Capítulo 10.- La Despedida
El Agrigento, sin dudas era la nave más formidable de toda la flota de Elysium. Con su longitud de dos kilómetros y su enorme cañón de plasma, aún más grande que el que estaba a bordo del Quorum. De hecho el Quorum entero entraría en ese cañón, y hasta con espacio de sobra, ¡así de grande era El Agrigento!
Aun así, era demasiado extraño verlo lejos de la gran muralla. Precisamente por su avasallador poder, es que era un elemento importante en la defensa de Elysium. Si estaba aquí, no era solo para salvar a RM, sin importar lo elite que sea esta unidad... no, tenía que haber algo más.
Una pequeña lanzadera salió desde el Agrigento y aterrizo en uno de los hangares del Quorum. De ella salió Xenio, escoltado por otros users. Si bien el Boss tenía la apariencia que esperarías de un jefe serio, lo cierto es que Xenio no podía estar más lejos de una apariencia similar. De entrada, estaba... digamos para no ser ofensivos, un poco pasado de peso, pero aun así, tenía una cara tierna. De hecho la fama de Xenio era la de una persona bondadosa, magnánima y justa. Yo nunca lo había visto en persona, pero supongo que su apariencia le hacía justicia a su reputación.
Users, mecánicos y tripulación del Quorum se acercaron a él para saludarlo, pues era considerado un honor que Xenio estuviera en una nave que no fuera la suya. Iselda y yo observamos toda la escena. Sinceramente yo no le di mucha importancia, pues desde mi punto de vista el Boss era mejor comandante que Xenio... aunque claro, yo nunca le había tratado. Sin embargo, mientras avanzaba, note que por un segundo, este volteo a ver en dirección donde estábamos parados Iselda y yo.
Para esta ocasión tan especial es que se improvisó un pódium, a donde justamente Xenio se dirigió con sus acompañantes, al tiempo que saludaba amablemente a la tripulación del Quorum. En el pódium se encontraban el Boss y Lilian, los cuales al verlo lo saludaron marcialmente. Este les hizo una reverencia, y el Boss le hizo un ademan indicándole que podía pasar al pódium para hablar al resto.
— ¡Valientes users!... — se escuchó una gran aclamación ante las palabras de Xenio.
— ¡Valientes mecánicos!... — de nuevo se escuchó una aclamación.
— ¡Valientes integrantes de RM!... — por tercera vez se escuchó una gran aclamación, pero más estridente que las anteriores, y Xenio esperó hasta que los ánimos se hubieron calmado, antes de continuar.
— Sé que todos ustedes notaron las anormalidades del ultimo combate que sostuvieron, y fue por ello que desvié mi nave hasta este lugar en el más absoluto de los secretos para asistirles — exclamó Xenio, quien continuó —tristemente llegamos tarde para las otras tres unidades, y mi corazón se llena de pesar por sus pérdidas, que serán sin duda insustituibles. No los quiero engañar, valientes defensores de Elysium, un gran mal se cierne sobre nosotros, un mal aún más malevolente que los mismos VR. No puedo decirles los detalles, sin embargo... les puedo garantizar que este mal no triunfara... Nuestros ancestros llegaron aquí, y vencieron la hostilidad de Elysium, haciéndolo propicio para que la humanidad floreciera — Xenio siguió hablando en dirección al público —Los VR llegaron y perturbaron esta paz, ¡pero los repelimos! Vuelven una y otra vez, pero siempre hemos salido victoriosos. Así que les aseguro, que esta vez no será diferente, prevaleceremos... ¡Venceremos! —
Tras ese discurso se dejó venir una estruendosa y aturdidora lluvia de aplausos, yo no lo hice, pues no suelo aplaudir a cualquiera, si... otra de mis rarezas, pero Iselda si lo hizo. Xenio se dirigió de nuevo al Boss, y desde donde estaba note que le decía algo. Luego ambos bajaron y para mi sorpresa avanzaron hasta donde estábamos Iselda y yo.
— Presumo que esta bella y valiente jovencita es la líder del equipo Gemini — dijo Xenio a Iselda.
— Eso es correcto, señor... aunque eso de líder podría ser una exageración, pues solo somos Lambert, yo y Destay. —
— ¿Lambert? — pronunció intrigado Xenio. —
—Sí, es él — respondió Iselda señalándome a mí.
— ¡Ah!, claro, el "lobo solitario". —
No pude evitar fruncir mi ceño, pues no me importaba que fuera el mismo comandante supremo el que me hablara, si usaba el apodo que me desagradaba, me molestaría igualmente. Xenio pareció notar mi malestar, por lo que se dirigió hacia mí.
— Te pido perdón, no es que te quisiera agravar, es solo que eres más conocido por ese apelativo, no tenía idea que te desagradaba, por eso te ratifico la extensión de mis más humildes disculpas. —
Lo admito, me tomo por completa sorpresa, la forma tan carabanesca y amable de Xenio. Balbuce un poco antes de poder dar una correcta respuesta.
— ¡He!... hamm... no pasa nada... señor. —
—Me alegro que así sea señor Lambert — dijo Xenio con una gran sonrisa.
— Señor, no quiero ser grosera, pero puedo preguntar—interrumpe Iselda para preguntarle — ¿porque nos está dirigiendo la palabra? es que creo, que ahí personas más importantes con las cuales podría entablar conversación. —
—Se equivoca señorita, es pertinente que hable con ustedes, pero antes que nada. ¿Dónde está el joven Destay? —
—Debe de estar por allí — respondió Iselda con indiferencia.
— Bueno... no importa, espero se lo puedan comunicar tan pronto como sea posible, pues es un asunto de urgencia. Necesito que tanto usted señorita, y el joven Destay aborden de inmediato el Agrigento. —
— ¿Y que hay de Lambert? —
Xenio volteo a mirarme, e hizo un ademan como si se lamentara por lo que estaba haciendo el mismo.
— Mucho me temo que él no es necesario para mis fines. No puedo decirle más, así que necesito que venga conmigo de inmediato. Si desea despedirse del señor Lambert, le sugiero que lo haga ahora. —
Pude ver sorpresa en la cara de Iselda, y volteo a verme como si buscara concejo mío. Así que le puse mis manos sobre sus hombros, y la mire a los ojos.
— No te preocupes, ya volveremos a vernos. Sin duda eres más importante en estos momentos que yo. —
Ella agachó la cabeza, y yo con una de mis manos le revolví un poco el pelo. Levanto de nuevo el rostro para verme, y me extendió la mano.
— Bueno... entonces hasta la otra, mi querido amigo. —
Yo le correspondí el saludo, a lo cual ella tiro de mí para darme un fuerte abrazo. Xenio hizo un ademan para indicarle que fuera con él. Iselda subió a su Lighting y salió por una de las catapultas, seguido por la lanzadera de Xenio. Mientras la vi marcharse, sentí un pequeño malestar... pero en ese momento no supe a que se debía.
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