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Capítulo 30.- Un Juicio y un Funeral

18 años... solo tenía 18 años de edad. Todos los demás miembros del escuadrón de Iselda sintieron pesar al saber de la muerte de su líder. Haya incluso se echó a llorar, mientras su hermana le consolaba.

Logramos salir de esa... casi todos. Una vez más, fue por poco que evitamos la completa aniquilación. Al parecer Demos tenía suficiente antimateria para realizar un pequeño salto. No más de 100 mil kilómetros de distancia de la flota de Elysium. Esto lo descubrió Mulder al calor de la batalla, y decidió ejecutar el salto al darse cuenta que estábamos por ser derrotados.

Un grupo medico retiró el cuerpo de Iselda. Me aislé de todos y permanecí sentado en una esquina de aquel hangar del Quorum. Supongo pasaron días, pues lo siguiente que supe es que Mulder estaba a mi lado con mi uniforme de gala. No entendí que quería, hasta que me dijo que me lo pusiera. Lo dejo al lado mío y se retiró. Vi aquella vestimenta, no había vestido así desde que me gradué de la academia de la Fundación, me lo pondría de nuevo... pero esta vez para decir adiós.

Se preparó una tarima en el hangar, y en ella se colocaron los ataúdes de los que fallecieron en el combate, algunos estaban cerrados pues no se recuperaron sus cuerpos, el de Iselda estaba abierto. No fueron tantos, apenas ocho... pero entre ellos estaba la persona más importante y querida para mí.

Sobre cada ataúd había un holograma con videos de los caídos, de cuando estos aún estaban vivos. En el de Iselda pasaron muchas escenas de cuando estuvimos a bordo del Quorum... con algunas de estas sonreí un poco. El Boss tomo la palabra en aquel silencio sepulcral. La verdad no puse mucha atención a sus palabras, creo era algo sobre los que cayeron, lo que teníamos que hacer de ahora en adelante, el recordarlos o cosas por el estilo... no estoy seguro. Yo solo observaba aquellos videos de Iselda, que contrastaban con su inerte y pacifico cuerpo.

Cuando el Boss termino de hablar, hizo un último saludo a todos y cada uno de los caídos. Después estos fueron llevados hasta la exclusa principal de una de las catapultas. Uno a uno, fueron lanzados los ataúdes al espacio, mientras de fondo sonaba el himno de la Fundación al tiempo que el resto saludaba marcialmente.

Ese fue el último adiós a Iselda. Todo por culpa de la ambición de un hombre, todo por culpa de alguien que en su locura creía no estar haciendo nada malo. Un lado de mi quería nada menos que venganza... pero también no veía el objeto en ello, pues nada me la devolvería. Me retiré sin decirle nada más a los Ceraunia o a Mulder, y me dirigí a lo que fue mi habitación que ocupé en mi breve estancia a bordo del Quorum.

La contraseña que me dieron aún era válida... y vi que todo se encontraba tal y como lo había dejado en aquel día que combatí aquel VR de clase 9, y en el que me reencontré con Iselda. Me tiré en la cama bocabajo, y al poco tiempo me quede dormido.

Desperté con el sonido del timbre de mi habitación. De mala gana me levante y abrí la puerta. Se trataba de Mulder. Sin decir nada es que pasó y se sentó en una silla, sacó una bolsa de frituras y comenzó a comerlas. No me opuse, cerré la puerta y me senté en mi cama. Al poco tiempo Mulder termino de devorar su botana, arrugo el envoltorio y lo aventó al cesto de basura, pero este no entro. Me levante para tomar aquella basura, que deposite en el cesto. Mulder se levantó, tomo nuevamente el envoltorio y lo volvió a lanzar, sin darle a su blanco. Repetimos la misma operación unas cinco veces, hasta que Mulder por fin logro encestar. Al final reí un poco, pues Mulder se mostró alegre de su proeza.

— Parece que aun sigues entre los vivos. — me dijo Mulder.

Borre rápidamente mi sonrisa para ponerme nuevamente serio.

— ¿Te sientes culpable por lo que le paso a ella? — Me preguntó solemnemente Mulder. 

— No... Bueno, tal vez un poco. No lo sé. — 

—¿Quieres vengarte de Xenio? — 

—Tal vez... — dije en voz baja y después volví a sonreír. 

— Bueno, ¿pues qué se le va a hacer? — dijo Mulder mientras se levantaba para dirigirse de vuelta a la puerta. 

— ¿Acaso eso es todo por lo que has venido? — dije un poco molesto — A comer, jugar con tu basura y hacerme preguntas. 

— ¿Esperabas que te consolara acaso?—

Bufe un poco, Mulder regreso y me dio un golpe en la cara.

— ¡¿Qué es lo que te pasa?! — protesté. 

— Vez, no estás del todo muerto. — 

—¡Explícame qué te propones o lárgate de aquí! — 

—Solo quiero comprobar que aun sigues vivo, y que solo perdimos a Iselda. — 

—¿Y a ti que te importa?—

De nuevo me golpeó Mulder en la cara pero con mayor severidad.

— ¡Claro que me importa!, tú y Iselda son mis mejores amigos. Sé que ambos se tenían afecto... tal vez mas del que muchos hubiéramos imaginado, y también entiendo bien que estas dolido, y que nada de lo que diga te hará sentir mejor. Todo lo que puedo hacer por ahora es comprobar que no te hemos perdido a ti también.—

No supe qué decir. De alguna forma sentí coraje, me levanté y le dí un golpe fuerte en la cara. Este apenas si lo sintió, sonrió y me devolvió el golpe, el cual me tiro al suelo bocabajo. Pude haberme levantado, pero solo me giré... cuando lo hice y vi a Mulder de pie... recordé el primer día que la conocí. Mulder me extendió la mano, que tras pensarlo terminé tomando.

— ¿Qué es lo que crees que deba de hacer amigo? — le pregunté confundido a Mulder. 

— ¿Qué es lo que quieres hacer cuate? — 

—No lo sé... francamente no lo sé — respondí desesperanzado. 

— Entonces, ¿qué crees que debamos de hacer?—

Medité aquella pregunta. No tardé mucho tiempo en caer en la cuenta de que había mucho por hacer, si lo que queríamos era sacar a la gente de Demos de Elysium, gente inocente, gente como las pequeñas Inori y Priscila. Estuve a punto de responder a la pregunta, cuando Mulder me volvió a interrogar.

— ¿Estás pensando en hacer lo que Iselda te pidió?—

Aquello me tomó por sorpresa... recordé sus últimas palabras. Alejarme de todo esto. En un sentido dejarlo por la paz. Hacer lo que ella quiso hacer tras la derrota de Enmity. Tal vez debería de hacer aquello, en lugar de pretender ser un héroe, cosa que claramente no era. ¿Cómo esperaba proteger a 2 millones de personas, cuando no pude proteger a una sola?

— Yo pienso ayudar a toda esa gente a salir. — dijo Mulder — Pero también me quedaré en Elysium para combatir a Xenio. Parecerá algo impropio de mí, pero no puedo ser indolente ante los que se quedaran atrás. Probablemente estés pensando que no eres apto para tal tarea, que no puedes proteger a 2 millones de personas o a todos los de Elysium cuando no pudiste proteger a la persona que más amabas. Sé lo que Iselda te pidió, pero también no puedo hacer aquello solo, te pido como amigo que me ayudes.—

Proteger... ¿De verdad sirvo para ello? De repente a mi mente vino un recuerdo, un recuerdo de algo que me dijo Iselda. Ella tenía una hermana menor, y su madre. Mulder tenía razón, no podíamos dejar a toda esa gente a su suerte.

— Lucharé... ¡voy a luchar! — dije decidido. 

— Me alegra escuchar eso cuate. — me respondió Mulder al tiempo que me dio una fuerte palmada en la espalda — Pero hay algo más que debes de saber. Y es que Xenio ya está moviendo ficha.— 

— ¿Qué quieres decir? — 

—Es curioso como a veces se dan las cosas. Al mismo tiempo que despedíamos a Iselda, Xenio hizo una proclamación. Anunció públicamente la existencia de la invención de Vivian, así como el hecho de que con este se podía comunicar con los VR. Con ello proclamó que el fin de esa guerra estaba próximo. Pero también anuncio que la lucha aun no terminará, pues debe de acabar con un nuevo enemigo. O sea nosotros, de alguna forma armó un juicio donde salimos culpables de nuestro supuesto crimen y nuestra sentencia es la muerte, por traición a la humanidad. — 

—Ese maldito...—

— Pero eso no es todo. También dijo que una vez seamos exterminados, pedirá al concejo de la Fundación que sea disminuidas dramáticamente las fuerzas de defensa, para así mostrar a los VR nuestra disposición a negociar. — 

—Eso es raro. — 

—¿Qué no lo ves, cuate? Él sabe que aunque lograra controlar a todos los VR, jamás lograría derrotar a la Fundación en su estado actual. Debe de debilitarla primero, antes de ver cristalizada su meta.—

Miedo... eso fue lo que sentí ante la deducción de Mulder. Así es como Xenio planeaba llevar a cabo sus planes. Si la Fundación perdía su actual poder, él con facilidad podría llevar a cabo su idea de exterminar a todos los elementos sobrantes de la humanidad, y así controlarles como le venga en gana. Quedaba claro que es lo que teníamos que hacer. Si, sacar a Demos como un seguro de que la humanidad seguirá adelante, pero también teníamos que quedarnos a pelear contra la locura de Xenio. Era lo correcto.

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