Parte 2.
Valerian llevo a la princesa contra su pecho cuando ella cayo completamente desmayada en sus brazos. Tenían poco tiempo y necesitaban salir ya del castillo. Miro a Smik, quien tomaba algunas prendas del armario de la princesa y luego miro a la salida.
—Vamos Smik.
Sus hombres habían logrado controlar a los guardias del castillo. No era necesario ser un experto para darse cuenta de que nunca antes alguien había atacado el castillo, ya que eran muy confiados al tener tan poca seguridad.
Valerian sonrió, fue más fácil de lo que había pensando que seria.
Mientras volvían a su querido barco, Orgullo y Gloria. Miro a la princesa en sus brazos, era hermosa. Ahora que la tenia más de cerca y la admiraba bien, ella era aún más hermosa. Solo algo opacaba más su belleza y era una marca roja en su mejilla derecha, la marca de un golpe. Valerian tembló de ira al pensar en alguien pegándole a esta delicada mujer, su mujer.
Valerian la había visto esta tarde en el muelle por primera vez. Él estaba en un bar de mala muerte justo en frente al muelle, sobre él tenia sentada a una adorable prostituta, la sostenía con su mano izquierda mientras que con la derecha tenia su garra con cerveza. ¡Estaban celebrando el éxito de un nuevo descubrimiento! Habían descubierto una pequeña isla debajo de las Tres Marías, nadie vivía en ella, estaba desierta. Él y su tripulación la habían tomado y la habían nombrado: Isla Little.
Estaban disfrutando de todo cuando la vio, la delicada mujer al final del muelle, asustada y parecía desesperada, Valerian quedo cautivado por ella. Cuando se levanto para ir a buscarla vio como algunos hombres la llevaban contra su voluntad. Estaba a punto de salir cuando Smik y otro de sus hombres lo detuvieron.
—¡Suéltenme, debo ir a ayudarla!— les dijo Valerian, los dos hombres que lo sujetaban negaron.
—Es la princesa de Miles, son sus guardias—dijo Vlauh, uno de sus hombres.
—La llevan contra su voluntad.
—Debe ir con ellos— le dijo Smik.
Smik era un hombre tan grande como él, solo que tenia su pelo negro tan largo hasta la cintura siempre atado en una trenza, sus ojos también era negro, tenia una barba de unos pocos días y como todos sus hombres, siempre estaba armado y alerta.
Valerian le sonrió. Smik era su fiel amigo desde hace años, juntos se escaparon y formaron una de las mejores tripulaciones que puede haber de piratas. Y tan bien lo conocía, que al ver su sonrisa Smik negó con la cabeza.
—Es una princesa...—Smik suspiro.
—¿Y qué? La quiero—le replico Valerian sin problemas, ahora tranquilo se volvió a sentar en su lugar, solo que esta vez rechazo la compañía femenina y se centro en idear un buen plan.
—Valerian, no seas caprichoso...
Valerian no pudo evitar reírse. —¿Caprichoso? ¿Yo?
—Tomar a una princesa nunca es bueno... No si quieres seguir viviendo— dice Vlauh. Valerian lo mira fijo y luego bebe un poco de su cerveza, los dos hombres esperaban sus palabras. El resto del lugar seguía disfrutando de la celebración.
Al fin, Valerian hablo. —Vlauh, quiero que vayas y me averigües todo sobre ella. En una hora quiero que vuelvas...
Vlauh no intento negarse, no conocía a su capitán como lo conocía Smik, pero lo conocía lo suficiente como para saber que cuando algo se le metía en la cabeza, nada se lo sacaba, era como un niño pequeño, caprichoso.
Para cuando Vlauh volvió con las noticias que pudo recolectar sobre la princesa, Valerian estaba rodeado de su tripulación dando algunas indicaciones. Al verlo, le sonrió y les ordeno a todos que mantengan la boca cerrada. Le hizo una seña para que comenzara a hablar, Vlauh lo hizo.
—La princesa Luna tiene 23 años, ella es hija única, y...
Valerian sonrió al escuchar su nombre; Luna. —Hoy fue comprometida al príncipe español— cuando escucho eso, la sonrisa de Valerian murió. Miro a Vlauh con furia y le dio un golpe en el estomago, no con tanta fuerza, pero de igual manera hizo que el hombre tuviera un poco de problemas para respirar.
—¿Comprometida?— luego miro a Smik. —¡Comprometida!
—Bueno... Son cosas que pasan, Valerian.
—No, no pasan. Ella no va a casarse— luego miro a su tripulación. —El plan se adelanta, atacaremos al salir la luna.
Valerian paso el resto de la tarde muy enojado. Por fin había encontrado a una mujer capaz de volverlo loco y se entera de que va a casarse con otro hombre. ¡El no quería que ella se casara! Smik trato de hacerle entender que lo mejor era abandonar la locura que estaban por hacer, después de todo puede que la princesa amara al príncipe, puede que él fuese su todo.
Valerian se enojo aún más. Él iba a ser su todo, no un príncipe. Con el tiempo, ella iba a quererlo, estaba tan seguro y confiado, como decir el cielo es celeste.
Esa noche atacaron, esa noche él la robo.
Ahora estaban subiendo a Orgullo y Gloria, la princesa Luna estaba aún dormida. Valerian tuvo mucho cuidado en no lastimarla mientras terminaba de subir al barco. Su tripulación estaba mirándolo fijo y a la bella mujer que tenia en sus brazos.
El les sonrió.
—Preparar todo, nos vamos ahora mismo—grito.
Luego se encamino con Luna (aun dormida) a su camarote, ella iba a dormir con él. Al entrar observo el lugar, todo en orden, limpio como le gusta.
La mayoría de los piratas son hombres sucios a los cuales mucho la higiene no les llama la atención. Para Valerian, eso era algo primordial, no soportaba no bañarse todo los días, ni mucho menos que su tripulación ande sucia, una de sus reglas era que debían estar limpios siempre, y sus ropas también. Miro en la esquina, un escritorio, en el había dos cuadernos suyos, sus diarios.
Valerian (al igual que Smik) sabía leer y escribir. Cortesía de su educación en su infancia.
El dejo a la princesa en la cama con mucho cuidado y luego se sentó en la silla que estaba frente al escritorio, cada mueble en el barco estaba atornillado en el suelo para que no se mueva en caso de alguna tormenta que pasen en alta mar.
Abrió su cuaderno, puso la fecha, y comenzó a escribir. El día de hoy seria solamente para nombrar a la princesa Luna.
—¿Dónde estoy?— Luna había despertado. Sonriendo, Valerian se dio la vuelta y la miro.
Ella estaba confundida y al verlo, fue peor.
—Estamos en Orgullo y Gloria—le respondió Valerian —En camino a vuestro nuevo hogar, princesa Luna.
—¿Quién sois vos? ¿Cómo sabéis mi nombre?— ella se aferro a las suaves sabanas y cuando Valerian volvió a sonrier, ella se sonrojo. El pirata encontró ese sonrojo tan tierno que estuvo tentado a sentarse a su lado y besarla.
—Mi nombre es Valerian, capitán de Orgullo y Gloria—él se acerco un poco a ella. —Y todos sabemos vuestro nombre, princesa.
La princesa lo observo con mucho cuidado, antes de levantarse y correr fuera de su camarote. Valerian suspiro y la dejo correr, la costa ya estaba lejos y no había ningún lugar en el barco donde ella pudiera esconderse sin que él la encontrara. Luna estaba atrapada.
Con mucha tranquilidad, Valerian salio a la cubierta para ver como Luna se lanzaba directo a las profundas aguas del mar.
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