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Capítulo 6.- Los Tri-Star

Pasaron algunas semanas, y todos continuaron con las pruebas. Algunas de las ideas de Kara eran bastante buenas, de hecho resultaron tan ideales, que su VF-5000 personalizado había alcanzado el rendimiento de un VF-11... y tal vez más, con sus motores súper afinados, las pint point barrier en los puños, incluso colocamos varias pantallas en los puntos ciegos de la cabina. En un sentido, se convirtió en una cabina de 360°. Es por ello que a ese Veritech se le llamó el Star Mirage-K, en honor a su piloto.

En cuanto al humor de Kara... este era cambiante, mientras estuviera en la cabina de su VF era toda felicidad, pero en cuanto bajaba, a veces era melancólica, a veces era agresiva, y a veces era amable; bueno, más bien amable con todos, menos con Isaac. No obstante, con quien más era amable Kara, era con el mismísimo Johnny Wolfe, puesto que él también tenía la necesidad de seguir luchando por la paz y la estabilidad del Sistema Solar; tanto era el deseo de Johnny por proteger a los suyos, que incluso llegó a considerar a Kara, a James y a Joseph como parte de su familia.

Un día, cuando ya se habían acabado las pruebas, es que se apareció por el hangar Andrés. Él era de esos tipos tan calmados, que su pasividad daba más ganas de molestarlo, solo para ver si se obtenía una reacción de él.

— ¿Cómo van las cosas Isaac? — preguntó Andrés.

— Es raro verte por aquí Andrés. — respondió Isaac. — ¿A que debo tu visita? —

— Mmm... solo pensé en darme una vuelta, ver alrededor un poco, asegurarme de que todos siguen vivos y que no tengo que dar una incómoda explicación a la REF sobre "perdida" de personal. —

— No te preocupes, aunque no lo creas no hemos tenido ningún accidente desde que Kara llego a la base. —

— ¡Ah! Cierto, Kara. ¿Y cómo se encuentra usted alférez? —

— ¿Yo? — respondió Kara, la cual se estaba removiendo el casco.

— ¿Acaso hay otra Kara en la base? — cuestiono Andrés con amabilidad.

— Creo que no seño... —

— ¡Claro que no!, no hay otra mugrosa zentraedi en toda la base. — interrumpió toscamente una voz.

Aquél sujeto que apareció era el teniente Oleg Kunestov, era un hombre de más de 40 años y rubio, había participado en casi todas las grandes batallas desde que los zentraedi aparecieron por primera vez. Desde la primera batalla contra los Zentraedis, hasta la batalla final contra Dolza; pasando también por la batalla de Ciudad Monumento contra los Maestros de la Robotecnia, y por supuesto también la invasión Invid del año 2031. Se dice que incluso estuvo presente en muchas operaciones de captura de satélites fábrica tanto de los Zentraedis como de los Maestros de la Robotecnia.

Pero su vida cambió radicalmente cuando vino la batalla de Ciudad Nueva Macross, donde Khyron Kravashera lanzo su última y ofensiva... y en ésta, el teniente Kunestov perdió a su esposa e hija. Desde aquél entonces, Kunestov tuvo un enorme odio a los zentraedis, al pueblo de los Maestros de la Robotecnia, a los invid, e incluso a los mestizos como Kara (se puede decir que él y el comandante del Ejército de la Cruz del Sur, Anatole Leonard, compartían mucho en común). Junto a él estaban Ford y Annie Lombardo, ambos hermanos mellizos. Los tres juntos eran llamados los Tri-Star. Seguro, sabiendo que los desechos de la U.N. Spacy son mandados a la base lunar Aluce, se preguntarán las razones por las cuales ese trio fue mandado aquí. Bueno, resulta que ellos servían en la nave insignia de la flota, nada más y nada menos que la flota colonizadora Nupetiet-Vergnitzs, al mando del legendario guerrero zentraedi Breetai Kridanik.

Y justo eso fue el problema, Kunestov nunca toleró el estar bajo el mando de un zentraedi, y eventualmente las cosas se fueron de control, al punto que en 2025 fue exiliado a la base lunar, y sus dos más confiables pupilos lo siguieron por la gran admiración que sentían por él. Nunca se supieron los detalles, pues los rumores iban desde un desacato de órdenes, hasta un intento de asesinato.

Como pilotos los Tri-Star no eran malos, pero no le llegaban a la calidad de lo que eran Kara, Johnny o los demás pilotos de la clase; o al menos eso pensaba en ese momento, lo que si es verdad, es que nadie era capaz de darles una orden. De alguna forma, a ellos siempre les molestó la presencia de Kara, después de todo era la única de ascendencia zentraedi en toda la base. Pero hay que admitir que esperaron bastante tiempo para comenzar a molestar.

— De verdad no puedo creer que dejen andar libremente a alguien así — dijo despectivamente Annie.

— Supongo eso le dará folklore a la base, además nunca había visto una zorra zentraedi en mi vida — continuó Ford.

— ¿A qué han venido Oleg? — les pregunto Andrés.

— Solo quería comprobar si era cierto que teníamos una zentraedi en la base. Después de todo, o están en la línea de frente ayudándonos como bueno amigos, o masacrándonos como buenos enemigos.

— Yo te sugeriría que te retiraras, si quieres problemas, no los tendrás. — respondió Andrés.

— ¡Tú no eres quien para decirnos que podemos o no hacer insecto! — exclamó Ford con energía.

— Tal vez seas un buen piloto Ford, pero te recuerdo que siempre que estas fuera de tu cabina, y cada vez que has querido enfrentarme, me has terminado viendo desde el suelo.

— ¡Cállate maldito! — espeto Ford al tiempo que lanzo un golpe.

Andrés lo evitó, y de hecho apresó el brazo de Ford, lo giró y lo puso de espaldas contra él, al tiempo que le torcía el brazo. Ford se fue arrodillando al sentir cada vez más dolor.

— Andrés, Andrés, Andrés, siempre creyéndote el cuento de que debes de mantener el orden aquí — dijo Kunestov en un tono irónico.

— Si no lo hiciera, hace mucho alguien ya hubiera muerto. — exclamó Andrés al tiempo que liberaba a Ford.

— En cualquier caso deberías de relajarte, solo queríamos probar que tan buena era una piloto de la llamada elite.—

— ¿Eso quiere decir que están dispuestos a hacer pruebas con nosotros? — le responde Yang a Kunestov.

— Por su puesto, si ella es la mitad de buena de lo que se dice, no debería de tener problemas en derrotarnos — dijo Annie con tono engreído.

— ¡Eso sería demasiado injusto! — alego Yang.

— No Yang, tranquilo — intervino finalmente Kara — si ellos quieren pelea, entonces se las daré.

— Pero Kara... — intentó decir Yang, a lo cual Kara le tapó la boca con un dedo.

— Vaya, entonces veremos el gran "valor" de los zentraedi en acción. — dijo Kunestov — Mañana será el enfrentamiento a las 600 horas, espero que ese "valor" no le abandone, alférez.

Y con eso es que se retiró Kunestov, seguido de una molesta Annie y un Ford que se quejaba de las heridas infligidas por Andrés.

— ¡¿Estás loca Kara?! ¡Esos tipos serán capaces de matarte! — grito Yang a una indiferente Kara.

— Cálmate Yang, seguramente tiene algo en mente, ¿no es así? — dije.

— ¿Qué es lo que saben de ellos? — pregunto Kara sin perder de vista el lugar por donde se fueron los Tri-Star.

— Son unos locos, todos odian a los alienígenas. Aunque Kunestov está más que justificado, porque... — intenta decir Isaac antes de ser interrumpido por Kara.

— No te pregunté sus vidas. ¿Cómo son como pilotos? ¿Qué vuelan? —

— De acuerdo. — le dijo a Kara mientras le daba una Tablet con información — Kunestov vuela en un VF-4 Lighting III, Annie vuela un VF-9 Coutlas y Ford vuela uno de los pocos SDP-1 Stampeder que fueron construidos. Juntos tienen un alto poder de fuego, así como de versatilidad. Es por ello que Yang se preocupa por ti.

Kara no dijo nada, tan solo sonrió, un tanto malévola, y se retiró, dejando a todos los presentes.

En la noche, para toda sorpresa, fue que Kara y los miembros de AJ3 acudieron a buscar a Isaac en su camarote. Fue algo raro de parte de ellos, y aún más raro fue que Kara haya preguntado a Isaac sobre la vida de los Tri-Star. En un principio parecía que no importaba mucho. Isaac escuchó atentamente las súplicas de los tripulantes, los cuales callaron y no dijeron nada hasta que Isaac terminó de relatar toda la verdad de los Tri-Star.

— Vaya... no tenía idea — dijo Kara sin emoción en su voz — tan solo pensé que se trataba de un xenofóbico más...—

— Pues no, tiene sus razones, buenas o malas, pero las tiene. — contestó Johnny.

— Aun así no pienso ser benevolente con el mañana. —

— ¿Por qué? — preguntó Austin.

— Por lo que entiendo, Kunestov cree que a los zentraedis se les dan privilegios en la U.N. Spacy y en la REF, pero no es así, no todos los zentraedis quisieron seguir su legado guerrero. — responde Kara.

— Y no solo los zentraedis, sino también el pueblo de los Amos Robotech y muchos otros que no se adaptaron ni a la vida pacifica, ni a las reglas del Gobierno Unido de la Tierra, se les dejó morir en los yermos de la Tierra. — replica Johnny. —

— Al final de cuenta es estúpido. — contesta Isaac. — Lo que debería de importarnos en estos momentos, es seguir adelante, combatir a los invid y tratar de traer a nuestro lado a los zentraedis que aún adoran la guerra. —

— Tienes toda la razón. — le responde Kara. — Vaya, me sorprendes Isaac. Creía que eras solo un científico loco sin ninguna empatía por nada ni nadie.

— Pues ya vez que no. —

— Bueno me retiro. — dijo finalmente Kara, con lo cual ella y los demás se retiraron del camarote, tras darse apretones de manos con el científico.

— ¿Crees que sea verdad que sean tan violentos como dicen? — cuestiona James Austin.

— No lo sé amigo; lo que sí sé es que no dudarían ni un minuto en usar la fuerza si se meten con algún alienígena, no importan si vienen en paz o al son de guerra. — responde Johnny.

— Vaya, sí que son bien duros de razonar. — dice Joseph Nader.

— Así es. Si Kara tiene razón, tenemos que prepararnos en caso de que el enemigo se manifieste adentro. — dice Johnny dirigiendo su mirada a ambos.

Mientras tanto, en la Tierra ocupada por los invid, la Regis recibe un nuevo mensaje.

— Su majestad, recibimos un nuevo mensaje proveniente de Haydon IV. — contesta uno de los soldados invid.

— Impresionante. Quiero verlo. — replica la Regis.

La Regis abre el mensaje recibido por sus leales súbditos, y se empieza a salir una pantalla con la imagen de un hombre.

— Miembros de la Fuerza Expedicionaria Robotech, les anunciamos que, a partir de hoy, el planeta Peryton queda totalmente liberado por nuestros honorables hombres y mujeres que dieron sus vidas para liberar al Sistema Planetario Valivarre de la invasión de los Invid. — El hombre que dio el mensaje no era otro más que el representante de la REF, el renombrado diplomático zentraedi Exedore Formo. — Sin embargo, aún falta mucho por hacer, ya que a partir de hoy, iniciamos los preparativos para comenzar, en un futuro, la apertura de dos frentes: uno para invadir Optera, el planeta hogar de los invid, y otro para recuperar el planeta Tierra, el cual actualmente ha sido ocupado por los invid. La premisa es la siguiente: No descansaremos hasta que la amenaza de los invid llegue a su fin... —

Inmediatamente, el mensaje es apagado por la Regis, la cual empezó a estar molesta por el mensaje de Exedore.

— Se creen lo suficientemente fuertes y poderosos para poder derrotarnos en un abrir y cerrar de ojos. — dice la Regis con unas pequeñas risas. — Hijos míos, aprovechemos estos momentos para aumentar aún más nuestro poder y nuestros números. Demostrémosles que ninguna fuerza podrá contra nosotros.—

Finalmente había llegado la batalla entre los Tri-Star y el grupo AJ3, a la que también se unió Kara.

-Por fin viniste, Kara. Demostraste que eres valiente.- dijo Kunestov.

-No cantes victoria Oleg, yo no vine sola; traje compañía.- respondió Kara.

-No te olvides que nosotros hemos tenido más de 20 años de entrenamiento y experiencia en los combates.- contestaron los hermanos Lombardo.

-Aunque ustedes lleven la ventaja, esto es un combate de 3 contra 4.- replica Johnny.

-Les demostraremos que el cerebro y la fuerza son mucho más importantes que sólo el tamaño.- contesta James.

-¿Entonces qué dicen? ¿Aceptan el desafío de una vez o declinan y se van?- cuestiona Joseph.

-Reto Aceptado.- responden los Tri-Star, iniciando así el combate.

En estos momentos, la batalla empieza a desarrollarse, mas no como comúnmente se hacía (con aviones), sino con el uso de las diferentes artes marciales y otros tipos de combate cuerpo a cuerpo. Contrario a lo que todos tenían en expectativa, el enfrentamiento no duró más que cerca de 18 minutos, exactamente el tiempo que tomaron los rebeldes texanos para vencer a un desprevenido ejército mexicano en las llanuras de San Jacinto, en 1836. En un abrir y cerrar de ojos, Kara, Johnny, Joseph y James fueron derrotados por Oleg, Ford y Annie, ya que éstos últimos estuvieron mejor preparados y con mejores estrategias. Este enfrentamiento causaría, en Kara, un sentimiento de odio aún mucho más profundo.

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