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Capítulo 9.- Después de la Tormenta

La guerra relámpago había terminado, el propósito de los spherisianos de poder atacar a la nave de la Fuerza Expedicionaria terminó en una masacre de parte de los refuerzos de PH-27; estos comandados por la capitana Marie Crystal y cerca de Ranath; correctamente en un sector donde el hoyo negro es lejano se levanta la base temporal de esta fuerza combinada, las superestructuras se unen temporalmente y en ellas se encuentra anclado el Ark Angel, esto es para poder reparar todo lo que se puede, así como la Helépolis y las otras dos naves. Sin embargo, ellos tampoco estaban solos, ya que una flota de invids apareció de manera sorpresiva, dando el tiro de gracia a las flotas haydonitas y a sus aliados spherisianos.

Ahora bien, después de ambas aventuras ya es tiempo de poder descansar; por un lado se preparan los que cayeron en la batalla y entre ellos los que pudieron recuperar, aun así se preparan también entierros espaciales con ataúdes vacíos, estos para quienes quieren recordarles cómo deben, los sistemas médicos también están en funcionamiento y son los de la súper estructura los que no dan abasto, Jean Grant se encuentra entre los equipos médicos y es quien recibe a la capitana de la Helépolis. 

- ¡Crystal! - dice esta mientras toma el pad con el historial – Llévenla al ala de operaciones, que preparen. - en ese momento una mujer toma el pad - ¡Oiga! - Jean trata de detenerla pero la mujer levanta una credencial.

- Doctora Grant, soy la doctora Firenze y soy la médico personal de la capitana Crystal. - Jean escucha la respuesta y devuelve la mirada a la capitana, quien mueve su cabeza de forma afirmativa

- Crystal, después regreso. - dice Jean.

- ¡Claro! - contesta la misma y entonces es trasladada hacia el ala de operaciones, al llegar y ser dejada por los paramédicos, Crystal toma de la mano a Roberta Firenze - ¿Qué pretendes? -

Roberta toma la resonancia y observa el daño - ¿Pretender? Pero si soy tu doctora, ¿No? - sonríe de forma ladina la mujer.

- Eso ni tú te lo crees Roberta. -

- Doctora, para ti soy doctora. - replica la mujer mientras deja la resonancia – Bueno, tenemos suerte; solo serán unos cuantos clavos, un yeso y podrás salir en dos meses con excelente recuperación. -

- ¡Robe...! -

Antes que Crystal dijere algo, Roberta pone una aguja hipodérmica cerca del ojo de Crystal. 

– Escúchame bien, idiota; entiende que solo por hoy, ignoraré el hecho de que casi rompiste tu pacto. - 

Crystal mira con cierto enfado a Roberta, mientras esta retira la aguja. 

–Te dije que me salvaras; no que me estrellaras en la nave haydonita. - 

Roberta guarda la aguja y mira la resonancia de Crystal. 

– Pero lo que digo es cierto; es solo una operación de rutina y agradece que yo soy quien la va a hacer. - 

Roberta sonríe y truena los dedos para que preparen a la capitana para la operación, todo esto mientras Crystal le mira con bastante enfado.

En otro lado de la improvisada estación espacial; en específico en una zona que servía para manufacturar Veritechs ahora es un hangar para los Veritechs de la flota, una serie de Alphas desciende, todos tienen vivos en color turquesa y de la nave con insignias de líder se abre la cabina; de esta emerge Roy Hunter y desciende suavemente gracias a la ausencia de gravedad de esta sección, lo que ayuda mucho a los ingenieros. - ¡Líder Turquesa! - es el grito que sale de una nueva conocida para este chico, Aysel desciende y empieza a amarrar su largo cabello en forma de coleta, cerca de Roy le mira para mostrarle una gran sonrisa y debemos decir que esta sonrisa, con labios de color rojizo intenso sobre una piel blanquecina constatan con su cabellera negra y un travieso rizo que no se queda en su lugar – Por los dioses; me alegro tanto que estés aquí. -

Roy por un segundo se pierde en la visión que le presenta la linda chica, la cual como se ha dicho tiene algunas prótesis, pero no por ello deja de ser una atractiva dama, entonces Roy despierta de este momento y le mira seriamente – Aysel... -

Aysel levanta su mano, cubre con dedo mecánico el labio de Roy – No, eso no es lo que debes de preguntar. - la chica piensa un poco - La pregunta es ¿te parezco linda? - Aysel sonríe y vuelve a una expresión seria – Dios, eso fue tan... -

- ¿Raro? - contesta Roy, por un segundo esta conversación hizo que olvidara lo sucedido

- ¡Exacto! - responde Aysel – Digo; sé que soy linda pero fue tan... -

- ¿Raro? -

- No seas tonto; eso ya lo dijiste... ¿acaso eres una inteligencia artificial? - dice la joven y entonces ambos sonríen – Es bueno que te alegraste un poco, ve a comer que yo me encargo de este bebé. - 

Roy sonríe y se va alejando, mientras tanto Aysel cambia de expresión y golpea el suelo con su pie - ¡Atención bola de idiotas, a trabajar en los turquesa, ya! -

Algo lejos de esta animada conversación; escondida entre los controladores, médicos y mecánicos se encontraba una seria Claudia, la chica miraba con atención a Aysel e ignoraba a Roy, pero mantuvo su vista en Aysel quien se mostraba como cualquier jefe de mecánicos, ruda y altanera; pero sin duda eficiente tomando las herramientas y sin preocuparle nada, Claudia lleva su escudo a su pecho y lo aprisiona sin decir nada.

- Cau... - es la voz de Uld que despierta a Claudia - ¿pasar algo? -

Claudia sonríe al Invid, mientras extiende su mano a lo que parece el rostro de esta especie – No ocurre nada, querido. ¿Por qué piensas eso? -

- Feliz no... -

- ¡Ustedes perros! - grita Aysel, que tiene la atención de todos los mecánicos, quien presiona su comunicador – ¡Los que no tengan nada que hacer vayan al Hangar 34! ¡Equipos médicos necesarios ahora! - dice esta y de un salto se eleva, da algunos pasos entre algunos vf hasta llegar al hangar y ahí se encuentra un vf casi destruido, la cabina semi-cubierta por las piezas que sirven de protección están demasiado aplastadas que no permiten el ingreso de los mecánicos, este vehículo se encuentra a la mitad y sale bastante humo de algunas secciones.

Aysel llega y se encuclilla para ver el interior – ¡Denme el magnesio y un plasma! - son lanzados una especie de botella y una pistola de soldar de plasma, la mujer hace un circulo sobre del acero y de la protección de la cabina, entonces con ayuda de su brazo metálico enciende el magnesio, este explota y antes que las piezas ardientes caigan dentro de la cabina, Aysel las toma aun calientes con su mano de acero, el sonido de carne hirviendo suena y la chica aguanta el dolor, lanza de lado las piezas y se toma la mano, la cual como debemos recordar esta media hecha de acero y aún tiene carne, un grupo de doctores trata de encontrarse con Aysel, pero la chica los detiene - ¡Adentro, adentro! - los doctores hacen caso y uno ingresa, los equipos de contingencia tratan de evitar que el Veritech explote, desde adentro un médico levanta la mano y muestra su pulgar en todo lo alto, esto indica que el piloto está vivo.

Los presentes aplauden, mientras una enfermera trata a la valiente mecánico y todo es visto por Claudia; esta de inmediato truena sus dientes y se limpia una lagrima, pero entonces la mujer mira la escarapela del Veritech destruido. 

– Esta clave la conozco. - la chica entonces trata de flotar y en ese momento el piloto es sacado del Veritech - ¡Klaus! - grita la segundo del equipo turquesa, Aysel mira la respuesta de Claudia y mira al garudaniano.

Los enfermeros colocan a Klaus en una camilla, uno de estos trata de quitarle el casco – ¡No! - interrumpe el doctor que entro en la cabina –¡Preparen el sistema vital portátil, este soldado está en condición crítica! - dice este médico.

- ¿Lo conoces? - es la pregunta de Aysel, quien mira a Claudia

- Un poco... tiene mucho que... -

- Bien. - Aysel toma de la mano a Claudia y lo lleva hasta el piloto – ¡Entonces no te separes! - dice la jefa mecánica mientras sonríe de forma cálida para Claudia.

En ese momento; dentro de la Ark Angel, en la cabina de descanso del comandante Drakun; ese hombre ruso que representa a algunos pilotos de ataque de la misma nave parece algo serio, entonces se abre su puerta – ¡Entra y cierra! -

El hombre en cuestión esta ataviado con el rango de teniente comandante, un chico de cabellera rubia y excelentemente bien peinado, una piel blanca que pareciere ser una figura de mármol, sus ojos de color azulino y una sonrisa de perla brillante – Pero... - contesta este joven teniente, cuya sonrisa es totalmente altanera y soberbia – ¿De qué debemos preocuparnos? ¡Todos se encuentran en su mundo; es más, deberíamos celebrar! - el teniente camina hasta una pequeña bodega, dentro se encuentra algunas botellas del comandante Alexei Drakun - ¿Un vino francés dentro de una cava rusa? - sonríe para el hombre, el cual desde que entro le mira con seriedad casi enfado – Bueno, ¿Quién soy yo para criticarlo?-

El ruso golpea en la mesa, el chico que esta con este hombre le mira – ¡Dorian! - dice Drakun, quien entonces hace que Dorian el teniente que se presenta deje la botella y se siente en una silla cercana, el joven toma asiento con total galantería y se cruza de piernas, mientras sigue sonriente y el ruso le sigue mirando – Dime hijo... - dice este mismo, mientras lanza una imagen tomada de una cámara de seguridad, dentro de la imagen se ven el grupo de Sarah Hunter, esta iba seguida por Lindsay y su compañero de clases Iraia. 

– ¿Dime por qué carajos llegaron esas cosas aquí? -

Dorian, que destapa la botella de vino y aspira el aroma, mira al capitán y sonríe. 

– Quizás alguien no hizo bien su trabajo. No lo sé, yo solo sé que este vino es frutal y eso me encanta. - contesta el chico con una inmensa alegría.

Mientras tanto, en las afueras del hangar, se encontraban Scott Bernard y sus familiares; entre los que se encontraban su esposa Ariel, la hermana de ésta llamada Sera, y el marido de ésta última, el cual todos llamaban Lancer. Todos ellos estaban alegres al saber que la ayuda vino en camino, con decir que los invids fueron escoltados por un escuadrón de perytonianos, cuyo comandante en jefe quería reunirse personalmente con Scott y compañía.

- Saludos, humanos. - exclamó el jefe perytoniano.

- ¿Quisiera saber cuál es tu nombre? - cuestionó Scott.

- Permítenme presentarme. Mi nombre es Menelik Falaris; soy el capitán del 53vo Escuadrón, formado por hombres y mujeres perytonianos. -

- Si. Ya ví cómo son ellos. - dijo Lancer de una manera interesada.

- Y por cierto... - continuó Menelik - Les presento a mi esposa; su nombre es Balaa Arashul. -

- Hola a todos, venimos en son de paz. - saludó Balaa en gesto de agradecimiento.

- Igualmente. - dijeron Sera y Ariel con una sonrisa dibujada en sus labios.

- Les traemos noticias con respecto al SDF-3 y su paradero... - dijo Menelik - Recibimos contacto y comunicaciones de parte de nuestros aliados los invids, y todo indica que estamos cada vez más cerca de encontrarnos con el almirante Hunter y sus soldados. -

- Bueno, pues eso hay que celebrarlo. - dijo Scott.

- Ya me imagino cuál será la sorpresa al enterarse de estas noticias. - dijo Lancer.

- Si nos lo permiten; mis soldados y yo tenemos que arreglar algunos desperfectos. - se despidió Menelik de Scott y los demás para poder regresar a donde estaba su escuadrón.

Acto seguido, Scott ve pasar a Marcus, y le dice: - Sé que tanto estas preocupado por la chica a la que amas, pero creo que ya debes de dar el siguiente paso. -

- ¿A qué te refieres con esto, Scott? - cuestionó Marcus.

- Mira... - continuó Scott - Quiero que le des este anillo a Maia; no es cualquier anillo, sino uno especial. -

Pero ese anillo especial no era otro más que el anillo que Scott iba dárselo a su antigua novia Marlene al finalizar la guerra contra los Invid. Así que Marcus tomó el anillo, fue a donde Maia y le dijo frente a ella: - Sabes, Maia, durante estos cinco años que hemos pasado juntos, hemos pasado por momentos felices, así como también por batallas sangrientas, y en cada momento siempre estabas junto a mí. Quiero que sepas que te amo, y que quiero que seas la persona con la que pueda compartir el resto de mi vida. - se arodilla Marcus frente a Maia, abre la caja con el anillo y Marcus continúa - ¿Maia Sterling, te casarías conmigo? -

Maia, al ver la propuesta de matrimonio de Marcus, empieza a ser invadida por la alegría y exclama emocionada: - Por supuesto que sí, Marucs Rush. Por supuesto que quiero ser tuya y pasar toda mi vida contigo. Te amo, Marcus. -

Ambos se abrazan y se besan apasionadamente, haciendo que los soldados que pasaban frente a ellos quedaran conmovidos y maravillados al ver semejante acto de amor en medio de la guerra. Incluso el mismo Roy quedó con la boca abierta, pues nunca ha visto en su vida a dos personas dándose besos en la boca.

- ¿Qué estoy viendo? ¿Una absurda película de amor? - exclamó Roy en silencio.

- ¡Qué hermoso! - dijo Aysel - ¿Verdad que hacen una linda pareja? -

- Si. Lo he notado. - respondió Roy.

- Y bueno. ¿Qué harás ahora? - cuestiona Aysel.

- No sé; me quedaré aquí por un rato, y luego ya veo que haré después. - respondió Roy. 

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