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Capítulo 14.- La Canción Legendaria

La batalla final recién había comenzado. Las Fuerzas Armadas Unidas de la Tierra y sus aliados del Sistema Solar, se enfrentaban a las Fuerzas Marduk, en una fuerte disputa por el control total de la Tierra. En estos momentos, el SDF-1 había iniciado su despegue, con el fin de dirigir su disparo hacia la nave madre de los Marduk, donde se encontraba el Emperador Ingues.

- ¡Coordenadas exactas de la Nave Nodriza Enemiga: GT-200, RC-98! - exclama Silvie - ¡Nos movemos a una velocidad de 70 kilómetros por minuto! -

El SDF-1 comienza a tomar su forma en modo de batalla.

- ¿Te sientes afortunado, Hibiki? -

- ¡Si! - responde con una sonrisa.

- ¡Mueve la palanca con cuidado, Hibiki! -

- ¡No te preocupes, Silvie! -

Desde la nave nodriza, Ingues comienza a mirar directamente al SDF-1, que cada vez se acercaba más y más hacia donde estaba él.

- ¡Así que ésta nave es el Alús! - dijo el Emperador en modo sarcástico - ¿Qué clase de poder puede tener una nave tan pequeña y tan insignificante como ésta? -

Mientras tanto, el SDF-1 comienza a realizar una descarga de energía, con el fin de poder hacer el disparo.

- ¡Nivel de energía, de 80% a 90%! -

- ¡Diez mil kilómetros de distancia con respecto al blanco! -

- ¡El cañón principal está listo para disparar! -

- ¡Esto tiene que funcionar! - grita Silvie decidida.

Inmediatamente, el SDF-1 dispara su rayo de energía, el cual llega a impactar en la nave nodriza. El disparo fue perfecto; sin embargo, hubo un gran problema: La nave nodriza no había sufrido ningún daño a causa del disparo del SDF-1, ya que estaba hecha de un material completamente resistente y que ningún hombre había conocido antes. El Emperador, al darse cuenta del fallo del SDF-1, comenzó a reír de la manera más maléfica posible.

- ¡No hay nada que temer! - comentó Ingues al percatarse de esto - ¡Es más que obvio que ésta no es la nave del Alús! -

- ¡Calculando las coordenadas, mi Lord! - responde la Conciencia.

- ¡No es necesario seguir moviendo nuestras tropas! - replica el Emperador - ¡Un solo ataque de ésta nave será más que suficiente para destruir a todo el planeta junto a todos los que habitan en ella! -

Mientras tanto, la batalla entre los Terrícolas y los Marduk se había vuelto cada vez más y más fuerte. Poco a poco, los Marduk seguían ganando terreno frente a las ya de por si inferiores fuerzas de la Tierra. Parecía que ya no había más esperanza para la Humanidad y para el planeta Tierra.

- ¡Nuestro ataque no ha funcionado! - dijo Silvie, quien se mostraba cabizbaja - ¡Hemos fallado! -

- Silvie, no te culpes. - contesta Hibiki, quien acude a consolar a Silvie.

- Si el gobierno de la Tierra me hubiera hecho caso, hubiera actuado a tiempo para poder controlar esta situación. - Silvie se pone cada vez más triste - Lo lamento, pero no pude salvar a toda esa gente, ¿Dios mío, qué haré ahora? -

- Silvie, no es culpa tuya. - responde Hibiki - Nadie tiene la culpa de lo que está pasando ahora. Todos hemos cometido errores, aunque sea una vez en nuestras vidas. Todos estábamos convencidos de que nuestra paz sería perpetua. Durante todos estos años estuvimos refugiados en esta casa que es el planeta Tierra y creíamos que era nuestro hogar, pero hemos olvidado que nuestro verdadero hogar se encuentra en las estrellas. El planeta Tierra sólo es una pequeña habitación en comparación con la enorme casa que es el Universo. - Hibiki le muestra a Silvie las series de explosiones que iluminaban el cielo y que correspondían al campo de batalla - Silvie, sólo mira tu alrededor, nunca vemos las cosas como son en realidad. Nuestras vidas se han visto ensombrecidas por los fantasmas del odio, del egoísmo, de la crueldad, de la arrogancia y de la violencia. Nunca valoramos nuestros verdaderos sentimientos, como el respeto, el cariño y el amor. Y cuando finalmente logramos comprender, siempre llegamos demasiado tarde. -

- ¿Valorar, nuestros verdaderos sentimientos? - cuestiona Silvie, quien después dirige su mirada hacia Hibiki y le pregunta - ¿Crees que aún estamos a tiempo? -

- ¡Sí! ¡Nosotros pudimos entendernos a pesar del poco tiempo que nos hemos conocido! - contesta Hibiki - ¿Te gustaría pasar más tiempo conmigo? -

Silvie asintió la cabeza, dando a entender que dio un sí como respuesta. Luego se dirige hacia Hibiki y lo toma de las manos.

- ¡Siempre he tratado de buscar a alguien a quien pueda decirle la verdad! - dijo Silvie - ¡Siempre quise buscar a alguien que pudiera comprender mis sentimientos y mis emociones! ¡Pero nunca llegué a pensar que esta persona serías tú, Hibiki! ¡Nosotros podemos comprendernos mutuamente! - ella abraza a Hibiki.

- ¡Silvie! ¡Quiero que sepas, que yo te amo! ¿Tendrás todo el tiempo para mí? - pregunta Hibiki, a lo que Silvie responde con una expresión afirmativa en su cabeza. Hibiki acerca su rostro al rostro de Silvie, y acto seguido, ambos se dieron un beso que simbolizaba el amor profundo que se sentían entre ellos.

Ishtar, que para este entonces ya se encontraba en la cabina principal, se había quedado sorprendida al ver a Hibiki y a Silvie besando sus labios. Inmediatamente, Ishtar recordó aquellas palabras que le había dicho Feff antes de partir a la Tierra y finalmente sintió que había encontrado la respuesta absoluta de todas sus dudas.

- ¡Hibiki! ¡Silvie! -

- ¡Ishtar! - exclamó Hibiki.

- ¿Ustedes no se acaban de dar cuenta de algo? ¡Éste debe de ser el verdadero poder del Alús! ¡El poder del amor! - contesta Ishtar. 

Mientras tanto, el SDF-1 se acercaba más y más a la flota Marduk que se encontraba comandada por Feff. Éste último sintió la presencia de Ishtar dentro de la nave que, según ella, era el Alús.

- ¡Las principales fuerzas del enemigo han sido neutralizadas, comandante! - comunica uno de los operadores Marduk.

- Ishtar... ¿Por qué estás en esa nave? ¿Acaso aprecias demasiado a este planeta? - pensó Feff mientras seguía estando confundido - ¿Acaso será verdad lo que dices? ¿Acaso será verdad que el Alús está aquí, frente a mis ojos? -

Desde el antiguo Satélite-Fábrica, la nave SDF-9, que estaba controlada por el capitán Nexx Gilbert y tripulada por Humanos, Zentraedis y Tirolianos, comenzó a despegar, con rumbo hacia la batalla final.

- ¡Capitán Nexx, la nave nodriza enemiga ha logrado entrar en la atmósfera de la Tierra! ¡No hay tiempo qué perder! -

- ¡Así que el destino del planeta Tierra y de toda la Humanidad dependerá de esta operación! - dijo Nexx pensativo.

- ¡Afirmativo! -

En ese mismo instante, Nexx y los que le siguieron partieron rumbo a la Tierra para ayudar a las demás tropas que estaban sitiadas por los Marduk. Mientras tanto, en la Tierra, la batalla seguía recrudeciéndose, ya que cada vez, más cazas humanos eran derribados por cazas Marduk, y más defensas humanas eran eliminadas por bombarderos Marduk.

- ¡Si mi pueblo sigue por ese camino, terminará por destruir todo el planeta Tierra! - dijo Ishtar, quien estaba con Hibiki y Silvie.

 - ¡Se acabó! ¡Todo está perdido! - dijo Silvie con muchísimo pesar y una profunda tristeza.

- ¡No, aún no! - responde Ishtar - Todavía tenemos una carta bajo la manga, y esa carta es el Alús. El destino nos ha reunido a los tres en este lugar, y es posible que el destino y el tiempo sean ahora nuestros mayores aliados. -

- Quizás estés en lo correcto, pero lamentablemente el disparo de esta nave no ha tenido efecto contra la poderosa nave nodriza. Ya no podemos hacer nada. - responde Silvie.

- El verdadero poder del Alús no se encuentra en sus armas. - replica Ishtar - Como dije antes, el verdadero poder es el amor. - Ishtar continúa - Silvie, hace tiempo, Hibiki y tú se peleaban como si fueran dos enemigos batiéndose en batalla; pero finalmente ustedes dos han encontrado el amor. Y estoy completamente segura de que ésta nave se encargará de transmitir la paz y el amor que tanta falta le hacen a mi pueblo. Permítanme hacer este último intento. - Ishtar se despide de Hibiki y Silvie para dirigirse hacia la parte alta de la nave.

- ¿Qué se supone que debemos hacer ahora? - cuestiona Silvie - ¿Crees que ella tenga posibilidades de salvar a éste planeta? -

- ¡Debemos abrir todos los canales de transmisión! - responde Hibiki - ¡Si estamos aquí, es porque creemos en el amor y en la paz! ¡Silvie, si debemos actual, hay que hacerlo ya! ¡Y además, es posible que ésta nave sea el Alús del que tanto hablaban los Marduk! -

Ishtar había llegado hasta la parte más alta de la nave, exactamente en el mismo lugar en el que, hace más de ochenta años, Lynn Minmei había cantado la canción "We Will Win" para acabar con la guerra contra los Zentraedis. Pero las cosas eran completamente diferentes: Ahora sería alguien que provenía del enemigo, una mujer llamada Ishtar, la que dirigiría sus palabras para llegar a todos los oídos de los Marduk.

- Saludos. Soy Ishtar, Emuladora de los Marduk. Les pido a todos ustedes que cesen el fuego ahora mismo. No debemos luchar contra los humanos, ya que los humanos son una creación nuestra, y como tal la debemos proteger a cualquier costo. Éste planeta posee una cultura muy amplia, una cultura basada en la protección mutua y en la sucesión. Todas las demás razas que hemos creado también deberán de ser protegida por nosotros y por las generaciones que están por venir. Los humanos son capaces de crear nuevas culturas. Si destruimos este planeta junto con ellos, muchas cosas se perderán para siempre en este Universo: Los grandes conocimientos de esta raza y su belleza única no se recuperarán jamás, si los destruimos a todos. De éste planeta he aprendido el dolor y la destrucción que causan todas las guerras. La única enseñanza de los Marduk sólo radica en la destrucción y la aniquilación de todos los que se entrometen en nuestro camino, y no conocen ninguna otra filosofía. Lo único que hemos ganado de estas enseñanzas, son la esclavitud que padecen nuestras mentes, y las incontables perdidas en nuestras filas. Si seguimos con esta enseñanza, jamás podremos volver a crear nada. ¿O acaso ya se les olvidó la razón por la que Enki y su familia vinieron a este lugar? ¡Ya no podemos seguir luchando! ¡Ésta guerra tiene que terminar de una vez y para siempre! ¡No tenemos por qué ser siempre enemigos! -

Inmediatamente, todos los Marduk comenzaron a escuchar las fuertes y claras palabras de Ishtar con respecto a la guerra que estaban librando con los humanos y sus posibles consecuencias. Desde las Emuladoras, hasta los soldados que estaban combatiendo en la superficie, todos habían escuchado las palabras de Ishtar y de repente dejaron de pelear. Incluso el ya confundido Feff se había quedado impactado por las palabras de aquella mujer por la que decidió protegerla antes que jurarle lealtad a su emperador. 

- ¡Bien soldados, será mejor que dejemos de obedecer a Lord Ingues y emprendamos la marcha hacia la Tierra! - exclamó Feff en modo de orden - ¡Tenemos una cultura qué preservar y muchas vidas qué salvar! -

Sin embargo, el Emperador Ingues y todos los que estaban en la nave nodriza, estaban completamente inmunes ante las conmovedoras palabras de Ishtar, por lo que el emperador comenzó a detonar varias bombas sobre aquellas flotas "contaminadas" que estaban a su alrededor. Después, el temible emperador se dirigió a las demás flotas que habían quedado a su alrededor:

- ¡No hagáis caso a lo que dice ella! ¡Destruidla! - exclamó Ingues - ¡Ignorad el engaño de ésta traidora! ¡No os dejéis engañar por sus palabras contaminantes! ¡Nosotros, los Marduk, hemos sido escogidos para gobernar al Universo y eliminar a todos los que representen nuestro obstáculo! - continúa con un grito - ¡Cantad, Emuladoras! ¡Exterminadles a todos! ¡No déis marcha atrás! ¡CANTAD LA CANCIÓN DE LA MUERTE! - 

Las Emuladoras que estaban más cerca de la Nave Nodriza comenzaron a cantar la Canción de la Muerte, pero Ishtar, al enterarse de ello, no se da por vencida, y les contesta a ellas:

- ¡No! ¡No canten ésta canción! ¡Deberán de escuchar las canciones de la Tierra! ¡Deberían de cantar una canción que transmita la alegría, la paz y el amor! ¡No una canción de muerte! -

- ¡Calla de una maldita vez! - respondió el malvado Ingues, quien ordena lanzar un rayo contra el SDF-1; acto seguido, la nave nodriza dispara contra el SDF-1 haciéndolo pedazos; luego Ingues les comunica a las Emuladoras que estaban cerca de donde estaba él: - ¡Cantad, Emuladoras mías, la Canción de la Muerte! ¡Escuchad, mis leales súbditos: la recompensa de los traidores es la aniquilación total! ¡Emuladoras, es hora de que los Marduk sean los amos absolutos de éste universo! -

- Mi Lord, ya hemos derrotado a los ejércitos de éste planeta. - le comunica una Emuladora - ¿Por qué insistes en que continuemos entonando la Canción de la Muerte? -

- ¿¡Acaso te atreves a desafiar mis ordenes!? ¡No tengo duda! ¡Sufrirás el mismo destino de los traidores! ¡Todos los que se rehúsan a obedecerme, deberán ser castigados con la muerte! ¡Yo, el Gran Emperador Ingues, soy un Dios, y como Dios, todas mis leyes deberán ser decretadas! - 

La crueldad de Ingues no tenía límites. Poco a poco comenzó a destruir a todas aquellas flotas que se negaban a obedecer las ordenes del Emperador. Desde la Cabina del SDF-1, que fue lo único que quedó de aquella legendaria nave, Hibiki, Silvie e Ishtar quedaron perplejos.

- ¿Pero qué está pasando? - preguntó Hibiki.

- ¡Ha dado inicio a la destrucción absoluta! - respondió Ishtar - ¡Todos los Marduk morirán a manos de la tiránica ambición del Emperador!

- ¡Mi Lord, usted se ha vuelto loco con sus castigos! - exclama Feff desde la nave Sarride, misma que está presenciando la destrucción de gran parte de la Flota Imperial Marduk - ¿Acaso su disciplina no tiene límites? -

- ¡Maldición! ¡El Emperador está exterminando a su propia gente! - exclamó Hibiki - ¿Acaso ya se volvió loco? ¡Ishtar, no permitas que éste degenerado se salga con la suya! -

- Todavía tengo fe en que podemos acabar con la guerra. - comentó Ishtar desde la parte alta de la cabina - Tengo fe en que ésta es la nave del Alús. -

En estos momentos, Ishtar activa su caja secreta, en la cual comienza a salir un holograma de una mujer con rasgos casi idénticos a los de Ishtar. Aquella mujer no era otra que la mismísima Reina Ishtar, aquella gobernante que en épocas pasadas fue considerada una diosa, sobre todo por los habitantes del antiguo Imperio de Babilonia, y de la cual, la emuladora Ishtar es una especie de clon o reencarnación. La música comenzó a entonar unos sonidos musicales, y acto seguido, Ishtar comenzó a cantar una canción de amor, entonándola en la lengua de los Marduk, una lengua similar al ya desaparecido idioma sumerio. La canción se traduce de la siguiente manera:

- Nunca volverán, estos cálidos recuerdos, por entre mis dedos, fragmentos de sueños arrojados, y ahora, en lo más profundo de mi corazón, surgió el amor. - 

Inmediatamente, las emuladoras comenzaron a reaccionar ante la potente canción de Ishtar, la cual hace que las demás Emuladoras dejen de cantar la Canción de la Muerte y comiencen a escuchar la hermosa melodía de amor que canta Ishtar. Esto hizo enfurecer al malévolo dictador de lo Marduk.

- ¡Seguid cantando la Canción de la Muerte, o sufriréis las consecuencias! - exclamó Ingues.

- ¡Emperador, deténgase ahora mismo! - respondió Feff ante la masacres del Emperador - ¡Si no se detiene, no sobreviviremos y seremos destruidos también! -

Mientras tanto, Ishtar siguió cantando:

- Nunca más volverá a decidirse, el ruego en la melodía repetida es, que reine la paz y el amor en el universo; no importa qué tan lejos estés, te alcanzaré algún día. -

- ¿Es esto una canción de amor? - preguntó una Emuladora.

- Esta canción suena bastante bien. - contestó otra Emuladora.

Inmediatamente, todas las Emuladoras que todavía quedaban con vida, comenzaron a cantar la misma canción que cantaba Ishtar. Inmediatamente, todas las unidades Marduk comenzaron a desobedecer al Emperador y a movilizar sus flotas, ésta vez para apuntar hacia la nave nodriza de Ingues.

- Silvie, lo hemos logrado. - dijo Hibiki a Silvie - La fe y la dulzura de Ishtar están funcionando en las mentes de todos los Marduk. El destino ha recompensado a Ishtar. Nuestra supervivencia está asegurada. -

Mientras Ishtar seguía cantando, todas las naves Marduk seguían volteándose en contra de Ingues. Esta vez, serían los Marduk quienes harían una revolución y quienes pondrían fin a la tiranía de Ingues.

- ¿Piensas permitir que nos destruyamos a nosotros mismos? - cuestionó Feff frente a la autoridad del dictador - ¡Esto ya se acabó! ¡No toleraré que sigas matando a mi pueblo! ¡Los Marduk ahora estamos contra ti y tu diabólica ambición! -

No muy lejos de ahí, una armada terrícola conformada por el SDF-9 y las demás flotas aliadas, comienzan a dirigirse hacia la nave nodriza de los Marduk, con tal de "ayudar" a las otras flotas Marduk, en su desesperado intento de terminar la guerra.

- ¿¡Acaso los Marduk se están matando entre ellos!? - se cuestionó Nexx al ver la masacre de la flota Marduk.

- Bien, nuestro objetivo principal es la nave nodriza, la cual se encuentra en medio de la órbita de la Tierra. - comenta Natasha.

- ¡Preparados todos los cañones! ¡Apuntando a la nave nodriza! -

- ¡ABRAN FUEGO! - exclamó Nexx.

El SDF-9 y las demás fortalezas terrícolas comienzan a disparar contra la nave de Ingues, quien ya se encontraba acorralado y sin ninguna escapatoria. En ese instante, los rayos de las nave terrícolas logran dañar el disparador de la nave nodriza.

- ¡Animales repugnantes! ¡Locos insolentes! ¿Cómo es posible que esa escoria llamada Ishtar siga con vida? - grita Ingues con mucha furia - ¡Maldita seas, Ishtar! ¡Maldito seas, Feff! ¡Malditos sean todos los que se han levantado contra mí! ¡Voy a limpiar el Universo de todas las razas inferiores! ¡Ninguno de vosotros tiene derecho a existir! ¡Los destruiré a todos! -

Mientras Ishtar termina con su canción, todas las naves de batalla Marduk comienzan a descargar sus rayos para dar el tiro de gracia y la estocada final a la nave nodriza de Ingues.

- ¡Pueblo de Marduk! ¡Defiéndanse entre ustedes y defiendan la Tierra! - exclama Feff a todos los demás líderes y soldados de su pueblo - ¡Acaben con la locura mortal de Ingues! ¡POR SIEMPRE MARDUK! -

Inmediatamente todas las naves Marduk disparan en repetidas veces contra la nave nodriza, la cual poco a poco se empieza a destruir.

- ¡Vosotros no sois nada! - dijo Ingues - ¿¡Cómo se atreven a atacar a su Dios!? -

La nave nodriza comenzó a llenarse de fuego y humo; y en cuestión de segundos, ocurrió una enorme explosión que redujo a la nave nodriza en un montón de escombros. Hibiki y Silvie se sintieron satisfechos al ver cómo su plan resultó ser un éxito. Ishtar se sintió agradecida con su gente por haber hecho entrar en razón a los Marduk para detener la guerra. La batalla final había llegado a su fin. La Tierra nuevamente ha sido salvada.

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