo! -
- ¡No me dejas otra opción! - replica Feff - ¡Me veré obligado a usar la fuerza para poder pasar, si es necesario! -
Feff y sus hombres leales comenzaron a abrir fuego contra la unidad comandada por Volf, ésto con el propósito de que Feff pasara para poder salvar a su querida Ishtar. El máximo comandante de las fuerzas Marduk ya no peleaba más contra la raza humana; ahora se enfrentaba a un nuevo enemigo, el cual provenía de su misma gente.
Por otro lado, Hibiki y Silvie seguían recorriendo el pasillo principal con el propósito de localizar a Ishtar; pero se encontraron con la nada agradable novedad de que habían más cazas Marduk que los estaban siguiendo, y que sin duda les esperaban más cazas allá...
- ¡Son muchos! ¡Será muy difícil detenerlos y vencerlos! - exclamó Silvie, quien empieza a acelerar su Veritech a la máxima potencia, lo cual hizo que el Veritech lograra esquivar una puerta que estaba a punto de cerrarse.
Los cazas Marduk que se acercaron a la puerta se estrellaron, mientras que Hibiki y Silvie corrieron la mejor de las suertes. Después el Veritech llegó hacia donde estaba un gran vestíbulo completamente repleto de muchos combatientes Marduk; ahí Silvie lanzó numerosos proyectiles que lograron crear numerosas esferas luminosas, las cuales hicieron que los Madruk sacaran sus rifles y dispararan hacia arriba; algunos de esos pequeños disparos dieron al Veritech, pero éste siguió su curso hacia el núcleo principal de la nave, donde se supone que encontrarían a Ishtar. Silvie y Hibiki finalmente dieron un buen respiro.
- ¡Uf! ¡De la que nos salvamos! - dijo Hibiki - ¡Pongámonos en marcha, Silvie! -
- ¡Un momento Hibiki, creo que algo no está bien! - dijo Silvie al ver a su radar detectando algo extraño.
- ¿Por qué? -
- Debo decirte que es un milagro que hemos llegado hasta aquí. - responde ella - ¡Es momento de que debemos darle gracias a mi abuela! -
- ¿A tu abuela? - pregunta él - ¿A qué te refieres? -
- Mi abuela materna era una Meltrandi. - contesta Silvie - Toda esa imprudencia y todas esas habilidades las he heredado de ella; por eso no le temo a nada ni a nadie. -
- Pues yo no tengo nada que envidiarte, Silvie. - replica Hibiki - De hecho yo también soy valiente como tú. -
- Sí; supongo que tú y yo tenemos mucho en común. - ella continúa - Sabes, los Marduk han hecho cosas imperdonables, sobre todo con esos pobres Zentraedis. Sé que todo el mundo sabe que tanto los Zentraedis como las Meltrandis fueron diseñados para ejercer labores mineras y realizar guerras en beneficio de uno u otro bando, eso es algo que siempre ha sucedido... pero, los Zentraedis y las Meltrandis nunca han perdido el derecho de ser libres. ¡Los Zentraedis no son herramientas de minería, ni armas para la guerra! ¡Son personas, como nosotros, los Humanos! ¡Tienen sentimientos y pensamientos, de la misma forma en que nosotros los tenemos también! ¡Y por eso, Hibiki, es que yo estoy dispuesta a arriesgar mi vida, con tal de que los Marduk convivan en paz con los Humanos, de la misma manera en que pasó con los Zentraedis, las Meltrandis, los Tirolianos y los Invids en décadas pasadas! -
- ¡Yo opino lo mismo, Silvie! - contesta Hibiki - Y por cierto, ¿En quién confías más? ¿En Ishtar, que es una Marduk; o en mí, que soy un humano puro? -
- ¡Por supuesto que en Ishtar! - responde Silvie - Serás un buen periodista, Hibiki, pero todavía te falta mucho por hacer para poder ganarte mi confianza. -
- ¡Por favor, Silvie! ¡No seas mala conmigo! -
- ¡Tranquilo, Hibiki! ¡Ven conmigo, que todavía tenemos una misión importante qué hacer! -
Hibiki y Silvie descienden del Veritech y ambos dan algunos pasos hacia adelante.
- ¡Hibiki, hazme unas cuántas tomas aquí! -
- ¡Claro, Silvie! ¡Tus deseos son ordenes! -
Hibiki saca su cámara de vídeo y comienza a grabar a Silvie.
- ¡Aquí habla la Teniente Silvie Gena, piloto de primera clase de las Fuerzas Armadas Unidas de la Tierra, reportándome desde una nave insignia enemiga, en la cual me he infiltrado! ¡Hemos hecho todo lo posible por tratar de reducir el número de nuestros enemigos, pero a pesar de ello, nos quedamos atrapados, y nuestra situación actual es demasiado complicada! ¡Los Marduk nos superan en número y armamento! - empieza a sonreír sarcásticamente - ¡Haremos lo posible para poder sobrevivir a dicha aventura, ojalá y algún día podamos vernos nuevamente! - Silvie se da la media vuelta y comienza a derramar algunas lágrimas - ¡Gracias! -
Hibiki se había quedado con un fuerte nudo en la garganta. Ver a una Silvie que aparentaba ser fuerte y prácticamente invencible, pero que en realidad se mostraba débil, cabizbaja y con muchas ganas de llorar de impotencia, le empezó a doler a Hibiki. Inmediatamente Hibiki recordó el cómo él y ella se habían conocido y las fuertes discusiones que ambos sostuvieron... pero esta vez todo era diferente. Silvie pronto sucumbió ante la tristeza y comenzó a llorar; Hibiki, sin dudarlo, acudió hacia ella y optó por consolarla con un cálido abrazo, como señal de que el reportero apreciaba demasiado a la piloto, aún y a pesar de los malos ratos que ambos pasaron.
Mientras tanto, la flota Marduk leal al comandante Feff se apresuró para tratar de localizar a Ishtar; de inmediato comenzaron a escuchar una dulce canción de amor, la cual venía ni más ni menos que de la mismísima Ishtar.
- Un momento, ¿Qué es eso? - dijo un soldado Marduk.
- ¡Es una canción! - dijo otro soldado Marduk.
- ¡Es Ishtar! - exclamó Feff.
La canción de Ishtar comenzó a hacer sentir a Hibiki y a Silvie un sentimiento de paz y tranquilidad; Silvie dejó de llorar y secó sus lágrimas, y tanto ella como Hibiki comenzaron a sonreír. Los dulces cantos que emitía Ishtar llegaron a conmover a la gran mayoría de los soldados Marduk que se encontraban en la flota, incluso la sacerdotisa Elensh quedó conmovida al escuchar la hermosa voz de su discípula.
- Comandante Volf, la nave ha sido contaminada. - comunica uno de los artilleros sobrevivientes al ataque de Feff.
- ¿Qué? - exclamó Volf.
- ¿Por qué no te callas, Ishtar? - exclamó Feff mientras volaba su mecha.
- ¡No puedo creerlo, esa voz es la de Ishtar! - exclamó Hibiki - ¡Escucha muy bien su canción! -
- ¡Vamos a encontrarla y a salvarla! - respondió Silvie.
Silvie y Hibiki se subieron al Veritech, y ambos comenzaron a volar hacia el núcleo de la nave insignia, con el fin de encontrarse con Ishtar.
Mientras tanto, en la Nave Nodriza de los Marduk...
- Gran Emperador Ingues, la nave insignia de primera línea Sarride ha sido contaminada por las canciones alienígenas del enemigo. -
- ¡Entonces destruyan la nave y castiguen a todos sus tripulantes con la muerte! - ordena Ingues.
- ¡Como usted lo ordene, señor! -
En ese entonces, desde la Nave Nodriza, parte un contingente de soldados leales al Emperador, con el propósito de dirigirse hacia la nave Sarride y eliminar a todos los tripulantes de dicha nave.
Mientras tanto, en la nave Sarride...
Hibiki y Silvie bajaron de su Veritech y los dos comenzaron a correr hacia el lugar donde se encontraba Ishtar. Los dos comenzaron a ver a Ishtar sentada en su silla desde donde entonaba sus canciones; pero ambos se percataron inmediatamente de la presencia de otra mujer, una que correspondía al nombre de Elensh.
- Saludos, terrícolas. - dijo Elensh a los dos pilotos - He oído hablar de ustedes, los humanos. Conozco perfectamente la historia de su raza y de su planeta, y sé que ustedes han tenido muchas guerras que se ganaron con la convivencia y la coexistencia entre los diferentes pueblos. - ella continúa - Pero nosotros, los Marduk, creíamos que la paz solamente podía ser lograda con la conquista y purificación de todos los mundos que se atravesaban en nuestro camino; ¡Ésta era nuestra principal creencia! -
- ¿Pero cómo pueden ustedes atacar a nuestro mundo? - reclama Silvie.
- Los que llegaron a este mundo hace mucho tiempo y cuestionaron esta creencia, han sido severamente castigados con la muerte. - continúa Elensh con algo de pesar - Creer en cosas contrarias a nuestras creencias se considera una herejía, porque creer en cosas diferentes sería un atentado contra la voluntad del Gran Emperador Ingues; por eso muchos de los que han sido contaminados por las influencias alienígenas del exterior, han sido castigado según la disciplina Marduk, por eso les lavamos las mentes a cualquier enemigo que hemos capturado con vida, para poder evitar las influencias del exterior. -
Inmediatamente ocurre una explosión en la nave: acababa de llegar el Comandante Feff, quien acudió para poder llevarse a Ishtar.
- ¡Hibiki, cuidado! - exclama Ishtar.
- ¡Ishtar, estoy aquí! - exclama Hibiki.
- ¡Atrás, Hibiki! - dice Silvie a Hibiki.
El mecha de Feff comenzó a caminar lentamente hacia donde estaba Ishtar.
- ¡Feff, detente de una vez! - exclamó Ishtar.
Feff hace caso omiso a la advertencia de Ishtar, lanzando el brazo metálico de su mecha hacia Ishtar, a quien la sostiene como si se tratara de un secuestrador. Hibiki comenzó a indignarse.
- ¡Maldito estúpido, deja a Ishtar en paz! - gritó Hibiki del enojo.
- ¡Hibiki, tenemos que irnos de aquí ahora mismo! - recomendó Silvie.
- ¡No podemos abandonar a Ishtar! -
- ¡No hay nada que podamos hacer, así que hay que huir! -
Feff se descubre ante Ishtar, causando en ella una sensación de temor; en poco tiempo, Feff se percata de que Hibiki y Silvie estaban emprendiendo la huida y trata de arremeterse contra ellos.
- ¿Así que ustedes creen que pueden escapar de mi? - exclama Feff.
- ¡Feff, por favor, no lo hagas! - suplica una Ishtar que sufre por los demás.
- ¿Acaso defiendes a esa escoria alienígena? - Feff agarra a Ishtar del cuello y la avienta hacia el piso - ¡Bájate de la nave! -
Ishtar se sintió muy triste, ¿Cómo pudo darse cuenta que su protector, Feff, ahora se hay puesto en su contra? En ese momento, aparece la nave de reconocimiento que Ingues envió para poder destruir a la nave Sarride; Feff inmediatamente se arrepintió de lo que le había hecho a Ishtar, por lo que procedió a tomar nuevamente a Ishtar y llevarla a bordo del Gilgamesh que Feff pilotaba. Hibiki y Silvie también se subieron al Veritech y también emprendieron la huida. Sólo Elensh permaneció adentro de la nave, esperando a su cruel destino.
- ¡Eso estuvo cerca! - dijo Silvie al ver el Gilgamesh - Si Ishtar no se hubiera subido a esa nave, entonces...
Inmediatamente el Gilgamesh comenzó a disparar contra el Veritech, y éste se defendió también lanzando disparos. La batalla continuó a lo largo y ancho de la nave. Para Feff, la lealtad hacia el Emperador Ingues ya no valía nada, así como tampoco valía para él la vida de los humanos; lo único que le importaba a Feff era proteger a Ishtar. Inmediatamente, la nave enviada por Ingues comenzó a lanzar numerosos rayos que poco a poco comenzaban a convertir a la nave Sarride en montones de pedazos.
- ¡Maldición!, ¿Así que éste es el castigo que manda Ingues a los que no piensan como él? - se cuestiona Hibiki a Silvie, mientras ésta vuela el Veritech hasta que éste es detenido por Feff.
- ¡Mueran de una vez! - dijo Feff, quien lanzó varios misiles hacia el Veritech.
Silvie comenzó a acelerar el Veritech con el fin de que Feff no les siguiera, así que Silvie elevó hacia la máxima potencia, misma que hizo que el Veritech abandonara la nave que estaba siendo bombardeada por la flota de Ingues. Feff también aceleró su Gilgamesh hacia la salida. La nave Sarride finalmente comenzó a explotar. Hibiki, Silvie, Ishtar y Feff habían salvado sus propias vidas de una muerte segura.
- ¡Fíjate bien, Ishtar! - dijo Feff a la emuladora.
- ¡Lady Elensh! ¿Por qué no te salvaste? - exclamó Ishtar rompiendo en llanto.
- ¡Esto que ves, Ishtar, es lo que desea Ingues, Gran Emperador de los Marduk! - contesta Feff a Ishtar - ¡Él desea castigar con la muerte a todos los que lo desobedecen! ¡Esto que ves es el resultado de nuestras propias acciones! ¡Ishtar, tanto tú como yo somos culpables por desobedecer la Voluntad del Emperador! -
Ishtar lloró desconsoladamente. Feff se percató de que su querida Ishtar mostraba sentimientos que ningún Marduk había tenido antes, por lo que se apiadó de ella. Feff sintió entonces que ya no tenía sentido el seguir peleando en una guerra que él jamás quiso. Para él, la única cosa que importaba era Ishtar.
Mientras tanto, en una Flota de Reconocimiento de la U.N. Spacy...
- ¡Aquí F-1! ¡Cambio! ¿Me copian? -
- Esta señal... ¡Es de Silvie! - exclama Amy - ¡Teniente! ¿Me copias? -
- Jefa, Teniente Gena, ¿Me copias también? - exclama Natasha.
- ¡Natasha, Amy, mensajes recibidos! - responde Silvie.
- ¡Urra! ¡Bravo! ¡Lo hemos conseguido! - grita Amy de la emoción.
Las tres subordinadas de Silvie; Amy, Natasha y Saori; se pusieron demasiado alegres al saber que su líder se encontraba sana y salva.
- ¡Teniente Gena, Jefa, escucha bien! - contesta Saori - ¡Es momento de que le des las gracias a Exxegran cuando vuelvas a la Tierra! ¿De acuerdo? -
- ¡De acuerdo! - contesta Silvie.
- ¿Sabes una cosa, Jefa? - continúa Saori - ¡Queremos pedirle una disculpa por hacerte sentir mal en todo este tiempo! -
- ¡No hay por qué disculparse, todo se trató de un malentendido! - contesta Silvie a sus compañeras de batalla; después ella corta la comunicación y se dirige a hablar con Hibiki - Bien Hibiki, después de todo, finalmente nos hemos salvado. -
- ¡Gracias, Silvie! - contesta Hibiki, quien después mira hacia arriba y piensa - Ishtar... espero que estés bien. -
El Veritech en el que estaban Hibiki y Silvie siguió vagando por unos minutos más, hasta que ambos fueron rescatados por el carguero de la U.N. Spacy que pasaba por ahí. Una vez rescatados, Hibiki y Silvie fueron llevados por todos los demás tripulantes en dirección hacia la Tierra, donde esperan pasar unos cuántos días, antes de poder enfrentarse a otra gran batalla contra los Marduk.
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