22. Road.
Liz. Mi Liz. No sabes lo mucho que te extraño. No sabes cuánto deseo volver a verte. No sabes lo que se siente no tenerte. Estar sin ti es horrible, Alícia. Te necesito más que nada en el mundo. Han pasado tres años desde tu muerte, y muchas cosas han pasado aquí. Alex no está en el país, está de gira con su banda, él toca la batería. Clara baila ballet, es hermoso. Ellos dos son amigos, logran entenderse. Qué cosas, ¿no? Antes se odiaban, ¿recuerdas? La empresa de tus padres es todo un éxito, tienen grandes inversiones e ingresos. Ellos se pusieron muy tristes cuando te fuiste, ¿quién no lo haría? Acababan de encontrarte y ya te habían perdido. En el club del libro todos lloraron tu muerte, eras muy querida allá. Jake, el líder, ahora es escritor, ha vendido más de diéz mil copias en tres meses, leí el libro, y sé que te hubiera encantado.Una semana después de tu muerte, fue el cumpleaños de mi madre, tenía pensado pedirte que fueras conmigo a verla, pero no pude hacerlo, ya sabes las razones. En fin, fui con Alex, la tumba de mamá estaba igual que la última vez que fui. Le conté de ti. Le dije cuánto te quiero. Y empezó a llover, ella lloró conmigo. Sé que suena muy cliché o lo que sea, pero pasó. ¿Recuerdas cuando fuimos a Paris y te dije todo eso en la Torre Eiffel? Al principio, no quería volver allí, me daba miedo y estaba muy mal. Al final, terminé yendo. Y empecé a llorar, lo único que podía consolarme era lo único que no tenía: tú. Empecé a recordar todo lo que pasó, y pude revivir cada instante, cada beso, cada caricia, cada abrazo. Es la única forma en la que puedo volver el tiempo y verte de nuevo: recordandote. Porque es lo que me queda de ti, Alícia, los recuerdos. Me duele recordarte, pero me duele no hacerlo. Todo me duele, Liz. Me duele el aire, me duele el mundo, me duele tu ausencia. Todo. Cuando amamos, nos entregamos, no somos conscientes de cuánto queda de nosotros porque simplemente no somos conscientes de nada. Estamos tan perdidos en esa persona que nos olvidamos de todo y lo único que hacemos es pensar en ella y en un futuro con ella. Y yo te amé, Alícia, te amé y aún lo hago. Me entregué a ti completamente desde la primera vez que hablamos. Nuestra historia fue corta, pero fue hermosa. Al final, nada dura para siempre, sólo el amor. En las noches, cuando estoy solo, me quedo horas mirando por la ventana, buscandote entre la gente, porque a pesar de todos estos años, aún no acepto que te hayas ido, Liz. Sé que me amaste, lo veía en tus ojos, nunca lo dudé, Alícia. Los primeros días, no hice nada más que no fuera llorar, me deprimí, no quería nada, no quería comer, no podía dormir, sólo lloraba, leía, y escuchaba música, escuchaba las canciones que tú y yo escuchamos juntos por más de cinco meses. Sé que quieres que sea feliz, pero en ese momento estaba terrible, en lo único que pensaba era en ti, en nuestros momentos más especiales y en todo lo que nos dijimos el uno al otro. No sé si algún día seré completamente el mismo de antes, aún estoy trabajando en ello. Sé que no te has ido, porque puedo sentirte, Liz, siento tu presencia cada vez que voy a hacer algo o lo que sea con mi vida. Como la vez que me alisté a la marina, esa vez estabas conmigo; también te sentí cuando salí de ahí porque me di cuenta de que era una estupidez ya que odio el agua y los barcos me dan náuseas. Te sentí cuando leí aquel libro que tanto te gustaba y yo nunca me animé a leer. Te sentí cuando lloré una vez más porque no estabas. Te siento en las estrellas que me acompañan cada noche de nostalgia. Te siento ahora. Lo único que quiero, Alícia, es hablarte, hablar contigo, decirte todo esto con palabras que salgan de mi boca y no de mis manos, decirtelo mientras te miro a los ojos y no mientras te imagino al escribir esta carta. El amor que te di, fue el más puro que alguien alguna vez pueda darle a otra persona. El amor que me diste, fue el más sincero y hermoso que alguien en el mundo pueda recibir. Te dije mil veces por qué me fijé en ti, y siempre agregué algo. Déjame decirtelo otra vez. Me fijé en ti porque vi la esperanza en tus ojos, vi la tristeza y vi la felicidad que en ellos guardabas. Vi en ti algo que nunca antes había visto en nadie. En ti vi la paz, en ti vi ese brillo que te hace querer saber más de esa persona, en ti vi el amor, en ti vi mi mundo, en ti vi mi vida. Te confié mis secretos, te confié mi corazón, y te estoy eternamente agradecido, por no destruirlos. No los hicistes pedazos, tú me los devolviste. Lo raro es, que a veces pienso que aún los tienes. Son increíbles las vueltas que da la vida, ¿no? Tú y yo, ambos con un pasado de mierda. Terminamos amandonos como nadie. Encontramos la felicidad y la manera de escapar en el otro. Me conocías mejor que nadie, Liz, tú sabías cómo me sentía con sólo mirarme. Yo te conocía, pero no de la misma manera que tú me conocías a mí. Siempre tuviste una barrera, imagino que fue porque te hicieron mucho daño antes, y no te culpo, no debió haber sido fácil ir a un orfanato a los ocho sin saber por qué. Tal vez te hicieron daño allí, tal vez te hicieron daño las cosas que te sucedieron al salir de ahí. En realidad, nunca me hablaste mucho de tu pasado. Creo que lo harías con el pasar del tiempo, creo que te abrirías más con el pasar de los meses. Qué loco, ¿no? Dicen que el tiempo cura, pero en este caso, él fue nuestro mayor enemigo. La razón por la que te escribo esta carta, Liz, es para decirte todo lo que no te dije antes, por ejemplo: nunca te dije lo hermosa que te veías con tus Converse viejos, nunca te dije cuánto me gustaba que no te importara lo que dijera la gente de si estaban sucios y feos, porque a ti te gustaban así y no te afectaba su opinión. Nunca te dije cuánto me gustaban tus mejillas rojas. Nunca te dije que pensé más de mil veces en darte un gran ramo de margaritas, pero nunca lo hice. Escribo esta carta, para luego quemarla, porque no puedo enviartela. La quemaré para que las cenizas junto con mi amor, confesiones, palabras y una parte de mi corazón que aquí te dejo sean libres en el viento, para que las encuentres algún día dónde sea que estés. Alícia, estoy seguro de que nos faltaron más besos, más abrazos, más caricias, más palabras, más silencios. En ese mes te besé todo lo que pude, pero no me fue suficiente, porque yo nunca tendría suficiente de ti, Alícia. Te miraba, y no te encontraba defectos, con cada uno que alguien o tú misma enumeraban, era un bello adjetivo más que yo agregaba a mi lista. Tú eres perfecta. Para mí. Ahora estoy en la carretera, lo único que hago es conducir sin rumbo, sin un destino en concreto, he ido a muchos lugares, pero en ninguno me siento como en casa, en ninguno me siento como me sentía contigo. A veces, siento que la carretera me entiende, sonará raro, pero es la verdad, siento su soledad, y cuando condusco por las noches, logro sentirme menos solo, siento la compañia del inmenso cielo y de las infinitas estrellas. Sé que estoy solo por mi propia elección, pero así me gusta, no nesecito a alguien con quien hablar, necesito a alguien que me entienda, te necesito a ti. Siempre me pregunto cómo saldré adelante. Cómo seguiré con mi vida. A veces pienso en ser como era antes de ti, pero por más que lo intente, no puedo recordar cómo era, no puedo recordar nada. Porque tú fuiste mi enternidad, tú fuiste mi infinito. Tú eras más grande que todo en mi vida. Yo era tuyo, Alícia, yo te pertenecía completamente. Lo menos que me hiciste fue daño, lo menos que me causaste fueron heridas, pero de alguna manera, apareció una cicatríz en mi corazón, lo que más me has hecho derramar son lágrimas, pero sólo porque ya no estás abrazandome, porque sé que estás conmigo mientras escribo esto. Cualquiera puede oírme y decir que estoy aferrado a tu fantasma, pero no, porque yo estoy aferrado a ti. Buscaré la manera de seguir adelante, buscaré la menera de volver a ser Logan, o sino, buscaré la manera de renovarme y ser feliz sólo con tu recuerdo. Al escribir esto, lo hago con el corazón en una mano y con mi alma en la otra, al escribir esto lloro mares, al escribir esto me doy cuenta de todo lo que hicimos, y de que no cambiaría nada de lo que vivimos. Todos pedimos siempre un último beso, un último abrazo, un último susurro, pero en realidad queremos más que eso, yo quiero más que eso, quiero más de ti. Es increíble cuanto llegas a amar a una persona en tan sólo seis meses, ¿no? Lo que quiero decirte, Alícia, es que te amo. Amo cada centímetro de ti. Amo cada imperfección tuya. Amo cada sonrisa, que aunque algunas veces falsa, siempre fue hermosa por el simple hecho de que fuera tuya. Amo cada hebra de cabello, amo cada sonido, amo cada rasgo, amo cada pestaña, amo cada marca, amo cada cicatríz, amo cada demonio, amo cada cosa tuya. Te amo a ti, Alícia James. Y jamás te olvidaré.
Logan.
Fin.
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