Capítulo 7.- Conversaciones Premaritales
Dentro del Ark Angel, en el área donde los pilotos tienen sus cuartos una mano toma a Roy del pie y le jala, este apenas despertando ve a la persona que le hace perder su sueño, se trata de Claudia que le observa fijamente –tenemos trabajo...-
- Entonces... - dice Roy mientras baja con Claudia hacia los hangares – ¿necesitaban a un idiota y un estúpido? - este elevador es un común y corriente, como los de la tierra, pero la diferencia es que este tiene una serie de agarraderas para no estrellarse con el suelo o piso, esto por la falta de gravedad.
- Claro. - contesta Claudia, mientras sube el cierre y coloca el último sello de seguridad para dejar su traje cerrado de forma hermética –por que pidieron un completo imbécil pero no se encontraba. -
- Por favor Claudia, no te desvalores así. Todos te queremos - es la respuesta de Roy, al terminar esta peculiar conversación la puerta se abre y nos deja ver el hangar del Ark Angel o al menos uno de los varios hangares de la inmensa nave, los pilotos se preparan y los encargados de cada escuadrón, así como los mecánicos.
Antes que Claudia dijera algo –Líder Turquesa...- se escucha una melodiosa voz, esta viene desde la parte superior, lugar donde una chica desconocida para Claudia, pero para los demás incluyendo a Roy no; Aysel cae cerca de Hunter y sonríe mientras el casco de este casi cae sobre la cabeza del líder turquesa, era casi como si Aysel lo tenía planeado –vaya soy buena...- dice sonriente la chica turca, mientras da un salto para saludar de forma militarizada a Claudia –teniente Baker... un saludo, soy Aysel mecánica de primera clase...también por órdenes del general Grant...- dice la chica mientras flota al lado de los dos pilotos –esperen...- silba a todo su grupo de mecánicos, una chica señala una batería donde están varias sillas, varias computadoras y donde algunos mecánicos, como de otros trabajos están preparados –bueno en resumen...soy su jefa de mecánicos y su controladora...también de otros diez grupos...puesto que parece que los que se encargan de eso...están bajo el ataque...donde están sus otros compañeros...- contesta la mecánica, esto mientras guiña un ojo a Roy y un saludo a Claudia –espero trabajar con ustedes perfectamente...que para eso soy la mejor...-
Claudia se coloca su casco, mientras mira a Roy y este mira a Claudia mientras borra la marca de un beso de su casco –este...- trata de decir algo pero Baker le ignora, ella decide irse a su nave sin dejarle explicar algo –Claudia...- trata de detenerle mientras se escuchan las indicaciones del general Grant...-
Desde el puerto se observa a un Vince Grant, el cual se presenta sin su acostumbrado uniforme, esto por lo sorpresivo del ataque –Caballeros...- comenta este mientras mira a su puerto, todos sus subordinados se presentan como este, puesto que como se dijo todo fue sorpresivo –tres escuadrones cazas saldrán a enfrentar a los rivales. Por el numero parece un grupo de reconocimiento; por lo que tomaremos la idea que el grupo principal llegara de un momento a otro.- dice éste mientras los soldados, algunos apenas uniformados y otros con todo su equipo se miran entre si –Todos sabíamos que no sería una tarea sencilla, pero una cosa les digo, la humanidad, no, toda la galaxia cuenta con nosotros, y nuestro destino es solo el inicio para terminar esta guerra contra el genocidio infringido por aquellos que se llaman "los Maestros de la Robotecnia".-
-¡Ja!...- dice uno de los pilotos, el chico está sentado sobre su Veritech, este es un modelo nuevo pero con gráficos bastante peculiares representando su personalidad, su escarapela; que originalmente era una serie de distintivos que representaban nacionalidades, ahora éstas representan los diferentes nombres clave de los pilotos (los que tienen) los demás solo son distintivos simples, el de este piloto representa su nombre clave de "Yellow Dancer".
-No seas molesto, Lance- dice una voz que proviene de la cabina, dentro se encuentra una chica de cabello verde que lo mantiene amarrado en una coleta corta, Sera, que apenas es visible gracias a sus manipulaciones de su raza le permiten estar en varios lados a la vez –Sabes que Vinny hace todo lo posible para poder encontrar la SDF-3...- comenta esta chica desvaneciéndose.
-Y es por eso Sera, que debí de convertirme más en un mercenario que seguir en la fuerza.- contesta Lance mientras desarregla su cabello y se pone en una pose que sugiere su "cambio" de trabajo
-Pero sin ellos... bueno, tu sabes que pasaría.- dice Sera mientras aparece flotando un momento sobre de Lancer.
Esta misma se desvanece mientras que Lancer se pone en pie, mira al grupo Turquesa y sonríe diciendo: –Bueno, es más redituable ser mercenario, pero creo que estar aquí también es divertido.-
-Escucharon todos...- habla Aysel mientras se coloca en su asiento, su grupo también se coloca mientras miran todo tipo de lecturas –tres grupos de cazas y todos son de Aysel; así que sobrevivan y hagan del espacio su nuevo hogar.- dice la misma chica mecánica mientras mira los nombres, como los escuadrones.
Un mecánico, que es equipo de Aysel levanta la mano –Capitana...- dicho esto entre risas –todos los sistemas están en verde...-
-Bien... ¿lideres?- dice Aysel a otro miembro, este levanta el pulgar –perfecto entonces...todos a volar!- a esta orden los Veritechs son transportados hacia una sección baja, las puertas se cierran y cuando se abren se ven las luces que indican el sitio y el mar de estrellas.
-Lider Turquesa...- dice Roy, mientras baja el visor y coloca la zona de confort, que es una serie de piezas que se acoplan a la frente para mejor comodidad, como seguridad –saliendo...- de inmediato el grupo, que aunque es de dos cazas sale disparado, así mismo salen el resto de cazas, pero solo un grupo de cinco de estos se dirigen hacia el cumulo de chatarra, zona donde están Janice Em y compañía –ala dos...Claudia, quiero hablar contigo...-
-Lider Turquesa...ahora solo centrémonos en esto...- contesta Claudia, mientras se escuchan algunas risas de los que están conectados.
-Lo siento Roy, pero creo que tienes problemas maritales!- dice un piloto.
-No será premaritales?- comenta otro.
Claudia desconecta la mayoría de comunicaciones, mientras que Roy suspira –Hombres, les agradezco que vengan, centrémonos y lo que quiero hablar con Claudia no es de eso.-
-Si Roy, hay que ser profesionales! - dice uno mientras mira a su lado –este...Líder Wizard...esas naves parecen similares a las naves madre del Punto Réflex!-
-Lo son!- contesta el Líder Wizard, mientras se comunica con Roy –Lider Turquesa, esto no parece un equipo, además de parecer grupo de reconocimiento parece también equipo de choque!-
-Entendido Andreas...- contesta Roy –alguien de inteligencia metió la pata...-
-No sorprende Roy; nuestros especialistas de inteligencia están bajo ataque; debemos de acelerar el paso.- contesta Andreas el Líder Wizard y en ese momento todos salen despedidos hacia el encuentro de Janice y compañía.
Mientras en el cúmulo de chatarra, un disparo certero destruye un varitech y la nave donde venían los investigadores trata con dificultad mantener su posición, dado que este varitech explota cerca de estos, una chica del grupo sale disparada pero antes que se pierda en la inmensidad del espacio Louie le toma y la arrastra abrazándola –no son sintéticos...- dice Janice.
Louie le mira – ¿qué dices Jann?- aferra a la chica que solloza a su abrazo mientras trata de resguardarse de los disparos y las esquirlas.
-Quiero decir, que a diferencia de la batalla en la Tierra, como lo que hemos vivido...- comenta Janice mientras una explosión casi le daña -¡esos son seres vivos inteligentes! Los haydonitas están usando pilotos vivientes y no sintéticos.-
-Es imposible. Ellos no se rebajarían a usar biológicos y no hay biológicos!- Louie se queda en silencio –entonces...-
-Hay muchas posibilidades Louie...- contesta Janice –hay muchas especies inteligentes que no están con la REF y las posibilidades de que Haydon crease más especies es grande...-
-Entonces... estamos en demasiada desventaja.- contesta Louie.
Mientras tanto, al otro lado del Ark, se encontraba otro hangar, más grande pero con poca luz. La oscuridad reinaba en el enorme hangar. Unas pocas luces iluminaban el sector de entrada de personal. Estas se reflejaban débilmente en los Guerreros Sombra aparcados ahí, pero no llegaban hasta el oculto Alpha azul que estaba escondido entre estos. Un muy bajo, casi imperceptible murmullo despertó unas leves risas que se apagaron con el ruido de una de las compuertas de acceso al personal. Una forma femenina ingresó a paso marcial y dio la espalda a la formación de cazas estacionadas ahí, mirando hacía la entrada con los brazos cruzados, como esperando a alguien. La puerta se había cerrado. La figura permaneció impasible en su lugar, meneando la cabeza o golpeando levemente el piso con el pie izquierdo. La compuerta volvió a abrirse y alguien más entró. Era Marcus Rush.
- ¿Por qué tardaste tanto? – Preguntó Maia.
- ¿Eh? – Respondió él mirando sobre su hombro cerciorándose que la compuerta se haya cerrado detrás de él.
- Siempre llegas tarde. – Dijo ella tajantemente.
- ¿De qué hablas? – Respondió él enojado. – Vi la puerta cerrarse hace menos de un minuto. – Agregó apuntando con el pulgar hacia atrás.
- No importa. – Cortó ella su respuesta. – Se supone que soy tu superior. Y siempre me estás contradiciendo durante los vuelos.
- Oh! Lo siento, ¿Señor? – Dijo llevando la mano a la cabeza como saludando a un oficial. – Moderaré mi actitud la próxima vez.
- ¡Eres un idiota! – Vociferó ella llevando sus brazos hacia abajo con los puños cerrados. – Realmente fui una tonta al darte una oportunidad.
- ¡Wow! – Dijo él como frenando algo con la mano. – ¿Tan mal estamos?
- ¡Si! – Le respondió como un chillido. - ¡Casi no me ves! ¡Llegas de tus misiones y te vas con tus amigos al bar a beber!
- Jejeje. – Se rió él por lo bajo. – Sabes bien que en el bar no venden bebidas alcohólicas. Solo algunos oficiales tienen permitido tener alguna botella guardada en su camarote.
- ¡No me importas lo que bebas! – Gritó ella retumbando todo el hangar. - ¡No es el caso!
- ¡Cálmate! – Dijo el firmemente. – Asustarás al enemigo.
- Siempre me preocupo por ti. – Dijo ella más calmada sin prestar atención a lo escuchado. – Peleé a tu lado muchas veces y te salvé la vida veces.
- ¿Me reprochas eso? ¿Qué me salvaste la vida? ¿Acaso no salvé la tuya siendo un piloto de menor rango y de inferiores habilidades en el combate?
- Pero... - abrió su boca buscando palabras, pero calló. Bajó la cabeza hacía un lado y cruzó sus brazos. – Nada. Es una tontería.
- La razón por la que me voy con mis compañeros es por ti. Eres oficial y... bueno, no quiero que nos vean... tu sabes... juntos. Para no... afectar... tu carrera militar.
Maia, sin mover la cabeza, solo movió sus ojos para mirarlo, pero no dijo nada.
- Lamento si te falte el respeto como oficial. - Continuó él. - No volverá a pasar.
- Olvídalo. Si lo nuestro está mal, quizás debería terminar.
- ¿Lo dices en serio? – Preguntó él con sus ojos abiertos de par en par. - ¿Realmente quieres terminarlo?
- Yo... - Dijo ella moviendo la cabeza hacía el otro lado pero sin levantar la mirada. – No estoy segura. Quizás estamos confundiendo las cosas. Y allá afuera no podemos estar confundidos... o moriremos.
- Wow... - Respondió él por lo bajo. – Eso no me lo esperaba. - Hubo un silencio agobiante entre los dos. – A veces me pregunto si no te estoy estorbando. Y por lo visto, así es. – Agachó su cabeza mirando a un lado.
- Tú tú... - Titubeo ella insegura y levantando la mirada. – Tú no me estorbas. Eres un excelente piloto.
- No tan bueno como tú. – Agregó él como si fuera parte de la misma oración.
- ¿Me envidias? – Preguntó ella alejando levemente la cabeza. - ¿Te da envidia quién soy?
- Je... - Sonrió él sonrojado. – Bueno, no tan así.
- ¿Te molesta que sea mejor piloto que tú?
- Eres más que eso. – Dijo él mirándola fijamente pero ocultando su mirada en la oscuridad de su rostro. – Eres Maia Sterling. Todos en esta nave te respetan y no por tu rango. Tu linaje es muy importante. Hija de los mejores pilotos de las guerras anteriores. Hasta tu hermana Dana es una leyenda.
- Lo siento... - Continuó ella. – No sabía... que te molestara tanto.
- No es que me moleste. – Siguió él. – Lo escuché la otra vez en los corredores. "¿Qué hace esa chica tan hermosa y habilidosa perdiendo el tiempo con ese idiota?". Y tú también has estado ocupada resolviendo asuntos oficiales últimamente. Hace poco quise hablarte y me dijiste: "ahora no Marcus, regresa a tu unidad". Me sentí como un perro al que le dicen que vuelva a su rincón.
- Lo siento... - Respondió ella con la voz quebrándose. – No sé qué decir. No quise hacerte a un lado.
- Quizás tengas razón. Deberíamos terminar. Concentrarnos en nuestro trabajo.
- Yo... - Dijo ella sollozando y derramando una lágrima. – No esperaba que terminemos. Solo que nos entendamos.
- Pero si solo nos estamos complicando, nos llevaremos a la tumba mutuamente.
- Si, es verdad. – Agregó y respiró profunda y pesadamente.
En ese momento, el sonido que daba aviso que el comunicador de la nave iba a encenderse los despertó. Ambos miraron hacia arriba estando en alerta.
El comunicador habló: - "Por favor, al comandante Scott Bernard, presentarse en el puente en los próximos 15 minutos."
El silencio volvió a reinar en el hangar.
- Bah... - Dijo Marcus. – Es para Scott.
- Si... - Dijo Maia. – ¿Lo habrá escuchado?
- Si. – Respondió Scott desde la oscuridad. – Lo escuché.
Scott Bernard salió de la oscuridad caminando lentamente, de la mando de Ariel.
Maia giró frente a él y llevó su mano para saludarlo. Marcus, que no había reaccionado, la miró y lo advirtió. Se puso firme y también saludó con firmeza.
- No sean tontos. – Les dijo Scott con serenidad. – Bajen esas manos. Descansen.
Ambos obedecieron.
- ¿Es... estabas escuchándonos? – Titubeó Marcus con mayor confianza hacía Scott que Maia.
- ¿Todo lo que dijimos?
- Nosotros estábamos aquí antes que ustedes. – Dijo Ariel.
- Así es. – Agregó Scott sonriendo. – ¿Tan buenos pilotos y no fueron capaces de asegurarse que el hangar estuviese vacío?
Maia y Marcus se miraron y encogieron los hombros.
- Lo sentimos. – Respondió ella.
- ¿Quieres que te lleve? – Le preguntó Ariel mirando a Scott.
- No. Gracias. – Le respondió él mirándola dulcemente. - Aun tengo tiempo.
- En ese caso, creo que me retiraré. – Acotó ella soltando la mano de Scott de manera muy suave. – Si no les molesta. Te esperaré. – Le dijo a Scott. – Adiós. Que tengan buenas noches. – Saludó dirigiéndose a los dos jóvenes.
- Si. – Le dijo él sin querer soltar su mano. – Más tarde nos vemos otra vez.
Así, Ariel desapareció en un relámpago fugaz que iluminó todo el hangar. Los tres cerraron los ojos y volvieron a mirar al lugar ausente.
- Podrá hacerlo mil veces, pero nunca me acostumbraré. – Dijo Scott.
- ¿Por qué no dejaste que te lleve? – Preguntó Marcus.
- Mmm... Prefiero caminar o correr. – Respondió Scott. – Realmente marea estar en el punto A, ver una luz y aparecerte en el punto B, C o Z.
- O en el Punto Réflex. – Agregó él.
- Jajaja... - Rió Scott. – Si, el punto Reflex. Jajaja. Aun sabes hacer buenas bromas.
Maia los observaba sin entender su humor.
- En fin. – Continuó Scott caminando hacía los dos. Ambos se abrieron dándole paso. Él los tomó del hombro como un padre a sus hijos. – Acompáñenme a la salida.
Los tres caminaron lentamente a la par.
- Saben, no soy de escuchar lo que no me incumbe. – Dijo Scott, dominando la conversación.
– Pero no me dejaron alternativa.
- Lo siento. – Dijo Maia.
- No importa. – Dijo él impidiendo que siguiese hablando. – Es cierto que, como pilotos de combate, si se distraen allá afuera, perderán la vida, pero... - Respiró profundo y los apretó con su cuerpo. – Nunca piensen que su amor hacía el otro es una distracción o pérdida de tiempo. ¿Sabes Marcus? ¿Sabes cuánto amé a tu hermana, Marlene? Aunque ahora ame a Ariel, no dejo de recordarla. De recordar esos últimos momentos. Ambos queríamos casarnos. No sabíamos que estábamos descendiendo al mismísimo infierno. – Scott recuerda la nave de su novia explotando en el ingreso a la atmósfera. – No podía creer cuando vi su nave arder como una bengala. – Unas lágrimas silenciosas rodaron por las mejillas de Marcus. Scott se frenó y soltó a ambos. Luego dio un paso y giró mientras se abría la compuerta. – Nunca lo olviden. El amor no es una pérdida de tiempo. Tampoco una distracción. Cuando menos se lo imaginen podrán desaparecer en una llamarada cósmica sin dejar rastros. Y solo quedará el deseo de haberle dicho a la otra persona cuanto la amaban. No sean idiotas. Que su amor no sean solo palabras y recuerdos. – Retrocedió hasta cruzar la puerta. – Nos vemos. – La puerta se cerró delante de él.
Ambos se quedaron en silencio unos segundos. Maia miró de reojo a Marcus, quién miraba hacía el suelo con los ojos cerrados, y recién se percató de sus lágrimas.
- Oh, Marcus... - Dijo ella apoyando su mano sobre su hombro. – Lo siento.
- ¿Eh? – Dijo él reaccionando y percatándose de sus propias lágrimas. – No, nada... - Comenzó a limpiárselas.
- Olvidé que tú también tenías una hermana. – Lo giró suavemente hasta tenerlo de frente. – Perdóname.
Lo abrazó suavemente casi sin dejar que él reaccionara. Marcus también afirmó sus brazos alrededor de su cintura.
- Está bien. – Dijo él con serenidad. – No hay nada que perdonar. Todos hemos perdido a alguien en este conflicto.
- Te amo. – Dijo ella, soltando una bocanada de cálido y tranquilizador aliento.
- Yo también te amo. – Respondió él apretándose más.
Ambos jóvenes quedaron abrazados un tiempo largo en el silencio del hangar.
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