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Capítulo 24.- La Furia

Demos, según el testamento de Armand, era la nave de colonización que trajo a nuestros ancestros desde la Tierra hasta Elysium. Se supone que en su mayoría debería de haber civiles a bordo, gente que selecciono Armand para que la humanidad pudiera florecer en otro lugar. Lejos de los planes de Xenio. Sin embargo, este y su gente nunca entendieron cómo funcionaba el sistema de propulsión de la nave. Aunque Armand tenía esperanzas de que Mulder lo resolvería.

Cuando por fin estuvo a la vista la bestial nave, nos alistamos a bordo de nuestras unidades, acorde al plan de Iselda. Pues así como podría haber civiles a bordo, igual podríamos encontrar miembros sobrevivientes de Enmity, los cuales no estarían muy felices de vernos. Iselda desde la cabina de su Lighting comenzó la transmisión.

— Atención nave Demos. Estas son las naves Caimán y Quorum aproximándonos a ustedes. Venimos en son de paz, no tenemos intenciones hostiles. —

Hubo silencio desde aquella nave, Iselda repitió el mensaje, pero no obtuvo respuesta. Aquello nos puso los pelos de punta, y esperamos lo peor. Cuando Iselda se dispuso a repetir por tercera vez el mensaje, es que por fin recibimos una respuesta.

— Este es el comándate Ray de la Vathí. Naves en coordenadas de aproximación, desactiven su armamento y prepárense para ser abordados. Tienen 10 minutos. —

El Vathí era la nave que vimos durante los combates con Enmity, parece ser que después de que escaparon lograron regresar a Demos. Iselda no les respondió, pensó un momento, tras el cual abrió comunicación con el Quorum.

— ¿Qué es lo que piensa, Boss? —

La imagen del Boss apareció en las pantallas. Este se encontraba en el puente sentado en su silla de mando, ambas manos entrelazadas, y con mirada seria. A su lado, de pie, se encontraba Lilian.

— Si realmente decimos que venimos en son de paz, no tenemos más opción. Si no estamos dispuestos a cumplir su demanda, entonces no tenemos nada más que hacer aquí. Por lo cual solo hemos perdido el tiempo al venir, y por ende deberíamos de marcharnos. — 

—¿Piensa que deberíamos de retirarnos? — Preguntó Iselda. 

— Usted me convenció de que esto era importante. Nosotros los apoyaremos en la decisión que tomen. —

Iselda se quedó pensando.

— Gracias, señor. Ya sé que es lo que debo de hacer, tal vez no sea lo más fácil, pero es lo correcto. Y perdón por arrastrarlos con nosotros.—

El Boss sonrió afablemente a Iselda, y esta le respondió igual. Finalmente se dirigió de nuevo al comandante Ray.

— Aceptamos sus términos, comandante Ray. — 

—Bien, les estamos enviando coordenadas de intercepción... ¿Que dices?... espere.—

La comunicación fue cortada abruptamente. Nadie entendió lo que estaba sucediendo. ¿Acaso los de Enmity aprovecharían esta oportunidad para destruirnos? Todo parecía indicar que sí, sobre todo cuando Mulder irrumpió en la radio con gran preocupación en su voz.

— ¡Diez Lightings están en curso de intercepción sobre nosotros! — 

—¡¿Vienen de Demos?! — pregunté. 

— Así es, y no creo que sean la comitiva de bienvenida, pues vienen a velocidad de combate... esperen. ¡Disparan sobre nosotros! — 

—¡Maldición! — dijo con furia Iselda — Todos despeguen de inmediato. Mulder dile al Boss que hagan lo mismo. —

Mientras salíamos de la nave, esta disparaba contramedidas a los misiles lanzados por nuestros atacantes. Aceleramos en dirección de estos, los cuales al vernos se detuvieron en seco. Uno de esto abrió un canal por la radio. En la pantalla apareció un grotesco rostro.

— Soy Slipnir, Slipnir la Serpiente. ¿Quién de ustedes malnacidos, es el Lobo Solitario? — 

—Yo soy al que buscas. ¿Qué es lo que quieres? — respondí. — 

—¡Excelente! — dijo Slipnir con una tétrica sonrisa en su rostro — así que tú eres el que asesinó al maestro Armand. Bien, pues yo cobrare venganza por él. Usted me enfrentará en un duelo uno a uno, si logran derrotarme, los demás los dejaran pasar... a menos que el gran lobo no sea nada más y nada menos que un cobarde. —

En realidad no quería pelear, pero algo me decía que si no lo hacía, las cosas se complicarían más de lo necesario. Con suerte y Slipnir había desobedecido las órdenes del comandante Ray.

— De acuerdo... será como tú quieras. — 

— ¡Perfecto!, por cierto, ¡este será un duelo a muerte!—

Y sin mediar más palabra es que Slipnir se lanzó sobre mí. Se notaba furia en sus ataques poco coordinados. A simple vista podrían parecer rápidos, y lo eran, pero no tenían un punto en concreto al cual atacar, por lo cual me resulto sencillo evadirlo, incluso sin el uso del sistema serpiente. Slipnir no usó el rifle laser, ni misiles, parecía que quería terminar el trabajo únicamente con los sables. Hubo un punto en el cual me canse de tanta tontería, así que encendí los sables de mi Lighting, con lo cual desmembré todas las extremidades de la unidad de Slipnir. Este se alejó de mí, para después comunicarse de nuevo por la radio lleno de furia.

— ¡Cobarde! ¡Enfréntame con seriedad! — 

—Lo he intentado, pero sencillamente no eres un oponente que pueda tomar en serio. — 

—¡Maldito! Pero esto no se quedará así, tú no sabes lo que es sacrificar algo, no tienes idea de lo que es proteger a tus camaradas. Para ti todo es muy fácil. ¡No!, me encargare de ti así sea lo último que haga. Por Armand, por Vivian, por Mariane y todos los demás que murieron.—

Al terminar, es que se escuchó que el sistema de autodestrucción del Lighting de Slipnir se había activado. Para empeorar las cosas, detecte radioactividad emanando desde esta. Supongo que Slipnir nunca pretendió ganarme, este fue su plan desde el principio. Y si esa cosa explotaba destruiría a la Caimán, y el Quorum quedaría seriamente dañado. No tenía más opción. El reactor del Lighting estaba próximo a la cabina, y la única forma de detener la detonación era atravesándolo con un sable, permitiendo que este quedara expuesto y se enfriara con el frio del espacio. Por su puesto esto mataría a Slipnir... así lo hice.

No sentí ningún placer en matarle, pero tampoco me sentí mal. Solo algo de lastima por el sujeto. Cuando todo acabo, el comandante Ray se volvió a comunicar.

— Aquí el comandante Ray, solicito estado de las naves entrantes. — 

—Estamos bien... — respondió Iselda — sin embargo uno de sus users falleció, pese a que intentamos todo lo posible porque éste sobreviviera. — 

—Mmm... si, sentimos eso. No puedo prometerles que no seguirán pasando esa clase de incidentes mientras estén aquí. Después de todo, ustedes son responsables de la pérdida de muchos de nuestros camaradas. Sin embargo, tras esto tengo que preguntar. ¿A que han venido hasta aquí? — 

—Armand nos pidió que viniéramos, — intervine — vimos el testamento que le dejó a Mulder. El vino a tratar de resolver su problema con el impulsor. El resto estamos aquí para ayudar en lo que podamos. — 

—Vaya... —dijo Ray mientras se arreglaba el cabello — Supongo que algunos de ustedes podrán subir a bordo. Sin embargo sus naves se quedaran a distancia donde sus armas no alcancen al Demos. ¿Están de acuerdo con esto? — 

—No tenemos ningún problema, comandante Ray. — concluyó Iselda — Lo que queremos es ayudar y resolver el problema del que sabemos somos responsables.—

De esta forma se nos indicó donde podían estar nuestras naves, mientras Iselda, Mulder y yo nos dirigimos a Demos. La gigantesca nave de colonización... la última esperanza de la humanidad.

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