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Capítulo 29.- La Caída de Haydon (El Legado de los Hunter)

Hace más de 3000 años, se llevó a cabo una de las batallas más grandes de la humanidad, y la primera en ser documentada: la batalla de Kadesh. En ella se enfrentaron Ramsés II, Faraón de Egipto, y Muwatalli II, Rey de los Hititas. La principal característica de esa batalla fue la enorme cantidad de carros de combate que estuvieron presentes. El final de esta batalla trajo como resultado el primer tratado de paz de la historia humana, así como el final de la Edad de Bronce y el inicio de la Edad de Hierro. Hoy enfrentaremos nuestro propio Kadesh; millones de naves humanas se unirán con otras millones de naves de otras especies del Universo, con el propósito de acabar con la amenaza de los Haydonitas y, gane quien gane, será el comienzo de una nueva era que cambiará el Universo conocido.

- Capitán Vincent Grant, 9 de mayo de 2049.

La espera ha llegado a su fin: Los invids llegaron desde el recién reconstruido planeta Optera para enfrentarse, por última ocasión, a los temibles ejércitos Haydonitas. Pero los invids no llegaron solos, pues los altos funcionarios invids, por ordenes de la Regis, lograron convencer a una agrupación de diferentes razas del Universo; de toda esa agrupación, la más numerosa era la de has Hermanas Praxianas, pero junto a ellas venían también otros grupos, como los Ragnarianos, los Voldorianos y los Perytonianos, quienes también se unieron a los invids para asestar el golpe final contra los Hijos de la Sombra. También llegaron algunos que otros Zentraedis, Meltrandis y Tirolianos que todavía andaban extraviados en el espacio. Otra raza que también se unió fue la de los Trows, que no son ni más ni menos que aquella raza que había abandonado Atreyu hace cientos de años atrás.

- Sparks, hay otras naves que acaban de llegar. ¿Puedes reconocerlas? - dijo Vince.

- Si los datos no me fallan, son una agrupación de contingentes invids y algunas otras naves de procedencia desconocida. - dijo Sparks - Y todo indica que son aliados. -

- Son buenas noticias. - contestó Vince - Comuniquenles a todas las otras naves que ya llegaron nuevos refuerzos. - después, Vince se dirigen hacia donde estaban Louie y Janice, quienes presenciaron cómo la batalla estaba alcanzando su mayor auge. - ¡Louie, Janice, es hora de hacer un ataque Minmei! -

- Como usted lo ordene, capitán. - respondió Louie.

- Estoy lista, capitán. - dijo Janice, quien decide acercarse hacia un salón con cámaras; y en ese mismo instante, comienza a cantar:

What are you waiting for? Nobody's gonna show you how; Why work for someone else; To do what you can do right now?

Got no boundaries and no limits; If there's excitement, put me in it; If it's against the law, arrest me; If you can handle it, undress me.

Don't stop me now, don't need to catch my breath; I can go on and on and on.

When the lights go down and there's no one left; I can go on and on and on.

Give it to me, yeah; No one's gonna show me how.

Give it to me, yeah; No one's gonna stop me now.

- Un momento, reconozco esta canción. - dijo Lancer mientras derribaba a varios cazas haydonitas.

- No tengo duda. Se trata de Janice. - dijo Maia, también disparando contra otros cazas.

- ¿Y cómo puedes estar segura de esto? - cuestionaron Scott y Marcus.

- Intuición femenina. - respondió Maia.

- ¡Scott, mira atrás! - exclama Marcus.

- ¡Oh por Dios! - grita Scott, quien inmediatamente gira y ve a dos cazas haydonitas, a los cuales derriba en un abrir y cerrar de ojos. Otro contingente haydonita es perseguido en un fuerte zigzagueo por la oficial Claudia Baker.

- ¡Malditas hojalatas! ¡Pagarán por lo que le hicieron a Uld! - exclama Claudia.

De repente, los cazas son derribados por la nave de Wally Landry.

- ¿No gusta pasar a hacerme compañía en este combate? - pregunta Claudia a Wally.

- ¿No será mucha molestia? - dijo Wally.

- Por supuesto que no. ¡Pase usted! - 

- ¡Después de usted! -

Por otra parte, los capitanes Jack Baker, Sean Phillips, Karen Penn, y Marie Crystal, se encontraban junto con sus respectivos escuadrones, ordenando más ataques masivos contra las naves haydonitas, mientras que Janice seguía cantando con el fin de levantar la moral de los combatientes de la REF.

- Tenemos objetivos no correlacionados acercándose a la fortaleza en todos los sectores. Capitanes Baker, Phillips, Penn, y Crystal repórtense inmediatamente con sus equipos a las bahías de lanzamiento asignadas. Subestaciones Noviembre, Romeo, Tango, Zebra, prepárense para la ofensiva conjunta; no olviden que ahora la Invid Regis está de nuestro lado. - exclama el almirante Rick Hunter a los capitanes antes mencionados que, sin dudarlo, realizan los ataques correspondientes.

La Regis, al percatarse de que la voz cantante de Janice empezaba a surtir efecto en los soldados de las fuerzas conjuntas de la REF y los invids, empezó a comunicarse telepáticamente con todos sus hijos, incluyendo a Ariel y a Sera: - Hijos míos; ha llegado el momento de dar el golpe maestro contra los Hijos de la Sombra. Es momento de que ayuden a los humanos y a sus aliados en este momento decisivo. Si me fallan, no solamente será el fin de nuestra raza, sino también de todas las demás razas vivientes. -

Por otra parte, Roy Hunter y su compañero zentraedi Drannin, también se hallaban derribando a algunas naves haydonitas.

- Oye amigo, ya hemos derribado a varias docenas de naves cargueras haydonitas, y cada vez que derribamos una, aparecen como dos. - dijo Drannin.

- Pues ahi está el detalle, camarada. - replica Roy - Recuerda que los haydonitas son una raza completamente mecánica, de ahí que empiezan a fabricarse masivamente. - inmediatamente, Roy derriba a otros cazas que estaban cerca.

- Hablo en serio, Roy. - dijo Drannin quejándose - ¿Hasta cuándo llegarán los refuerzos? -

- Pues ya llegaron, ¿Qué acaso no ves al Invid Carrier que está aquí? - contesta Roy con mucha fuerza.

En cuestión de segundos, todos los combatientes invid que salieron del Invid Carrier, empezaron a disparar a diestra y siniestra contra todos los combatientes haydonitas del lugar.

- Esto estuvo extremadamente genial. - exclamó Drannin con mucho gozo al ver cómo los invid despedazaban a los haydonitas; después, Drannin duda: - Oye Roy, ¿De casualidad no has visto a Heidi? No la he visto por ahi. - 

- Yo tampoco la he visto. - responde Roy - Es más, tampoco sé nada sobre el actual paradero de Mylene. - luego, Roy empieza a dudarse así mismo - Me pregunto, ¿Donde estarán Mylene y Heidi? ¿Estarán combatiendo? - 

Contrario a los pensamientos de Roy y Drannin, las jovenes estrellas de Rock, Mylene Sterling y Heidi Shuepard, ya estaban completamente hartas de seguir pateando los traseros metálicos de los haydonitas, por lo que volvieron a la cabina donde estaba cantando Janice. Tanto Heidi como Mylene pidieron a Janice cantar junto con ella, por lo que ésta accedió a esas mismas peticiones. Las tres empezaron a cantar una canción que hacía un llamado a todos los combatientes a no rendirse:

They will not force us, They will stop degrading us, They will not control us, We will be victorious.

- Hermano, ¿Estás escuchando lo mismo que yo? - dijo Sarah a su hermano.   

- Claro que sí, son Mylene, Heidi y Janice. - exclamó Roy. - Nos llaman a seguir luchando. -

- Increíble, camarada. - replicó Drannin - ¡Hay que seguir pateando traseros metálicos! -

- ¡Sarah, hermana, quédate conmigo a destruir estas chatarras! - dice Roy dirigiéndose a su pequeña hermana - ¡No olvides que soy tu hermano mayor! -

- ¡Entendido! - respondió Sarah.

Roy y su hermana, quienes se encontraban escoltados por un pequeño contingente invid que acababa de llegar, empezaron a recargar sus municiones y, en un par de minutos, vino otro contingente haydonita en dirección de ataque. 

Por otra parte, Scott y Lancer, junto con Ariel y Sera, atacan otro carguero haydonita, y grata fue la sorpresa de los cuatro, quienes se encontraron a Ilse, la antigua capitana del Polaris, con un contingente de haydonitas humanizados y listos para el ataque.

- No sabía que había una humana peleando junto a los haydonitas. - dijo Ariel.

- No es una humana. - respondió Sera - Es una androide parte haydonita y parte humana; es algo así como Janice, pero hecha para la guerra. -

Ilse descubre inmediatamente a Ariel y a Sera, a las que ataca con sus puños, lanzándolas a ambas al suelo; no obstante, las hermanas invid se levantaron como si nada, y siguieron peleando contra Ilse, mientras que Lancer y Scott seguían disparando contra los otros haydonitas.

- No puedo creer que los haydonitas fueran tan listos haciendo clones. - dijo Lancer.

- Yo también sigo sin creerlo. - dijo Scott - Por mas que quiera deshacerme de todos ellos, siempre salen más; son como la mala hierba. -

En ese mismo instante, Ariel y Sera dejan paralizada a Ilse para llevarla hacia donde estaba Louie Nichols para investigarla. En contraste, Scott y Lancer estaban rodeados de varios haydonitas humanoides, quienes empiezan a ser disparados por Marcus y Maia junto a un contingente de la Coalición.

- ¡Marcus! ¡Maia! ¡Qué bueno que llegaron a tiempo! - dijo Scott.

- Sí. Nunca dejaría que mis amigos más cercanos estén en peligro. - dijo Marcus un poco burlón. Después de dejar escapar a Scott y Lancer, Marcus se dirige hacia Maia: - Fue un honor hacer la guerra contigo. - 

- Gracias. - respondió Maia, quien continuó: - Marcus, una vez que termine esta guerra, me gustaría que hiciéramos el amor. -

- Un momento, ¿Dijiste "hacer el amor"? - 

- Sí. Me refiero a pasar un momento íntimo. Solos tú y yo. - 

- Claro, ¿Por qué no? - 

Pasan varios minutos; las flotas de la REF junto con las flotas invid y otras flotas de la Coalición seguían destruyendo más naves haydonitas provenientes de Haydon IV. En estos momentos, Roy Hunter, bajo el cobijo de los invid, seguía disparando contra cientos de naves haydonitas. El exito de Roy en este campo de batalla, se debe principalmente a que sus municiones fueron cambiadas por un tremendo arsenal que unos aliados invid pusieron a su Veritech. Todos los ataques de Roy no hubieran sido posibles gracias a la melódica voz de Mylene, quien lo mantuvo en alta moral por bastante tiempo.

En ese instante, Haydon IV empieza a ser atacado por dos frentes: Por un lado, los invids, comandados por Ariel y Sera, las hijas de la Regis, atacan coordinadamente los diferentes puestos de batalla haydonitas en la superficie de Haydon IV; mientras que el segundo frente, conformado por combatientes Perytonianos y Praxianas, realizan ataques aéreos, derribando a cualquier nave de caza o carguero que esté en el aire, incluso si éste empezara a despegar.

- La buena noticia es que Haydon IV está siendo atacado por dos frentes; la mala noticia es que perdimos aproximadamente a una tercera parte de nuestras fuerzas combinadas, y esto incluye a los invids y a los que vinieron con ellos, claro. - dijo Louie.

- Esto no puede ser posible. - dijo Lisa - Si seguimos así, será un suicidio. -

Inmediatamente llegan Roy y Sarah, quienes agotados y exhaustos por tanto combate y equivar los misiles de los enemigos, llegan hacia donde estaban sus padres.

- Mamá, Papá, les he fallado. - dijo Roy respirando profundamente.

- No hijo, simplemente hiciste lo que pudiste. - contestó Lisa abrazando a su hijo mayor.

- Papá, eran demasiados; creo que no podemos vencerlos. - dijo Sarah a su padre.

Tras pensar por varios segundos, Rick respondió: - Claro que se puede vencer a los Haydonitas. Y la única forma de vencerlos es cortando el nudo gordiano. -

- ¿Nudo gordiano? ¿Qué es un nudo gordiano? - cuestionó Miriya.

- Es una expresión figurativa. - dijo Max - Hace referencia a una vieja leyenda griega, en la que el Rey Gordias de Frigia, ató su carro con un fuerte y poderoso nudo; aquél que lograra desatar el nudo, sería el gobernante de toda Asia. Muchos lo intentaron y todos fallaron; pero cuando Alejandro Magno, Rey de Macedonia, llegó hacia el lugar donde estaba el carro, cortó el nudo con su espada. -

- Exacto. - dijo Rick - La historia en sí hace referencia a resolver un problema mediante el decubrimiento de la misma esencia del problema. Y desde mi punto de vista, encontré una solución al problema. - después, Rick se dirige hacia su esposa e hijos - Lisa, Roy, Sarah, es momento de de terminar la guerra. Es probable que no salga vivo de ésta. -

- Espera Rick, ¿dijiste terminar la guerra? - dijo Lisa sorprendida y un poco angustiada.

- Así es  - dijo Rick - Pero no estaré solo; necesitaré al doctor Lang. -

- ¿El doctor Lang? - preguntó Sarah.

- Sí, ése soy yo. - respondió el doctor Emil Lang.

- Papá, doctor Lang ¿A dónde piensan ir? - cuestionó Roy.

- Iremos al centro de Haydon IV; tenemos una deuda qué pagar. - respondió Lang.

- ¿Dijiste deuda, doctor? - increpó Rick.

- Sí. - respondió Lang.

- Pues no se hable más. - dijo Rick un poco triste, quien empieza a abrazar fuertemente a su esposa e hijos. - Si no llego a sobrevivir a esto; quiero que sepan que los amo. -

- Yo también te amo, papá. - dijo Roy. 

- Cuídate, Rick. - dijo Lisa, quien,  al ver a su amado Rick, se dio cuenta que daría su vida por la Humanidad, por lo que tocó a Rick, lo abrazó fuertemente y lo beso apasionadamente sabiendo que podría ser la ultima vez que lo vería. Acto seguido, y en medio del fragor de la batalla, el almirante Hunter y el doctor Lang tomaron un Veritech, el cual avanzó con toda velocidad hacia  el centro de Haydon IV; en ese instante, algunas naves haydonitas que aún quedaban en pie desplegaron varias armas de tipo satelital, las cuales empezaron a apuntar hacia la Tierra, con el fin de repetir nuevamente un Holocausto espacial, como el ocurrido durante la Primera Guerra Robotech.

- Rick, siento mucho decírtelo, pero yo fui el culpable de todo. - dijo Lang.

- ¿A qué te refieres? - preguntó Rick.

- ¿Qué no te das cuenta, Rick? Yo fui quien hice el trato con los haydonitas y les compartí su tecnología; de no haber sido por las bombas Neutron-S, tal vez hubiéramos estado en la Tierra desde hace ya tiempo. -

- No se lamente por el pasado, doctor. - respondió Rick - Debemos buscar la solución al problema, y creo que ya lo hallamos. -

- Almirante Hunter, Doctor Lang, ¿Qué demonios están haciendo? - exclamó Scott.

- Vamos a acabar con la guerra de una vez por todas. - respondió Rick. 

- Necesito que todos ustedes se alejen de las zonas de batalla lo más pronto posible. - exclamó el doctor Lang - Nuestra probabilidad de sobrevivir es del 33%. -

- Entendido. Como ustedes ordenen. - replicó Lancer.

Inmediatamente y al escuchar las palabras del doctor Lang, Roy Hunter se apresura a correr hacia su Veritech, encendiéndolo y acelerándolo lo más rápido posible hacia donde estaban su padre y el doctor. Ya dentro de Haydon IV, Rick aceleró su Veritech hacia el núcleo principal del planeta artifcial, donde estaban la Conciencia y los demás altos miembros de la alta cúpula Haydonita; de repente, se oye una voz fuerte y oscura, la cual resulta ser de la misma conciencia: - ¡Humanos ilusos! ¡No podrán vencernos! ¡Todos ustedes están completamente listos para morir! ¡No, ustedes no se salvarán! ¡Todos sus planes se reducirán a nada! ¡Este es el momento de mi triunfo y de su extinción! -

Rick, en modo casi sarcástico, responde: - Te equivocas. Los listos y los muertos, ¡somos ambos! Así que ustedes serán quienes mueran. -

- Rick, será mejor que me dejes aquí ahora y te marches de aquí. - dijo Lang a Rick - Yo ya cumplí mi misión en esta vida. -

- ¡Papá! ¡No dejaré que mueras! - exclamó Roy quien, desde su Veritech, llega hacia donde se encuentra su padre.

- ¡Hijo mío! ¿Qué demonios haces aquí? ¡Te dije que te quedaras con tu madre! - le reclamó Rick a su hijo.

- Papá, estoy aquí para salvarte y llevarte a casa lo más pronto posible. -

- De acuerdo, no me dejas opción. - respondió Rick, quien dejó su Veritech para meterse al de su hijo. 

En ese instante, las naves de la REF, junto con todos los demás aliados, empezaron a emprender la retirada, con el fin de alejarse de los haydonitas lo más pronto posible. Por su parte, el doctor Lang, con la posesión de una de las armas más poderosas hechas por sus  antiguos compañeros haydonitas (y que había mantenido en secreto durante estos años), se acercó hacia donde estaba la Conciencia y los Haydonitas que estaban en ese mismo lugar.

- Rick, Roy, váyanse de aquí ahora; es una orden. - dijo el doctor Lang a Roy y Rick, quienes inmediatamente aceleraron para escapar del lugar.

- No es que yo sea de alguna significación, pero tal vez yo pueda ser como un insignificante copo de nieve que determina en que modo el alud caerá. En todo caso, yo no lo sabré, como Emil Lang no existiré nunca más. - se dijo así mismo el doctor en su mente, al ver cómo los haydonitas se acercaban hacia él lentamente. Inmediatamente, el doctor Lang se comunicó con el doctor Louie Nichols: - No hay nadie más elegible para el trabajo, así que yo tengo que probar, por lo menos. ¿No me desearás buena suerte, Louie? -

- De acuerdo - le contestó Louie desde el Ark Angel, quien quedó inmóvil y respondió inmediatamente: Gracias, Emil. Le deseo buena suerte. -  

- Gracias, Louie. Gracias, Almirante Hunter. Gracias, Joven Roy. - dijo Lang - ¡Adiós! -

El doctor Lang detonó el arma en frente de la Conciencia, sacrificando así su propia vida, con tal de salvar a su propia especie y a las otras demás especies; y no solamente eso, sino también salvó las últimas reservas de Protocultura conocidas hasta éste momento.

Inmediatamente, Haydon IV estaba siendo estremecido por fuertísimos temblores y erupciones internas de proporciones gigantescas. Los principales puestos de combate haydonitas se habían destruido. Las diferentes naves de combate haydonitas, así como también las principales armas de destrucción haydonitas, quedaron completamente infuncionables. Se había evitado un segundo holocausto contra la poca población nativa que aún quedaba de pie en la Tierra.

- ¡Por Dios, hijo! ¡Creo que no lo lograremos! - dijo Rick a su hijo, mientras ve hacia atrás y mira las llamas que empiezan a brotar.

- ¡Tranquilo, padre, lograremos salir de ésta! - le respondió Roy, quien acelera su propio Veritech a la máxima velocidad.

Lenguas de flama estelar anaranjada estaban deslizándose y erizándose alrededor del espacio sideral, como si se tratara de una gran supernova, aunque en realidad era una fuerte implosión del núcleo principal de Haydon IV, cuyo resto de la superficie se desfragmentó en cientos de miles de pedazos, los cuales empezaron a dispersarse por toda la zona de combate. El resto de cazas haydonitas también dejaron de funcionar al igual que las naves. Los Haydonitas, los Hijos de la Sombra, finalmente fueron vencidos por aquellos Hijos de la Luz, que resultaron ser un gran crisol de razas alienígenas que, pese a sus grandes diferencias, compartían un interés común.

- ¡Lo logramos! ¡Ganamos la guerra! - dijo Vince a su esposa Jean, a la cual abraza.

- Lo sabía. Sabía que Rick y Lang lo lograrían. - dijo Max con una gran sonrisa.

- Lo hicimos, finalmente vencimos a los Hijos de la Sombra. - dijo Janice con una sonrisa, pero inmediatamente se percata de algo: - ¡Un momento!, ¿Dónde están el Almirante Hunter y el Teniente Roy? -

- Janice, creo que hemos perdido comunicación con el Almirante Hunter. - dijo Sparks, uno de los controladores de la nave.

Muchos empezaron a preocuparse, pues creyeron que el gran Rick Hunter y su hijo habían muerto junto con Lang en la explosión, pero tras unos cuántos segundos, empezaron a escuchar algunas voces:

- No se preocupen más, mi hijo y yo estamos sanos y salvos. - dijo Rick, quien estaba cansado y sostenido en brazos por Scott y Ariel.

- Madre, mi padre y yo fuimos rescatados por los invids - dijo Roy, quien estaba siendo sostenido por Sera y Lancer y, al igual que su padre, también mostraba signos de cansancio.

- ¡Rick, Roy! ¡Están vivos! - gritó de la alegría una preocupada Lisa, quien con lágrimas de alegría en los ojos, corrió inmediatamente hacia su esposo e hijo para abrazarlos. Sarah, la hermana de Roy, también se dirigió hacia su familia y la abrazó también. Tanto Rick como Roy habían sido salvados por las hermanas Ariel y Sera, quienes mediante la técnica de la teletransportación, lograron salvar a ambos de una muerte segura.

- ¡Hermano! ¡Papá! ¡Lo lograron! - gritó Sarah - ¡Lograron salvarnos! ¡A Todos! -

Roy, al ver a su hermana, se apresuró a abrazarla también, y le contestó: - Él nos salvó de la extinción, pero no fue el único. El doctor Lang también hizo lo que fue necesario y sacrificó su vida también para protegernos. -

- Qué triste. - dijo Sarah - Apenas lo conocía y ya lo voy a extrañar. -

- Yo también, pero aún tenemos una vida por vivir junto a nuestros padres. - le respondió Roy.

Los Hunter estaban felices, habían salvado a toda la Humanidad; mas sin embargo, no estaban solos. Junto a ellos estaban también los miembros de sus todos los escuadrones, quienes también se apresuraron a aplaudirlos y abrazarlos, además de corearles varios ¡urras! como señal de agradecimiento y valor en el campo de batalla. Tanto el almirante Rick Hunter como la almirante Lisa Hayes le otorgaron varias medallas al joven Roy como recompensa por las numerosas acciones realizadas en batalla. Todo fue una verdadera celebración, aunque para algunos científicos aún era un luto simulado por la ausencia del doctor Emil Lang, quien tuvo que pagar una gran deuda con los Haydonitas, costándole su propia vida en dicho acto.

Entonces el SDF-3 y el Ark Angel, que habían vuelto al espacio para pelear la última batalla contra Haydon, se pusieron en camino hacia la Tierra una última vez, impulsados por potencia auxiliar. De algún modo el viaje realizado en estos cinco años por el espacio sideral había drenado todo el combustible de Protocultura de Segunda Generación, aún lo que fue dejado en varios mecha. No veremos otro igual de nuevo, como reza el refrán. No hay que negar la alegría diáfana de la llegada, sin embargo. La Tierra debajo de nosotros fue la primera y la mejor sorpresa: prístina y bella, su superficie restaurada, sus ecosistemas floreciendo con una vitalidad que ellos no habían conocido en un siglo y medio, y más.


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